viernes, 9 de octubre de 2020

CORTE SUPREMA-DERECHOS HUMANOS-DEMORA-DEMORA-DEMORA.

 EL PAÍS

Hay 65 expedientes que esperan una decisión del máximo tribunal

Todas las causas de derechos humanos demoradas en la Corte Suprema

Tras un pedido de juicio político por demorar las causas de lesa humanidad, el presidente del máximo tribunal, Carlos Rosenkrantz, organizó la primera reunión en cuatro años de la Comisión Interpoderes, pero el Gobierno, el Congreso, la mayoría de los organismos de derechos humanos decidieron no participar en rechazo su maniobra. Mientras tanto, la Corte sostiene una marcada mora a la hora de revisar las condenas de los represores de la última dictadura. 
La Corte todavía tiene para revisar, entre tantas otras causas de derechos humanos, la del Plan Cóndor, que en 2016 probó la existencia de una asociación ilícita regional para secuestrar, torturar y desaparecer. 
La Corte todavía tiene para revisar, entre tantas otras causas de derechos humanos, la del Plan Cóndor, que en 2016 probó la existencia de una asociación ilícita regional para secuestrar, torturar y desaparecer.  
Imagen: Leandro Teysseire

Carlos Rosenkrantz organizó la primera reunión en cuatro años de la llamada Comisión Interpoderes, en la que manifestó su intención de avanzar y agilizar los juicios de lesa humanidad que arrastran ya demoras históricas. Pese a las intenciones esbozadas por el presidente supremo, el máximo tribunal tiene una mora importante a la hora de revisar las condenas de los represores de la última dictadura. Hay más de 60 causas que aun no están firmes por el paso cansino que le imprime la Corte a todo lo vinculado a crímenes de lesa humanidad.

Tras un pedido de juicio político por demorar las causas de lesa humanidad, el presidente del máximo tribunal, Carlos Rosenkrantz, organizó la primera reunión en cuatro años de la Comisión Interpoderes, pero el Gobierno, el Congreso, la mayoría de los organismos de derechos humanos decidieron no participar en rechazo su maniobra. Mientras tanto, la Corte sostiene una marcada mora a la hora de revisar las condenas de los represores de la última dictadura. 
La Corte todavía tiene para revisar, entre tantas otras causas de derechos humanos, la del Plan Cóndor, que en 2016 probó la existencia de una asociación ilícita regional para secuestrar, torturar y desaparecer. 
La Corte todavía tiene para revisar, entre tantas otras causas de derechos humanos, la del Plan Cóndor, que en 2016 probó la existencia de una asociación ilícita regional para secuestrar, torturar y desaparecer.  
Imagen: Leandro Teysseire

Carlos Rosenkrantz organizó la primera reunión en cuatro años de la llamada Comisión Interpoderes, en la que manifestó su intención de avanzar y agilizar los juicios de lesa humanidad que arrastran ya demoras históricas. Pese a las intenciones esbozadas por el presidente supremo, el máximo tribunal tiene una mora importante a la hora de revisar las condenas de los represores de la última dictadura. Hay más de 60 causas que aun no están firmes por el paso cansino que le imprime la Corte a todo lo vinculado a crímenes de lesa humanidad.

https://www.pagina12.com.ar/297917-todas-las-causas-de-derechos-humanos-demoradas-en-la-corte-s?cx_testId=3&cx

 09 de octubre de 2020

El presidente de la Corte Suprema quedó expuesto en soledad

Comisión Interpoderes: un encuentro de pocos, en rechazo a la jugada de Carlos Rosenkrantz


Tras una parálisis de cuatro años, la comisión encargada de agilizar las causas de lesa humanidad volvió a reunirse, convocada por el titular de la Corte Suprema, en una decisión que el Gobierno consideró "oportunista". No participaron ni representantes del Ejecutivo, ni del Congreso, ni la mayoría de los organismos de derechos humanos y tampoco los demás jueces del máximo tribunal. Los organismos que sí estuvieron hicieron fuertes reclamos. Rosenkrantz intentó defenderse y solo propuso formar comisiones de trabajo.
Ni siquiera los demás jueces de la Corte Suprema participaron del encuentro convocado por Rosenkrantz.
Ni siquiera los demás jueces de la Corte Suprema participaron del encuentro convocado por Rosenkrantz. 
Imagen: Bernardino Avila
https://www.pagina12.com.ar/297919-comision-interpoderes-un-encuentro-de-pocos-en-rechazo-a-la-

jueves, 8 de octubre de 2020

Juan Perón reportaje completo de 1973.wmv

PAUL WILLIAMS - "Waking Up Alone" (1972)

RAYMUNDO GLEIZER IN MEMORIAM

 CULTURA //// 04.10.2020

Raymundo Gleyzer: cine desde las bases, peronismo desde abajo

El director del Instituto Generosa Frattasi, Mariano Pacheco, ofreció una reflexión sobre el cineasta y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Raymundo Gleyzer, en el marco de un nuevo aniversario de su natalicio.

    Por Mariano Pacheco* | Ilustración: Sol Giles

    Los traidores es la única ficción realizada por Raymundo Gleyzer, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores/ Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT/ERP) detenido-desaparecido por la última dictadura cívico-militar.

    Queremos rescatar su figura, ante un nuevo aniversario de su natalicio (nació el 25 de septiembre de 1941), y sobre todo, ese extraordinario film a partir del cual surge, en gran medida, el Grupo Cine de la Base. Según recuerda Nerio Barberis -ex integrante de aquella experiencia- el GCB, en una primera etapa, fue sobre todo un colectivo “de distribución, antes que de producción”. En una entrevista publicada en noviembre de 2012 por el diario Página/12, el cineasta radicado en México rememora: “No había interés en que fuera a las pantallas. La ideología del grupo era que teníamos que llevar ese cine a las bases, a la gente que no podía pagar la entrada de cine. Nos interesaba que el mensaje antiburocrático que transmitía la película pudiera ser comunicado y entendido por la gente de base”.

    El film, basado en un cuento de Víctor Proncet (“La víctima”), narra la historia del personaje Roberto Barrera, un militante sindical del peronismo de la resistencia, que promediando los años sesenta se corrompe y pasa a formar parte de las filas de la denominada “burocracia sindical”, que tan bien describe Walsh en el apartado “El vandorismo” de su libro ¿Quién mató a Rosendo?, cuando –citando a Amado Olmos– sostiene: “Estos dirigentes han adoptado las formas de vida, los automóviles, las inversiones, las casas, los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”.

    En la película de Gleyzer, Barrera se autosecuestra (se esconde unos días con su amante) antes de que se realizaran las elecciones en su gremio. De este modo –denuncia de la lista opositora mediante– obtiene el triunfo en los comicios sindicales. A través del procedimiento del racconto, el cineasta nos muestra la historia del protagonista: cómo pasa de ser un joven militante gremial, de extracción obrera y familia peronista, a un burócrata que actúa contra los intereses de su clase. Resulta interesante reparar en las ventajas que otorga la ficción para construir un personaje de tipo “realista” (en el sentido marxista del concepto, es decir, que logra ofrecer un “tipo”, concentrar en sí una determinada cantidad de elementos y contradicciones sociales). Barrera no es tal o cual personaje histórico, sino una condensación de varias personas importantes del período. Cuentan que Gleyzer realizó todo un proceso de investigación y encuentros para realizar el film: con trabajadores, empleados jerárquicos de empresas, empresarios y dirigentes sindicales, como Lorenzo Miguel, en quien se inspiró para guiar al actor en la parte en que Barrera reflexiona, o para incorporar detalles que dan cuenta del personaje de un modo acabado, como su pasión por las carreras de caballos. Por otra parte, ese flaco personaje de bigotes –Barrera– tiene un gran parecido físico con José Ignacio Rucci. En este sentido, el film resulta profético, ya que culmina con Barrera ejecutado por el Comando “Rosales Saldaño” (nombre ficcional de un personaje opositor a Barrera asesinado en una golpiza), como el propio Rucci sería ejecutado tiempo después. Barrera, finalmente, recuerda a Augusto Timoteo Vandor (también ajusticiado por un comando revolucionario), sobre todo en sus dotes para la negociación. “Las clases dominantes y los burócratas utilizan la violencia en su lucha contra los explotados, pero no hay peor cosa para los patrones cuando ven que los explotados también ejercemos nuestra justa violencia”, puede escucharse de una voz en off que lee una proclama al final de la película. Aquí no pueden dejar de llamarnos la atención dos cuestiones, teniendo en cuenta la procedencia marxista del director, y en particular, su militancia en el marco del PRT/ERP. En primer lugar, que una de las imágenes finales sea una movilización en donde aparece una bandera del Peronismo de Base (PB). Por otro lado, que la resolución del conflicto se produzca a partir de la ejecución de un burócrata sindical, práctica que el PRT descartaba, porque entendía que era la propia clase obrera quien debía “desembarazarse” de esos personajes, suplantándolos por dirigentes honestos. Ambos elementos pueden entenderse en función de lo que parece ser un homenaje (aun con las diferencias pertinentes) que el cineasta le realiza a la clase obrera, en general, y al sector del peronismo que avanza en tendencia revolucionaria y en planteos hacia el socialismo, en particular, e incluso –dentro de esta tendencia--, a la fracción que propugnaba la alianza con sectores de la izquierda no peronista y la conformación de una “alternativa independiente de la clase obrera y el pueblo”, es decir, una construcción “orgánica” no liderada por Juan Domingo Perón.

    De hecho, en 1975, el PRT solicitó que la película no se proyectara más en su nombre. Barberis recuerda que “luego de la polémica que se había armado en torno al final pensaron en hacer un epílogo diferente, cuestión que no pudieron concretar debido a la creciente situación represiva que comenzó a vivirse en el país”. Según cuenta Pablo Russo, en su texto “La representación de los trabajadores y sus conflictos en el cine argentino: Los traidores, de Raymundo Gleyzer”, los integrantes de Cine de la Base habían imaginado un final alternativo, en el cual, tras la muerte de Barrera, la situación de los trabajadores no cambiara demasiado, y se propusiera como alternativa el trabajo de base (propuesta que no pudo desarrollarse por el avance de la represión).

    Por último, cabe destacar que puede verse en Los traidores cierto linaje con el neorrealismo italiano: el escenario de la calle, la mezcla entre actores profesionales y “gente común”, y desde el punto de vista formal, la película logra combinar elementos de la ficción y el documental, ya que hay marcas de género como el policial y el melodrama, así como también un videoclip sobre el Cordobazo (con la “Marcha de la bronca” de Pedro y Pablo como música de fondo) y otras imágenes documentales, que van desde los bombardeos a Plaza de Mayo de 1955 hasta episodios de la resistencia a la Revolución Libertadora, e incluso de movilizaciones obreras previas al peronismo, y también, una audaz escena surrealista: el entierro onírico de Barrera. 

    Algo similar, de cruce entre ficción y documental, sucede en Operación masacre, la película dirigida por Cedrón, basada en el libro de Walsh, protagonizada por el propio Julio Troxler (sobreviviente de los fusilamientos de José León Suárez de 1956), en la que también actúan Walter Vidarte, Carlos Carella, Hugo Álvarez, José María Gutiérrez, Víctor Laplace, Norma Aleandro y Ana María Picchio, difundida en la clandestinidad durante el último tramo de la dictadura (la denominada Revolución Argentina), y estrenada en 1973, luego de que el peronismo accediera nuevamente al gobierno (“Mi película se propone una versión más realista de ciertos hechos de nuestra historia que la que podría ofrecer nuestro cine comercial”, declaró Cedrón cuando participó en el VIII Festival Cinematográfico de Pesaro, realizado en Italia en 1972).

    Cine de la Base o Cine Liberación, Raymundo Gleyzer o Jorge Cedrón son nombres a partir de los cuales podemos hoy no sólo homenajear a quienes cayeron o fueron asesinados en la lucha por la transformación social, sino además rescatar un legado de entrecruzamiento entre ciertas izquierdas, y ciertos peronismos, para seguir repensando y recreando la lucha cultural en el siglo XXI. 

    *(Director del Instituto Generosa Frattasi)
    *Instituto Generosa Frattasi. Políticas Públicas para la Inclusión Social: https://institutofrattasi.com.ar
    Para saber más de Gleyzer, recomendamos ver el film “Raymundo”, de Ernesto Ardito y Virna Molina

     INTERNACIONALES //// 06.10.2020

    Europa exporta venenos que están prohibidos en sus propios países

    En 2018, empresas europeas exportaron más de 81 mil toneladas de pesticidas cuya venta está prohibida en sus propios territorios. Las recibieron 85 países, en su mayoría emergentes o en desarrollo. Un año antes, la ONU había calculado que los pesticidas habían ocasionado 200 mil decesos en todo el mundo.

      Por Sergio Ferrari, desde Berna, Suiza

      Los pesticidas europeos invaden los cinco continentes. Para las multinacionales agroquímicas con sede en el Viejo Mundo no importa si sus productos no son autorizados para la venta en la misma Europa. Todo vale y la deontología, para ellas, no existe en el diccionario de la rentabilidad.

      En 2018, grandes empresas de los países de la Unión Europea (UE) exportaron más de 81 mil toneladas de pesticidas prohibidos a la venta en el propio mercado continental por contener sustancias que afectan seriamente la salud humana o el medio ambiente.

      Los principales exportadores fueron empresas del Reino Unido con 32.187 toneladas, de Italia con 9.499, de Alemania con 8.078 y de los Países Bajos con 8.010. En igual período, desde Francia se vendieron fuera de la UE 7.663 toneladas, desde España 5.182 y desde Bélgica 4.907. El destino: unos 85 países, las tres cuartas partes catalogados como “en desarrollo” o emergentes. Entre los cuales, en América Latina, Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Honduras, por citar solo algunos.

      Entre los principales destinatarios de esos químicos prohibidos en suelo europeo se encuentran países que paradójicamente nutren, a la postre, a la Unión Europea con productos agrícolas. La UE permite así a sus empresas químicas y agroquímicas exportar desde su territorio sustancias que luego se encontrarán residualmente en las comidas consumidas por su población. Perversa práctica boomerang de mercado.

      Dichas empresas aprovechan así de actividades económicas en naciones donde las reglamentaciones y controles son menos severos y los riesgos más elevados que en la misma UE, concluye la investigación elaborada por la ONG suiza Public Eye (el Ojo Público) en colaboración con Unearthed, célula de investigación de Greenpeace de Gran Bretaña. El estudio, cuyos resultados iniciales fueron develados a inicios del 2020, vuelve a ocupar hoy el espacio mediático a través de detalles y complementos difundidos a fines de septiembre.

      Una pesquisa inteligente

      Para evitar las respuestas edulcoradas de las multinacionales agroquímicas, durante varios meses los investigadores de las dos ONG solicitaron informaciones directamente a la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA), encargada de regular las sustancias químicas y biocidas en el mercado continental.

      Esta instancia procesa expedientes de ese tipo de productos y observa si respetan las normas. Se dedica también, en colaboración con los gobiernos nacionales, al análisis de las sustancias más peligrosas y, en ciertos casos, pone el foco en aquellas que obligan a una mayor gestión de riesgos para proteger las personas o el medio ambiente. Colabora, además, con un centenar de organizaciones “acreditadas” ligadas a la producción, al medio ambiente, académicas, sindicales. Entre ellas, Greenpeace.

      A través de la ECHA lograron recolectar “miles de notificaciones de exportaciones”, es decir, los formularios que, según la legislación europea, las empresas deben completar cuando se trata de productos que contienen sustancias químicas prohibidas para la comercialización en la Unión Europea.

      “Si a veces dichas notificaciones pueden diferir de los volúmenes efectivamente exportados, esa documentación constituye la fuente de información más completa”, señala el estudio. Resultado: las dos ONG lograron elaborar una cartografía hasta ahora inédita de las exportaciones pesticidas prohibidas que salen de los diferentes países de la UE.

      Identifican un total de 41 productos de esa categoría. De los cuales se reconocen oficialmente algunos de los efectos más graves: toxicidad aguda, malformación genética, problemas reproductivos o del sistema hormonal, cáncer, contaminación de fuentes de agua potable e impactos perversos para los ecosistemas.

      Como parte de la investigación, Public Eye y Greenpeace contactaron también a unas 30 empresas, de las cuales 15 –incluida Syngenta- respondieron formalmente. Las mismas coinciden en cuatro argumentos retóricos repetidos: que sus productos son seguros, que están comprometidas con la reducción de riesgos, que respetan las leyes de los países donde operan y que éstos deciden libremente sobre los pesticidas más adecuados para los agricultores locales. Y, en particular, que es normal que numerosos pesticidas vendidos al extranjero no sean registrados en la UE dado que el clima y el tipo de agricultura son diferentes a los europeos.

      Círculo macabro: semillas de laboratorio y pesticidas

      Producido por la transnacional química suiza Syngenta en su fábrica inglesa de Huddersfield, el Paraquat está prohibido desde 1989 en Suiza y desde el 2007 en la Unión Europea.

      En 2018, funcionarios británicos la autorizaron a exportar nada menos que 28 mil toneladas de un producto que incorpora dicho veneno vendido en muchos mercados bajo el nombre de Gramoxone. La mitad, destinada a Estados Unidos, donde la multinacional agroquímica es acusada ante los tribunales por campesinos que padecen del Mal de Parkinson. La otra mitad, en dirección principalmente de los principales consumidores mundiales como Brasil, México, India, Colombia, Indonesia, Ecuador y África del Sur. Aunque su comercialización se expande en buena parte del planeta, incluidos muchos países latinoamericanos.

      Primer productor de pesticidas del mundo y tercer fabricante de semillas, Syngenta constituye, junto con Monsanto, el símbolo de la agricultura industrial.

      En 2018, la organización suiza Multiwatch publicó la versión francesa de su Libro Negro de los Pesticidas. Esa asociación que se dedica a denunciar las políticas ilegales de las transnacionales, describe en su publicación que las tres cuartas partes de la actividad de Syngenta está consagrada a productos fitosanitarios y un cuarto a organismos genéticamente modificados (OGM).

      “Asistimos a la apropiación de la naturaleza por parte de las multinacionales con el fin de constituir monopolios en el mercado de semillas y pesticidas”, indica. Y denuncia el mecanismo diabólico que lleva a los campesinos, fundamentalmente en el Sur, a tener que comprar las semillas, “con el gran riesgo de aumentar sus deudas y de disminuir la biodiversidad”. Y de estar obligados a usar pesticidas de las mismas multinacionales, responsables de la degradación de la salud de ellos y de las poblaciones expuestas a esos productos. Los ejemplos no faltan: de Pakistán a Hawai, de la India al continente africano y en toda América Latina. Multiwatch dedicó este libro al militante social brasilero Keno, dirigente del MST (Movimiento de Trabajadores rurales sin Tierra) asesinado en 2007 en Santa Tereza do Oeste, Estado de Paraná, por miembros de una sociedad privada de seguridad contratada por Syngenta, quien ocho años después fue condenada por tal hecho.

      En esa publicación, los militantes helvéticos retoman cifras que provienen de la misma ONU. El organismo internacional calculaba ya en 2017 alrededor de 200 mil decesos anuales resultantes del uso de pesticidas. Y subrayan la gran capacidad de las multinacionales de cambiar de ropaje cuando el descrédito amenaza sus intereses. De la misma manera que la estadounidense Monsanto desapareció en 2017 al ser absorbida por el gigante alemán Bayer, la Syngenta suiza fue formalmente vendida en 2016 a la Chemchina, aunque su sede principal sigue estando en Basilea, capital suiza de la industria química.

      Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de septiembre de 2019 indicaba, por otra parte, que cada 40 segundos se produce el suicidio en una persona en algún lugar del planeta. El envenenamiento con pesticidas es uno de los tres métodos más usados. Y concluye que “la intervención con mayor potencial inmediato para reducir el número de suicidios es la restricción del acceso a los plaguicidas que se utilizan para la intoxicación voluntaria”.

      Concesión a las multinacionales

      En julio del año en curso Baskut Tuncak, por entonces todavía Relator Especial de las Naciones Unidas sobre productos tóxicos, pidió a los países ricos que pongan fin a la “deplorable” práctica de exportar productos químicos y plaguicidas tóxicos prohibidos a las naciones más pobres que carecen de “capacidad para controlar los riesgos”.

      Su declaración fue sostenida por otros 35 expertos del Consejo de Derechos Humanos. Entre ellos, David Boyd, Relator Especial sobre derechos humanos y medio ambiente; Tendayi Achiume, Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo; Francisco Cali Tzay, Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas; y Michael Fakhri, Relator Especial sobre el derecho a la alimentación.

      Tuncak explicó que las naciones más ricas suelen aplicar un mecanismo cuestionable “que permite el comercio y el uso de sustancias prohibidas en partes del mundo donde las regulaciones son menos estrictas, externalizando los impactos sanitarios y ambientales en los más vulnerables… Estos vacíos legales son una concesión política a la industria”, que permite a los fabricantes de productos químicos aprovecharse de trabajadores y comunidades envenenadas en el extranjero… Hace mucho tiempo que los Estados deberían haber finalizado con esta explotación, concluyó.

      Veneno para muchos -especialmente campesinos de países periféricos-, rentabilidad extrema para las grandes multinacionales agroquímicas. Cara y seca de una realidad planetaria que sin embargo no se queda solo en la sanción sanitaria y ambiental del Sur. Va y viene, como un enorme boomerang interoceánico. Y llega también, inexorablemente, al plato diario del consumidor europeo.

      Foto principal: MST de Brasil contra los pesticidas, de Ricardo Lima.

      Foto 2: afiche de la Central de Trabajadores de Brasil, advierte que hay “más veneno en el plato de comida de los brasileños”.

      NO AL NEGOCIO INMOBILIARIO DEL PRO EN CABA

       

      Observatorio del Derecho a la Ciudad Argentina acaba de compartir una actualización sobre la petición ¡NO a la venta de la Costanera Norte! y la cementación de la Ciudad. Mírala y añade un comentario:

      ACTUALIZACIÓN DE LA PETICIÓN

      TUITAZO HOY 8 DE OCTUBRE

      Hoy tuitazo, la Legislatura está tratando ahora este proyecto. 

      #NoVendanLaCostanera
      #DefendamosElRio 

      VENDER LA COSTANERA ES INCONSTITUCIONAL

      Por favor, tuiteen desde sus cuentas. 

      Leer toda la actualización