miércoles, 4 de febrero de 2015

FRANCISCO FIRMO AYER EN ROMA UN DECRETO POR EL CUAL ACEPTO OFICIALMENTE EL MARTIRIO DEL OBISPO El Papa hizo mártir a monseñor Romero

Por Washington Uranga
Cuando están próximos a cumplirse 35 años del asesinato del obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero (24 de marzo de 1980) el papa Francisco firmó ayer en Roma un decreto por el cual aceptó oficialmente el martirio (“in odium fidei”, asesinado por odio a la fe) de quien es reconocido hoy como uno de los máximos luchadores católicos contemporáneos por la liberación. A pesar de que Romero fue asesinado por militares salvadoreños mientras pronunciaba una homilía en la capilla de un hospital para enfermos de cáncer en la capital salvadoreña, y este solo hecho habría servido para reconocer su martirio y posterior santificación, el proceso de canonización estuvo trabado hasta ahora por las resistencias de los sectores conservadores del Vaticano y de la Iglesia Católica en América latina.
A fines de la década del ’70, El Salvador se encontraba en plena guerra civil, que enfrentaba a los militares del Ejército y la Guardia Nacional con organizaciones populares, dentro de las cuales preponderaba el grupo guerrillero Frente Farabundo Martí. El 15 de octubre de 1979, un golpe encabezado por el autodenominado Movimiento de la Juventud Militar derrocó al presidente salvadoreño, general Carlos Humberto Romero (1977-1979), del conservador Partido de Conciliación Nacional (PCN) que gobernaba desde hacía 17 años.
En medio de una situación de enorme violencia política, Romero intentó mediar entre las fuerzas en disputa, pero sin dejar de lado su claro apoyo a las reivindicaciones populares. En noviembre de 1979, conocidas las amenazas contra su vida, el obispo anunció públicamente que su vida corría peligro e hizo una promesa a sus feligreses: “Les aseguro que no abandonaré a mi pueblo y correré todos los riesgos que mi ministerio me exige”. El reconocimiento del martirio hecho ahora por Francisco abre el camino a la santificación del obispo centroamericano –no necesitan probarse milagros para declararlo santo–, lo que significa que la Iglesia lo propone como ejemplo y permite su entronización en los altares.
El Papa ya había adelantado su disposición a la canonización de Romero cuando dialogó con los periodistas en agosto pasado, al regresar de su viaje a Corea. En esa ocasión, Francisco habló de Romero como un “hombre de Dios”. La decisión conocida ayer fue el resultado de un encuentro del Papa con el cardenal Angelo Amato, titular de la Congregación para la Causa de los Santos. En el mismo acto, Francisco reconoció también el martirio de tres sacerdotes asesinados en Perú en 1991 por el grupo Sendero Luminoso. Se trata del cura italiano Alessandro Dordi y de los polacos Zbigniew Strzalkowski y Michel Tomaszek. El criterio adoptado en estos casos por Francisco abre las posibilidades de que en el futuro cercano también se reconozca oficialmente la muerte martirial del obispo de La Rioja Enrique Angelelli, asesinado en nuestro país en 1976.
Al margen del reconocimiento oficial que ahora llega desde el Vaticano a través del decreto firmado por el Papa, desde su muerte Oscar Romero se convirtió en símbolo de los cristianos latinoamericanos comprometidos en las causas populares y en la perspectiva teológica de la liberación. Gregorio Rosa Chávez, arzobispo auxiliar de San Salvador (El Salvador) y quien ha sido el principal impulsor de la causa de canonización del obispo Oscar Romero, había pedido recientemente “que en él no se cumpla la ley del olvido”. Argumentando por la santidad de Romero, el arzobispo sostuvo que “en el siglo veinte hubo millones de mártires, pero el más conocido y el más amado es monseñor Romero. Mueren muchos líderes y se van olvidando. Con él pasa todo lo contrario. La misma ONU le rinde tributo declarando el 24 de marzo el Día Mundial del Derecho a la Verdad como reconocimiento a su trabajo pastoral. Donde quiera que vaya se refieren a él”, sostuvo Rosa Chávez.
El 17 de febrero de 1980, Oscar Romero escribió una carta al presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, pidiendo que cancelara toda ayuda militar a El Salvador. Para entonces, el pequeño país centroamericano era la principal base de operaciones estadounidense contra la revolución sandinista triunfante en la vecina Nicaragua en julio de 1979.
El 23 de marzo de 1980, el día anterior a que se produjera su asesinato, el arzobispo Romero había pronunciado una elocuente homilía en la catedral de San Salvador. Dada la censura noticiosa existente, el obispo solía utilizar su homilía dominical no sólo para reflexionar sobre los textos bíblicos sino para dar información sobre la situación política, económica y social de un país que se encontraba en guerra civil y gobernado por la ultraderecha militar. Bajo el subtítulo “Hechos nacionales”, ese día Romero habló de “una semana tremendamente trágica”, informó que los militares asesinaron en La Laguna a un matrimonio campesino, a sus hijos de 13 y 7 años y a 11 campesinos más. Que en Arcatao en esos mismos días fueron asesinados dos campesinos y un niño, en Calera de Jutiapa otro, y que lo mismo ocurrió con 15 campesinos en Hacienda Colima, y 16 en Suchitoto. En todos los casos la denuncia estaba acompañada de nombres de los muertos y circunstancias en los que ocurrieron los asesinatos.
En esa oportunidad, Romero leyó también en el púlpito un informe de Amnistía Internacional indicando que “a pesar de que el gobierno lo negó” el organismo “ratificó hoy que en El Salvador se violan los derechos humanos a extremos que no se han dado en otros países”. Y agregó que “el vocero de Amnistía dijo que los cadáveres de las víctimas aparecen con los dedos pulgares amarrados a la espalda” y que “también aplicaron a los cadáveres líquidos corrosivos para evitar la identificación de las víctimas por parte de los familiares y para obstaculizar las denuncias de tipo internacional”.
Las homilías de Romero se extendían durante horas cada domingo, ocasión en la que el arzobispo pasaba revista a la realidad nacional e internacional y hacía llamamientos a la paz. La asistencia crecía cada semana y superaba largamente la habitual feligresía católica. Después de registrar los datos del asesinato de más de 200 personas en una semana, el domingo 23 de marzo Romero denunció que la intención del gobierno “es decapitar la organización del pueblo y estorbar el proceso que el pueblo quiere”. Pero advirtió que “sin las raíces en el pueblo ningún gobierno puede tener eficacia, mucho menos cuando quiere implantarnos a fuerza de sangre y dolor”.
Y dirigiéndose a los militares pronunció las frases que, según muchos, fueron el detonante de su asesinato. “Yo quiero hacer un llamamiento especial a los hombres del ejército, en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles”, comenzó diciendo. “Hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: no matar... Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios... Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla... Ya es tiempo de que recuperen su conciencia y de que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado”. Y alzando la voz, casi a los gritos, reclamó: “En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!”.
Al día siguiente Oscar Romero fue asesinado de un certero balazo en el corazón mientras pronunciaba su último sermón. La muerte nunca fue aclarada por la Justicia, pero todos las pruebas apuntan a que fue ejecutada por un escuadrón paramilitar a las órdenes del mayor Roberto D’Aubuisson, quien posteriormente fuera uno de los fundadores del ultraderechista partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena).


CRISTINA KIRCHNER MANTUVO UN ENCUENTRO CON DIRECTIVOS DE TREINTA EMPRESAS LIDERES DE CHINA “Esta alianza es una política de Estado”

Por Santiago Rodríguez
Página/12 En China
Desde Beijing
En vísperas del encuentro que hoy mantendrá con Xi Jinping y que será la actividad más trascendente de su visita a Beijing, Cristina Fernández de Kirchner afirmó ayer que “la alianza estratégica integral con China no es una política de este gobierno, de este espacio político, sino una política de Estado en la República Argentina”. Lo hizo durante su encuentro con los directivos de las treinta empresas líderes chinas, a quienes les transmitió la idea que ella misma sintetizó más tarde en Twi-tter: “La Argentina es una fuente inagotable de negocios”. La Presidenta contó que la reunión fue “excelente” y, aún del otro lado del mundo, se acordó de los opositores. “Habría que traer a algunos de gira –dijo– para que escucharan lo que dicen los empresarios de la primera economía del mundo sobre nuestro país.”
La reunión con los CEO de las 30 empresas más importantes de China fue la primera actividad oficial de la visita de Cristina Kirchner. El encuentro se hizo en el mismo hotel St. Regis en el que la Presidenta se hospeda. La reunión empezó puntualmente a las cinco de la tarde. Los empresarios y sus colaboradores comenzaron a llegar una hora antes y el lobby del hotel, dominado por los argentinos desde la llegada de la comitiva presidencial, pasó a ser un reflejo de la integración que hoy en día existe entre los dos países.
La Presidenta recibió a los ejecutivos en un salón del primer piso, donde se dispuso una gran mesa cuadrada con flores rojas en el centro. Sobre la mesa había arreglos de rosas y hortensias, pero ya no con los colores de la bandera argentina como el ramo que le entregaron a CFK a su arribo al St. Regis, sino blancas y rosadas. Ella se sentó a uno de los lados, en la silla del centro. Hasta allí llegó caminado por sus propios medios, con la bota plástica que debe usar durante la recuperación de la fractura de su tobillo. De un lado, Julio De Vido y del otro Axel Kicillof. Sentado a la mesa entre los funcionarios estaba también el gobernador de Entre Ríos y precandidato presidencial, Sergio Urribarri.
Antes de hablar, CFK escuchó la presentación de cada uno de los CEO. Hubo de todo: los que –siguiendo el pedido del secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Carlos Bianco– se presentaron en forma breve y los que se extendieron. Los que se limitaron a plantear someramente sus expectativas y los que aprovecharon para colar algún reclamo. Fue el caso de Gu Yanmin, el vicepresidente de Midea Group, compañía que compró la empresa Carrier en la Argentina, quien sutilmente deslizó la queja de que en el país se hace difícil disponer libremente de las ganancias. Ning Gaoning, CEO de Cofco Corporation, socia de Nidera, le recordó que aún no tienen permiso para operar el muelle que hace tiempo terminaron de construir en Puerto San Martín, al norte de Rosario.
“Quédese tranquilo que la autorización la va a conseguir”, le respondió Cristina Kirchner, pero no fue más allá de eso con ninguno de los planteos y, por el contrario, brindó un mensaje destinado a entusiasmar a los empresarios. “Estoy muy impresionada de estar no sólo en la economía más grande del mundo, sino frente a las empresas y los bancos más grandes del mundo”, dijo de entrada y entre los elogios a las compañías chinas remarcó dos en forma particular. “Quiero realzar especialmente a la empresa Gezhouba, con la cual mañana (por hoy) vamos a dar el inicio a la obra hidroeléctrica nacional más importante de la Argentina. También agradecemos a Sinosure, que actuó como empresa aseguradora”. Con los representantes de la firma China Energy Engineering Company Group Limited, matriz de Gezhouba, incluso tuvo después una audiencia por separado.
La obra a la que aludía CFK es la construcción de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, que demandará una inversión de 4174 millones de dólares. Tres bancos chinos, cuyos directivos también estuvieron en la reunión, financiarán la obra que en su faz civil estará a cargo de la empresa argentina Electroingeniería. Gezhouba aportará el diseño y la tecnología de las centrales hidroeléctricas y las turbinas. El desembolso de los créditos venía demorado, pero tres días antes de la llegada de Cristina Kirchner se liberó el primer tramo por 287.723.536 dólares para empezar la construcción. La Presidenta pondrá en marcha las obras en una teleconferencia con Santa Cruz, luego de su reunión con Xi Jinping.
Entre las posibilidades que ofrece la Argentina, CFK enumeró que “prácticamente todo el país es cultivable”, que “es el país más competitivo del mundo en la producción de granos por hectárea” y les habló de la inversión en el Belgrano Cargas, “que es una de las naves insignia en materia de competitividad porque atraviesa todas las áreas cultivables de la Argentina y abarata la logística”. También destacó el potencial de Vaca Muerta, sin pasar por alto el reciente acuerdo entre YPF y la china Sinopec para desarrollar proyectos de petróleo y gas convencional y no convencional, y la apuesta que en el país se hace a la energía nuclear.
“Es un país muy rico también en minerales”, señaló, además, para pasar a comentarles a los ejecutivos de los “importantes” yacimientos de litio que hay en Salta y Jujuy y hacerles una convocatoria concreta a que tomen la posta del yacimiento de potasio que la brasileña Vale abandonó en Mendoza: “Dejo sobre la mesa a estos importantes inversores chinos y jugadores mundiales que en la Argentina está vacante este yacimiento que es el más importante del mundo de potasio para que analicen sus posibilidades de inversión”.
Al final llegó la definición acerca de que su presencia en Beijing “confirma la alianza estratégica integral” con China que es “una política de Estado”. Fue el broche al marco político que le dio a la charla al señalar en el comienzo que “China es hoy un primerísimo actor a nivel de la geopolítica internacional y Argentina también es importante geopolíticamente porque forma parte de una región como América del Sur” y que ambos países creen “que es la política la que dirige la economía”.
Tras el intercambio de preguntas que habilitó la Presidenta después de su presentación, la reunión terminó. Los chinos salieron conformes. Destacaron, sobre todo, la franqueza del diálogo. CFK también quedó satisfecha. “La reunión fue excelente. El conocimiento de Argentina y de sus posibilidades por parte de los empresarios me sorprendió”, escribió en Twitter, donde contó también que “no tienen dudas sobre el potencial de Argentina luego de 10 años de crecimiento y desarrollo” y que “las expectativas me parecieron inmejorables”. Remató con el mensaje a Buenos Aires de que algunos deberían acompañarla para escuchar “lo que dicen los empresarios de la primera economía del mundo sobre nuestro país”.
Hoy Cristina Kirchner volverá a dirigirse a los empresarios, pero ya no sólo chinos sino también al centenar de argentinos que llegaron en busca de negocios. Les hablará a la mañana en el Foro Empresarial Argentino-Chino que se desarrollará en el World Trade Center, separado del hotel St. Regis por unas pocas manzanas que reúnen embajadas y dependencias oficiales y que, por la baja altura de las edificaciones y el menor tránsito, parecen un páramo en comparación al paisaje que deberá transitar para ir al encuentro de Xi Jinping en el Gran Palacio del Pueblo, frente a la mítica Plaza Tiananmen. Hasta allí irá por Jianguonmen, la principal avenida de Beijing, tanto o más ancha que la 9 de Julio y con veredas a ambos lados a la vez tan anchas como la propia avenida, pero que aun así en las horas pico no da abasto: la recomendación para los que no la acompañarán en la caravana es salir como mínimo una hora antes de lo previsto, porque en los momentos de mayor tránsito es ése el tiempo que puede llevar recorrer los tres kilómetros entre el hotel y el edificio de la Asamblea Nacional Popular.
Al término de la reunión, Cristina Fernández y Xi Jinping firmarán nuevos acuerdos y después el mandatario chino le brindará un agasajo. A esa altura ya habrá caído el sol y en su regreso al St. Regis –del que no salió desde que llegó– CFK tendrá oportunidad de disfrutar de los árboles repletos de luces de todos los colores posibles, una costumbre que se extendió en los últimos años a propósito de la celebración del Año Nuevo chino.

FINALMENTE LA FISCAL RECONOCIO LA EXISTENCIA DE UN BORRADOR DE LA DENUNCIA La insólita idea de Nisman

Por Raúl Kollmann
“Ese borrador no me quita ni me agrega nada a la investigación”, sostuvo ayer la fiscal Viviana Fein cuando salió de su oficina para aclarar personalmente que el día anterior hubo un error cuando, comunicado mediante, sostuvo que no se encontró nada en el cesto de la basura del departamento de Alberto Nisman. En lo formal, es cierto: las ideas del borrador las sacó el propio Nisman de la denuncia que entregó. O sea no tienen ninguna validez. Pero el texto, extrañamente tirado a la basura seis meses después de redactado, permite una mirada sobre algo todavía más llamativo: Nisman tuvo la intención de pedir la detención de la Presidenta por un delito menor. El encubrimiento tiene una pena de uno a seis años de prisión y a lo sumo termina en una probation.
En su edición del domingo, el diario Clarín publicó dos datos de la causa:
- Que el fiscal Alberto Nisman había tachado casi dos páginas de la denuncia entregada al juez Ariel Lijo porque allí pedía la detención de la Presidenta, el canciller y otros a quienes señaló en el texto.
- Que un esbozo del escrito se encontró en el tacho de basura.
El mismo domingo, Lijo aclaró que Nisman no había tachado nada y que las tachaduras las hizo él para mantener la confidencialidad sobre las medidas que pedía el fiscal. Entre esas medidas no figuraba ninguna referida a detenciones de los imputados por Nisman.
Respecto del borrador, la fiscalía hizo trascender ese día que en la basura no se encontró nada y lo mismo fue ratificado en un comunicado oficial emitido en el mediodía del lunes. Sin embargo, ayer Clarín publicó un facsímil de unas páginas de ese borrador en el que se pedía la detención de la Presidenta, el canciller y los demás imputados. Por la mañana, la fiscal tuvo que admitir su error en una entrevista radial y a la tarde ratificó esa admisión. “Hubo una mala interpretación en un llamado por teléfono con la oficina de prensa. Asumo la responsabilidad. No hubo ninguna mala intención. No tengo presiones de ningún tipo. Nunca las tuve ni las tengo ahora”, dijo Fein en la puerta del edificio del Ministerio Público.
Más allá de la gaffe, la fiscal remarcó que “la documentación, los borradores, no me agregan ni me quitan nada, en cuanto a mi postura, por el momento no cambian nada de mi investigación. Que no se manipule mi trabajo para ningún sector político, ni a favor ni en contra del Gobierno, lo vuelvo a reiterar”.
El borrador, que Nisman supuestamente pensó como corolario de la denuncia, fue escrito a mitad de 2014. Así como la totalidad del texto fue demolido por casi todos los juristas reconocidos del país, el pedido de detención ya había sido descartado hasta por él mismo.
El encubrimiento tiene una pena que va de seis meses a tres años de prisión y cuando se trata de encubrimiento de un hecho grave, la escala es de uno a seis años. En la gran mayoría de los casos, los expedientes terminan en una probation. Pedir la detención de la Presidenta y el canciller por un delito de esta naturaleza, exhibe una intencionalidad política inusual.
El propio Nisman estuvo a cargo de la llamada causa encubrimiento de AMIA, que irá a juicio oral después de mitad de año. Es un expediente que tiene que ver con el desvío de la causa desde los primeros días. Están imputados el ex presidente Carlos Menem; el ex juez Juan José Galeano, los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, el ex jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy, el ex jefe de la Unidad Antiterrorista Jorge “El Fino” Palacios; varios secretarios del juez, el ex titular de la DAIA Rubén Beraja, y otros protagonistas. De todo ese largo listado, Nisman no pidió la detención preventiva de ninguno, pese a que el delito es el mismo: encubrimiento agravado. Beraja estuvo detenido, pero en relación con la quiebra del Banco Mayo, no por la causa AMIA.
La intención de Nisman de promover la detención de la Presidenta sólo se explica por la ruptura que significó la decisión de la mandataria de avanzar hacia la indagatoria de los sospechosos iraníes. Al principio se buscó un tercer país –se habló de Marruecos– y luego de que se les tome declaración en Teherán. Nada era sencillo, en especial por la desconfianza de los iraníes y las condiciones difíciles de la negociación. Pero la iniciativa que CFK explicó insistiendo en que “no permitiremos que la causa AMIA sea utilizada en la geopolítica mundial”, significó que Washington, Jerusalén, la ex SIDE, Jaime Stiuso y el propio Nisman se pusieran decididamente en contra. Y de ese alineamiento salió la denuncia judicial y el más insólito pedido de detención, luego descartado porque era demasiado.

PAULA LITVACHKY, DIRECTORA DEL AREA DE JUSTICIA Y SEGURIDAD DEL CELS “Hacen falta controles”

Por Irina Hauser
“Con un cambio normativo no alcanza. Hacen falta herramientas que permitan controles políticos, parlamentarios y de la sociedad civil sobre el sistema de Inteligencia”, dice Paula Litvachky, directora del área de Justicia y Seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en relación con el proyecto de ley que crea una Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en reemplazo de la vieja SIDE. Será parte del planteo que el organismo propondrá hoy en el Congreso para modificar el texto presentado por el Poder Ejecutivo, al que apoya en su esencia. Estarán en el centro del planteo el control de las actividades de la AFI, de los fondos reservados, el destino de su vieja planta de personal, la distinción entre investigación e inteligencia, el acceso y clasificación de la información y la ejecución de las escuchas.
–¿Un país podría vivir sin aparato de Inteligencia?
–En el contexto mundial actual es imposible pensarlo, sería una ingenuidad. Lo que sucede es que debe funcionar para defender las instituciones democráticas y colaborar en la defensa nacional y la defensa de la seguridad interior. La pregunta es cómo lograr que se diseñen límites y mecanismos para que haya control político del sistema de Inteligencia, controles parlamentarios y sociales de manera de evitar que se autonomice.
–¿Por qué los servicios de Inteligencia adquirieron un grado de autonomía tan grande y qué chances hay de revertirla?
–Hubo problemas de funcionamiento en los distintos gobiernos que generaron relaciones y modos de vincularse que le fueron permitiendo autonomizarse y actuar para sus propios intereses, y en relación al sistema político y al judicial, pactando. En ciertos momentos, esa autonomía genera problemas de gobernabilidad. En el caso AMIA se vio a la propia SIDE involucrada en la maniobra de encubrimiento, con actores políticos y judiciales. Es algo difícil de revertir, pero es necesario hacer una reforma que cumpla con los objetivos del Estado de Derecho y el sistema democrático. La Ley de Inteligencia nacional que se reforma es parte de uno de los acuerdos centrales de la recuperación democrática junto con la Ley de Defensa y de Seguridad. La disolución de la Secretaría de Inteligencia y la creación de una nueva agencia son fundamentales para una reformulación, pero no alcanza con un cambio normativo.
–¿El proyecto que crea la AFI no alcanza?
–Hacen falta herramientas normativas que permitan controles políticos, parlamentarios y de la sociedad civil. Y que se plantee en serio una depuración de la planta, con un proceso de revisión del personal actual, del trabajo hecho y apertura de archivos. Como mecanismo de control, deberán preverse monitoreo, autorización de actividades y control de la clasificación de la información desde distintas instancias del Poder Ejecutivo. El proyecto no avanza sobre el diseño de estos mecanismos. Hay que mejorar los controles parlamentarios, la comisión bicameral hoy no funciona. Si bien requiere voluntad política, la ley debe mejorar las atribuciones parlamentarias, con exigencias de registro de información y garantía de acceso a ella para quienes deben controlarla.
–¿No es peligrosa la mano de obra de Inteligencia desocupada?
–La implementación de la reforma debe trabajar sobre esos riesgos también. De hecho el proyecto dice que la nueva agencia debe ocuparse eso.
–¿Está bien que el sistema de Inteligencia tenga fondos reservados?
–Es difícil que funcione sin ellos, ciertas actividades requieren reserva. Lo central es cómo se va a controlar la ejecución presupuestaria de los gastos reservados. El proyecto de ley dice que habrá que establecer controles sobre los fondos reservados, pero lo posterga para la reglamentación. La ley debe exigir registro de los gastos para que haya control efectivo y seguimiento del uso de los fondos. Tiene que haber control del Poder Ejecutivo, y que una parte del presupuesto sea como la de cualquier otra repartición, y la parte reservada tiene que ser específica. La ley tiene que proporcionar reglas para el registro de los gastos por parte de áreas del Ejecutivo y de la bicameral.
–¿Cómo evalúa que todas las escuchas pasen a la órbita del Ministerio Público Fiscal?
–Está bien para las escuchas que tienen que ver con las investigaciones criminales, es decir, cuando son parte de la producción de prueba. Es parte de la tarea del Ministerio Público, y de todos modos siempre debe tener autorización del juez. Las escuchas a la vez son controladas por las partes, pasan a ser parte de una prueba que se judicializa. Desde ese punto de vista técnico no es un problema. Sobre el resto de las escuchas, las que tienen que ver con inteligencia preventiva, eso será discutido.
–¿Por qué los especialistas hablan de la importancia de achicar la planta al crear la AFI?
–Es fundamental profesionalizar la planta y achicarla, que tenga como función el análisis de información pero no tenga funciones operativas. Esas funciones las deben tener los subsistemas como Dirección de Inteligencia Criminal (del Ministerio de Seguridad) y la dirección de inteligencia estratégica militar. El proyecto tiene problemas conceptuales y le da a la AFI funciones de investigación que no corresponden. Debe dedicarse al análisis de información. Hay que separar la función de investigación de la inteligencia. Esa confusión es la que ha generado los lazos poco claros con la justicia federal.
–¿Es posible disolver esas relaciones carnales entre servicios y Justicia?
–El proyecto acierta en centralizar las relaciones judiciales con un director o un subdirector de la agencia. Los agentes no pueden tener relaciones directas con la Justicia. Pero para nosotros no resuelve el problema si no separa la inteligencia y la investigación.
–¿Cuál es la diferencia entre inteligencia e investigación?
–La primera es producir información y analizarla, incluye analizar riesgos, amenazas y fenómenos. La investigación abarca actividades para conseguir prueba. La AFI sólo debe hacer inteligencia y no intervenir en un caso judicial, donde sí debe hacerlo la policía u otra fuerza de seguridad que sea auxiliar, incluso si se creara una policía judicial.
–¿Cree que el Congreso aprobará la ley?
–No sólo es importante que se apruebe sino cómo, por el contenido y por el nivel de acuerdo político. Esperamos un debate serio en el Congreso y que tanto el Gobierno como la oposición den lugar a que eso suceda.

SIN LA OPOSICION, EL KIRCHNERISMO PRESENTO EN EL SENADO LOS CAMBIOS A LA LEY DE INTELIGENCIA Con la puerta abierta para mejorar la ley

Por Sebastian Abrevaya
Sin presencia opositora, el Frente para la Victoria dio inicio ayer al tratamiento parlamentario del proyecto que reforma la Ley de Inteligencia. Mientras el titular de la ex SIDE, Oscar Parrilli; su segundo, Juan Martín Mena, y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, estaban en el Salón Azul del Senado presentando la iniciativa enviada por el Ejecutivo, a pocos metros, en otro salón, los senadores de la oposición convocaron a una conferencia de prensa para anunciar que no participarían del debate en comisión, ni tampoco en la sesión prevista para la próxima semana (ver aparte). “Es necesario avanzar en una ley que ayude a tener una Inteligencia al servicio de la democracia argentina”, aseguró Parrilli, quien sostuvo que el oficialismo está abierto a “escuchar todas las propuestas que puedan hacerse para mejorar” y lamentó la “actitud casi intolerante” de la oposición, que no asistió al debate. El trámite continuará hoy a las 11 am con la exposición del CELS y del ex titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria Marcelo Sain.
El plenario de comisiones de Asuntos Constitucionales y Justicia y Asuntos Penales arrancó apenas pasadas las 14, con la asistencia de los funcionarios del gabinete nacional que buena parte de la oposición había pedido citar para dar explicaciones luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Mientras los legisladores de la oposición preparaban su presentación para los medios, Parrilli reseñó frente a una docena de senadores del oficialismo la historia de la ex SIDE y señaló sus influencias en el golpe de Estado de 1976. Posteriormente hizo un repaso artículo por artículo del proyecto enviado por el Ejecutivo. Especificó que la ley vigente “no ponía limitaciones a las actividades que hacían los organismos de Inteligencia”, entre los cambios que destacó, señaló que los agentes de la nueva Agencia Federal de Inteligencia (que reemplazará a la actual Secretaría de Inteligencia) se dedicarán exclusivamente al tratamiento y la investigación de delitos como terrorismo, narcotráfico, ciberdelitos, trata de personas o aquellos que afecten la seguridad exterior. Advirtió que suprimió la atribución para intervenir en cuestiones de seguridad interior para evitar “que se siga repitiendo la historia”.
La iniciativa contempla la disolución de la SI y el traspaso de todo su personal, sus bienes y patrimonio al nuevo organismo, cuyo director y subdirector serán designados por el Ejecutivo, con acuerdo del Senado. No se establecen mayorías especiales como en el caso de los jueces de la Corte Suprema o de la procuradora general, por lo que se necesitará mayoría simple para respaldar su nombramiento. Este director y el subdirector serán los únicos autorizados a interactuar con los funcionarios judiciales que soliciten alguna intervención de los servicios de Inteligencia. Por otro lado, se aumentan las penas para aquellos agentes que incurran en actividades ilegales. En ese sentido, Parrilli manifestó como un objetivo primordial “evitar las actividades de agentes que realicen actividades por cuenta propia o de carácter extorsivo” así como las “malas prácticas nocivas”. Aunque no se lo mencionó ayer en el Senado, algunas de las propuestas estaban vinculadas con la relación que mantenía el fiscal Nisman con el agente Jaime Stiuso.
“No es una norma perfecta o que no admita cambios. Se trata de una norma perfectible. No queremos tirar por la borda la experiencia de los últimos años de democracia, sino ver dónde están los defectos y aportar a que se discutan los temas sustanciales”, aseguró Zannini, que calificó como “lamentable” la ausencia opositora. “Nos llevamos la frustración de que no hemos tenido las preguntas de los opositores, aunque sean chicaneros a veces”, afirmó el funcionario. En cuanto al texto, el secretario de Legal y Técnica remarcó que no se persigue “una modificación sustancial” de la actual norma sino que “se achica y se especializa el órgano rector de la inteligencia nacional”.
Otro de los puntos desarrollados fue el traspaso de la dirección de observaciones judiciales –que se dedica, entre otras cosas, a realizar las escuchas telefónicas– a la órbita del Ministerio Público Fiscal. La oposición reclamó por los medios que sea la Corte Suprema la que tenga bajo control la denominada Ojota. “Pedir que se ocupe del tema la Corte es una equivocación, porque pondría así la producción de pruebas en sus manos y ello traería problemas en el caso de que tuviera que participar en esas mismas causas”, explicó Zannini. Los senadores opositores Luis Juez y Norma Morandini tienen presentados proyectos en los que reclaman que la Ojota sea traspasada al Ministerio Público Fiscal.
Los senadores del oficialismo hicieron también algunas preguntas a los funcionarios y remarcaron las ausencias opositoras. Miguel Pichetto, por ejemplo, planteó que se debería incluir en los artículos 17 y 23 que las transferencias al nuevo organismo y al Ministerio Público Fiscal deberán hacerse con las partidas presupuestarias respectivas, ya fijadas en el Presupuesto 2015. María Higonet, de La Pampa, preguntó si el plazo de 90 días que la ley fija para la creación de la nueva AFI también corre para el traspaso de la Ojota a la Procuración. Los funcionarios confirmaron que en ese período ya debería concretarse.
Ante el rechazo opositor a participar del debate, el oficialismo espera emitir dictamen hoy mismo y tratarlo la próxima semana. De todas maneras, como la Comisión Bicameral de Inteligencia también tiene que aprobarlo mañana, el oficialismo convocaría a sesión recién siete días después para cumplir con los plazos que establece el reglamento de la Cámara alta.