jueves, 8 de octubre de 2020

 DEBATES //// 06.10.2020

“El discurso político debe apuntar a las urgencias de la vivienda y el trabajo”

La periodista cultural Nancy Giampaolo dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre diversos temas relativos a la discusión cultural y política. Cultura de la cancelación, pandemia, crisis y perspectivas en las cuarentena."Creo que ´libertad de expresión´ es una frase que corre el riesgo de vaciarse de sentido en la medida en que se repite demasiado en boca de quienes, lejos de militarla realmente, la usan como ariete o chicana".

    Por Branco Troiano/ Foto Martín Tricárico

    La periodista cultural y guionista Nancy Giampaolo dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre diversos temas relativos a la discusión cultural y política. Cultura de la cancelación, pandemia, crisis y perspectivas en las cuarentena.

    APU: Hay sectores que plantean que quedan pocos ámbitos en los que no haya permeado la denominada cultura de la cancelación. ¿Está de acuerdo?

    NG: Sí, veo que la cancelación interviene en todos los rubros culturales, con preferencia por las artes audiovisuales, que son las de más fácil acceso. No es un fenómeno novedoso, más bien volvió potenciando, imbuido en la dialéctica de las minorías y sustentado sobre todo en el movimiento de concientización 3, que tanto permea en algunos sectores nuestros, quizás poco capaces de generar un discurso propio. Por mi trabajo conversé mucho sobre el tema con diferentes referentes de la cultura argentina y encuentro matices muy interesantes. Sergio Wolf, por ejemplo, que es cineasta y crítico, dice que “cancelación” es un eufemismo de “censura”, de la vieja y deshonrosa práctica de la censura de la que nadie en el presente se quiere hacer cargo, pero se sigue ejerciendo. Para Ariana Harwicz (quien, a través de sus novelas, da prueba de que no es necesario ser complaciente con esta clase de mecanismos de control para publicar), asistimos a un presente en el que muchas obras hechas para quedar bien con la cultura de la cancelación, pasarán al olvido rápidamente. Alan Pauls es muy enfático en advertir que se puede caer fácilmente en el delirio y en el señalamiento prescriptivo de obras y personas sin fundamento alguno.

    APU: Y en relación al discurso político, ¿de qué manera se articulan estas formas?

    NG: En cuanto el discurso político, creo que en la medida en que atiende a los postulados de sectores que avalan o promueven la cancelación cultural, se aleja de los sectores para los que esos temas no tienen importancia. El resultado es obvio en Argentina ¿no? ¿O vamos a pensar que ese porcentaje enorme de gente que hoy se encuentra en la pobreza está esperando que le hablen obras, ideas y autores a deponer? Creería que el discurso político debe apuntar a las mayorías, y que la gestión debe privilegiar a las mayorías que atraviesan, después de años de vaciamiento y entrega -más el agravante de la pandemia-, urgencias vinculadas a la vivienda y el trabajo de las que sigue sin hablarse ni hacerse lo suficiente.

    APU: ¿Cómo ha visto el manejo comunicacional del gobierno en relación a la pandemia?

    NG: Creo que se partió de una base errada al poner a la vida y a la economía como cosas enfrentadas. En países como el nuestro, la economía y la vida no se pueden pensar de esa forma que, sí, quizás, es un poco más aceptable en economías más sólidas. Al comienzo de la pandemia yo estaba en Francia y me sorprendió que la frase enarbolada por Macron “Guerra contra un enemigo invisible” fuera calcada por Fernández, como si las situaciones de ambos países fuesen equiparables. Pero hay que decir que al principio la dicotomía “economía - vida” fue muy eficaz. Ahora, que se supo que estamos casi en el 41 por ciento de pobreza, lamentablemente, se comprueba que con la eficacia momentánea de una frase no se logra demasiado...

    APU: En el mundo se han desplegado distintas narrativas para tratar la crisis sanitaria. ¿Cuál considera la más atinada?

    NG: No las conozco todas, y tiendo a emitir juicios sobre los resultados, más allá de las narrativas, justamente por esto que le decía recién: las narrativas sin base en las que apoyarse, caen rápidamente. En cuanto a los resultados, creo que aún seguimos en un “está por verse” o “no está todo dicho” en todo el mundo.

    APU: Uno de las discusiones más candentes se está dando en torno a la libertad de expresión. ¿Qué opina acerca del tema, siendo que se instaló en agenda justamente por los medios de mayor llegada?

    NG: Creo que “libertad de expresión” es una frase que corre el riesgo de vaciarse de sentido en la medida en que se repite demasiado en boca de quienes, lejos de militarla realmente, la usan como ariete o chicana. Al mismo tiempo, se trata y siempre se trató de una suerte de ideal con que el solamente se puede coquetear un poco, pero nada más, porque cada época tuvo temas de los que no puede hablarse en ningún medio, grande o chico.

    APU: Laclau decía que cuando las masas populares excluidas se incorporan a la arena política, aparecen formas de liderazgo que no son ortodoxas desde el punto de vista liberal democrático, como es el populismo. ¿Qué lugar pensás que tiene esta idea en un contexto como el actual, en donde las masas que fueron excluidas en los últimos años vuelven a ser reconocidas?

    NG: No sé si coincido en que todos los que fueron excluidos están reconocidos e incorporados por igual. Todavía hay enormes comunidades segregadas, olvidadas y excluidas, sobre todo en América Latina. Y dentro de las comunidades que hoy tienen protagonismo después de mucho tiempo de ninguneo, aún queda muchísimo por hacer. Pongamos dos ejemplos relacionados a las mujeres y a las minorías sexuales: aún con todo el activismo por nuestros derechos, las mujeres madres de Argentina seguimos sin acceder a las 14 semanas de licencia por maternidad, mínimo recomendado tanto por la Organización Internacional del Trabajo como por Unicef. En cuanto a la comunidad LGBTIQ+, pese a que se incorpora la perspectiva de género en las instancias de formación, en los hechos, cuando una persona gay o lesbiana es violentada por su pareja y hace una denuncia, no cuenta con las mismas prerrogativas que una mujer heterosexual.

     

     DEBATES //// 06.10.2020

    Javier Fernández Castro: "Durante el primer peronismo se invertía en vivienda el 5% del PBI; debemos volver a ese número"

    El secretario de Hábitat nacional reflexionó sobre el actual problema de vivienda en el país. ¿Qué programas desarrollará el gobierno de Alberto Fernández al respecto? 

      Por Enrique de la Calle

      AGENCIA PACO URONDO: La información que produce el propio Estado nacional, a través del INDEC, da cuenta de la dimensión de escala de la problemática del déficit habitacional. ¿Cuál es su visión sobre el problema que se enfrenta?

      Javier Fernández Castro: Se trata de una problemática de larga data que podemos remontar, incluso, a la desaparición del Estado de bienestar y a las diversas crisis desde mediados de los años 50 hasta hoy. Pensemos que el primer peronismo dedicaba el 5% del PBI de aquel entonces al tema de vivienda y hábitat. Apenas estaba a la par del déficit habitacional que se producía por crecimiento demográfico. Esa cifra de inversión del 5% del PBI nunca volvió a ser retomada ni aun en las mejores épocas

      APU: ¿Cuál era el porcentaje de PBI durante el kirchnerismo?

      JFC: Con el kirchnerismo estábamos alrededor del 3,5% del PBI. De hecho es el período que le sigue al primer peronismo en inversión, no casualmente.

      APU: La toma reciente en Guernica, Presidente Perón, expuso cuál es la situación de los más pobres en relación al acceso al suelo. ¿Qué puede hacerse?

      JFC: En relación a los sectores populares, al no existir una política de suelos y de vivienda continuada respecto del Estado en las últimas décadas, la única posibilidad de acceso a la vivienda en lugares cercanos a la fuente de trabajo es la toma. En general, las políticas de Estado, últimamente, fueron detrás de este déficit para encontrar modos de resolverlo y articularlo a la estructura urbana una vez que el hecho estaba resuelto judicialmente.  No hubo una política de anticipación o planificación previa porque, aparte, estaba mal vista dentro del discurso neoliberal.

      Estamos con un déficit muy importante que tenemos que remontar; poner los números al día es una situación ya bastante crítica. Esto implica, por un lado, una política de suelos y, por el otro, una política de intervención del Estado en la producción de hábitat, que también es necesario recuperar después de estos últimos cuatro años.

      APU: En relación a la problemática habitacional, el Plan Procrear, que relanzó el Gobierno nacional, es una política que involucra un sorteo, lo que en sí mismo da cuenta de su insuficiencia. Los créditos se deben sortear porque la demanda es muy grande. 

      JFC: El Plan Procrear está básicamente dirigido a sectores medios con un empleo estable, gracias al cual pueden acreditar ingresos y son sujetos de derecho.

      APU: ¿Qué hay que tener en cuenta para desarrollar una política de escala?

      JFC: Es necesario tener líneas de trabajo que incluyan un subsidio mayor al crédito para aquellos sectores asalariados no formales que no cumplen con los requisitos del Plan Procrear. Además, son necesarias otras líneas de subsidios plenos, directos y completos, dirigidos exclusivamente a sectores que no tienen posibilidades de repago por falta de trabajo. En ese sentido, hay que pensar las políticas como de hábitat y no solamente de vivienda, hay que trabajar cruzando otras variables. En este punto, la generación de emprendimientos productivos o la generación de calificación de la economía popular van acompañadas de políticas espaciales, de hábitat e infraestructura, para que la generación de hábitat tenga una sustentabilidad económica a largo plazo para las familias o núcleos de convivencia involucradas.

      También conocemos un montón de experiencias fracasadas y revisadas donde el Estado ha invertido mucho dinero en infraestructura o en lo físico, pero una vez que terminó la obra se retira, y después la población, por las sucesivas crisis de empleo, no tiene cómo mantener ese patrimonio. Muchas de las políticas de los 60 y los 70 generaron grandes o medianos conjuntos habitacionales que fueron una inversión importantísima, pero hoy vuelven a ser parte del déficit, ya sea por problemáticas del proyecto o también por las sucesivas crisis que ocasionaron que la propia población no pudiera sostener esa vivienda.

      APU: Algunos medios informaron que el trabajo realizado en RENABAP, en relación a los barrios informales, pasaba a depender del Ministerio de Desarrollo Social. ¿Considera que es una medida apropiada sacar a ese programa del ministerio de Hábitat?

      JF.C: Esta podría parecer una medida fuera de toda lógica, sin embargo hay un trabajo mancomunado entre todos los equipos de los dos ministerios. De hecho, hace poco participé de una reunión conjunta con la gente de RENABAP y de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU), por lo cual todo esto tiene que ver más con una cuestión burocrática. En este momento, pasar de un ministerio como el nuestro, que es nuevo y tiene una serie de requisitos de armado, a depender del Ministerio de Desarrollo Social, que tiene una estructura aceitada y en funcionamiento, puede acelerar mucho los trabajos urgentes que ellos necesitan. De todas maneras, no hay una competencia de incumbencias, sino que hay un trabajo coordinado y solidario. Es más, nosotros siempre actuamos como un taller de proyectos que tiene adelante la SISU y lo vamos a seguir haciendo.

      APU: ¿En qué está trabajando la Secretaría de Hábitat que usted conduce?

      JFC: Desde la Secretaría de Hábitat tenemos tres grandes frentes de trabajo. Por un lado, una cantidad de obras que estuvieron paralizadas en todo el país durante el macrismo, que son alrededor de 15 mil viviendas. Respecto a ellas, están en distintos grados de avance: algunas con pocas cosas para terminar, mientras que otras estaban recién empezadas y no pudieron ser seguidas. Todo ese paquete implica un nivel de revisión económica y técnica de los proyectos que es una primera instancia de trabajo.

      Un segundo frente tiene que ver con la emergencia, donde lanzamos un programa que se llama “Argentina construye” y tiene cuatro líneas de trabajo. Éstas están pensadas como obras capaces de ser abordadas durante el periodo de COVID-19, teniendo siempre en cuenta que no impliquen grandes concentraciones de gente por el tema del contagio y protocolos de trabajo. Son intervenciones para a construcción de viviendas en pequeños municipios, desarrollo de núcleos sanitarios y conexiones domiciliarias. Asimismo, incorporamos una línea de equipamientos públicos que son grandes edificios multifuncionales que pueden servir en la etapa de pandemia para aislamiento o desarrollo de programas sanitarios, y que una vez terminada la pandemia pueda ser recuperada por los barrios para cualquier actividad propuesta por ellos.

      La tercera línea, que quizás es la más interesante, la estamos programando para la etapa pospandemia, y tiene relación con líneas de trabajo en la reurbanización de barrios, que es lo que estábamos planificando con la SISU. También tendremos un programa de rehabilitación de estos conjuntos urbanos que estaban degradados, y que es una línea que no se ha explorado prácticamente en Argentina y en la región.

      Tenemos bastantes proyectos avanzados, sobre todo en provincia de Buenos aires, Córdoba y Santa Fe, con algunos casos testigo. Y, por otro lado, una línea de créditos ya no orientada a los sectores medios, sino a los trabajadores, con los sindicatos, las cooperativas y con las asociaciones civiles.

      APU: ¿En el Proyecto de ley de presupuesto enviado al Congreso está incluida esas líneas de trabajo? ¿Con qué universo poblacional esperan trabajar?

      JFC: Están incluidas en el Proyecto de ley del presupuesto, aunque todavía no fueron anunciadas oficialmente. Con respecto al universo al que estará dirigido, tenemos un trabajo muy fuerte con el Instituto Nacional de Economía Social (INAES), que tiene un trabajo en todo el país sobre la acreditación de cooperativas tanto urbanas y rurales. Esto es algo que vale la pena mencionar, en particular el tema de vivienda rural, algo que pocas veces se ha atendido. Asimismo, esto también tiene que ver con el mandato presidencial de reequilibrio del territorio federal, de generar condiciones en cada una de las provincias para que las fuentes de trabajo eviten, en la medida de lo posible, la migración hacia los grandes centros urbanos.

      APU: Actualmente venimos de un retroceso muy grande. ¿Cuánto se debería destinar del PBI hoy para empardar?

      JFC: Idealmente, deberíamos volver al 5%, que es el porcentaje que nos permite el equilibrio. De todas maneras, no somos nosotros únicamente, también podemos hablar de porcentajes respecto al presupuesto educativo, lo mismo en salud y en todos los ámbitos. Creo que es un trabajo coordinado que va a llevar mucho tiempo y va a necesitar continuidad.

      Como sabemos, las condiciones políticas de endeudamiento implican avanzar gradualmente, ajustando prioridades y entendiendo que los recursos son escasos y están disputados. Por ejemplo, en el tema de urbanización de barrios populares y en el trabajo conjunto que hacemos tanto nosotros como Desarrollo Social, incluso también el Ministerio de Obra Pública, a cargo de Katopodis, son trabajos coordinados que ya están como prioridad del Gabinete y del Presidente.

      APU: Según RENABAP, ¿cuántos barrios están censados hoy? ¿En qué zona se encuentran?

      JFC: Hay ​​4 mil barrios censados y mayoritariamente están en la provincia de Buenos Aires, casi el 50% en términos de población afectada. El resto está en las provincias de mayor población como Santa Fe, Córdoba y Misiones. Respecto al tema del tejido popular autoconstruido, que podemos llamar el hábitat popular, si hacemos un dato comparativo con la región, en Argentina ronda entre el 10 y el 12% en los casos más graves. En Brasil es el 50% y en comparación con la Venezuela pre Chávez era el 60%. Si bien el 10% es una escala importante de trabajo, es una escala bastante más abordable que en otros países de la región con problemas macroeconómicos similares. En ese sentido, tenemos una deuda comparativamente más factible de abordar.

       DEBATES //// 05.10.2020

      Ideas para el Banco Central: vivienda, trabajo y crecimiento o pases, Lebac y Leliq

      "El Banco Central podría darle a los bancos un "seguro de liquidez" para que puedan prestar en grandes cantidades a fideicomisos de 'Urbanización, Vivienda y Dotación de Infraestructura' (...) ya que la 'industria del territorio' es la única con capacidad de captar la enorme cantidad de pesos sin demanda". Por Inti Alpert. 

        Por Inti Alpert

        Claramente hay un dilema con el exceso de Pesos porque los ex presidentes del Banco Central Vanoli (2015), Sturzenegger, Caputo, Sandleris y ahora Pesce lo reconocieron como tal más allá de sus matices, asumiendo claramente la su existencia y su carácter problemático, pero solo pudieron amortiguarlo creando más pesos. Con una estrategia que suma en la perplejidad a los observadores, ya que para "guardar dinero en el armario y que no huya al Dólar", se puso "una fotocopiadora legal" en ese mismo armario que siempre devuelve más dinero, espiralizando el problema.

        Hay un mito. Que es que el armario (LEBAC-LELIQ-PASES) no representa emisión. Porque efectivamente no es igual a la de de "base monetaria", billetes frescos que se multiplican en el sistema bancario de depósito y crédito, sino que se guardan en el frezzer, armario, cámara, caja fuerte... Pero se olvidan que los intereses que generan, se pagan diaria, semanal y mensualmente a los depositantes y son tan frescos como los anteriores porque la forma de que esos pesos se quieran meter es aumentarlos. Eso el BCRA lo sabe y trata de morigerar el problema cuanto puede. Y hace lo máximo que puede hacerse desde una polītica monetaria que debe encontrar elementos que exceden su capacidad específica y que se deben asumir como políticas integrales o "de estado"

        El dilema de aumentar la cantidad de pesos para reducir la cantidad de pesos no tiene solución; como no tiene final el número Pï, al pretender medir una circunferencia con cuadrados. Y así como podríamos inferir la exactitud del Pí si se inventara el centímetro redondo, puede resolverse haciendo circular al dinero en base a desatar la producción y destruyendo el excedente de dinero cada vez que pasa por la AFIP.

        Creer que el Estado no tiene formas de retirar pesos es negar la base práctica del tributo, que es la resolución de problemas colectivos en base a la universalización o especificación del aporte. Hoy hay que destinar recursos fiscales a construir el valor del peso y su horizonte de valorización con la misma naturalidad con la que se piensa en financiar un puente. Y esto requiere de mucho más que las prerrogativas e incumbencias específicas del BCRA o del talento de uno u otro funcionario a cargo.

        Para eso hay que migrar colectivamente del paradigma en el que vivimos muchos años: esto es, que la inclusión social dependen del presupuesto público basado en impuestos, endeudamiento o emisión. Y debemos ir a otro paradigma, en el que el Estado genere grandes cantidades de acciones institucionales con capacidad de inducir el intercambio entre particulares y el dinero fluya intensivamente de particulares a particulares, comprando y vendiendo, prestando y devolviendo, y con el Estado como un impulsor intensivo que mantiene el valor del dinero retirando por vía fiscal con la misma naturalidad que se lo imprime, el dilema del exceso de pesos puede resolverse en un marco de crecimiento sostenible.

        Es muy importante asumir que el control de las importaciones debe resolverse vía Aduana y no tipo de cambio, que el equilibrio comercial surge de la capacidad de participar del comercio y que el nivel de empleo, de la capacidad de satisfacer a compradores. Siendo el dinero un simple sistema de representación sobre valores reales, que si no se asume como tal, seguirá siendo un dilema por siempre.

        Cada día de esta semana el BCRA pagó intereses por $2.300 millones diarios que alimentaron la hoguera de la estanflación y el tumor monetario. Generando una tensión devaluatoria que está paralizando a muchos actores de la economía real, temerosos de vender sin posibilidad de reponer a posteriori. Pero no hizo eso por capricho sino por la ausencia de estrategias integrales de demanda de dinero, seguridad jurídica sobre las inversiones y direccionamiento del ahorro de personas, instituciones y empresas, que lo exceden por completo. 

        Desactivar la "Bomba de Dinero" antes que explote

        Los bancos, llenos de dinero en depósitos a plazos fijos de corta duración, no encuentran a quién prestárselo a tasas reales que satisfagan a depositantes y tomadores; por lo que lo depositan a su vez en el BCRA, que premia con cerca de un 40% anual aproximado a esos depósitos, formando una suerte de tumor monetario creciente que entre Pases y Leliq, que supera los 2,6 Billones de Pesos.

        Durante septiembre, esas cifras generaron en concepto de intereses, más de 2.000 millones de pesos al día, que el BCRA paga con las únicas herramientas que tiene: emisión, o ganancias relativas en moneda local, por devaluación.

        A los efectos de que no explote la "Bomba de Dinero", funciona el motor devaluatorio permanente, que cada x meses corrige el tipo de cambio, sincera la relación entre los pesos demandados y los dólares ofrecidos y convierte la tensión devaluatoria en inflación. Con una situación de estancamiento productivo que profundiza el poblema y genera expectativas de crisis profundas desincentivando la economīa en general.

        ¿Qué puede hacerse?

        Ofrecer desde el Banco Central a los bancos, un "seguro de liquidez" para que puedan prestar en grandes cantidades a fideicomisos de "Urbanización, Vivienda y Dotación de Infraestructura" para la prestación de servicios tarifados, ya que la "industria del territorio" es la única con capacidad de captar la enorme cantidad de pesos sin demanda, migrarlos a la inversión y transferir esas deudas, del pasivo del BCRA que las paga emitiendo, a las de los particulares que para pagar esos pesos deben demandarlos. 

        El potencial de creación de actividad económica y recursos fiscales genuinos emergentes de ese mecanismo permitiría que el Estado salga de la lógica del déficit o el endeudamiento para sostener e incrementar el nivel de actividad. Pudiendo retirar pesos del mercado mediante la AFIP y retirando el excedente de emisión con el mismo modelo con el que se reconstruyó la Europa de posguerra.

        Es necesario generar un nuevo modelo de inversión por el que el ahorro genuino en pesos alimente procesos productivos, que la AFIP haga su trabajo recaudatorio habitual y que la forma de esterilizar pesos deje de ser una fotocopiadora para ser una hoguera, con el simple retiro sin reposición de los billetes en mal estado y aumentando los encajes, sin remuneración.

        Ese marco permitiría alimentar con crédito genuino a la totalidad de las personas y empresas con ganas de invertir en bienes estructurales, infraestructura y urbanización, creando todo el empleo genuino necesario para olvidar al déficit del sector público o la presión tributaria delirante como presuntos insumos para una inclusión social que presenta el dilema real de la Argentina, uno de los países que más gasta en el mundo para sostener a su población en la pobreza.


         

        Politics

        En Nagorno-Karabaj, un nuevo frente en el conflicto entre Rusia y Turquía

        Ricard González

        BARCELONA.- La nueva guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el control de la región de Nagorno Karabaj tomó desprevenida a la comunidad internacional, con la excepción del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que reaccionó con celeridad ofreciendo su apoyo a Bakú. Siendo un territorio remoto, sin apenas corresponsales extranjeros que puedan separar la realidad de la propaganda, la confusión parece dominar en las cancillerías y la prensa internacional, mientras los expertos advierten de un nuevo choque de intereses entre Turquía y Rusia, enfrentados ya en Libia y Siria.

        Como los Balcanes, el Cáucaso ha sido un auténtico polvorín durante buena parte de la historia moderna. No en vano, reúne todos las condicionantes para serlo: un terreño montañoso habitado por aguerridos pueblos y tribus; una gran diversidad étnica y religiosa; y un alto valor geoestratégico, intersección entre las áreas de influencia de tres naciones con designios imperiales: Rusia, Turquía -el antiguo Imperio Otomano-, e Irán, el nombre oficial de la vieja Persia. De ahí, que sus fronteras hayan sido oscilantes y algunas, como la que separa Armenia de Azerbaiyán, sean duramente disputadas.

        Los neoyorquinos huyen del virus y el crimen a su burbuja dorada de los Hamptons

        En este conflicto, reválida del que ya enfrentó a Ereván y Bakú entre finales de los 80 y 1994, las alianzas son bien conocidas y hunden sus raíces en la historia y la cultura. Turquía ha respaldado siempre a Azerbaiyán, un pueblo turcófono que ha formado siempre parte de los sueños imperiales de los dirigentes turcos más ambiciosos, como Erdogan. Sin embargo, en el primer round del conflicto, Turquía era un gigante adormecido, consumido por la inestabilidad política y los conflictos internos, y con una economía atrasada. En cambio, ahora ha recuperado su estatus de potencia regional y cuenta con un audaz (o temerario) presidente dispuesto a utilizar sin complejos su poderío militar para avanzar sus intereses en el exterior.

        Rusia, por su parte, es un viejo aliado de Armenia, desde que los zares justificaban su expansionismo en su deber de proteger a los cristianos ortodoxos que habitaban en el Imperio Otomano y otras zonas de frontera con el islam. Además de su fe ortodoxa, a ambos países les une el tratado de la Organización del Acuerdo de Defensa Colectiva (ODKV), lo que explica la existencia de una base militar rusa en territorio armenio. Como el conflicto se sitúa en Nagorno-Karabaj, que no es oficialmente territorio armenio, no se ha activado la cláusula de ayuda defensiva mutua.

        Ahora bien, las ambiciones hegemónicas de Moscú en la región, así como sus intereses económicos, le empujan a no enemistarse con Azerbaiyán, con el que durante los últimos años ha firmado suculentos contratos de exportación de armas. Por eso, de momento, Moscú ha mantenido un perfil bajo en el conflicto, y a diferencia de Turquía, que parece haber enviado material militar e incluso combatientes a Nagorno-Karabaj, se ha limitado a intentar utilizar su influencia para promover un alto al fuego.

        El papel del régimen de islamista chiita de Irán ha sido contraintuitivo en un conflicto que enfrenta a un pueblo cristiano a otro de musulmán chiita. En la guerra de hace tres décadas no solo apoyó a Ereván, sino que evitó su derrota al proporcionarle no sólo armas, sino sobre todo combustible, rompiendo el cerco que le habían impuesto turcos y azeríes.

        La actuación del ayatollah Khomeini fue todo un ejemplo de realpolitik. Casi un cuarto de la población iraní es étnicamente azerí, y vive en la región fronteriza entre ambos países. Por esta razón, Teherán quiere un Azerbaiyán débil, que no pueda soñar en reunir bajo su égida los veinte millones de azeríes iraníes. Además, tras lograr su independencia en 1991, adoptó un sistema secular inspirado en el de Kamal Ataturk y una política exterior pro-occidental. Es decir, eligió situarse bajo el área de influencia de Turquía, enemigo secular de Irán. Sin embargo, ante el nuevo estallido de violencia mantiene una posición equidistante, tratando de ejercer de mediador, un posición quizás debida al maltrecho estado de sus finanzas por las sanciones de Washington.

        El mapa de alianzas no ayuda a responder a la pregunta de por qué estalló ahora el conflicto, después de décadas congelado. Probablemente, responda a una lógica interna del régimen azerbaiyano, cuya legitimación se asienta sobre una excitación nacionalista. Gracias a la exportación de sus ingentes reservas de petróleo, durante las últimas décadas, el presidente Aliyev ha sido capaz de modernizar y reforzar su Ejército. La misma tendencia han experimentado las Fuerzas Armadas turcas. Por lo tanto, el equilibrio del 1994 se ha roto en favor de Bakú, que podría querer aprovecharlo para recuperar parte o la totalidad del territorio perdido en aquella guerra. ¿Lo permitirá Vladimir Putin? ¿Cuál es su línea roja en este conflicto?


        Mientras tanto, Estados Unidos anda abstraído en las elecciones potencialmente más desestabilizadoras desde hace más de 150 años. Sin incluir a Turquía e Irán, no parece que el llamado grupo de Minsk (Estados Unidos, Francia y Rusia), creado en 2001 para encauzar el conflicto, cuente con la capacidad de mediar un alto al fuego. En Nagorno-Karabaj hay guerra para rato.

        martes, 6 de octubre de 2020

         

        "El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Legislatura porteña están impulsando un Proyecto de Ley que autoriza la privatización de la Costanera, entre otras cosas" explican. Es por eso que un grupo de activistas creó esta petición pidiéndole a los Legisladores de la Ciudad que frenen estas medidas. ¿Los acompañás con tu firma? 


        ¡NO a la venta de la Costanera Norte! y la cementación de la Ciudad.

        3,221 han firmado la petición de Observatorio del Derecho a la Ciudad Argentina. ¡Consigamos llegar a las 5,000!

        Firma con un solo clic

        Hola a todos! Estamos ante una situación muy preocupante:

        El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Legislatura porteña están impulsando proyectos de ley que autorizarán la VENTA del predio conocido como Costa Salguero en la Costanera Norte, la privatización del resto de la Costanera, la cementación de los pulmones de manzana y la destrucción de las Áreas de Protección Históricas (APH) en aras de los intereses inmobiliarios

        Necesitamos tu apoyo para frenar estos Proyectos de Ley para que no se realicen estas privatizaciones definitivas y para que no se avance con la cementación de la ciudad y la destrucción del ambiente y el patrimonio urbano. 

        La Costanera pertenece a la ciudadanía porteña no debe quedar en manos privadas para negocios inmobiliarios.

        ¡Muchas gracias!

        Te agradecemos que FIRMES la petición y este FORMULARIO para presentar notas a la Legislatura: https://forms.gle/NpFbtU8bBN4YKNJV6

        SI QUIERES CONOCER MÁS, TE ACOMPAÑAMOS ESTE INFORME

        Video Explicativo

        Documento elaborado por María Eva Koutsovitis, Jonatan Baldiviezo y Myriam Godoy Arroyo 

        Presentación

        Firma con un solo clic

        Visitar la página de la petición

        En Change.org damos voz a aquellos que no la tienen. ¿Qué quieres cambiar?