La soberanía nacional en la encrucijada
Por Dionela Guidi* y Juan Godoy**
“La riqueza de la tierra, como la del subsuelo mineral de la república, no puede ni debe ser objeto de otras explotaciones que las de la Nación misma”
Hipólito Yrigoyen, 1930***
“Debemos consolidar nuestra independencia económica como base fundamental de la economía social y de la independencia política, resguardando la heredada y sus riquezas de la voracidad del capitalismo internacional y de los trusts sin bandera que actúan negativamente en la vida de los pueblos empobreciéndolos y explotándolos”
Juan Domingo Perón, 1948 ****
“Por eso quiero decirles que esto es una política de Estado: querer unirnos a todos los argentinos, cualquiera sea su pertenencia (…) YPF es de todos (…) Y yo quiero convocar a sus trabajadores, a todos los que están hoy en el pozo, a sus estacioneros, a todos los hombres y mujeres que tienen responsabilidad, a que la Argentina tiene que seguir creciendo, tiene que seguir andando, a que cada uno en su puesto de lucha ayude a reconstruir esta gran empresa para todos los argentinos”
Cristina Fernández de Kirchner, 2012 *****
Pretendemos a través de las siguientes líneas, desentrañar la trama de los procesos que procuraron llevar a cabo una política nacional, popular, latinoamericana en relación al control de los “resortes” económicos fundamentales, para que desde el fondo de esa historia, muchas veces velada, recuperemos el significado e impacto de esas experiencias, a modo de apuntes para continuar la línea de la liberación nacional. Así abordar la cuestión de la soberanía nacional, centrándonos en el control de los recursos petroleros, y su reciente recuperación, pero al mismo tiempo, yendo más allá ello, tratarlo desde una perspectiva más amplia. Procurar asimismo, dar los fundamentos, las razones de la progresividad de las reivindicaciones y realizaciones nacionales.
Producidos, a principios de siglo XIX, nuestros procesos revolucionarios emancipatorios con sus consiguientes proyectos populares, de unidad de los territorios liberados del yugo español, simbolizados de sur a norte con la gesta sanmartiniana, y de norte a sur con la bolivariana, que iban a terminar frustrados, pudiendo nosotros establecer como uno de los últimos intentos de unificación de la Patria Grande ligados a la primera gesta libertadora, el del Congreso de Panamá (al cual la oligarquía rivadaviana no iba a enviar representantes), donde Bolívar estableciera que “este congreso parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra” (Bolívar, (1826), 2009; 329)
Frustrados decíamos, en tanto el ideal de unidad de Nuestra América, de la gran Patria Grande con que soñaron nuestros libertadores, se iba a terminar, dado el proceso de balcanización (bajo la injerencia de Gran Bretaña y sus consiguientes aliados internos –fundamentalmente las oligarquías portuarias-), en una veintena de países, “todos son vecinos de espaldas, hermanos extraños, que se “desarrollan” hacia fuera. Divididos y enajenados” (Methol Ferré, 1973; 41), unos mirando hacia el Atlántico, otros hacia el Pacífico. América Latina aparece así como una Nación inconclusa, por lo cual Jorge Abelardo Ramos manifiesta que “somos un país porque no pudimos integrar una nación, y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos, aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá” (Ramos, 1986; 15)
De esta forma, Argentina (como los demás países latinoamericanos) hacia fines del siglo XIX, se caracteriza por desenvolverse como apéndice de los centros de dominación imperiales, de los países desarrollados, convirtiéndose en granja de Su Graciosa Majestad Gran Bretaña. Así obtiene una independencia nominal que enmascara una dependencia real, lo cual habilita a Arturo Jauretche a sostener que es una semi-colonia (Jauretche, 2004).
Teniendo en cuenta esta condición Hernández Arregui va a diferenciar los nacionalismos de los países desarrollados, opresores, de los de los países semi-coloniales, oprimidos. El primero es un nacionalismo expansivo, que tiende, por sus condiciones a buscar la dominación de otros pueblos; en cambio, el segundo, lo caracteriza como defensivo, en tanto lucha por su autodeterminación y su liberación de las ataduras que lo oprimen y no dejan que se desenvuelva en sus plenas potencialidades. Este nacionalismo de los denominados países del tercer mundo, es el que lleva adelante las reivindicaciones nacionales al mismo tiempo que las sociales, en tanto apunta a romper con la condición semicolonial. Este nacionalismo no debe ceñirse a la conservación de las naciones segregadas, sino que debe tender al restablecimiento de una totalidad más amplia, (Hernández Arregui, 2004) que rebase las fronteras nacionales, es decir, que apunte a reconstruir la Nación Latinoamericana (esto lo retomaremos más adelante si su paciencia lo permite).
Siguiendo con la conceptualización del autor de Peronismo y Socialismo, consideramos que el desconocimiento de esta estructura semi-colonial, va a traer aparejadas formas de alienación cultural, de colonización pedagógica, apreciaciones desligadas del interés de la nación y de las necesidades populares, negadoras del sustrato profundo de la patria.
Así la visión de esta intelligentzia en tanto portadora y formada en las ideas de la ciudad-puerto, de un modelo agro-exportador, ligado a la tenencia de la tierra, verá en las provincias, en la industrialización, en los sectores obreros el fantasma que arremete contra sus intereses que no son otros que los de las clases dominantes. La conciencia individual no llega a comprender la realidad deformada de un país dependiente. Es la aplicación de un esquema teórico a una realidad diferente, es la aplicación acrítica que no tiene en cuenta las particularidades nacionales. Por esta vía niegan al país, pero en esa negación se afirman como intelligentzia. Así Hernández Arregui argumentará que: “el intelectual colonizado construirá una Argentina espectral, pues él mismo es el fetiche deshumanizado de la colonización pedagógica que lo desposee”. (Hernández Arregui, 1973; 162)
Tomando estas apreciaciones de Hernández Arregui, haciendo un llamado a un conocimiento situado, a un pensar en nacional, en función del conocimiento de la nación, en función sus intereses, que no son otros que los del pueblo. Podemos considerar el descubrimiento del petróleo, la creación de YPF, y el papel de éste y ésta en el desarrollo nacional.
Con respecto al primero, el descubrimiento del petróleo ponemos en consideración que el descubrimiento fue fruto de una Comisión formada en el año 1902, donde se puede observar la actuación de varios hombres enfrentados con el proyecto mitrista (aniquilamiento del interior, de la montonera, de los blancos orientales, y del Paraguay industrialista mediante) de echar las bases de la Argentina agroexportadora, semi-colonial, apéndice de la economía británica, hombres como José Hernández, y su hermano Rafael, Carlos Pellegrini, Osvaldo Magnasco, Eduardo Wilde, David Peña, Enrique Hermitte, etc. (Galasso, 2011).
Dicha comisión buscaba sustituir la principal fuente de energía, en ese momento el carbón mineral (que cubría el 95 % de las necesidades energéticas, y era importado de Gran Bretaña). Se buscaba petróleo y carbón, en tanto éstos permitían abaratar costos (4 veces más baratos) y además sería producido localmente con los consiguientes beneficios. (AA.VV., 2008). Scalabrini Ortiz, desde un cuaderno de FORJA denominado Petróleo e Imperialismo, retoma la denuncia que realiza el diputado Osvaldo Magnasco en 1891 donde manifiesta la política británica de sofocamiento a la incipiente industria de petróleo en las provincias de Mendoza y Jujuy. Ni bien llegaba a oídos de las empresas ferroviarias controladas por los ingleses (los cuales estaban trazados, como en las colonias, en abanico al puerto, como una tela-araña metálica que aprisiona la nación), el anuncio de una partida de petróleo hacia Buenos Aires o cualquier otro punto, inmediatamente eran subidas las tarifas colosalmente para tornar la actividad inviable. (Scalabrini Ortiz, 1938). La cuestión es mantener la Nación en un primitivismo agrario.
En relación al descubrimiento, resaltamos con los autores de Cien años de petróleo argentino (AA.VV., 2008) que éste sería analizado, abordado por los intereses anti-nacionales, como fruto de una “casualidad”, ridiculizándolo: “buscaban agua y encontraron petróleo”, lo cual es caracterizado por dichos autores como una zoncera, la “zoncera del agua”, pero en realidad, como vimos fue fruto de la planificación del Estado. La zoncera busca así eliminar el papel del estado en la economía, justamente en un país semicolonial que pugna por su desarrollo y en el cual el petróleo y su control es un elemento indispensable para el mismo.
De esta forma, desde 1907 se puede decir que, existen dos modelos antagónicos en torno a los hidrocarburos en nuestro país: “por un lado, el anti-industrialista, agropecuario de exportación, energética, científica y tecnológicamente dependiente; y por el otro, el estatal, industrialista, tecnológica, energética y económicamente autónomo, democrático y popular, entendido a su vez como apéndice fundamental de América Latina”. (AA.VV., 2008)
En la segunda línea, más allá del nacionalismo agrario profesado, podemos ubicar la creación por parte de Hipólito Yrigoyen de YPF en el año 1922, bajo la dirección de Enrique Mosconi, quien consideraba la importancia de la soberanía sobre los recursos petroleros para la independencia económica de Latinoamérica. Así, éste decía en año 1936: “Es menester acelerar la marcha hacia el Junín y Ayacucho económicos (…) la juventud de hoy, generación que ha de regir mañana los destinos de Nuestramérica debe cumplir su tarea en la grande misión que le corresponde” (Mosconi,1983;21) como así también, y sobre todo, el proyecto de nacionalización en el segundo gobierno del “peludo”, el cual iba a ser “trabado” en el senado (reducto de los intereses conservadores).
Acerca del proyecto el entonces presidente ya anciano, diría a Homero Manzi, y a un grupo de jóvenes que lo visitaba, lo siguiente: “salgo de mi rancho a la edad que los hombres se jubilan, en que solo se tiene serenidad para esperar la llegada de la muerte, y ello lo hago por mi ley del petróleo, para salvar de garras ajenas y propias los tesoros que Dios desparramó en esta tierra. Alguien deseoso de sorprender… su pensamiento, le preguntó: ¿y la tierra, Doctor? Sonrió Yrigoyen con una paternal sonrisa, y le dijo: amigo mío del subsuelo al suelo hay un poquito así” (Ford, 1971). Este proyecto, al mismo tiempo, iba a guardar íntima relación con el golpe pro-oligárquico del año ’30, que como se ha dicho tuvo “olor a petróleo”.
En sintonía, podemos ubicar algunas apreciaciones en relación al tema de los continuadores del yrigoyenismo, una vez entregadas sus banderas bajo la conducción alvearista, a saber: FORJA. Los muchachos forjistas iban a considerar al petróleo y a la nacionalización del mismo un eje fundamental de restablecimiento de la soberanía económica, de ahí que los forjistas resaltaran la nacionalización del petróleo llevada a cabo por el presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, comparando dicha política nacional con la entrega de la economía nacional al imperialismo británico profundizada en la década infame, sobre todo a partir del pacto Roca –Runciman, caracterizado por FORJA como el estatuto legal del coloniaje (véase, Scenna, 1983)
Con la reforma constitucional de 1949, continuando la perspectiva de soberanía nacional y profundizándola, resaltamos que bajo la primera presidencia de Perón, se logra establecer en el artículo 40 la inalienabilidad y el dominio imprescriptible de la Nación sobre sus recursos naturales, entre ellos los yacimientos hidrocarburíferos, sin participación de las empresas privadas en esta actividad: “La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución”. De esta manera la propiedad de los yacimientos petrolíferos dejan de ser propiedad de las provincias, como lo establecía la ley 12.161 de 1935, para pertenecer a la Nación en su conjunto. Scalabrini Ortiz es una de las personalidades destacadas de consulta permanente por parte de Arturo Sampay (Galasso, 2006), el jurista y constitucionalista mentor de esta nueva constitución.
Hay una clara interrelación entre el coloniaje económico y el político, un mutuo apuntalamiento, dado lo cual el restablecimiento de la soberanía económica trae aparejada la política, el General Perón al respecto argumenta: “Para esa recuperación del espíritu nacional es necesaria también la conquista de la independencia económica de nuestra patria para materializar de forma efectiva la independencia política de la república (…) mientras ello no se logre, todo ha de ser ficticio, porque el coloniaje económico importa al vasallaje político, y porque el imperialismo capitalista interfiere la vida de los pueblos en su desmedido afán de lucro”. Podemos recordar en relación a ello, a modo de ejemplificación, que Braden, el embajador nortemericano y punto de coincidencia entre la izquierda abstracta y la derecha más recalcitrante, cohesionador de la oposición “democrática” al peronismo naciente, era al mismo tiempo, personero de la Standard Oil y del negocio minero.
Para finalizar sostenemos que el nacionalismo, como decíamos, debe ser latinoamericano, en tanto busque desbordar las fronteras nacionales, de las “patrias chicas”, al mismo tiempo que apuntar a una industrialización, condición insoslayable para lograr la independencia económica, haciendo lugar a la soberanía política, que nos afirme como comunidad autónoma, que puede tomar sus propias decisiones, sin injerencia de factores foráneos (o de sus personeros locales), y pueda garantizar la justicia social para el conjunto de los sectores postergados por los modelos excluyentes.
De esta forma, una línea nacional debe tomar el control de sus recursos estratégicos para cortar todo vínculo que la ate a las naciones dominantes, y darle impulso al desarrollo necesario para que lo popular, pueda desenvolverse en todas sus fuerzas, y dar lugar a la nación plena.
Mayo 2012
* Licenciada en Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
** Licenciado en Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
*** Yrigoyen, Hipólito. (1930). Mensaje al Gobernador de Santiago del Estero en enero de 1930. En Volante de FORJA, 5 de mayo de 1938.
**** Perón, Juan Domingo. (1984). Discursos del General Perón a los Militares argentinos, 1946-1951. Buenos Aires: Realidad Política.
***** Fernández, Cristina. (2012). Anunció del proyecto de ley de expropiación de YPF: Discurso de la Presidenta de la Nación. Disponible en http://www.presidencia.gov.ar)
Bibliografía
- Bernal, F; De Dicco, R.; Freda, J.F. (2008). Cien años de petróleo argentino. Descubrimiento, saqueo y perspectivas. Buenos Aires: Capital Intelectual.
- Bolívar, Simón. (2009). Doctrina del libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho.
- Ford, Aníbal. (1971). Homero Manzi. Buenos Aires: CEAL.
- Galasso, Norberto. (2006) Perón. Formación, ascenso y caída. (1893-1955). Tomo 1. Buenos Aires: Colihue.
- Galasso, Norberto. (2011). Historia Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Buenos Aires: Colihue.
- Hernández Arregui, Juan José. (2004). Nacionalismo y liberación. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
- Methol Ferré, Alberto. Geopolítica de la Cuenca del Plata. El Uruguay como problema. Buenos Aires: Peña Lillo.
- Mosconi, Enrique. (1983). El petróleo argentino. 1922-1930. Buenos Aires. Círculo Militar.
- Perón, Juan Domingo. (1984). Discursos del General Perón a los Militares argentinos, 1946-1951. Buenos Aires: Realidad Política, pagina 29.
- Ramos, Jorge Abelardo. (1986). Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Las masas y las lanzas. Tomo I. Buenos Aires: Hyspamérica.
- Scalabrini Ortiz, R. y Dellepiane, L. (1938). Petróleo e Imperialismo. El ejemplo de México y el deber argentino. Cuadernos de Forja. Año 2 Nº4 Septiembre. Buenos Aires: Secretaría de FORJA.
- Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.
Prof GB
viernes, 21 de septiembre de 2012
Mitología popular ilustrada
Por María Moreno
Daniel Santoro pinta a Evita, observa a Cristina, mira a su alrededor y encuentra el gato encerrado en la vuelta del malón.
Daniel Santoro es un pintor que recrea la folletería peronista de los años cincuenta pero siguiendo las tradiciones de todos los que pintan a lo grande, realiza monumentos públicos de ocasión que citan la iconografía popular pos 17 de Octubre e inventa teorías patrias con mucho de libre interpretación (por ejemplo, aplica las categorías de Aby Warburg para afirmar que Beatriz Sarlo es la ninfa erecta maníaca y Horacio González, el dios fluvial depresivo). El crítico Fabián Lebenglik vio en sus obras una suerte de mantra visual no ajeno al sistema de objetos de la iconografía religiosa. De Perón y de Sarmiento, aprendió que el poder no se piensa en menos términos que el de un universo completo.
De vez en cuando nos encontramos con Santoro y hacemos nuestro número, como cuando lo hacíamos en el bar La Paz, donde él solía dibujar y tomar café mientras yo le daba al whisky. Yo no me comporto exactamente como una periodista sino como una partenaire de cappocómico: si él fuera Niní Marshall yo sería Juan Carlos Thorry pero menos sexy, si fuera Alejandro Dolina, yo sería Jorge Dorio, pero menos gracioso. Ahora el fantasma de la inseguridad le hace pensar en el arte como profecía política, a mirar un Aleph de historia argentina en un cuadro pintado por Ángel Della Valle.
—La vuelta del malón es nuestro emblema visual porque hay cuadros que para las naciones tienen un peso que los convierte en un símbolo.
—Como La libertad guiando al pueblo de Delacroix para Francia.
—Que es anterior. La comparación más pertinente –al mismo tiempo una Némesis– es La ronda nocturna de Rembrandt, el cuadro que constituye a la identidad holandesa y está en la parte central del Rijksmuseum. Para los holandeses significa mucho porque habla del control del territorio. Todo está acechando dentro del cuadro, los personajes trazan como una danza de miradas, están armados y van a hacer una recorrida por la ciudad. Holanda tiene un manejo del territorio muy controlado por el hecho de que es capaz de manejar hasta las mareas con sus Holders, sus diques y esa parte que está por debajo del nivel del mar. Casi se podría decir que los holandeses inventaron un espacio porque pudieron controlar el mar.
—También controlaron la transgresión. La Iglesia de Oude Kerkde, en lugar de pedir distancia con la Zona Roja, se saca de encima a sus fieles a las cinco de la tarde para no joder con su presencia a los turistas que “compran” en las vidrieras felices.
—Ahora se están arrepintiendo un poco. En cambio La vuelta del malón, y por eso será nuestro emblema, habla del descontrol total: unos salvajes que corren por un territorio en donde nadie los puede parar. Lo inquietante de la imagen es que somete al espectador porque no se sabe bien cuál es el punto de vista. Y ese es uno de los poderes centrales del cuadro. El hecho de donde está ubicada la cámara por decirlo de alguna manera. Sabemos que es un gran travelling y que esa cámara es móvil porque está corriendo al lado de los indios –si estuviera quieta sería atropellada por todo lo que viene atrás–.
—Y si en 1890 corrés al lado de los indios te estás saliendo del territorio de la Nación, casi como si fueras uno de ellos.
—Entonces, ¿quién está viendo esa imagen aparte de nosotros que estamos por fuera del cuadro? ¿Otro indio? ¿Un jefe que está controlando lo que sucede? Puede ser.
—No es alguien del ejército argentino porque entonces los indios estarían en otra posición y como embistiendo al espectador. Entonces el sentido sería totalmente otro.
—A mí se me ocurre que quien mira es otra cautiva. Tal vez la madre de la que se están llevando porque proyecta una mirada de costado, la de alguien que está en una posición en espejo y es probable que esté montada en el caballo de otro indio.
—Santoro, ¡por fin un poco de feminismo!
—Esa chica que fue sacada de la cama porque la escena está sucediendo un amanecer –el saqueo fue por la noche– y su ropa de cama va colgando por detrás, es una chica muy chiquita, de catorce, quince años. Si es la madre la que está mirando la escena, estamos en una especie de melodrama porque ella asiste a cómo cambia el destino de su hija. ¿En qué se va a convertir después de todo lo que le va a pasar?
—Es Candela, María Soledad, Marita Verón… en donde ya no hay barbarie sino poderes mafiosos.
—En 1890 hay pleno auge de un cierto romanticismo y de la ópera wagneriana. La chica es demasiado blanca en relación al contraluz que se está produciendo; hay una luz en el fondo que es la luz de Occidente, la luz de la Nación que viene del Oeste en la pampa, hacia la sinrazón de la oscuridad. Inesperadamente la cautiva tiene una luz propia porque el pintor adrede la pintó más claro de lo que tendría que dar en la oscuridad.
—¿Y el punto de vista no podría ser el de un padre derrotado, al que le violaran la hija?
–Para mí el padre va acá, en esta cabeza cortada. Porque los indios, en la representación también debían ser asesinos. Que eran asesinos, ¿cómo lo podrían representar? Mostrando estas cabezas.
—Pero la cabeza en la lanza es una cita de la barbarie.
—Y el cuadro es un racconto de todos los delitos posibles: robo en poblado y en banda, incendios, secuestro de personas, profanaciones de iglesias, saqueos de ganado, robo de bienes.
—Incumplimiento de pactos sobre límites…
—Y éste debía ser lo que hoy un motochorro porque se robó un maletín que es otra de las claves del cuadro. Hay dos cosas que van a ser violadas, una está señalada por tres direcciones, incluso por la lanza: el pubis de la muchacha…
—Todavía cerrado.
—Otras tres lanzas señalan el maletín ¿qué hay ahí adentro? Otro tesoro.
—Que pueden ser los saberes de la época. Podría ser el maletín de un médico, un abogado que lleva los papeles de la ley. Eso secuestran.
—Ah, lo voy a estudiar. Y el indio que lleva el maletín está como metido en la escena, con una perspectiva fallida porque si vos lo tenés que meter en la realidad del cuadro, en primer plano tendría que estar la trompa del caballo. La imagen está forzada porque Della Valle quería mostrar algo paradigmático ahí. Ahora, ¿por qué se llama La vuelta del malón? (Es el título original). Si es la vuelta del malón ¿es que nosotros estamos asistiendo como indios cómo vuelve la caballada? Entonces el cuadro nos convierte en cómplices.
—Si no se llamaría La huida del malón.
—Ahora deja otra consecuencia que se llame La vuelta del malón: que vuelvan los malones. Pero lo que es claro es que en La vuelta del malón ya hay una superación del conflicto, la aceptación de que va a haber un mestizaje y no una pasión civilizatoria sin posibilidad de acuerdo. Claro que están las dos cabezas: una es del padre de la cautiva y otra es del cura. ¡La caída del padre en todo sentido!
El ojo del ama
A Santoro le gustan las ciudades y llegó a construir una en su casa. Está hecha en escala. Cuando uno se le acerca se siente King Kong. Cristina fue a comprarle un cuadro y la vio. Con el mismo detalle que Google maps.
—Estuvo como media hora mirándola. Y me di cuenta de que tiene eso de la pulsión escópica, aprende por el ojo. Será que yo en general estoy muy atento a cómo mira la gente y, en general, no atrapa nada con la mirada. Sobre todo cuando se le muestra una maqueta a una escala muy chica. Y ella sumergió la mirada y reparó que en una esquina estaban robando –estamos hablando de una escenita de dos o tres centímetros en donde hay una persona con un arma que tiene tres milímetros–. Y vio ese arma y le dijo al secretario ¡mirá, ahí están robando!
—En el velorio de Néstor, armó, seleccionando entre las ofrendas, una especie de iconografía.
—Y en tiempo real. Durante la ceremonia se puso como de moda darle cosas, banderines, camisetas, pañuelos. Entonces ella las comenzó a recibir y era un aluvión. Al principio, puso los Pañuelos de las Madres en triángulos sobre el cajón. Acordate de que el espacio era muy escaso, no estaba dentro de lo que podría llamarse la ceremonia del poder sino que era algo casero, entonces quedó ganado por la gente y el fotógrafo se movía en un lateral y en un arco de unos noventa cm mientras que el otro lateral no era accesible porque estaba lleno de gente. Entonces ella puso los pañuelos en el borde de adelante del cajón, dejando visible el lado en donde el fotógrafo trabajaba. Puso algunas cosas, flores, rosarios, es decir que dejó lo más representativo y al resto lo mandaba abajo como si fuera una segunda selección. Fue haciendo de manera que el cajón no se viera como bajo una pila de ropa.
—Si no el cajón se iba a volver ininteligible.
—No iba a tener codificación alguna desde la fotografía.
María Cristina lo quiere gobernar
El Che volvió y fue remeras ¿y qué? En todo proyecto político es capital el diseño. Hay una queja narcimarxista (de narcisismo y marxismo) de que el Che esté en las remeras pero el Che es impensable sin su logo visual estampado. La esvástica, hay que reconocerlo, es muy pregnante. Evita es muy fuerte como diseño; incluso ese rodete que implica ascetismo: quien se ata el pelo, trabaja y quiere sublimar su sensualidad en ternura. ¿Y Perón? Perón da para hacer una silueta, ese arte de la tijera inglés –bah, no sé si es inglés pero lo hacía Lewis Carroll–. Puede que Evita vuelva y sea millones pero, por ahora volvió en toneladas, quince toneladas simbólicas: en el Ministerio de Obras Públicas en donde el Cristina design hizo temblar los bigotes de Santoro, que serían nietzscheanos (deprimentes, catastróficos, colmados de música wagneriana y de brumas), si no fueran bigotes peronistas.
—Yo le mandé un dibujo terminado del fondo del edificio que mostraba cómo se iba a ver la imagen un mediodía en la 9 de Julio. Ocho horas después me llama Parrilli para decirme que ella me quería ver esa misma noche, muy tarde –incluso había cortado una reunión de gabinete–. Fui con Marmo. Entonces Cristina volvió a desplegar el papel con el dibujo que le habíamos mandado y vimos que en el ínterin había corregido todo con un marcador gordo. Había puesto mucha atención en el pelo, sobre todo en el rodete, en la boca y en la barbilla que son cosas muy determinantes del retrato.
—Es una solarización.
—Que es el sistema que se usó para hacer al Che Guevara en la Plaza de la Revolución. Cuando solarizás el resultado es una línea de contraste, esa línea es a veces medio ambigua y hay que retrabajarla. Lo que pasa es que cuando hay sombras como había en el rodete y el resto del pelo de Eva, no sale nada. En el diseño había cosas que habíamos resuelto marcando el borde y entonces uno podía suponer que había pelo: se veía el borde pero no se veía en el interior. Entonces Cristina, donde no había pelo, puso pelo y adentro del rodete, los famosos bulbos de las trenzas. Y entonces tuvimos una discusión fuerte porque al principio no me parecía pertinente ya que, después de todo, era una imagen que valía por sí misma y tenía cierta contemporaneidad al ser tan sintética porque el solarizado, como es una síntesis, da moderno. Ella compartía eso pero después me dijo: “Sí, está bien pero la gente la va a ver y va a pensar que tiene un casco o es pelada”. Entonces llegué a la conclusión de que un ícono político impone realismo. ¡No hay íconos políticos hechos por Picasso! ¿Por qué no se los dieron a hacer en Rusia, si él era hasta estalinista? Si lo llamaba Stalin, Picasso lo hubiera hecho gratis, claro que un Stalin cubista y entonces Stalin lo hubiera sacado de una patada en el orto. Mao, Lenin, son íconos realistas, no son de un artista subjetivo.
—A Picasso le dejaron la paloma de la paz.
—Que es un animal y no importa. La misma discusión que tuve con Cristina la habría tenido un artista ruso con Lenin. El ícono tiene que ser una representación objetiva. Por el tema de la boca hubo una discusión más fuerte todavía. Porque la boca con el solarizado no daba negro, daba una especie de rulito con los labios y los dientes, y era verdad, quedaba poco potente –estamos hablando de esa imagen en que Eva está frente al micrófono con la boca abierta imprecando–. Entonces ella dijo “Está muy débil la boca” y quería poner toda una chapa oscura para hacer el agujero de la boca –algún dejo lacaniano le oí en el argumento–. Era un problema porque, si poníamos chapa se iba a ver solamente la chapa porque el resto era línea. Además iba a ocupar dos ventanas, y hasta nos iba a traer un problema gremial porque se las iban a tapar con un fierro y todos los tipos que laburan ahí, iban a protestar. Entonces tuvimos que correr la imagen de posición para que no tocara esas ventanas. Todo esto fue una discusión muy sólida y ella no se corrió ni un milímetro. Cristina compone las cosas con claridad: las atrapa con la mirada y ya sabe lo que quiere. Y lo de Eva sigue porque a la maqueta la tiene detrás de ella. Entre nosotros, yo creo que ella sabe Feng Shui. La figura más básica del Feng Shui es tener la espalda protegida por una montaña y agua adelante para parar las malas energías. Y ella hace lo mismo: se pone un edificio atrás porque para el Feng Shui, la montaña no tiene que ser una montaña real –puede ser una maqueta porque lo que hace el hombre también es naturaleza– y delante de la Rosada hay dos enormes fuentes de agua.
Santoramas
Santoro hace notaciones gráficas de sus imágenes en unos cuadernos de dibujantes que va abarrotando por los bares de Buenos Aires como El Querandí, La Puerto Rico o La Paz. Allí nacieron con marcador o carbonilla sus célebres cristalizaciones visuales gorilas: la chirusa resentida, la groncha abusada, la chinita inspeccionada, el grasita agresivo y el descamisado pata sucia. Le gusta hacer visitas guiadas a sus series mientras él habla como el octavo loco de Roberto Arlt.
—Hice a esta Evita como una mantis religiosa comiéndole en una ceremonia la cabeza a Lenin, que se ha puesto de rodillas como con ese acercamiento amoroso que a veces tiene la izquierda con el peronismo. Acá está la presencia de Eva como esa bestia capaz de todo.
—No le digas “bestia” a Eva que viene un piquete peruca y te lincha.
—Pero Eva es una bestia en todo sentido, una bestia imposible de abarcar. No hay ser más icónico que Eva. Y eso quiere decir que hay una parte de ella que no podemos tolerar. Esas cualidades previas que le ponemos, la Evita montonera, la Evita madrecita de los pobres, la Evita de Perlongher, es porque si Evita viviera sería algo terrible. Ése es el fantasma que está detrás de tanta verbalización.
Ahora Santoro está copado con los Estadios del espejo en versión libre –en el inconsciente santoril el estadio fue del de fútbol al lacaniano– y donde nunca están los elementos del concepto psicoanalítico sino un porno Perón-vence.
—Este es el chico en el estadio del espejo pero está agarrando la bombacha de la mamá. Acá hay una sombra indicando que va a aparecer alguien por la puerta. ¿Quién sería conveniente? Todos creen que es mejor que venga el padre, porque entraña menos quilombo, menos consecuencias.
—A menos que el niño agarre la bombacha para ponérsela.
—Y acá está el cadete Perón en el estadio del espejo. Hay mucho Lacan acá, Lacan es como un vicio, a la mañana parece que lo entendés y a la noche te das cuenta de que no entendiste un carajo y volvés. Y te va quedando porque Lacan es como un lenguaje que te va envolviendo. En el espejo, mirá, el cadete Perón se da cuenta de que es Perón y le agarra una gran excitación.
—Y tiene una erección.
—Y tiene una erección porque se da cuenta de que es Perón.
—Ya tenías que recaer en el falocentrismo, Santoro.
Revista Debate, septiembre 2012
http://www.revistadebate.com.ar/2012/09/19/5772.php
LIBERTAD O CHAVEZ-LIBERTAD O CRISTINA
DIRIGENTES DEL PRO VIAJAN A VENEZUELA PARA APOYAR A CAPRILES
Macristas y antichavistas
Henrique Capriles, antichavista en Venezuela. Mauricio Macri, antichavista en Argentina.
Imagen: EFE & DyN
El rival de Hugo Chávez en las presidenciales del próximo 7 de octubre los invitó a que participen como veedores de las elecciones. Ya confirmaron Gabriela Michetti y Federico Pinedo, quien no descartó un posible encuentro con el candidato opositor.
En una nueva demostración de las diferencias entre el PRO y el kirchnerismo, la fuerza que conduce Mauricio Macri anunció ayer su apoyo a Henrique Capriles, rival del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en las elecciones del próximo 7 de octubre. El titular del PRO, Humberto Schiavoni, confirmó que varios dirigentes macristas viajarán a ese país para acompañar personalmente al antichavismo en su intento por desplazar al mandatario que busca un cuarto período presidencial. “El PRO mantiene una histórica relación con Primero Justicia –el partido de Capriles– y vamos a seguir trabajando juntos en defensa de la democracia y la libertad, frente a regímenes como el que encarna Chávez en Venezuela”, remarcó Schiavoni.
Consecuentes con las reiteradas denuncias sobre la “chavización” del gobierno nacional, los dirigentes macristas difundieron ayer que recibieron una invitación por parte de “la dirigencia que acompaña a Capriles” y decidieron sumarse a la campaña de la oposición venezolana agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Así resolvieron sumarse como veedores no oficiales de la elección el titular del bloque de diputados del PRO, Federico Pinedo, y su compañera de bancada, Gabriela Michetti. “Vamos como veedores no oficiales, viajamos el 5 de octubre y nos volveríamos el 8. Fuimos invitados por la gente de Capriles. Del PRO vamos Gabriela (Michetti) y yo, y tal vez vaya gente del Gobierno de la Ciudad”, explicó Pinedo.
Según relató el diputado, también fueron invitados Eduardo Amadeo (Frente Peronista) y Patricia Bullrich (Unión Por Todos), con quienes el PRO comparte en Argentina el Grupo de Acción Política para la Unidad (GAPU), experiencia con similares aspiraciones que el MUD venezolano. Los viajantes visitarán los centros electorales y analizarán después del resultado “cuáles son los efectos de la elección”. “No está previsto aún algún encuentro con Capriles, pero si podemos sí. Me llegó la invitación personalmente desde el Partido Unidad”, completó Pinedo, que se mostró entusiasmado con los comicios, ya que, según su información, los candidatos “están muy parejos” en los sondeos y hay un “final abierto”.
Por su parte, Amadeo dijo que estarán “acreditados como veedores internacionales” y dijo creer que el grupo de diputados “no” debería “participar de algún acto” electoral. “La elección viene pareja. Es un importante ejercicio democrático para la región, y creo que Venezuela pierde una enorme oportunidad hoy por hoy y Chávez está dilapidando los recursos de los venezolanos”, opinó el diputado duhaldista.
Según relató Schiavoni, el capocómico santafesino Miguel Del Sel estuvo hace poco en Venezuela, donde se reunió con referentes del partido de Capriles.
La diputada del PRO Laura Alonso también estuvo en la república bolivariana interiorizándose por las elecciones. “El debate en Venezuela no es derecha o izquierda. Es libertad o Chávez”, dijo desde su cuenta de Twitter, durante su estadía.
21/07/12 Página|12
PD Se define el PRO, claro, conciso, aparecen los primeros garabatos ideológicos de una derecha que pareciera ser no vergonzante.
Se pone buena la disputa, el debate, la polémica política en estos lares.
La Libertad empezará a ser definida en todo su amplio e inalcanzable continente, en toda su rica y compleja historia.
Prof GB
Macristas y antichavistas
Henrique Capriles, antichavista en Venezuela. Mauricio Macri, antichavista en Argentina.
Imagen: EFE & DyN
El rival de Hugo Chávez en las presidenciales del próximo 7 de octubre los invitó a que participen como veedores de las elecciones. Ya confirmaron Gabriela Michetti y Federico Pinedo, quien no descartó un posible encuentro con el candidato opositor.
En una nueva demostración de las diferencias entre el PRO y el kirchnerismo, la fuerza que conduce Mauricio Macri anunció ayer su apoyo a Henrique Capriles, rival del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en las elecciones del próximo 7 de octubre. El titular del PRO, Humberto Schiavoni, confirmó que varios dirigentes macristas viajarán a ese país para acompañar personalmente al antichavismo en su intento por desplazar al mandatario que busca un cuarto período presidencial. “El PRO mantiene una histórica relación con Primero Justicia –el partido de Capriles– y vamos a seguir trabajando juntos en defensa de la democracia y la libertad, frente a regímenes como el que encarna Chávez en Venezuela”, remarcó Schiavoni.
Consecuentes con las reiteradas denuncias sobre la “chavización” del gobierno nacional, los dirigentes macristas difundieron ayer que recibieron una invitación por parte de “la dirigencia que acompaña a Capriles” y decidieron sumarse a la campaña de la oposición venezolana agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Así resolvieron sumarse como veedores no oficiales de la elección el titular del bloque de diputados del PRO, Federico Pinedo, y su compañera de bancada, Gabriela Michetti. “Vamos como veedores no oficiales, viajamos el 5 de octubre y nos volveríamos el 8. Fuimos invitados por la gente de Capriles. Del PRO vamos Gabriela (Michetti) y yo, y tal vez vaya gente del Gobierno de la Ciudad”, explicó Pinedo.
Según relató el diputado, también fueron invitados Eduardo Amadeo (Frente Peronista) y Patricia Bullrich (Unión Por Todos), con quienes el PRO comparte en Argentina el Grupo de Acción Política para la Unidad (GAPU), experiencia con similares aspiraciones que el MUD venezolano. Los viajantes visitarán los centros electorales y analizarán después del resultado “cuáles son los efectos de la elección”. “No está previsto aún algún encuentro con Capriles, pero si podemos sí. Me llegó la invitación personalmente desde el Partido Unidad”, completó Pinedo, que se mostró entusiasmado con los comicios, ya que, según su información, los candidatos “están muy parejos” en los sondeos y hay un “final abierto”.
Por su parte, Amadeo dijo que estarán “acreditados como veedores internacionales” y dijo creer que el grupo de diputados “no” debería “participar de algún acto” electoral. “La elección viene pareja. Es un importante ejercicio democrático para la región, y creo que Venezuela pierde una enorme oportunidad hoy por hoy y Chávez está dilapidando los recursos de los venezolanos”, opinó el diputado duhaldista.
Según relató Schiavoni, el capocómico santafesino Miguel Del Sel estuvo hace poco en Venezuela, donde se reunió con referentes del partido de Capriles.
La diputada del PRO Laura Alonso también estuvo en la república bolivariana interiorizándose por las elecciones. “El debate en Venezuela no es derecha o izquierda. Es libertad o Chávez”, dijo desde su cuenta de Twitter, durante su estadía.
21/07/12 Página|12
PD Se define el PRO, claro, conciso, aparecen los primeros garabatos ideológicos de una derecha que pareciera ser no vergonzante.
Se pone buena la disputa, el debate, la polémica política en estos lares.
La Libertad empezará a ser definida en todo su amplio e inalcanzable continente, en toda su rica y compleja historia.
Prof GB
Marchas
Por Jorge Coscia *
En estos días se habla de una posible convocatoria en respuesta a las marchas y los cacerolazos a los que distintos sectores han adherido. Los medios han bautizado a esa hipotética convocatoria “la contramarcha”. ¿Contra qué marchar? Como en un vehículo, la historia y la política parecieran contar con distintas alternativas de marcha. Haciendo un poco de “parasociología” (como reconocía hacerlo Jauretche), descubrimos que la “caja de cambios de la historia” ha permitido marchas de avance a distintas velocidades, siempre en pos del adelanto económico y social, y la marcha atrás, que tantas veces nos retrotrajo a la dependencia y el retroceso.
Laclau ha explicado el modo en que algunos de esos avances se movieron en torno de múltiples demandas convergentes. Al hacerlo, reconoce la existencia de un populismo progresivo. El 17 de octubre de 1945 es, sin duda, un ejemplo en el que millares de trabajadores marcharon para adelantar la historia y su propia realidad, promoviendo sus demandas de justicia social, soberanía política y autonomía económica. De ese modo garantizaron avances que sólo se detendrían diez años después, aunque quedaron grabados a fuego como derechos irrenunciables de las mayorías.
¿Fue el 17 de octubre una contramarcha? Detenido Perón en la isla Martín García, los miles de movilizados, en realidad, marcharon contra el riesgo de perder las conquistas obtenidas. Lo hicieron defendiendo su derecho a agremiarse, las mejoras salariales, las vacaciones pagas y el aguinaldo, pero también con un sentido que excedía el interés de clase, para evitar el regreso del fraude político, la sumisión servil al imperio británico y la hegemonía de una clase terrateniente sin proyecto amplio de país.
Un mes antes, entre el Congreso y la plaza San Martín había tenido lugar otra gran convocatoria, conocida como la Marcha de la Constitución y la Libertad. Fue multitudinaria y convocó a un amplio espectro de la sociedad argentina. También confluían en ella múltiples demandas, expresadas por la participación de todos los partidos políticos tradicionales: el conservador, el radicalismo, los socialistas y los comunistas.
Eran el esbozo amplio de lo que luego sería la Unión Democrática, con el común reclamo de destituir al gobierno de Farrell y Perón, y convocar a elecciones. Muchos de sus objetivos pueden considerarse válidos aún hoy, pero, como en todo reclamo colectivo y multitudinario, el vector de su dirección sería la resultante principal de las fuerzas entremezcladas. La presencia del embajador norteamericano Spruille Braden del brazo de la dirigencia política argentina, junto con la activa convocatoria realizada por las mismas fuerzas que habían sido protagonistas de la Década Infame, dio a la Marcha de la Constitución y la Libertad una dirección reaccionaria, que proponía el retroceso a épocas todavía recientes de injusticia, fraude y dependencia.
Era lo que podríamos llamar una inequívoca propuesta de “marcha atrás”. Hubo otras marchas en los años siguientes, como pruebas de que la historia no se detiene. Claro que puede ir hacia atrás o hacia adelante, según cómo los conflictos se resuelvan en una sociedad en permanente construcción y, por qué no decirlo, indefinición de un proyecto perdurable de país.
Una gran convocatoria contra el peronismo fue la Marcha de Corpus Christi, surgida del conflicto entre el gobierno y la cúpula eclesiástica. En ella convivían sinceros creyentes, que sentían amenazada su fe, con militantes liberales, comunistas y ateos, que sólo querían “la caída del tirano”. La marcha haría retroceder a la Argentina a niveles inimaginables, anticipados días después por el bombardeo a la Plaza de Mayo, que masacró a cientos de ciudadanos indefensos.
Las marchas de septiembre de 1955 llenaron la Plaza de Mayo para celebrar la caída del peronismo. Muchos de los manifestantes ignoraban en ese momento que sus hijos, e incluso ellos mismos, terminarían apoyando el regreso de Perón 17 años después. Curiosa marcha la que, en nombre de la democracia, garantizaría la proscripción de más de la mitad de los argentinos durante una década y media.
En diciembre de 2001 las movilizaciones expresaron la diversidad de demandas que atravesaban la sociedad: desde la pobreza extrema y el desempleo hasta el secuestro de los ahorros de los sectores medios y altos. De allí surgiría la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. El kirchnerismo nace como fuerza política y frente nacional y popular para dar respuesta a gran parte de esas demandas insatisfechas y a la vez asumiendo conflictos irresueltos que, por supuesto, tocaron intereses cómplices, cuando no generadores de recurrentes crisis.
Diez años después, un ejercicio saludable de la memoria puede reconocer el avance de nuestra sociedad en indicadores irrefutables tanto económicos como políticos y sociales. Se advierten cuentas pendientes, pero estas mejoras se han distribuido entre amplios sectores de la Argentina, desde el campo empresarial y productivo hasta los sectores más excluidos, como lo determina la AUH.
Nuevos problemas aparecieron, no obstante, en una sociedad más productiva, justa y distributiva, pero amenazada ahora por una formidable crisis global.
Los recientes cacerolazos parecieran expresar el olvido de ciertos sectores medios del padecimiento compartido con los sectores más postergados durante la crisis de 2001. Como en la Marcha de la Constitución y la Libertad, probables demandas insatisfechas de sectores medios, razonables y justas, quedan disueltas en la “sopa reaccionaria” que pareciera hegemonizar las convocatorias actuales.
Del mismo modo en que Braden y la Sociedad Rural determinaron en 1945 el conservadurismo de una convocatoria con presencia masiva, en el cacerolazo actual, la propuesta supone una alternativa de retroceso frente a los avances indiscutibles que hacen contrastar a la Argentina con una Europa que se hunde en la crisis.
Habría que recordarles a algunos sectores de la clase media que consumen las permanentes consignas del desánimo, la fábula del escorpión y la rana: ésta atravesará el río con el escorpión a cuestas, pero, invariablemente, será picada por la naturaleza inmodificable de su compañero.
Los sectores medios han sido víctimas de todos los modelos que implementaron los grupos más concentrados del neoliberalismo y la derecha política. Hay que saber que en la segunda década del siglo XXI no existe una Europa acogedora que reciba a nuestros hijos si fracasa el modelo nacional en curso.
Es válida la protesta, la disidencia y, desde ya, el uso de la calle para disentir con un gobierno. Pero siempre debemos ver con quién y para qué nos juntamos, a riesgo de que nuestro reclamo genuino sume fuerzas al vector del retroceso. También debemos prestar atención a esos “hombres brújula” que, con sus consejos, nos extraviaron desde los medios de comunicación en los ’90. Hoy muchos de ellos nos piden, una vez más, que “no los dejemos solos” y convocan a acorralar al Gobierno, que amenaza a sus empleadores.
Si señalan que el rumbo es hacia el norte, un memorioso sensato debería dirigirse hacia el sur.
Una marcha podrá ser numerosa y hasta multitudinaria, pero lo que verdaderamente importa es a quién sirve su energía movilizada y hacia dónde podría llevarnos de lograr sus fines, no ya los de los que sienten un válido descontento, sino los de los melancólicos de los ’90 y hasta de los “años de plomo”, como lo demuestran los numerosos mensajes en la web que nos insultan, amenazan y rememoran los fracasos del neoliberalismo y el odio de la dictadura.
Verdaderos adalides de la marcha atrás, cangrejos de la historia.
* Secretario de Cultura de la Nación.
En estos días se habla de una posible convocatoria en respuesta a las marchas y los cacerolazos a los que distintos sectores han adherido. Los medios han bautizado a esa hipotética convocatoria “la contramarcha”. ¿Contra qué marchar? Como en un vehículo, la historia y la política parecieran contar con distintas alternativas de marcha. Haciendo un poco de “parasociología” (como reconocía hacerlo Jauretche), descubrimos que la “caja de cambios de la historia” ha permitido marchas de avance a distintas velocidades, siempre en pos del adelanto económico y social, y la marcha atrás, que tantas veces nos retrotrajo a la dependencia y el retroceso.
Laclau ha explicado el modo en que algunos de esos avances se movieron en torno de múltiples demandas convergentes. Al hacerlo, reconoce la existencia de un populismo progresivo. El 17 de octubre de 1945 es, sin duda, un ejemplo en el que millares de trabajadores marcharon para adelantar la historia y su propia realidad, promoviendo sus demandas de justicia social, soberanía política y autonomía económica. De ese modo garantizaron avances que sólo se detendrían diez años después, aunque quedaron grabados a fuego como derechos irrenunciables de las mayorías.
¿Fue el 17 de octubre una contramarcha? Detenido Perón en la isla Martín García, los miles de movilizados, en realidad, marcharon contra el riesgo de perder las conquistas obtenidas. Lo hicieron defendiendo su derecho a agremiarse, las mejoras salariales, las vacaciones pagas y el aguinaldo, pero también con un sentido que excedía el interés de clase, para evitar el regreso del fraude político, la sumisión servil al imperio británico y la hegemonía de una clase terrateniente sin proyecto amplio de país.
Un mes antes, entre el Congreso y la plaza San Martín había tenido lugar otra gran convocatoria, conocida como la Marcha de la Constitución y la Libertad. Fue multitudinaria y convocó a un amplio espectro de la sociedad argentina. También confluían en ella múltiples demandas, expresadas por la participación de todos los partidos políticos tradicionales: el conservador, el radicalismo, los socialistas y los comunistas.
Eran el esbozo amplio de lo que luego sería la Unión Democrática, con el común reclamo de destituir al gobierno de Farrell y Perón, y convocar a elecciones. Muchos de sus objetivos pueden considerarse válidos aún hoy, pero, como en todo reclamo colectivo y multitudinario, el vector de su dirección sería la resultante principal de las fuerzas entremezcladas. La presencia del embajador norteamericano Spruille Braden del brazo de la dirigencia política argentina, junto con la activa convocatoria realizada por las mismas fuerzas que habían sido protagonistas de la Década Infame, dio a la Marcha de la Constitución y la Libertad una dirección reaccionaria, que proponía el retroceso a épocas todavía recientes de injusticia, fraude y dependencia.
Era lo que podríamos llamar una inequívoca propuesta de “marcha atrás”. Hubo otras marchas en los años siguientes, como pruebas de que la historia no se detiene. Claro que puede ir hacia atrás o hacia adelante, según cómo los conflictos se resuelvan en una sociedad en permanente construcción y, por qué no decirlo, indefinición de un proyecto perdurable de país.
Una gran convocatoria contra el peronismo fue la Marcha de Corpus Christi, surgida del conflicto entre el gobierno y la cúpula eclesiástica. En ella convivían sinceros creyentes, que sentían amenazada su fe, con militantes liberales, comunistas y ateos, que sólo querían “la caída del tirano”. La marcha haría retroceder a la Argentina a niveles inimaginables, anticipados días después por el bombardeo a la Plaza de Mayo, que masacró a cientos de ciudadanos indefensos.
Las marchas de septiembre de 1955 llenaron la Plaza de Mayo para celebrar la caída del peronismo. Muchos de los manifestantes ignoraban en ese momento que sus hijos, e incluso ellos mismos, terminarían apoyando el regreso de Perón 17 años después. Curiosa marcha la que, en nombre de la democracia, garantizaría la proscripción de más de la mitad de los argentinos durante una década y media.
En diciembre de 2001 las movilizaciones expresaron la diversidad de demandas que atravesaban la sociedad: desde la pobreza extrema y el desempleo hasta el secuestro de los ahorros de los sectores medios y altos. De allí surgiría la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. El kirchnerismo nace como fuerza política y frente nacional y popular para dar respuesta a gran parte de esas demandas insatisfechas y a la vez asumiendo conflictos irresueltos que, por supuesto, tocaron intereses cómplices, cuando no generadores de recurrentes crisis.
Diez años después, un ejercicio saludable de la memoria puede reconocer el avance de nuestra sociedad en indicadores irrefutables tanto económicos como políticos y sociales. Se advierten cuentas pendientes, pero estas mejoras se han distribuido entre amplios sectores de la Argentina, desde el campo empresarial y productivo hasta los sectores más excluidos, como lo determina la AUH.
Nuevos problemas aparecieron, no obstante, en una sociedad más productiva, justa y distributiva, pero amenazada ahora por una formidable crisis global.
Los recientes cacerolazos parecieran expresar el olvido de ciertos sectores medios del padecimiento compartido con los sectores más postergados durante la crisis de 2001. Como en la Marcha de la Constitución y la Libertad, probables demandas insatisfechas de sectores medios, razonables y justas, quedan disueltas en la “sopa reaccionaria” que pareciera hegemonizar las convocatorias actuales.
Del mismo modo en que Braden y la Sociedad Rural determinaron en 1945 el conservadurismo de una convocatoria con presencia masiva, en el cacerolazo actual, la propuesta supone una alternativa de retroceso frente a los avances indiscutibles que hacen contrastar a la Argentina con una Europa que se hunde en la crisis.
Habría que recordarles a algunos sectores de la clase media que consumen las permanentes consignas del desánimo, la fábula del escorpión y la rana: ésta atravesará el río con el escorpión a cuestas, pero, invariablemente, será picada por la naturaleza inmodificable de su compañero.
Los sectores medios han sido víctimas de todos los modelos que implementaron los grupos más concentrados del neoliberalismo y la derecha política. Hay que saber que en la segunda década del siglo XXI no existe una Europa acogedora que reciba a nuestros hijos si fracasa el modelo nacional en curso.
Es válida la protesta, la disidencia y, desde ya, el uso de la calle para disentir con un gobierno. Pero siempre debemos ver con quién y para qué nos juntamos, a riesgo de que nuestro reclamo genuino sume fuerzas al vector del retroceso. También debemos prestar atención a esos “hombres brújula” que, con sus consejos, nos extraviaron desde los medios de comunicación en los ’90. Hoy muchos de ellos nos piden, una vez más, que “no los dejemos solos” y convocan a acorralar al Gobierno, que amenaza a sus empleadores.
Si señalan que el rumbo es hacia el norte, un memorioso sensato debería dirigirse hacia el sur.
Una marcha podrá ser numerosa y hasta multitudinaria, pero lo que verdaderamente importa es a quién sirve su energía movilizada y hacia dónde podría llevarnos de lograr sus fines, no ya los de los que sienten un válido descontento, sino los de los melancólicos de los ’90 y hasta de los “años de plomo”, como lo demuestran los numerosos mensajes en la web que nos insultan, amenazan y rememoran los fracasos del neoliberalismo y el odio de la dictadura.
Verdaderos adalides de la marcha atrás, cangrejos de la historia.
* Secretario de Cultura de la Nación.
La historia, las cacerolas y sus interpretaciones El hecho maldito
La historia, las cacerolas y sus interpretaciones
El hecho maldito
Por Martín Rodríguez *
Un ideal democrático diría que todo es representable. Cada nota del gran concierto social puede tener su canal de representación, su político, su partido, su “colectivo”. Empieza en la garganta y termina en la urna. Como si fuera posible una sociedad democrática sin intemperies o lagunas, o baches de demandas. Contra esa idea demasiado utópica, las cacerolas también reflejan un síntoma (no el único) de que la democracia incluye zonas vacías, aún vacías, de representación. Digámoslo así: quizá la gobernabilidad kirchnerista incluye ese sonido de intemperie.
Un detalle bastante elocuente de la cobertura del último cacerolazo es descriptiva de una de las dificultades de esa representación: no se podían poner testimonios. No se podía a riesgo de no poder filtrar a algún energúmeno o energúmena que destiñera la imagen colectiva. Porque toda protesta, aun las más espontáneas, intenta dar “una imagen”. El canal TN, vinculado afectivamente a la protesta, redujo la cobertura a un largo paño con imágenes de la masividad y las voces de los cronistas que iban detallando los acontecimientos, las movilizaciones, las consignas genéricas potables. La sensación que se desprendió de esa sana prudencia también incumbe al desafío de una oposición que tendrá –de algún modo– que hacer pedagogía sobre sus representados. Pasar a civilización ese runrún difuso al que TN escapó y que sí fue amplificado a propósito por el programa Duro de domar exponiendo las declaraciones más crudas de la gente al cronista.
Pero no se trata de invertir siempre la fórmula de civilización o barbarie, donde ahora los nuevos bárbaros del orden democrático son los sectores de clase media y media alta que no fueron barnizados por la pedagogía progresista de estos años. No. Esa plaza incluyó muchas cosas, claro que algunas por su consistencia tuvieron más volumen y densidad y se visibilizaron mostrando su relieve más nítido: el de los afectados por las restricciones al dólar. Pero la manifestación absorbió otras demandas en la vía de un reclamo de mayor “transparencia institucional”. La agenda liberal kirchnerista en lo político y su agenda intervencionista en lo económico, por contraste, deduce el perfil de la libertad amenazada que reclaman. Puedo tener el sexo que quiero, pero no puedo tener los dólares que quiero. Al revés que en los ’90. Liberales somos todos. Sin embargo, el telón de fondo estimable de esta protesta, lo que amenaza romper ese dique geográfico tan subrayado (Callao, teflon, dólar) es la inflación. Un malestar que puede alcanzar a sectores más populares.
Pero la embriaguez retórica que cifra gustosamente en clase media y clase media-alta la raíz del cacerolazo limita y condiciona una lectura de la naturaleza kirchnerista para la solución de los problemas argentinos: cuyo populismo real tiene que ver más con la clase media y su ampliación. Un discurso anticlase media puede ser negador de la movilidad social. La clase media es un resultado social, comprende una narrativa familiar de movilidades ascendentes. Y, algo más complejo, su demonización suele hacerse desde sectores de esa misma clase. Peleas de vecinos. Progres versus reaccionarios. Y aunque los energúmenos existen (el “mute” de TN lo confirma, el temor a que se escuchen los “¡yegua montonera!”) también es cierto que esa clase media urbana resulta una distinción excepcional en la región. Somos el país con más tradición de clase media del sur. Y si el peronismo –en versión romántica– es el hecho maldito del país burgués (como decía Cooke) también ahora, de un modo más real y con un peronismo de estricta raigambre pragmática, la clase media es el hecho maldito del país peronista.
A su vez, es una clase media que tiene proporciones peronistas, frepasistas, católicas, radicales, laicas, consumistas, antipolíticas y así. Crisol de razas, cuya pertenencia corporativa más aproximada se dedujo en el consumo de ofertas del Grupo Clarín. Un consorcio líquido.
Pero volvamos al leitmotiv del día después: “que esa plaza se organice”, “que vaya a elecciones”. Ese planteo modula la crisis de partidos, más que la crisis de representación. ¿Habrá candidatos en un año que toquen música maravillosa para esos oídos? Seguro que los habrá, porque ya los hubo. Pero el desafío por esas reestructuraciones partidarias enfrenta una dificultad congénita de nuestra democracia: el peronismo, ese elefante que ocupa demasiado espacio, impide la partición republicana en dos partidos de centroderecha y centroizquierda.
El peronismo es siempre el mismo, y regula a su modo cuanto de tradición y novedad haga falta, y se disciplina hacia el signo de cada tiempo. Hoy el kirchnerismo llevó esa estructura hacia la izquierda pero conservando su articulación territorial.
Una crónica militante que se extiende en redes y medios nac&pop dicta que esos cacerolazos están poblados con personas de menor cultura política, en la tradición de ocupación del espacio público, y cuya revelación del “sentido colectivo” por el que se manifiestan suele ser menos elaborado, más brutal y racista.
Esas plazas tienen algo intraducible, algo de defensa de privilegios de clase en un primer plano y que convive más vagamente con el llamado a una universalidad nacional. Suenan más mezquinas y desafían a la construcción de un discurso más amplio, uno que sí o sí debería incluir –como mínimo– un lugar para los beneficiarios de la AUH. ¿Cuál es el borrador del programa por la positiva?
Pero atenuemos entonces la fantasía de creer en la representación total. La política no es una sábana flexible que no deja nota sin tocar. Y la demanda de representación (campanas que sonaron para el arco opositor) no significa la amplificación de ese abajo, sino la tarea más difícil de hundir las patas en ese yuyo, separar la paja del trigo y sacar sueños posibles en limpio. Porque una interpretación didáctica y simple de esas demandas puede acabar en riesgo de desfinanciamiento estatal. Una sensación: si se les da todo lo que piden, nos quedamos sin Estado. La política debería ayudar a traducir también en gobernabilidad la expectativa de ese sonido y esa furia.
* Periodista.
Un ideal democrático diría que todo es representable. Cada nota del gran concierto social puede tener su canal de representación, su político, su partido, su “colectivo”. Empieza en la garganta y termina en la urna. Como si fuera posible una sociedad democrática sin intemperies o lagunas, o baches de demandas. Contra esa idea demasiado utópica, las cacerolas también reflejan un síntoma (no el único) de que la democracia incluye zonas vacías, aún vacías, de representación. Digámoslo así: quizá la gobernabilidad kirchnerista incluye ese sonido de intemperie.
Un detalle bastante elocuente de la cobertura del último cacerolazo es descriptiva de una de las dificultades de esa representación: no se podían poner testimonios. No se podía a riesgo de no poder filtrar a algún energúmeno o energúmena que destiñera la imagen colectiva. Porque toda protesta, aun las más espontáneas, intenta dar “una imagen”. El canal TN, vinculado afectivamente a la protesta, redujo la cobertura a un largo paño con imágenes de la masividad y las voces de los cronistas que iban detallando los acontecimientos, las movilizaciones, las consignas genéricas potables. La sensación que se desprendió de esa sana prudencia también incumbe al desafío de una oposición que tendrá –de algún modo– que hacer pedagogía sobre sus representados. Pasar a civilización ese runrún difuso al que TN escapó y que sí fue amplificado a propósito por el programa Duro de domar exponiendo las declaraciones más crudas de la gente al cronista.
Pero no se trata de invertir siempre la fórmula de civilización o barbarie, donde ahora los nuevos bárbaros del orden democrático son los sectores de clase media y media alta que no fueron barnizados por la pedagogía progresista de estos años. No. Esa plaza incluyó muchas cosas, claro que algunas por su consistencia tuvieron más volumen y densidad y se visibilizaron mostrando su relieve más nítido: el de los afectados por las restricciones al dólar. Pero la manifestación absorbió otras demandas en la vía de un reclamo de mayor “transparencia institucional”. La agenda liberal kirchnerista en lo político y su agenda intervencionista en lo económico, por contraste, deduce el perfil de la libertad amenazada que reclaman. Puedo tener el sexo que quiero, pero no puedo tener los dólares que quiero. Al revés que en los ’90. Liberales somos todos. Sin embargo, el telón de fondo estimable de esta protesta, lo que amenaza romper ese dique geográfico tan subrayado (Callao, teflon, dólar) es la inflación. Un malestar que puede alcanzar a sectores más populares.
Pero la embriaguez retórica que cifra gustosamente en clase media y clase media-alta la raíz del cacerolazo limita y condiciona una lectura de la naturaleza kirchnerista para la solución de los problemas argentinos: cuyo populismo real tiene que ver más con la clase media y su ampliación. Un discurso anticlase media puede ser negador de la movilidad social. La clase media es un resultado social, comprende una narrativa familiar de movilidades ascendentes. Y, algo más complejo, su demonización suele hacerse desde sectores de esa misma clase. Peleas de vecinos. Progres versus reaccionarios. Y aunque los energúmenos existen (el “mute” de TN lo confirma, el temor a que se escuchen los “¡yegua montonera!”) también es cierto que esa clase media urbana resulta una distinción excepcional en la región. Somos el país con más tradición de clase media del sur. Y si el peronismo –en versión romántica– es el hecho maldito del país burgués (como decía Cooke) también ahora, de un modo más real y con un peronismo de estricta raigambre pragmática, la clase media es el hecho maldito del país peronista.
A su vez, es una clase media que tiene proporciones peronistas, frepasistas, católicas, radicales, laicas, consumistas, antipolíticas y así. Crisol de razas, cuya pertenencia corporativa más aproximada se dedujo en el consumo de ofertas del Grupo Clarín. Un consorcio líquido.
Pero volvamos al leitmotiv del día después: “que esa plaza se organice”, “que vaya a elecciones”. Ese planteo modula la crisis de partidos, más que la crisis de representación. ¿Habrá candidatos en un año que toquen música maravillosa para esos oídos? Seguro que los habrá, porque ya los hubo. Pero el desafío por esas reestructuraciones partidarias enfrenta una dificultad congénita de nuestra democracia: el peronismo, ese elefante que ocupa demasiado espacio, impide la partición republicana en dos partidos de centroderecha y centroizquierda.
El peronismo es siempre el mismo, y regula a su modo cuanto de tradición y novedad haga falta, y se disciplina hacia el signo de cada tiempo. Hoy el kirchnerismo llevó esa estructura hacia la izquierda pero conservando su articulación territorial.
Una crónica militante que se extiende en redes y medios nac&pop dicta que esos cacerolazos están poblados con personas de menor cultura política, en la tradición de ocupación del espacio público, y cuya revelación del “sentido colectivo” por el que se manifiestan suele ser menos elaborado, más brutal y racista.
Esas plazas tienen algo intraducible, algo de defensa de privilegios de clase en un primer plano y que convive más vagamente con el llamado a una universalidad nacional. Suenan más mezquinas y desafían a la construcción de un discurso más amplio, uno que sí o sí debería incluir –como mínimo– un lugar para los beneficiarios de la AUH. ¿Cuál es el borrador del programa por la positiva?
Pero atenuemos entonces la fantasía de creer en la representación total. La política no es una sábana flexible que no deja nota sin tocar. Y la demanda de representación (campanas que sonaron para el arco opositor) no significa la amplificación de ese abajo, sino la tarea más difícil de hundir las patas en ese yuyo, separar la paja del trigo y sacar sueños posibles en limpio. Porque una interpretación didáctica y simple de esas demandas puede acabar en riesgo de desfinanciamiento estatal. Una sensación: si se les da todo lo que piden, nos quedamos sin Estado. La política debería ayudar a traducir también en gobernabilidad la expectativa de ese sonido y esa furia.
* Periodista.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Dorio y Brienza, aportan claridad
El debate giraba ayer, una vez mas, en torno a las clases medias urbanas: ese "mosaico heteróclito" como lo definiera el politólogo francés, Alain Rouquié.
Y se intetaba separara ese núcleo duro, (anti-peronista furibundo, que en palabras de Jorge Doirio, potencialmente se están tramsformando en criminales cuando exigen la muerte de la presidenta); ambos planteaban separar la paja del trigo entre los destituyentes y aquellos ciudadanos apolíticos, invertebrados ideológicamente que quizás con ciertos fundamentos hayan salido a la calle días pasado o simplemente caceroleado desde sus balcones.
La inflación, la compra libre de dólares para vacacionar, está mal como reivindicación burguesa clase mediera?
Creo que no.
El liberal vergonzante, otra vez cito a Dorio, se vuelve de izquierda en las grande urbes, agrego yo.
Se disfraza de progre y sale "a pelear por sus derechos".
No son ellos el problema; sí el enemigo estratégico de los sectores populares,(el Pueblo, en sintonía peronista) que utilza errores nuestros para cabalgar hacia sus objetivos fundantes.
De aquí al 7 D, muchas cosas malas pueden llegar a ocurrir con la meta de esmerilar al gobierno y, principalmente, a la figura de la presidenta.
Hoy por la mañana en una síntesis del programa clarinista de Szloto y Tenembaun, unos 20 ciudadanos y ciudadanas explicaban sus motivacioens para movilziarse.
Una vez mas abastraccioens varias, como falta de libertad, república ausente, nos recortan los derechos civiles, la presidenta es una empleada nuestra, y ante preguntas de los periodistas, acerca del funcionamiento de los poderes, lo cual demostraría que esto no es una Dictadura, un jóven cubano, sí cubano, de 25 años aproximadamente define que toda dictadura se inicia con una democracia!!!!!!
Sin respuesta de ambos interlocutores, el camino a recorrer está instalado.
Esto se está transformando en una Dictadura, es decir, todo será legítimo para derrumabr al gobierno.
Sobre todo porque los asistentes al programa, repiten algo que desde el jueves pasado se dice en la cadena nacional del odio: todo fue espontáneo, nos comunicmaos, y "alguien dijo tal día a tal hora y salimos".
Nada ni nadie están detrás de esta espontaneidad.
Idiotas útiles, sí miles, dentro de ellos y ellas, reivindicaciones en el marco del capitalismo, legítimas, y sí, muchas.
Enemigo trazando el plan de batalla en esta guerra bicentenaria entre el Pueblo y los poderes hoy no tan dominantes, obvio.
Correcciones en la acción cultural, comunicacional, política e ideológica, también,
Como Dorio y Brienza plantearon ayer , hay que analizar y observar por donde rompemos y debilitamos con política esta nueva masa indignada de las urbes patrias.
Y recordar que, mientras buscamos la punta del ovillo que construya y deconstruya al mismo tiempo, para no equivocarnos y no caer en provocaciones, ellos siguen asomando la punta de su iceberg.
GB
Y se intetaba separara ese núcleo duro, (anti-peronista furibundo, que en palabras de Jorge Doirio, potencialmente se están tramsformando en criminales cuando exigen la muerte de la presidenta); ambos planteaban separar la paja del trigo entre los destituyentes y aquellos ciudadanos apolíticos, invertebrados ideológicamente que quizás con ciertos fundamentos hayan salido a la calle días pasado o simplemente caceroleado desde sus balcones.
La inflación, la compra libre de dólares para vacacionar, está mal como reivindicación burguesa clase mediera?
Creo que no.
El liberal vergonzante, otra vez cito a Dorio, se vuelve de izquierda en las grande urbes, agrego yo.
Se disfraza de progre y sale "a pelear por sus derechos".
No son ellos el problema; sí el enemigo estratégico de los sectores populares,(el Pueblo, en sintonía peronista) que utilza errores nuestros para cabalgar hacia sus objetivos fundantes.
De aquí al 7 D, muchas cosas malas pueden llegar a ocurrir con la meta de esmerilar al gobierno y, principalmente, a la figura de la presidenta.
Hoy por la mañana en una síntesis del programa clarinista de Szloto y Tenembaun, unos 20 ciudadanos y ciudadanas explicaban sus motivacioens para movilziarse.
Una vez mas abastraccioens varias, como falta de libertad, república ausente, nos recortan los derechos civiles, la presidenta es una empleada nuestra, y ante preguntas de los periodistas, acerca del funcionamiento de los poderes, lo cual demostraría que esto no es una Dictadura, un jóven cubano, sí cubano, de 25 años aproximadamente define que toda dictadura se inicia con una democracia!!!!!!
Sin respuesta de ambos interlocutores, el camino a recorrer está instalado.
Esto se está transformando en una Dictadura, es decir, todo será legítimo para derrumabr al gobierno.
Sobre todo porque los asistentes al programa, repiten algo que desde el jueves pasado se dice en la cadena nacional del odio: todo fue espontáneo, nos comunicmaos, y "alguien dijo tal día a tal hora y salimos".
Nada ni nadie están detrás de esta espontaneidad.
Idiotas útiles, sí miles, dentro de ellos y ellas, reivindicaciones en el marco del capitalismo, legítimas, y sí, muchas.
Enemigo trazando el plan de batalla en esta guerra bicentenaria entre el Pueblo y los poderes hoy no tan dominantes, obvio.
Correcciones en la acción cultural, comunicacional, política e ideológica, también,
Como Dorio y Brienza plantearon ayer , hay que analizar y observar por donde rompemos y debilitamos con política esta nueva masa indignada de las urbes patrias.
Y recordar que, mientras buscamos la punta del ovillo que construya y deconstruya al mismo tiempo, para no equivocarnos y no caer en provocaciones, ellos siguen asomando la punta de su iceberg.
GB
JOHN WILLIAM COOKE.
Homenaje a quien fue una pieza clave de la resistencia peronista
Por Norberto Galasso
Trató a Juan Domingo Perón de igual a igual, se consideró marxista y también peronista, fue un intelectual y también un hombre de acción. Viajó a Cuba y junto a su mujer de transformó en miliciano y participó de la Revolución.
Pocos personajes de nuestra historia ofrecen facetas tan singulares como la de este gran pensador y luchador argentino. Se llamó John William cuando seguramente él hubiera querido que lo denominasen Juan Guillermo. Se consideraba peronista pero también marxista. Como integrante del peronismo fue –casi seguramente– el único que discutió con el general Perón de igual a igual, sin inhibiciones ni reservas mentales: "Usted procede en forma muy diferente a la que yo preconizo y a veces, en forma totalmente antitética" (enero 1966). El único que se animó a decirle que algún día iba a morir (3/3/1962). Fue intelectual profundo, pero al mismo tiempo hombre clave de la resistencia y se lanzó con "una pistola 45" y tres cargadores de balas a parar a los marinos en junio de 1955. Tenía cierta renguera y un cuerpo voluminoso pero le encantaba bailar el tango. Fue invitado a un congreso en la Cuba presidida por Fidel y lo retuvieron en el aeropuerto porque el Partido Comunista de la Argentina dio malos informes sobre él ("¿Qué tal, Cooke? ¿Está en cana?", le dijo sonriendo El Che y aclaró la situación). Una anécdota resume su independencia de criterio y su singularidad en sus opiniones. Ante las diferencias que mantiene con Jorge Antonio, Perón intenta limar asperezas y para calmarlo le dice: "Pero, Bebe, Jorgito es millonario, pero es un millonario peronista." Y él le responde: "Mi General, disculpe, pero yo no hago esos distingos. Para mí, no hay millonarios peronistas y millonarios antiperonistas, los millonarios son millonarios, nada más."
Pero quizá lo que otorga a Cooke una característica aun más propia y definida está dada por su permanente transformación, a través de la acción política, al mismo ritmo que se modificaban y profundizaban las posiciones de las grandes masas. Él provenía de una familia de irlandeses en cuyo hogar se hablaba en idioma inglés y en lo político, seguían la tradición radical. Su padre, Juan Isaac era dirigente importante de la UCR y como tal estaba alineado, en la segunda guerra, en el campo aliadófilo, donde también se situaba John en su juventud, celebrando los triunfos de Inglaterra. Pero al crecer el movimiento obrero y alcanzar el protagonismo del 17 de octubre, John ya integra el movimiento nacional e ingresa al Congreso de la Nación como diputado. Ha comprendido que soplan vientos de revolución y que el peronismo viene a cubrir el vacío dejado por los viejos partidos perimidos. Entonces afirma: "En 1945... el peronismo fue el movimiento que surgió y triunfó contra todos los partidos, que hizo saltar el esquema de los partidos repartiéndose el poder político. No es que la izquierda hacía crisis; es que era una parte de la superestructura política del imperialismo y saltó junto con los demás pedazos de esa superestructura... El movimiento popular que atacó a la oligarquía y al imperialismo pasó a ser la izquierda por cuanto representaba las fuerzas del progreso nacional y de la independencia del extranjero. Fue una situación revolucionaria, donde los esquemas teóricos no servían. Faltaba una Izquierda Nacional y ese papel pasó a ocuparlo peronismo, aunque sin definirse como tal."
En su gestión parlamentaria, siendo el diputado más joven –"El Bebe", lo llamaron– fue el más sólido y brillante. A él recurrió Perón después del tremendo bombardeo del 16/6/55 para reorganizar el partido en la Capital Federal, pero ya era muy tarde y el gobierno fue derrocado en septiembre. Una tremenda noche de terror y silenciamiento cayó sobre el peronismo en esos años, resumida en la delirante mordaza del Decreto 4161 y los fusilamientos del '56. Cooke, mientras tanto, intentaba armar "la resistencia" y era paseado por todas las cárceles del país, hasta "el infierno blanco" de Ushuaia e inclusive sufre simulacro de fusilamiento. Producido el triunfo de Frondizi en 1958, cuando los obreros se levantan contra la primera privatización impuesta por el FMI, Cooke avanza aun más en su posición e intenta convertir esa lucha en paro general, en un momento en que era delegado personal de Perón y más aun, el único a quien Perón alguna vez designa su sucesor para el caso de su muerte. Pero la burocracia política del peronismo le boicotea su acción y después de denunciarlos ante Perón, viaja a Cuba, donde adhiere fervorosamente a la Revolución. Tiempo más tarde es miliciano, al igual que su mujer Alicia Eguren, y participan en la lucha cuando el imperialismo invade Bahía de los Cochinos.
Reside unos pocos años en la isla y allí les explica a muchos cubanos mal informados los progresos alcanzados por las mayorías populares dela Argentina durante los dos gobiernos de Perón. Luego se desempeña como representante de Fidel y El Che ante Perón –en España– sugiriéndole se traslade para residir en Cuba, a lo cual el General le responde: "Dígale a Fidel que él hizo el asalto al Moncada llevando consigo el rosario y la cruz y yo todavía tengo que seguir llevándolos."
En esa época es un socialista convencido, pero al mismo tiempo se sigue considerando peronista y por ambas banderas milita sin cesar. Parte de esa lucha queda registrada en una rica correspondencia mantenida con el General durante una década (1956-1966). Allí analiza la correlación de fuerzas, la imposibilidad, por ahora, de la revolución armada, como asimismo la importancia que tendría abandonar la conducción pendular de un movimiento policlasista para acentuar sus rasgos revolucionarios. Comprende que "el peronismo es el hecho maldito del país burgués", pero también que "es un gigante invertebrado y miope" si no se dan los cuadros necesarios y no se desplaza a los burócratas políticos y sindicales. En esas cartas, Perón le explica que hay que ser como el Papa "que benedice a tutti", que la unidad es lo principal dado el poderío del enemigo. Cooke no está de acuerdo y se atreve a refutarlo: "¿Para qué nos sirve el número, para votar en las elecciones que no se han de realizar?" También afirma: "Peronismo y antiperonismo son, en esta etapa, la forma en que se da políticamente la lucha de clases..." ¿Unidad para qué, entonces? Su opinión es que obispos, generales y empresarios están de más en el peronismo. Perón le contesta, desde su condición de líder nacional, que si los echamos, engrosaremos las fuerzas del enemigo. Otras veces el General no le responde por un tiempo. A veces, le señala: "Querido Bebe: ... muchas gracias por su interesante y valiosa información..."Los “leales” y los desleales cuentan sólo para construir y debemos manejarlos a todos porque si no llegaríamos al final con muy poquitos. Por otra parte, hay dos clases de lealtad, la de los que son leales de corazón al Movimiento y los que son leales cuando no les conviene ser desleales. Con ambos hay que contar, usando a los primeros sin reservas y utilizando a los segundos, a condición de colocarlos en una situación en la que no les convenga defeccionar. Al final, no hay hombres buenos ni malos, más bien todo depende de las circunstancias, aunque para conducir es siempre mejor pensar que muchos son malos y mentirosos." En otras cartas, también se observa que intenta persuadirlo: "Usted tiene razón, Bebe, lo felicito…" Pero al final de la carta le reitera la política de "bendecir a todos", como única manera de aislar a la oligarquía y al imperialismo. Pero Cooke insiste: "Cuando usted ya no esté, ¿qué significará ser peronista?"
A finales de 1963, Cooke regresa a la Argentina y crea Acción Revolucionaria Peronista, es decir, intenta formar una izquierda orgánica, dentro del movimiento, para estar en condiciones de incidir mejor. Ideológicamente su influencia se difunde, pero –y él no tiene duda alguna– la clase trabajadora, en su abrumadora mayoría, está con el General y no ve la necesidad de construir el partido revolucionario que él preconiza.
En sus últimos años, concurre a varios congresos en Cuba y reafirma allí su posición revolucionaria e inclusive adhiere a la lucha armada que se intenta en otros países. Sin embargo, aún en sus últimos escritos, sostiene: "Perón no sólo es el artífice de la única época en que el obrero fue feliz –década que el tiempo y el drama de hoy embellecen aun más en la nostalgia– sino algo más importante es el recuerdo, el símbolo de la primavera revolucionaria del proletariado argentino, del momento cenital de las grandes conquistas sociales y las reivindicaciones nacionales. Por eso, su mito se alimenta tanto de la adhesión de los obreros como del odio que le profesa la oligarquía, no atenuado por los años porque es el reverso del amor de los humildes… En el laberinto de la política a ras del suelo a que nos tiene acostumbrados nuestros burócratas Perón parecería estar bloqueando vaya a saber qué caminos. Desde las alturas de las formas superiores de la lucha revolucionaria, no obstruye nada. El pueblo se resiste a abandonar sus ídolos acreditados en el milagro por otros no probados… El prestigio de la conducción revolucionaria de esta nueva generación se cargará con el magnetismo de su antiguo prestigio."
Por entonces, lo toma el cáncer. A los pocos meses, el 19 de septiembre de 1968, muere, pero su última voluntad –hecho todavía insólito en la Argentina de 1968– es que sus órganos vitales sean usados para quien los necesite, como si quisiera que sus ojos siguieran viendo, desde otro cuerpo, los cambios de su querida América Latina, en busca de su destino igualitario.
19/09/12 Tiempo Argentino
Por Norberto Galasso
Trató a Juan Domingo Perón de igual a igual, se consideró marxista y también peronista, fue un intelectual y también un hombre de acción. Viajó a Cuba y junto a su mujer de transformó en miliciano y participó de la Revolución.
Pocos personajes de nuestra historia ofrecen facetas tan singulares como la de este gran pensador y luchador argentino. Se llamó John William cuando seguramente él hubiera querido que lo denominasen Juan Guillermo. Se consideraba peronista pero también marxista. Como integrante del peronismo fue –casi seguramente– el único que discutió con el general Perón de igual a igual, sin inhibiciones ni reservas mentales: "Usted procede en forma muy diferente a la que yo preconizo y a veces, en forma totalmente antitética" (enero 1966). El único que se animó a decirle que algún día iba a morir (3/3/1962). Fue intelectual profundo, pero al mismo tiempo hombre clave de la resistencia y se lanzó con "una pistola 45" y tres cargadores de balas a parar a los marinos en junio de 1955. Tenía cierta renguera y un cuerpo voluminoso pero le encantaba bailar el tango. Fue invitado a un congreso en la Cuba presidida por Fidel y lo retuvieron en el aeropuerto porque el Partido Comunista de la Argentina dio malos informes sobre él ("¿Qué tal, Cooke? ¿Está en cana?", le dijo sonriendo El Che y aclaró la situación). Una anécdota resume su independencia de criterio y su singularidad en sus opiniones. Ante las diferencias que mantiene con Jorge Antonio, Perón intenta limar asperezas y para calmarlo le dice: "Pero, Bebe, Jorgito es millonario, pero es un millonario peronista." Y él le responde: "Mi General, disculpe, pero yo no hago esos distingos. Para mí, no hay millonarios peronistas y millonarios antiperonistas, los millonarios son millonarios, nada más."
Pero quizá lo que otorga a Cooke una característica aun más propia y definida está dada por su permanente transformación, a través de la acción política, al mismo ritmo que se modificaban y profundizaban las posiciones de las grandes masas. Él provenía de una familia de irlandeses en cuyo hogar se hablaba en idioma inglés y en lo político, seguían la tradición radical. Su padre, Juan Isaac era dirigente importante de la UCR y como tal estaba alineado, en la segunda guerra, en el campo aliadófilo, donde también se situaba John en su juventud, celebrando los triunfos de Inglaterra. Pero al crecer el movimiento obrero y alcanzar el protagonismo del 17 de octubre, John ya integra el movimiento nacional e ingresa al Congreso de la Nación como diputado. Ha comprendido que soplan vientos de revolución y que el peronismo viene a cubrir el vacío dejado por los viejos partidos perimidos. Entonces afirma: "En 1945... el peronismo fue el movimiento que surgió y triunfó contra todos los partidos, que hizo saltar el esquema de los partidos repartiéndose el poder político. No es que la izquierda hacía crisis; es que era una parte de la superestructura política del imperialismo y saltó junto con los demás pedazos de esa superestructura... El movimiento popular que atacó a la oligarquía y al imperialismo pasó a ser la izquierda por cuanto representaba las fuerzas del progreso nacional y de la independencia del extranjero. Fue una situación revolucionaria, donde los esquemas teóricos no servían. Faltaba una Izquierda Nacional y ese papel pasó a ocuparlo peronismo, aunque sin definirse como tal."
En su gestión parlamentaria, siendo el diputado más joven –"El Bebe", lo llamaron– fue el más sólido y brillante. A él recurrió Perón después del tremendo bombardeo del 16/6/55 para reorganizar el partido en la Capital Federal, pero ya era muy tarde y el gobierno fue derrocado en septiembre. Una tremenda noche de terror y silenciamiento cayó sobre el peronismo en esos años, resumida en la delirante mordaza del Decreto 4161 y los fusilamientos del '56. Cooke, mientras tanto, intentaba armar "la resistencia" y era paseado por todas las cárceles del país, hasta "el infierno blanco" de Ushuaia e inclusive sufre simulacro de fusilamiento. Producido el triunfo de Frondizi en 1958, cuando los obreros se levantan contra la primera privatización impuesta por el FMI, Cooke avanza aun más en su posición e intenta convertir esa lucha en paro general, en un momento en que era delegado personal de Perón y más aun, el único a quien Perón alguna vez designa su sucesor para el caso de su muerte. Pero la burocracia política del peronismo le boicotea su acción y después de denunciarlos ante Perón, viaja a Cuba, donde adhiere fervorosamente a la Revolución. Tiempo más tarde es miliciano, al igual que su mujer Alicia Eguren, y participan en la lucha cuando el imperialismo invade Bahía de los Cochinos.
Reside unos pocos años en la isla y allí les explica a muchos cubanos mal informados los progresos alcanzados por las mayorías populares dela Argentina durante los dos gobiernos de Perón. Luego se desempeña como representante de Fidel y El Che ante Perón –en España– sugiriéndole se traslade para residir en Cuba, a lo cual el General le responde: "Dígale a Fidel que él hizo el asalto al Moncada llevando consigo el rosario y la cruz y yo todavía tengo que seguir llevándolos."
En esa época es un socialista convencido, pero al mismo tiempo se sigue considerando peronista y por ambas banderas milita sin cesar. Parte de esa lucha queda registrada en una rica correspondencia mantenida con el General durante una década (1956-1966). Allí analiza la correlación de fuerzas, la imposibilidad, por ahora, de la revolución armada, como asimismo la importancia que tendría abandonar la conducción pendular de un movimiento policlasista para acentuar sus rasgos revolucionarios. Comprende que "el peronismo es el hecho maldito del país burgués", pero también que "es un gigante invertebrado y miope" si no se dan los cuadros necesarios y no se desplaza a los burócratas políticos y sindicales. En esas cartas, Perón le explica que hay que ser como el Papa "que benedice a tutti", que la unidad es lo principal dado el poderío del enemigo. Cooke no está de acuerdo y se atreve a refutarlo: "¿Para qué nos sirve el número, para votar en las elecciones que no se han de realizar?" También afirma: "Peronismo y antiperonismo son, en esta etapa, la forma en que se da políticamente la lucha de clases..." ¿Unidad para qué, entonces? Su opinión es que obispos, generales y empresarios están de más en el peronismo. Perón le contesta, desde su condición de líder nacional, que si los echamos, engrosaremos las fuerzas del enemigo. Otras veces el General no le responde por un tiempo. A veces, le señala: "Querido Bebe: ... muchas gracias por su interesante y valiosa información..."Los “leales” y los desleales cuentan sólo para construir y debemos manejarlos a todos porque si no llegaríamos al final con muy poquitos. Por otra parte, hay dos clases de lealtad, la de los que son leales de corazón al Movimiento y los que son leales cuando no les conviene ser desleales. Con ambos hay que contar, usando a los primeros sin reservas y utilizando a los segundos, a condición de colocarlos en una situación en la que no les convenga defeccionar. Al final, no hay hombres buenos ni malos, más bien todo depende de las circunstancias, aunque para conducir es siempre mejor pensar que muchos son malos y mentirosos." En otras cartas, también se observa que intenta persuadirlo: "Usted tiene razón, Bebe, lo felicito…" Pero al final de la carta le reitera la política de "bendecir a todos", como única manera de aislar a la oligarquía y al imperialismo. Pero Cooke insiste: "Cuando usted ya no esté, ¿qué significará ser peronista?"
A finales de 1963, Cooke regresa a la Argentina y crea Acción Revolucionaria Peronista, es decir, intenta formar una izquierda orgánica, dentro del movimiento, para estar en condiciones de incidir mejor. Ideológicamente su influencia se difunde, pero –y él no tiene duda alguna– la clase trabajadora, en su abrumadora mayoría, está con el General y no ve la necesidad de construir el partido revolucionario que él preconiza.
En sus últimos años, concurre a varios congresos en Cuba y reafirma allí su posición revolucionaria e inclusive adhiere a la lucha armada que se intenta en otros países. Sin embargo, aún en sus últimos escritos, sostiene: "Perón no sólo es el artífice de la única época en que el obrero fue feliz –década que el tiempo y el drama de hoy embellecen aun más en la nostalgia– sino algo más importante es el recuerdo, el símbolo de la primavera revolucionaria del proletariado argentino, del momento cenital de las grandes conquistas sociales y las reivindicaciones nacionales. Por eso, su mito se alimenta tanto de la adhesión de los obreros como del odio que le profesa la oligarquía, no atenuado por los años porque es el reverso del amor de los humildes… En el laberinto de la política a ras del suelo a que nos tiene acostumbrados nuestros burócratas Perón parecería estar bloqueando vaya a saber qué caminos. Desde las alturas de las formas superiores de la lucha revolucionaria, no obstruye nada. El pueblo se resiste a abandonar sus ídolos acreditados en el milagro por otros no probados… El prestigio de la conducción revolucionaria de esta nueva generación se cargará con el magnetismo de su antiguo prestigio."
Por entonces, lo toma el cáncer. A los pocos meses, el 19 de septiembre de 1968, muere, pero su última voluntad –hecho todavía insólito en la Argentina de 1968– es que sus órganos vitales sean usados para quien los necesite, como si quisiera que sus ojos siguieran viendo, desde otro cuerpo, los cambios de su querida América Latina, en busca de su destino igualitario.
19/09/12 Tiempo Argentino
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