De alguna manera, Argentina es un reflejo del mundo, la desaparición de la paritaria nacional docente implica la fragmentación de la educación en 24 partes y la consecuente destrucción de lo público como herramienta de igualación de oportunidades, para despejar el camino a la educación como negocio. La Iglesia critica que se profundizó la división, pero para este gobierno aumentar la división no es un problema sino una virtud de la nueva sociedad que se plantea compartimentada y discriminada entre caceroleros biempensantes y simiescos choripaneros, como la describió muy gráficamente Mauricio Macri.
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