Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. La reunión entre Patricia Bullrich y Carlos Melconian ofició de formalidad necesaria para una decisión que terminó de tomar forma 48 horas después de las PASO, luego del triunfo de Javier Mieli y las evidentes dificultades de la candidata no para explicar solo su programa de gobierno sino nociones básicas de la economía. Melconian -con el equipo de la Fundación Mediterránea- fue confirmado como ministro de un eventual gobierno de Juntos por el Cambio y la noticia es un giro de 180 grados por el volumen del nombre propio y el impacto simbólico de la institución. Como contó esta entrega hace meses, los hombres de negocios más importantes veían en los jefes de los equipos técnicos de los candidatos nombres para llevarse la marca, mientras aseguraban que Melconian sería el elegido tanto de Bullrich como de Horacio Rodríguez Larreta. Info privilegiada o profecía autocumplida, el ex titular del Banco Nación durante la gestión de Mauricio Macri -donde cosechó una excelente relación con Sergio Palazzo, líder de la Bancaria y uno de los sindicalistas más cercanos a Cristina Kirchner- es el elegido para comandar, según resolvió con la candidata opositora, los ejes más importantes de la gestión económica en caso de un triunfo de JxC, incluidos la AFIP y el Banco Central, una de las deliberaciones más mencionadas en las últimas semanas. Acompañado de su mesa chica -constituida por Rodolfo Santangelo, Daniel Artana y Enrique Szewach-, Melconian convocará, también, a los economistas en jefe del resto de la coalición opositora aunque menciona, en privado, a Andrés Ballotta y Martín Mura como su segundo anillo. Ballotta es titular de la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos y Mura el ministro de Hacienda de la Ciudad, ambos funcionarios de Larreta, pero con terminales que exceden el ecosistema del jefe de Gobierno. Lejos de la idea de dolarización, Melconian explica en privado que tampoco apuesta a una reforma laboral por ley sino por convenios donde los sindicatos sean aliados del próximo gobierno en esas modificaciones y pone de ejemplo, como todos los candidatos, el acuerdo con los petroleros. Al margen de los nombres surgidos de la administración pública, la novedad es la enorme influencia que el empresariado nacional, liderado por bancos y laboratorios, tendría en una administración de Juntos ya no por cercanía sino habiendo promovido y financiado un programa económico a imagen y semejanza. “¿Qué nos pedían? Un equipo y un programa: acá está”, celebraban anoche ante #OffTheRecord en el equipo de Bullrich. En el entorno de la candidata confían en que esto pueda ser un game changer que, a la vez que le da credibilidad, ordene vía la Mediterránea al establishment local -incluidos los medios de comunicación-, y le permita salir de la polarización que decidieron mutuamente Sergio Massa y Milei. Es sobre ese acuerdo que, en JxC, recortan las declaraciones del libertario sobre un presunto contacto de un economista de Bullrich para sugerirle que le pidieran de manera conjunta al Fondo que no ejecute el desembolso previsto, con el fin de “hacerle reventar el programa al gobierno”. Milei señaló a “alguien que ocupó la silla de ministro”. De darle entidad a la acusación, los nombres no saldrían de Alfonso Prat Gay, Nicolás Dujovne o Hernán Lacunza. En el gobierno apuntan a este último. Difícil: luego de la derrota de Larreta, Lacunza quedó relegado de la centralidad de la conducción económica de Juntos. Otra posibilidad es que Milei esté mintiendo. No sería la primera vez: luego de ganar, contó que sus padres no lo habían llamado, pero quienes compartieron el búnker del candidato ganador los vieron circular a la vista de todos. Tal vez producto de la cercanía del anuncio de Melconián y para no perder terreno, Luciano Laspina se arrojó arriba de la granada y respondió como si la acusación hubiera sido dirigida en su contra. Tenía verosimilitud: su nombre había dado vueltas las tres veces que el oficialismo señaló una situación similar. Lo hicieron, además del propio Massa, Máximo Kirchner y Sergio Chodos. Y ahora Milei. “Todos del ecosistema de Massa”, provocaban en Juntos. La candidata a vice del libertario, Victoria Villarruel, cobró un importante protagonismo tras la victoria en las PASO. Hábil declarante, levantó el perfil por la vocería exclusiva que el presidenciable le asignó en cuestiones de defensa y seguridad, donde construyó una trayectoria cuestionando las políticas de memoria, verdad y justicia sobre los crímenes de la última dictadura militar. En los últimos días, y luego de que circularan declaraciones suyas cuestionando a Lali Espósito -78 millones de seguidores en Instagram, estadios llenos en varios países y dos continentes con conciertos que se miden en cientos de miles de dólares- por “vivir del Estado”, le señalaron en redes la contradicción entre ese cuestionamiento y sus posiciones sobre la necesidad de aumentar el gasto estatal en defensa. Vale la contradicción marcada. Es imposible concebir un Estado funcional, que asuma la salud, seguridad, educación, asistencia social y la defensa con un gasto público en los niveles de Paraguay, Perú o República Dominicana. Argentina es, junto a Brasil y Uruguay, de los pocos países de la región con un nivel de gasto adecuado a esas obligaciones. Sin embargo, en vez de objetar la contradicción, hay que darle la razón a Villarruel donde cabe y marcarle la incoherencia. Si Argentina mantiene un nivel de inversión adecuado en general, a diferencia de la región, no lo tiene en defensa. El gasto, a pesar de las virtudes del FONDEF aprobado por esta gestión, sigue debajo del 1% y se ubica entre los menores niveles, a pesar de la extensión territorial del país y de que nuestros vecinos, Brasil y Chile, se encuentran entre los de mayor gasto y equipamiento. Lo tendrá que hablar con Milei, ¿o no es necesario? Mientras tanto, el último entendimiento y financiamiento acordado entre Argentina y el FMI puede resumirse en dos definiciones tomadas del este europeo: extender y fingir. Un chiste de los obreros soviéticos durante los años previos a la caída del muro de Berlín lo ponía de modo aún más crudo: “El gobierno hace como que nos paga y nosotros hacemos como que trabajamos”. Un informe de la consultora PxQ con motivo del desembolso anunciado el 23 de agosto y la evaluación del staff del Fondo muestra las encrucijadas de Argentina. El programa vigente mantiene objetivos tanto fiscales como de acumulación de reservas que, para que Argentina cumpla, deberían suponer ajustes inasumibles en las actuales condiciones. Mucho más en la coyuntura electoral. Del diagnóstico del staff se derivan dos grandes reproches a la actuación de la actual administración previo al desembolso. El gobierno consumió reservas y acudió a otros mecanismos como retrasar pagos para contener la caída de las importaciones y sostener la actividad económica, utilizó recursos adicionales -1.700 millones de dólares- para sostener el tipo de cambio y no ajustó el gasto público lo suficiente como para compensar la caída de la recaudación por la sequía. El reporte apunta especialmente al comportamiento de los salarios públicos, que subieron un 7% en términos reales durante el primer semestre. Hacia adelante, cumplir con la meta fiscal significaría una contracción real del gasto del 11% durante la campaña, con una caída salarial del 5%. Las medidas recientes anunciadas por Sergio Massa, con un costo adicional estimado de 0,5% del PIB, anticipan la decisión. Por el lado del tipo de cambio, la devaluación aparece como una exigencia que fue necesaria para conseguir el desembolso, pero el objetivo de depreciación real del 5 al 10 por ciento al que apunta el organismo en su informe aparece incompatible con el mantenimiento de la nominalidad del dólar oficial de aquí a las elecciones. En un escenario optimista de inflación trazado por la consultora indica que el tipo de cambio nominal fijo quedaría en octubre de 2023 un 7% más atrasado que en julio, con el agregado de que, por el traslado a precios, incluso la devaluación tiene efectos limitados. Por último, el objetivo de reservas también aparece incumplible, ya que debería arrojar un saldo positivo en lo que resta del año de alrededor de 10 mil millones de dólares, para lo que el gobierno debería frenar aún más las importaciones, con una combinación de mayor atraso en los pagos -comprometiendo aún más la situación de las empresas- y caída de la actividad económica. En estas condiciones, resulta evidente que la competitividad electoral de Massa y el cumplimiento de las metas acordadas son incompatibles. La cuestión quedará a cuenta del desembolso de noviembre, en un país que ya tendrá en el horizonte un nuevo gobierno con la legitimidad política que le den los votos. Cosa e’ mandinga, el mismo día del anuncio del desembolso, también se confirmó el ingreso de Argentina a los BRICS. En el gobierno atribuyen a esa coincidencia las declaraciones de la directora gerente, Krystalina Georgieva, horas después del comunicado del desembolso y con mayor dureza respecto del gobierno argentino. Verosímil, aunque incomprobable, la directora Gerente se encuentra debilitada por los cuestionamientos del principal país accionista, que le reprocha haber mantenido cercanía con China en sus tiempos en el Banco Mundial, algo sobre lo cual se explaya atípicamente Alejandro Werner, el Coronel Logorrea, en su último libro. A esa interna -y a otra dentro del gobierno norteamericano- atribuyen en Argentina la inflexibilidad del Fondo ante la magnitud de la sequía. En la visión local, Jake Sullivan y hasta el propio presidente Joe Biden mantendrían una mirada más flexible, mientras el Departamento del Tesoro representaría en mayor medida los intereses del sector financiero, con pedidos de ajustes duros. Paradojas: Janet Yellen fue, como titular de la Reserva Federal durante los años de Barack Obama, la impulsora de la política monetaria más expansiva de las últimas décadas, al menos hasta la pandemia. En el gobierno también apuntan al chileno Rodrigo Valdés, responsable de línea del caso argentino, a quién señalan por hacer peticiones inasumibles y, en un contexto en que las cuestiones técnicas y las políticas aparecen anudadas de forma irremediable, en el gobierno evalúan que preocupó a los Estados Unidos el uso de fondos provistos por el swap con China para evitar caer en atrasos. Una última curiosidad: la titular del Fondo también consultó a Alberto Fernández sobre Milei. Según pudo reconstruir #OffTheRecord, la reflexión de Georgieva luego de la charla fue que Donald Trump -a quien su interlocutor vinculaba con el libertario argentino- contaba, a su lado, con la estructura del Partido Republicano: “Milei, en cambio, es él sólo, más peligroso”. Last but not least, el ingreso al BRICS, del que hasta la semana anterior a la reunión no se dudaba, apareció de pronto como una sorpresa. En los días anteriores a la cumbre, toda la prensa internacional ponía en cuestión que pudiera acordarse la ampliación. El presidente suspendió su viaje luego de que ni Lula da Silva ni Narendra Modi le garantizaran el ingreso. Querían evitar regresar de un viaje con las manos vacías. La ausencia del canciller -las delegaciones de otros países elegidos no las encabezaron sus jefes de Estado o de Gobierno sino sus ministros de Relaciones Exteriores- resulta menos defendible. En el gobierno la atribuyen a la delicadísima situación social de la última semana y la falta de resultados garantizados. Una explicación insuficiente. Además de China, la entrada de Argentina en esta instancia se debe mucho a la gestión personal de Lula. Mientras el gigante asiático venía impulsando la expansión, el presidente brasileño encuentra en Argentina además de un socio estratégico regional, uno con similar mirada de los riesgos y oportunidades de la transición global, la democracia y la legalidad internacional. En las reconstrucciones argentinas, el brasileño tomó el ingreso del país como un triunfo propio. Argentina entra así al principal grupo de países emergentes a nivel global. El grupo avanzó también en la búsqueda de mecanismos de pagos e intercambio distintos del dólar. La entrada de los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Irán, junto a Brasil y Rusia cinco de los diez principales productores petroleros del mundo, junto a China e India, dos de los principales compradores, vuelven cierta la posibilidad de desdolarizar parte del comercio internacional, apalancados en la energía. Para la Argentina de Vaca Muerta y los dólares escasos, sería de enorme interés. El presidente Fernández tendrá agenda con los líderes de BRICS, participará de la reunión del G-20 en India y concluirá su viaje internacional con una semana en China. En Hong Kong participará de la apertura de la bolsa, que por primera vez preside un argentino, el formoseño Nicolás Aguzin, y participará de un encuentro por los diez años de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En ese marco, tendrá reuniones con las autoridades chinas donde negociará obras pendientes ligadas al gasoducto, infraestructura eléctrica con el gigante estatal State Grid, represas y ferrocarriles, entre otros. Massa espera negociar una ayuda financiera a días de las elecciones generales. Antes de terminar quiero recomendarte dos lecturas que intentan responder dos aristas del debate de la agenda inmediata: los alquileres. ¿Qué hacemos con los turistas, sus dólares y los departamentos temporarios que aumentan los precios locales?, se pregunta Federico Poore y ¿qué hacemos con la ley en cuestión: reforma o derogación?, propone Manuel Socías. Como siempre, te recuerdo que gracias a tu aporte económico al círculo de Mejores Amigos, existe Cenital. Si no te uniste aún, este es un buen momento. Te necesitamos más que nunca. Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio. Iván. |