lunes, 30 de diciembre de 2013

TEMPERATURAS QUE SIGUIERON POR ENCIMA DE LOS 40 GRADOS, CORTES DE CALLES Y EL FATIDICO GOLPE DE CALOR Un panorama de la tropicalia local

Un panorama de la tropicalia local Tres muertes en Santiago del Estero debido a las altas temperaturas. En Capital, cortes de calles en diferentes barrios. También en Lanús. Mar del Plata, con record histórico de temperatura para 2013, desbordó de turistas. Temporal en Córdoba. Las altas temperaturas climáticas y humorales volvieron a coincidir, en menor medida, pero coincidieron. El clima, ayer al mediodía, se mantuvo bastante por encima de los 30 grados, con picos que alcanzaron por sectores bastante por encima de los 40 de sensación térmica. En este caso en Resistencia, 41,4. Mar del Plata, atiborrada de turistas, tuvo su record de calor en 2013, con 38,2 grados a las 15.15. Lejos de la frescura del mar, el Area Metropolitana de Buenos Aires osciló entre los 25 de mínima y los 38 de máxima. En Santiago del Estero, un adolescente, un mendigo y una anciana fallecieron por efectos de las altas temperaturas. Los cortes de calles y protestas continuaron. En Caballito, Villa del Parque, Mataderos y Constitución, y en el partido de Lanús, vecinos protestaron quemando neumáticos y maderas en varias intersecciones de avenidas para visibilizar sus reclamos por los cortes de energía eléctrica. En Villa del Parque los vecinos cerraron el paso en Alvarez Jonte y Nazca para exigir que reconectaran la energía que falta desde el jueves pasado, aunque los cortes intermitentes aseguraron que llevan alrededor de 12 días. También se registró desvío del tránsito sobre la avenida San Juan y Santiago del Estero, donde los vecinos realizaron un corte como protesta. Lo mismo hicieron en el barrio de Caballito, mientras que en Mataderos un grupo de vecinos protestaba en Alberdi y Guaminí, y aseguraban que en algunos sectores la luz falta desde hace 15 días. En Lanús, manifestantes acalorados quemaron neumáticos y ramas y colchones en las calles Santa Fe y Viamonte, en reclamo de la “urgente reconexión del servicio”. Los vecinos batían palmas y reclamaban a las empresas prestatarias del servicio que no los olviden y “devuelvan la luz”. La temperatura se mantuvo en picos muy altos, lo que por el momento no descomprimió la tensión sobre el uso de la red eléctrica. En Mar del Plata, de todos modos, sin cortes de luz y con el mar como compensador, fue muy diferente la estrategia para enfrentar la máxima histórica de este año, 38,2 grados a las 15.15. Playas colmadas y ocupación hotelera que promedia el 90 por ciento, completan en la costa la perspectiva de una temporada caliente pero distante de la tensión. En jurisdicción porteña, ayer la temperatura se mantuvo entre los 25 y los 38. Para hoy continúa el alerta rojo para Capital y Rosario, y el Servicio Meteorológico Nacional anunció nubosidad variable con probabilidad de lluvias y tormentas aisladas, mejorando luego, con vientos moderados del Noroeste rotando al Sur y temperaturas que oscilarán entre los 22 y los 36 grados. Para mañana anuncian entre 22 y 33 grados, y para el primer día de 2014, se espera la misma máxima (33) y un grado más de mínima (23). En Córdoba, el clima viró brutalmente. En la zona del noreste provincial se desató un violento temporal que tuvo como epicentro la localidad de Hernando, donde 230 personas fueron evacuadas por anegamiento en las calles con más de un metro de agua e interrupción en las rutas aledañas, la provincial 6, entre Hernando y General Fotheringham, y la 10, entre Pampayasta y Punta del Agua, que fueron cerradas al tránsito. En Santa Rosa de Río Primero, el vendaval provocó la voladura de techos, carteles y caída de árboles y postes, en medio de un temporal en el que también hubo lluvias y granizo. En Santiago del Estero, la intensa y persistente ola de calor provocó la muerte de al menos tres personas, una de ellas un adolescente, según reportaron hoy fuentes sanitarias y policiales. Las temperaturas allí superaron los 40 grados desde el martes y sin interrupciones, y la sensación térmica se ubicó por encima de esa marca. Un chico de 16 años, identificado como William Jorge, sufrió una descompensación en su precaria casa del barrio Los Lagos, en La Banda; en la localidad de Los Quiroga, a 30 kilómetros de la capital, un mendigo de unos 50 años fue hallado sin vida. Y una mujer de 87 años fue hallada muerta en su casa. Las autoridades informaron que las muertes se produjeron por las altas temperaturas. 30/12/13 Página|12

Horacio González: Historia conjetural del periodismo argentino (Parte II)

Horacio González: Historia conjetural del periodismo argentino (Parte I)

Hay que reconstituir una idea de objetividad que surja de los verdaderos intereses sociales

Entrevista con Horacio González, a partir de su libro Historia conjetural del periodismo argentino (Ediciones Colihue). Desfilan por esta charla Alberdi, Sarmiento, Rosas, Crítica, La Nación, Clarín, Página 12, Lanata, Pagni, Verbitsky; y unas pocas cosas más. http://quenotepisen.net/wp-content/uploads/2012/10/ Por Juan Ciucci APU: ¿Cómo surge este libro? Horacio González: En realidad quería escribir un libro que fuera sugestivo. Esto quiere decir que no tomara el problema de lleno, que no dijera la palabra “corpo”, por un lado, para resolver un problema más complejo. Y por otro lado, lo remitiera a una historia más amplia, prácticamente nace con la Revolución de Mayo el periodismo. Y por esto mismo planteara que la Ley de Medios que está hoy bajo discusión tenga una historia más compleja, que la propia ley no trata ni tiene la obligación de tratar. Me parecía que una ley de la envergadura de la que se aprobó en el parlamento con un trasfondo histórico, me pareció que era una rememoración que remitía a algunos de los grandes diarios de Argentina. De ahí que empiezo con el diario inglés de la ocupación militar en Montevideo y Buenos Aires, The Southern Star. Que es un diario muy moderno, desde luego para la época, es un diario que tiene la ideología de la ocupación, la hace con extremo cuidado. Una ocupación que es un hecho brutal, de carácter militar y absolutamente repudiable; tiene un diario hasta cierto punto refinado. Porque viene con odas de poesías latinas y esas obras llevan a la apología del vicealmirante Nelson, de Whitelocke. Entonces ahí hago la pregunta de si el periodismo no tendrá su origen además de todos los conocidos, las crónicas medievales, en las leyendas; también en los partes de guerra. Ahí aparece la veta en la guerra que atraviesa todo el periodismo, que de alguna manera puede ser considerado como una pieza fundamental y vinculante en sociedades que tienen distintos grados de tensión e inclusive que se resuelven por la vía militar. En la cuestión de la narración, lo que dije es obvio pero lo es menos si vemos cómo narra un periodista o cómo narra el autor de una crónica de una batalla. Por eso hago ligeras alusiones a los partes de guerra de Bolivar, de San Martín. Muy ligeras porque son formas de un periodismo detallista que hasta hoy no se ha perdido. El periodismo detallista hoy aparece más vinculado a la visión objetivista del relato militar una vez que sucedió la batalla, y del relato de cualquier hecho que también me parece que es un tema a definir. ¿Qué es un hecho?, como lo define la filosofía contemporánea. Por eso el periodismo va de definir una guerra y el canto a la guerra con las odas hechas a los militares, como definir qué es un hecho en una maraña de acontecimientos secuenciales que llamamos historia. Ahí tenemos toda la filosofía del siglo XX que trata de definir qué es un hecho, lo que el periodista cree saber de antemano. Es una crítica al periodismo un poco influida por Karl Kraus, al que cité un par de veces nomás, para no dar tantas pistas de lo que uno copia (risas). La crítica es amable, porque ¿qué es lo que hace uno?, periodismo, ¿qué somos?, periodistas, queramos o no. APU: En el marco de las nuevas tecnologías, hace una historia del periodismo pero la liga muy directamente a los diarios. HG: Sí, a los diarios. La verdad que no me animé a entrar en lo que podemos llamar el periodismo de imágenes o que se basa en las nuevas tecnologías de la comunicación; con el cual tengo más críticas aun; pero de todas maneras estos elementos están presentes. Es la historia del periodismo en Argentina que está tomada, que he revisado la historia del periodismo de Inglaterra y el papel que tiene discusión la libertad de prensa, es una discusión típicamente de organización social en Inglaterra. Una gran apología de la libertad de prensa en John Milton, autor de El paraíso perdido en el siglo XVII, o sea que de algún modo los temas que se discuten no son nuevos. Lo que me pareció novedoso en esta discusión es cómo aparece el periodismo en la vida cotidiana, en La moda de Alberdi, al que le dedico un tramo largo. La discusión de Sarmiento con Alberdi que también es una discusión fundamental, que es periodismo y guerra, qué tiene mayor significación en una lucha política, el frente periodístico o el frente militar. Sarmiento pone el frente periodístico por encima del frente militar. Alberdi a la inversa, lo declara loco entre otras cosas por creer que un conjunto de notas o un boletín pueden ser superiores a una carga de infantería. Hoy ese problema está más o menos resuelto, mucha gente cree que es superior la carga de infantería de la prensa que la carga de infantería del terreno real. Es una discusión que ocurre durante un año entero, llena de insultos muy interesantes, mucho más interesantes de los que se escuchan hoy por la radio. Es un modelo de polémicas con un intento de destrucción del honor del contrincante, eso lo logran bastante bien porque terminan muy mal trechos los dos. La discusión sale en un libro de Sarmiento y en los artículos periodísticos de Alberdi. Después paso a tomar estudios de otras personas que han hecho grandes estudios sobre diarios. Luego reviso la polémica Mitre- Vicente López, que es en el contexto de cómo escribir la historia, y le cambio la pregunta por cómo escribir periodismo. Que también es una gran polémica, donde Mitre insiste que fuera una historia documental y López, Vicente Fidel, hijo del autor del himno, una historia oral. De modo que de allí saldría un periodismo mucho más fluido que el que hizo después Mitre. Sin embargo el que hizo una carrera periodística que y escribió un diario nacional fue Mitre, no fue López que tenía artificios intelectuales más preparados para hacer un gran diario. Sin embargo fue Mitre, quien se dice que ganó la polémica. A partir de ahí tomo, porque no tuve tiempo de investigar, ahí la palabra conjetural quiere decir “no tuve tiempo de investigar” (risas); siempre Borges te salva, es una palabra bien borgeana. Tomé mucho de un libro muy bueno, por supuesto con el precepto de la cita, que es el libro de Sidicaro sobre La Nación, que primero critiqué por tomar sólo los editoriales, y no el juego de fuerzas en el que participa un diario. Después vi que el análisis era tan interesante a la manera de Bourdieu, todo el juego de la esfera de poder frente a la esfera intelectual, que se hace en los editoriales de La Nación durante un siglo. Es interesante porque muestra una enorme versatibilidad de La Nación, por ejemplo, ante el peronismo, tiene varias precisiones que van cambiando. Un hecho curioso es que elogia el discurso de Perón de 1944 sobre Defensa Nacional, que ante la crítica del Departamento de Estado de EEUU, La Nación lo sigue elogiando. Pero Perón dice “Bueno, quizás hubo una mala traducción al inglés”; lo elogia La Nación más que el propio autor del discurso. Después para Crítica, que tomé el libro de Sylvia Saítta sobre Botana, que me parece un cierto antecedente del peronismo, en cuanto al manejo no solo del folletín sino que a través de su mujer Salvadora Medina de Onrubia, el manejo del lenguaje evangélico. Que intenta tocar en un punto el evangelismo de Evita también y eso no lo logra la anarquista Onrubia. No logra tocar el evangelismo de Evita que no era un evangelismo anarquista evidentemente, estaba dentro del Estado. Pero hay un intento de que se toquen esos dos planos, antes de que desapareciera el diario Crítica. Por eso, siendo Crítica tan complejo porque es agitación folletinesca, amarillismo criminal, izquierdismo pro-República Española, críticas a Lugones padre e hijo, golpismo contra Yrigoyen, suplementos que escribe Borges, con otros escritores de la época, incluso Roberto Arlt. Así que hay una especie de extraño modernismo entre evangélico, golpista y amarillista; que lo hace un medio donde convergen todas las tensiones de una época. Quizás no paso de este medio nunca en los años subsiguientes. Todos los diarios toman algunos de los aspectos que Botana quiso amalgamar, incluso la radio, y hasta un avión. También La Nación en aquel momento, en los años 20, intenta una radio, de modo que la idea de un diario de ir hacia la radio ya era muy temprana, es decir que tampoco estamos descubriendo nada nuevo ni hoy ni antes. APU: Usted focaliza que todos aquellos intentos están hoy muy concentrados, el papel de la prensa es como más preponderante que en aquellos primeros artículos. HG: Sí, pero con menos autoconciencia respecto a lo preponderante o a la capacidad de incidir en un mundo histórico político. Hoy es evidente que uno sabe que cualquier artículo de Pagni tiene una consecuencia en las reuniones de ententes que se configuran todos los días para reconfigurarse y rearmarse después. En aquel momento la autoconciencia social respecto de que un diario forja su propia hipótesis de verosimilitud, y es una hipótesis que establece su propia legalidad, no es la sociedad quien dice lo que es lo objetivo, sino que es el diario que le dice a la sociedad cómo hay que ser objetivo. No hay una conciencia de eso en los diarios en la actualidad, hay una representación natural, espontánea y hasta crédula de las fuerzas económicas, sociales, de las programáticas tanto liberal-republicana en La Nación como desarrollista-liberal en Clarín. APU: Hay una hipótesis al principio que me gustaría comentar: una idea de tributación que realiza el periodismo de estilos literarios. En cada época hay una especie de estilo, lo marca más puntualmente con el nuevo periodismo de los ´60 con Rayuela. HG: Sí, esa era una idea de Nicolás Rosa, o yo la leí en él y también leí las críticas que se le hicieron por parte de periodistas que leían Rayuela pero decían que “no es que trasladamos en una carretilla Rayuela al diario”. Pero para este caso había que hablar de lo que es un espíritu de época, efectivamente para lo que se llamó el nuevo periodismo. Que tomó indudablemente la idea de que un hecho tiene cierta capacidad de soltarse a su contexto y tener vida propia y ejercer un llamado a un cronista que lo tome en su singularidad. Tanto eso como Cortázar mismo que hace humoradas persistentes sobre el periodismo y se pueden tener críticas al periodismo tradicional con una suma de hechos que él ejemplificaba en numerosos tramos de Rayuela. “SE LE ENREDA LA LANA DEL TEJIDO Y PERECE ASFIXIADA EN LANÚS OESTE”, eso sonaba como una catástrofe absurda y ocurrida en un lugar inverosímil. Como si el periodismo partiera de algo que no se da cuenta que contiene, el absurdo. Las críticas que hacía Cortázar, como todas sus críticas, eran críticas cariñosa, es decir veía el lado del juego y el lado lúdico que había en el periodismo. Es decir, no darse cuenta lo jocoso que es la vida y tratar como tragedia o drama lo que en el fondo es algo que admite un humor, de cómo la vida cotidiana se va desarmando sin que el que esté inmerso en ella lo perciba. De todas maneras llevando las cosas a ese extremo, se puede decir que tanto Borges como Roberto Arlt hablaron mucho del periodismo y no que hayan hablado, sino que lo problematizaron como Cortázar en sus obras. En el caso de Borges, que es un tema que trato a la ligera... el libro, que me compromete con muchos temas profundos tratados a la ligera y muchos temas profundos que ya traté antes y que reformulé un poco. Es un libro que debe asumir lo que muchos no asumen, y deberían asumir, es casi necesario (risas). Ya sea porque lo escribí en otro lado, ya sea porque su formato de libro me salió un poco desconectado, como si fueran demasiadas pastillas periodísticas, quizás influido por el tema, escribí un conjunto de pastillas de algún frasquito que no se de dónde lo he tomado (risas). APU: Con ausencias de notas al pié, por ejemplo. HG: Eso también lo quise hacer así, citando ligeramente, un paréntesis descuidado, deliberadamente descuidado porque si no estoy cansado de los libros académicos ¿Qué demuestra la nota al pié? Si vos tenés un Lanata que juega con la ausencia absoluta de la prueba, pero que al mismo tiempo es aprobado por todos los académicos que están en contra del gobierno que si les faltara una nota al pié de página correcta se morirían ¿Qué significa eso? Yo también quise darme el lujo de escribir con muchas pruebas pero tomarlas a la ligera y no usar, ni la ausencia de pruebas ni la supuesta prueba científica que significa el rigor de la cita al pié de página, sin el cual la estructura académica aparentemente caería. En el caso de Borges, el diario cumple el papel de destino, el caso específico es El jardín de los senderos que se bifurcan, todo ocurre alrededor de una pequeña anécdota que es señalar la localidad de Albert donde desembarcan los ingleses. ¿Cómo se consigue?, asesinando a una persona de apellido Albert, por parte del espía alemán. Por supuesto que todo esto remite al examen mutuo de la cultura inglesa con la cultura china, es decir, remite a Borges pero Borges remite a la lectura de un diario. Lo mismo en Emma Zunz, cuando decide acostarse con un marinero, lee La Prensa. El diarios es un nexo irrisorio, habla mucho de la visión del periodismo, como muy inferior respecto a la gran literatura, sin embargo la gran literatura lo pone en un lugar clave del destino, un lugar imperceptible, como diría Borges y no muy diferente de lo que pasa hoy. La gran literatura despreciaría al periodismo pero hay lugares del destino donde por ahí nos tocó una nota de Morales Solá, de Van der Kooy o una nota de Hernán Brienza en Tiempo Argentino. En Roberto Arlt la redacción, como la redacción representa la sociedad. Los personajes leen constantemente el diario. Cuando muere Erdosain en el tren, una persona está leyendo el diario y como ya había salido su foto en el diario, las personas se horrorizan cuando lo ven. Erdosain es un alma en pena cristiana, es un asesino perdonable cuando lo ven tirado en un charco de sangre del tren, los buenos burgueses que saben que existe por el diario, dicen: “Erdosain el asesino”. Arlt es terrible, porque ahí el asesino es el redentor, y los burgueses no asesinos son los personajes que leen los malos diarios de la burguesía, en donde escribía él por otro lado. Todos esos juegos me parece que hacen del periodismo algo fútil e indispensable, como una especie de La filosofía de los no filósofos, tomando a Gramsci. Que por otra parte le dediqué una buena parte del libro a analizar al periodísmo en la teoría de Gramsci, y en la de Lenín; que no son muy diferentes a lo que permite estudiar este debate. APU: Eso quería preguntarle, intenta retomar esa discusión. HG: Lo que sucede es que una sociedad se organiza alrededor de sus medios periodísticos comunicacionales. Y eso no cambió mucho así sea el programa de Lanata o una nota de Beatriz Sarlo en La Nación. APU: Una cuestión que está muy presente y que nos interesa discutir es la idea del periodismo como un oficio o como una profesión. HG: Ahí intenté juzgar, digamos en detrimento quizás del oficio. El oficio es saber la volanta, la bajada, la titulación, la semiología que corresponde al periodismo. La profesión me parece más ubicable en relación a los grandes textos, vinculados a la idea de profesión como algo que pone en contacto, primero con la vocación y después con la suerte de examen profundo del horizonte moral de una sociedad. Lo que hice en este libro es un intento de querer suponer que se puede reconstituir una objetividad periodística con la profesión después de pasado este debate, o en medio del mismo. Es un debate que tiene un lado de salvajismo poco recomendable pero que permite afilar la pluma de muchos, en el sentido que es un debate interesantísimo. Por ejemplo, juzgar a Lanata es interesantísimo, juzgar lo que hace Lanata, no es sólo un instrumento de Clarín, es algo que va mucho más allá de eso. Es un cierto uso del lenguaje que otros periodistas de Clarín no están usando. Habría que proponerse aquí la gran tarea, una tarea gramsciana, del estado del lenguaje de una sociedad cómo sostiene el modo en que habla el periodismo. El programa de esta chica Elizabeth Vernaci que está constituido por un largo encadenamiento de puteadas, ¿está sostenido realmente por la sociedad? ¿Es un espejo del habla social? O, es una construcción ficcional del lenguaje donde hay personaje teatral que puede ser Vaccarezza que habla sólo con puteadas, en general soeces. ¿Se hablará así alguna vez o esto es simplemente un programa jocoso y se ficcionaliza un personaje que solo putea? Si no fuera así, sería bastante grave porque es un indicio de una degradación de la lengua bastante importante, lo normal será la puteada y lo anormal será preguntar “¿dónde para este colectivo?”. En cuyo caso se produciría un fenómeno interesante: las reglas de la Real Academia deberían ser derivadas a cómo hay que putear y demás. O sea, cómo hay que invocar a los grandes dioses que organizan la vida en secreto. La puteada es justamente la idea de la muerte, del crecimiento, de la maldición, del odio. Lo escuché en el taxi recién, por eso hablo, lo escuché medio escandalizado, pero no puedo escandalizarme por eso, está en todos lados. Lo que pasa es que compactado, tiene un cierto poder de escándalo. El lenguaje de Lanata: ¿de dónde sale ese desprecio irónico con cierto guión –que seguramente realiza él- donde hay ciertos chistes? Sale de las múltiples fuentes que siempre estuvieron en el periodismo: el teatro, la poesía, el vaudeville, el teatro popular de calle. Entonces, lo que parece muy nuevo –un programa que apunta a demoler un gobierno- es viejo desde el punto de vista del lenguaje pero es nuevo en su efecto, en la medida que utiliza la parodia de las figuras principales del Gobierno. Hay que preguntarse si es una parodia que acompaña para reflexionar mejor sobre las figuras principales del Gobierno, figuras centrales de la época, o si tienen meramente un efecto destructivo. Creo que en este caso es esto último pero no siempre la parodia juega así. Las revistas El mosquito y El quijote hacían eso, desnudaban aspectos del poder e incluso el tema era la corrupción. Y lo hacían de un modo no diría más complaciente pero con una distancia entre una acción política real, de carácter golpista y el tejido general de humor que tiene una sociedad. En El quijote menos porque es la que más participó en el golpe del ´90, parece despectivo llamarlo golpe pero si lo tomamos respecto de lo que hoy llamamos golpismo, fue el golpe de Alem y Mitre contra Juárez Celman cuya caída permitió poco después. En general, la historiografía lo toma como una coalición de fuerzas democráticas, donde nace el radicalismo, contra un gobierno corrupto. Ahora: ¿podemos seguir manteniendo ese modelo? Esto lleva, incluso, a la revisión del golpe del ´90 con toda la simpatía que le tengo a Alem y mucho más a Yrigoyen. Son personajes simpáticos de la Argentina porque uno es un suicida, el otro una especie de viejo zorro pero con una especie de filosofía moralista realmente interesante –después eso no se repitió. Dos personajes que usan la prensa, la prensa se les sobrepone sobre ellos, y se podría decir que la fusión entre político y director de un diario está representado en casi todos los que quisieron gobernar la época, ya no diría un país, sino una época. Como Randolph Hearst: ser un político y director de una cadena de diarios al mismo tiempo. Ese fue el caso Botana, el caso de Noble, de algún modo el caso de Timerman, a quien trato con cierta complacencia porque descubrí que es un gran libro con un gran título Preso sin nombre, celda sin número. Define mejor la época que el diario La Opinión. Se atribuye propósitos que yo creo el diario fue más allá que el pobre propósito de mediar entre las fuerzas sociales e incluso entre la guerrilla y el ejército que le atribuye. El que se atribuye ese propósito se atribuye gobernar la época, si le salía bien. Pero terminó como preso sin nombre. El libro, sin ser Primo Levi, revela lo que es la pérdida de la noción de tiempo, de persona, de sujeto. En la Argentina no se escribieron muchos libros como ese. Después el tramo difícil de juzgar Convicción de Massera eso es un tema difícil, escribí apenas una paginita. Lo mismo el caso Perotta, que lo trata María Seoane. Graciela Mochkofsky escribió un libro muy bueno sobre Timerman, que me olvidé de citar. Mi libro es tan desparejo que me olvidé de citar cosas interesantes no así el de Noticias que lo cité, porque sobre los diarios todo el mundo escribió. Lo que me di cuenta que cada diario importante tiene a alguien, que generalmente viene de las escuelas de Letras, que escriben libros muy interesantes. Como si el diario fuera el nivel crítico práctico de una teoría literaria, eso no nos podemos sacar de la cabeza. Un buen periodista diría no, no es así, no estamos aplicando ninguna gran teoría literaria. APU: Hablando del lenguaje dice que el periodismo contemporáneo es un producto de la crisis general del lenguaje de la actualidad. HG: Creo que es lo que te decía, si vos tomás a Alberdi, La Moda es un primor, se basa en Mariano José de Larra, el gran cronista de Madrid de los años ´20, siglo XIX. Intenta imitarlo y lo hace tan bien que va un poco más allá que Larra, que era Fígaro y Alberdi Figarillo. Lo que hace es un diario donde dice “Viva la federación”, le saca “santa” y omite el “mueran”. O sea que era un diario posible para Rosas. Como el suplemento de cultura de La Prensa de la CGT era un diario posible para Perón. ¿Qué es lo que impidió que Alberdi hiciera el diario posible para Rosas? Un poco porque estaba De Angelis que era un genio de una especie de humanismo abstracto, pero con intereses en el periodismo, la arqueología, en la geografía, en los mapas y es el máximo periodista a sueldo que hubo en la Argentina. Cuando alguien quiere acusar a una persona de periodista a sueldo, bueno, está Pedro de Angelis (risas), solo que era un humanista, renacentista casi, especialista en Vico. Si ahí a Pagni se le ocurriría decir con ironía que era el intelectual orgánico de Rosas, no sería ninguna ironía, era un intelectual orgánico de la época. De grandes dimensiones, El archivo americano es uno de los grandes diarios argentinos, realizado por De Angelis en la época de Rosas. Pero por qué Alberdi no lo puede hacer, que de algún modo es un discípulo de Pedro De Angelis, de algún modo lo es. ¿Por qué no puede hacer César Tiempo el gran suplemento cultural del peronismo? Porque los gobiernos populares no se sienten populares si no tienen una doctrina que les cierre sus suturas, que permita el cántico, la heráldica, la identidad inmediata. Todos estos diarios son de identidades no inmediatas, “Viva la federación”, nada más. El rosista quería agregar la “santa” federación, el “mueran”. Entonces ese aspecto suavizador, los movimientos populares de gobiernos fuertes no lo han admitido, tampoco el peronismo. César Tiempo hacía artículos sobre Frida Kahlo, sobre Neruda, escribían los escritores de Boedo. La continuación de Boedo está en el peronismo pero eso el peronismo no lo puede asumir, el peronismo no puede asumir una de las tantas cosas que existió en su interior. El existencialismo está en el peronismo de los ´60, y no lo puede asumir como tal. El drama del peronismo es que no puede asumir enteramente todas las cosas interesantes que salen de su interior, después de decir que debería contenerlas todas. Te diría que lo mismo pasa ahora. APU: Ahí hay otro parangón con Raúl Scalabrini Ortíz. HG: Scalabrini era alguien que se hinchó de Perón, pero a la manera de Scalabrini. Su formación es laica, es hijo de un sabio positivista que vino de Italia para fundar la Escuela Normal de Paraná, Pedro Scalabrini, que era un arqueólogo. Ameghino cuando descubre un mamut en La Pampa, le pone Scalabriniterium, en homenaje a su padre. Tenía algo de santo como intelectual, tenía algo de sufriente, algo de penitencia que se imponía en apoyar lo que no le gustaba. Porque Perón estaba en el flujo de la Historia adecuadamente, aunque el peronismo con todo su palabrerío y demás no le gustaba. Perón le clausuró revistas, le impidió artículos, eso no le gustaba, obvio; pero tenía la idea sacrificial del intelectual. Escribe un gran artículo en la revista Que, que dirige, donde hace su vida paralela respecto a Aramburu y Rojas. Que recibían medallas de la lealtad de Perón y fueron golpistas, y él que era un marginal y no lo escuchaban más en le gobierno, es el que sale a defender. Ese es el máximo drama del intelectual argentino, defender lo que no sólo le parecía enteramente bueno pero que tenía lógicas que él aceptaba muy profundo, pero que además era un gobierno que lo había rechazado. Y que además premiaba a quienes lo habían derribado. Por eso también sigue interesando Scalabrini, si sólo fuera un analista de economía ferroviaria o petrolífera, sería muy interesante. El análisis de Scalabrini es sobre la condición mesiánica del intelectual, eso es lo que le sigue interesando a la militancia, ese lenguaje metafísico-romántico, es lo que sigue interesando de Scalabrini. APU: Algo que le pasa un poco también a Cooke con su revista De Frente, que también analiza en le libro. HG: Bueno, de De Frente hay mejores análisis, de todo lo que escribí hay mejores análisis (risas) Yo lo que hice fue juntar con un rápido hilo de enhebrar un montón de cosas escritas mejor por otros. Sobre todo el libro de Sidicaro que recomiendo fuertemente. Ante el libro que yo escribí la pregunta es: ¿vale más una investigación en serio que un libro que tampoco es de divulgación, porque está escrito de manera arácnida, digamos, pero rápido? Diría que la cultura argentina se debe componer de este diálogo. A quienes digan “esto no interesa nada, hay que investigar en serio”, yo diría: ninguna investigación seria se puede privar de establecer los nexos como los que yo intento establecer ahí. Espero que no suene jactancioso, lo digo después de 40 años de universidad (risas). APU: Propone una especie de llamado a encontrar una nueva “objetividad”, después que se han manifestado las posturas. HG: Hubo como una floración de todo un espíritu de comunicación social, una suma de intereses específicos manifestados a través de los diarios; los diarios solo hablan a través de ese interés específico. Si esto fuera así, evidentemente todo el periodismo sería la manifestación de intereses particularistas, que es lo que intentó disfrazar Clarín, sin duda. Pero si lo tomamos como un diario donde hay noticias de Turf, de asesinatos, de recetas de cocina, el Clarín Porteño, Caloi, todo eso le pone una especie de magma y de conversaciones sociales que están expresadas a través de géneros periodísticos de todo tipo. Si realmente, Clarín, no sólo sus páginas políticas, sino en su conjunto fuera la manifestación de un interés económico, nos estaríamos perdiendo los géneros lingüísticos, el modo en que una sociedad reclama que ciertas palabras no estén siempre en discusión, incluso la puteada. Se le adjudica al kirchnerismo algo interesante, desarma los lugares comunes , medios de comunicación y justicia sobre todo, desarma lo que una sociedad inconscientemente va a aceptando. En el peso colectivo que tiene una sociedad, el sentido común es un ayudar a la argamasa interna. ¿Qué hacer con esa argamasa? En el caso de Gramsci el sentido común tiene que ser demolido, expresarlo, derivarlo hacia zonas más cuidadosas. Este momento argentino lleva más lejos de Gramsci la idea de sentido común. Por parte del gobierno, sentido común como el que generó a Clarín, las negritas de Clarín, ¿cuál es el sentido?, ninguno, excepto decir “esto es el sentido común”. Cualquier frase que digas la habrán dicho millones antes que vos, nosotros las tomamos... De Narváez no descubrió nada en ese tipo de publicidad que hoy tiene que explicitar pero Clarín ya las sabía, “el diario sos vos”. Crítica ya lo sabía, “este diario es usted”. La publicidad más extensa es eso, es la ficción de que alguien te está representando como nadie, como ningún otro de una manera específica, directa y sin mediación. Al destruirse esa idea, el kirchnerismo viene a decir, “esta idea no va”, esa me parece que es su gran contribución. Ahora yo le agrego algunas cositas: la idea de que una sociedad fabrica esos lugares de descanso. Si el kirchnerismo lo hace por qué va a abarcar o a exponer su propio descubrimiento, de que todos somos un conjunto de intereses, a la manera de la teoría francesa, que todos son zonas conflictivas que generan vacíos permanentes, desacuerdos creativos, el kirchnerismo es eso. Ya está escrito incluso en los libros de Laclau. En algún momento dado que estas son reformas importantísimas, ni siquiera suponen la tradición comunista del siglo XIX ni la tradición jacobina italiana, la tradición de Maquiavelo. Yo digo que el gobierno que abrió la caja de Pandora y se preguntó qué intereses representa la justicia y los medios de comunicación que están entrelazados; la justicia mediática, son dos cosas muy parecidas. Bueno, tiene que hacerlo en otra instancia que permita a los que no están muy convencidos con el gobierno, que protestan por cualquier boludez, pero algunas no son boludeces, que permita una mejor discusión de lo que se quiere hacer para que sea una real contribución a la Historia Argentina. Que es decir, al mismo tiempo cómo se reiteraría un nuevo nivel de objetividad social, del habla corriente, pero sobre todo en los medios de comunicación. Por lo tanto deben, en el Estado, el Gobierno, en sus canales de comunicación, generar un mejor periodismo y no ampararse en eso de que como todo es subjetivo, como todo es interés particularista, entonces el nuestro también. Sí, el nuestro también, denunciamos justamente eso, pero al denunciar eso hay que reconstituir un bien social que creo que no se tiene que perder. Que es una cierta idea de objetividad que surge de los verdaderos intereses sociales y de las verdaderas discusiones. Yo veo lo interesante de este período histórico como un intento de mover, vamos a emplear las palabras que usan los políticos en época de elecciones, “mover el amperímetro” del sistema de objetividades sociales. Y hacer una objetividad de mayor nivel, incluso que se traslade a los programas universitarios, a los programas de televisión, y a la vida popular en general. También creo que el sistema de universidades del conurbano tienen, dentro de las tantas funciones profesionales que tienen, la función de elevar los niveles de participación en la vida cultural universal. Y tienen la gran oportunidad de hacerlo embebidos en la vida popular. APU: Dos nombres que aparecen puestos en relación, y no hemos mencionado, son José Hernández y Rodolfo Walsh. HG: Es una relación pigliesca, tengo mucha simpatía por Piglia no sólo porque me caiga él simpático, claro, sino porque todos estos lazos él los construyó. Lo cito menos de lo que debería, pero tampoco me la puedo pasar citando a todo el mundo diciendo “miren, yo no hice nada”, algo hice (risas). Lo comparo más a José Hernández con el Yo acuso de Zola, eso no lo leí en ningún lado. Quizás alguien lo hizo antes que yo, pero no me di cuenta. Es muy fuerte algo que Halperín Donghi pasa mal por alto, en nombre de otra pregunta importante que es por qué escribió el Martín Fierro, pasa por alto la defensa del Chacho Peñaloza. Es uno de los máximos panfletos argentinos, una maldición total. Cuando ya no se hablaba de unitarios casi, habían pasado 20 años de la caída de Rosas. Dice “maldito el partido unitario”, “en guardia General Urquiza, por usted viene el próximo cuchillo”, o algo así. Ahí está un poco el Martín Fierro, eso lo lees con el eco del Martín Fierro, que es posterior. Es un gran panfleto, es un gran panfletista político. Bien quisiera cualquier partido político tenerlo a Hernández de panfletista. Pero el molde investigativo está muy presente, era el tono del periodismo de la época. Inlsuso compara la hora en que se emiten los comunicados, como Walsh compara la hora en que se producen los fusilamientos para ver si había estado de sitio o no. Con lo cual se haría ilegal, un Walsh que utiliza la idea de legalidad estatal ahí, Hernández también, que descubre que Sarmiento posdata los partes del fusilamiento de Peñaloza. O sea que ni Walsh ni Hernández creen que los gobiernos represivos tienen una conciencia por la cual les gusta serlo. Eso pudo haber sido el Estado terrorista en los ´70, y haber creado el obsesivo, el neurótico, o con la conciencia patológica que le gustara asesinar. Ese primer Walsh, y Hernández, suponen que a ningún represivo le gusta matar o matar tanto. Entonces trabajan sobre la conciencia culposa del asesino, la de Sarmiento en un caso y la de los Generales de la Revolución Libertadora en el otro. Sino no aparecería el policía tembloroso que le advierte a (Julio) Troxler, esos son grandes personajes de Walsh, que no están convencidos del crimen que van a cometer, están en el borde de algo. Esa es la grandeza de Walsh, me parece. También de Sarmiento, que después escribe su versión del Chacho para tratar de exculparse, pero lo que escribe es un tratado de Seguridad Nacional, el primero que se escribe en Argentina. Si bien escribe también con simpatía sobre el Chacho. Cosas de Sarmiento, ¿no?. APU: Aparecería ahí la idea del umbral del horror, de lo que vendrá después, no será el Walsh posterior. HG: La discusión posterior está en las siguientes ediciones de Operación masacre. Cuando justifica juzgar a Aramburu a pesar de que se había arrepentido. Cuestión que era un cristiano, y un cristiano normal si uno se arrepiente lo perdona. Walsh no era un cristiano normal, toda la tesis de que el perdón tiene valor retrospectivo, que el cristianismo tiene. Si no fuera retrospectivo, el perdón no sirve. Para Walsh el perdón no tenía esa perspectiva, y por eso el capítulo que le agrega a Operación masacre justifica lo de Aramburu, más allá de que supuestamente se habría arrepentido. APU: Allí aparece la posibilidad de la reescritura, que también está presente en Hernández. HG: Sí, los dos reescriben sus libros. Todo es reescribible, habría que hacer otra historia ahí. Hernández afloja todo, y Walsh lo sube. Pero Hernández donde dice bárbaro pone algún sinónimo, que también era duro, pero ya era Senador, le decían Martín Fierro a él (risas). Cuando un hombre llega a esa altura, si insultaba a Sarmiento era Martín Fierro insultando a Facundo. Un poco era el panfleto primero, pero sí, lo va rebajando. Hay un estudio lindo de una chica de La Plata respecto a como va bajando palabra por palabra. El diario La Tribuna de los Hermanos Varela se lo reprocha, y Hernández responde que había cambiado la época... APU: También se da un lugar para pensar a Página 12 y el trabajo que allí realiza Horacio Verbitsky. HG: Había escrito un libro de Página, reescribí poco. Pero a lo largo de mi relación con Página, que es un poco la relación que tuve con La Opinión. Como militante me acostaba a las 4 de la mañana, porque a las 3 salía, como no había Internet, esperaba en algún bar del centro la salida de La Opinión. No era el único loco que hacía eso, no sé dónde está esa figura hoy. Éramos muchos esperando La Opinión, que salía sin fotos, con esa raras letras góticas, a ver que se decía. Para dormir pocas horas y volver a la mañana con La Opinión ya leída. Mirá la importancia que tuvo Timerman en la vida de los militantes, personaje al que no queríamos de ninguna manera, y diario que no terminaba de gustarnos. Pero era el único que sentíamos que había un militante con el que discutían, que había un militante en su interior, que seríamos nosotros. Con Página, y sobre todo con Verbitsky, tengo una relación que lee al ultimo gran anatemista digamos, que tiene el periodismo argentino. Que sus datos duros, como se dice ahora (no es una expresión que me guste), pero que los datos duros están inmersos en una gran novela nunca declarada. Y la leo porque ahí tengo mi vida paralela, leo a Wainfled, Bruschtein a muchos otros, es como estar conversando con amigos, en esos tres casos es así. Y me gustan los estilos que creo Página que no están en otros diarios. La Nación lo intenta con Pagni, que sus estocadas son en general finas, irritan, pero porque son finas. En el caso de Mario (Wainfeld), una figura muy interesante, del cronista que entiende las desdichadas criaturas humanas que hacen política. Y él mismo no oculta su posición; y logra la idea de la fragilidad del mundo y de él escribiendo. En cambio con Horacio (Verbitsky) es todo lo contrario, el cronista es un cronista duro y la historia tiene veredictos que el cronista duro debe expresar. Ese complemento, que es una contradicción interesante en Página 12, que creo debe ser más leída. Y después tiene la incomodidad de un diario que debe sostener más que otros las posiciones del gobierno. El periodismo oficial es siempre incómodo, yo no diría que Página 12 es periodismo oficial, pero es incómodo estar cercano a posiciones del gobierno. De modo que es un diario que hay que leer en su literariedad y en sus entrelíneas, que es lo que le sigue dando fuerza. Si perdiera sus entrelíneas, perdería un poco la dinámica que debe tener un diario que todo el mundo sabe que está cercano al gobierno. Un diario cercano al gobierno es una incomodidad en la historia del periodismo, porque hay que hacer el mejor diario si se está cercano al gobierno. El mejor diario es el que tiene muchas entrelíneas; la entrelínea es un trabajo artesanal, es una orfebrería interna de un diario que todo gran periodista debe conocer bien. APU: ¿Cómo piensa su columna en Página? HG: Bueno, yo escribo de tanto en tanto, no sé si soy columnista de Página. Yo trato de usar las entrelíneas. De ahí que me hice la fama de escritor proveniente de las zonas más oscuras del lenguaje (risas).

Perfil liberal El ejemplo uruguayo Por Mario Vargas Llosa | Para LA NACION

Digo yo, en Argentina esto no pasa, por qué será que no seguimos el ejemplo uruguayo? Ahí va la nota del libertario Llosa. Ha hecho bien The Economist en declarar a Uruguay el país del año y en calificar de admirables las dos reformas liberales más radicales tomadas en 2013 por el gobierno del presidente José Mujica: el matrimonio gay y la legalización y regulación de la producción, la venta y el consumo de la marihuana. Es extraordinario que ambas medidas, inspiradas en la cultura de la libertad, hayan sido adoptadas por el gobierno de un movimiento que en su origen no creía en la democracia sino en la revolución marxista leninista y el modelo cubano de autoritarismo vertical y de partido único. Desde que subió al poder, el presidente José Mujica, que en su juventud fue guerrillero tupamaro, asaltó bancos y pasó muchos años en la cárcel, donde fue torturado durante la dictadura militar, ha respetado escrupulosamente las instituciones democráticas -la libertad de prensa, la independencia de poderes, la coexistencia de partidos políticos y las elecciones libres- así como la economía de mercado, la propiedad privada y alentado la inversión extranjera. Esta política del anciano y simpático estadista que habla con una sinceridad insólita en un gobernante aunque ello le signifique meter la pata de cuando en cuando, vive muy modestamente en su pequeña chacra de las afueras de Montevideo y viaja siempre en segunda clase en sus viajes oficiales, ha dado a Uruguay una imagen de país estable, moderno, libre y seguro, lo que le ha permitido crecer económicamente y avanzar en la justicia social al mismo tiempo que extendía los beneficios de la libertad en todos los campos, venciendo las presiones de una minoría recalcitrante de la alianza. Hay que recordar que Uruguay, a diferencia de la mayor parte de los países latinoamericanos, tiene una antigua y sólida tradición democrática, al extremo de que, cuando yo era niño, se llamaba al país oriental "la Suiza de América" por la fuerza de su sociedad civil, el arraigo de la legalidad y unas fuerzas armadas respetuosas de los gobiernos constitucionales. Además, sobre todo después de las reformas del "batllismo", que reforzaron el laicismo y desarrollaron una poderosa clase media, la sociedad uruguaya tenía una educación de primer nivel, una muy rica vida cultural y un civismo equilibrado y armonioso que era la envidia de todo el continente. Yo recuerdo la impresión que significó para mí conocer Uruguay hacia mediados de los años 60. No parecía uno de los nuestros ese país donde las diferencias económicas y sociales eran mucho menos descarnadas y extremas que en el resto de América latina y en el que la calidad de la prensa escrita y radial, sus teatros, sus librerías, el alto nivel del debate político, su vida universitaria, sus artistas y escritores -sobre todo, el puñado de críticos y la influencia que ejercían en los gustos del gran público- y la irrestricta libertad que se respiraba por doquier lo acercaban mucho más a los más avanzados países europeos que a sus vecinos. Allí descubrí el semanario Marcha , una de las mejores revistas que he conocido, y que se convirtió para mí desde entonces en una lectura obligatoria para estar al tanto de lo que ocurría en toda América latina. Sin embargo, ya en aquel tiempo había comenzado a deteriorarse esa sociedad que daba al forastero la impresión de estar alejándose cada vez más del Tercer Mundo y acercándose cada vez más al Primero. Porque, pese a todo lo bueno que allí ocurría, muchos jóvenes, y algunos no tan jóvenes, sucumbían a la fascinación de la utopía revolucionaria e iniciaban, según el modelo cubano, las acciones violentas que destruirían aquella "democracia burguesa" para reemplazarla no por el paraíso socialista sino por una dictadura militar de derecha que llenó las cárceles de presos políticos, practicó la tortura y obligó a exiliarse a muchos miles de uruguayos. El drenaje de talento y de sus mejores profesionales, artistas e intelectuales que padeció el Uruguay en aquellos años fue proporcionalmente uno de los más críticos que haya vivido en la historia un país latinoamericano. Sin embargo, la tradición democrática y la cultura de la legalidad y la libertad no se eclipsó del todo en aquellos años de terror y, al caer la dictadura y restablecerse la vida democrática, florecería de nuevo, con más vigor y, se diría, con una experiencia acumulada que sin duda ha educado tanto a la derecha como a la izquierda, vacunándolas contra las ilusiones violentistas del pasado. De otro modo no hubiera sido posible que la izquierda radical que con el Frente Amplio y los tupamaros llegara al poder, diera muestras, desde el primer momento, de un pragmatismo y espíritu realista que ha permitido la convivencia en la diversidad y profundizado la democracia uruguaya en lugar de pervertirla. Ese perfil democrático y liberal explica la valentía con que el gobierno del presidente José Mujica ha autorizado el matrimonio entre parejas del mismo sexo y convertido a Uruguay en el primer país del mundo en cambiar radicalmente su política frente al problema de la droga, crucial en todas partes, pero de una agudeza especial en América latina. Ambas son reformas muy profundas y de largo alcance que, en palabras de The Economist, "pueden beneficiar al mundo entero". El matrimonio entre personas del mismo sexo, ya autorizado en varios países del mundo, tiende a combatir un prejuicio estúpido y a reparar una injusticia por la que millones de personas han padecido (y siguen padeciendo en la actualidad), injusticias y discriminación sistemática, desde la hoguera inquisitorial hasta la cárcel, el acoso, marginación social y atropellos de todo orden. Inspirada en la absurda creencia de que hay solo una identidad sexual "normal" -la heterosexual- y que quien se aparta de ella es un enfermo o un delincuente, homosexuales y lesbianas se enfrentan todavía a prohibiciones, abusos e intolerancias que les impiden tener una vida libre y abierta, aunque, felizmente, en este campo, por lo menos en Occidente, se han ido desmoronando los prejuicios y tabúes homofóbicos y reemplazándolos la convicción racional de que la opción sexual debe ser tan libre y diversa como la religiosa o la política, y que las parejas homosexuales son tan "normales" como las heterosexuales. (En un acto de pura barbarie, el Parlamento de Uganda acaba de aprobar una ley estableciendo la cadena perpetua para todos los homosexuales.) Respecto de las drogas, prevalece todavía en el mundo la idea de que la represión es la mejor manera de enfrentar el problema, pese a que la experiencia ha demostrado hasta el cansancio que no obstante la enormidad de recursos y esfuerzos que se han invertido en reprimirlas, su fabricación y consumo siguen aumentando por doquier, engordando a las mafias y la criminalidad asociada al narcotráfico. Este es en nuestros días el principal factor de la corrupción que amenaza a las nuevas y a las antiguas democracias y va cubriendo las ciudades de América latina de pistoleros y cadáveres. ¿Será exitoso el audaz experimento uruguayo de legalizar la producción y el consumo de la marihuana? Lo sería mucho más sin ninguna duda si la medida no quedara confinada en un solo país (y no fuera tan estatista) sino comprendiera un acuerdo internacional del que participaran tanto los países productores como consumidores. Pero, aun así, la medida va a golpear a los traficantes y por lo tanto a la delincuencia derivada del consumo ilegal y demostrará a la larga que la legalización no aumenta notoriamente el consumo sino en un primer momento, aunque luego, desaparecido el tabú que suele prestigiar a la droga ante los jóvenes, tienda a reducirlo. Lo importante es que la legalización vaya acompañada de campañas educativas -como las que combaten el tabaco o explican los efectos dañinos del alcohol- y de rehabilitación, de modo que quienes fuman marihuana lo hagan con perfecta conciencia de lo que hacen, al igual que ocurre hoy día con quienes fuman tabaco o beben alcohol. La libertad tiene sus riesgos y quienes creen en ella deben estar dispuestos a correrlos en todos los dominios, no sólo en el cultural, el religioso y el político. Así lo ha entendido el gobierno uruguayo y hay que aplaudirlo por eso. Ojalá otros aprendan la lección y sigan su ejemplo..

“Es muy difícil que un artista pueda intervenir en el campo popular sin la mediación de formas políticas”

Entrevista al crítico y escritor Ricardo Piglia acerca de las relaciones entre literatura y realidad política. Por Luciana Sousa El crítico, escritor y docente, Ricardo Piglia brindó el miércoles 22 de mayo una charla en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, invitado por el Movimiento Universitario Evita. Ante más de 200 personas, el escritor reivindicó el espacio universitario como espacio político, y sugirió que de allí tendrían que impulsarse las medidas innovadoras en el campo literario. Insistió en que la disputa política está hoy vinculada estrechamente al uso de las nuevas tecnologías y a las posibilidades que brindan los nuevos medios de comunicación e información. “Si hubiésemos tenido esta democratización de medios y tecnología durante la dictadura, no hubiese habido 30.000 desaparecidos. Les hubiese costado muchísimo esconder lo que estaba pasando”, afirmó. Previo a la charla, Piglia charló con Agencia Paco Urondo. APU: ¿Existe la posibilidad de hacer una literatura que interpele al campo popular? ¿Qué tipo de género funcionaría? Ricardo Piglia: Yo creo que sí. Hay mucha tradición aquí de literatura que ha trabajado con esas cuestiones y ha tratado de llegar a ese público. Yo tengo la sensación de que esos caminos son mejores si uno trabaja con la no ficción. Creo que las historias de vida, la posibilidad de que el campo popular encuentre su voz, que Walsh lo abrió, y muchos con él, es más eficaz, más directo. Se puede hacer colectivamente: un grupo puede acercarse a una villa a buscar una historia de vida. Mientras que en una novela, o mediante tradiciones más elaboradas, con lecturas menos directas, son siempre más difíciles. Es difícil que vos encuentres una novela que pueda hacerlo: si vos la encontrás, voy a ir a escribir una igual. Pero va a ser difícil que la encuentres, porque ha habido novelas de denuncia y demás pero han circulado en espacios muy cerrados. Mi perspectiva es que sería interesante llevar adelante, utilizando todos los medios nuevos, formas nuevas de acercamiento y divulgación de experiencias de vida. AGENCIA PACO URONDO: Siempre en el marco del realismo. RP: Yo creo que eso va a ser mucho más eficaz. Me parece mucho más complejo, mucho más difícil lograr que eso pueda canalizar en una ficción, porque la ficción supone un tipo de lector particular. Las tecnologías nuevas nos permiten formas que todavía están abiertas. Y hay experiencias que se podrían tomar como base: la experiencia de los soviéticos en los años 20 que desarrollaron toda una serie de textos por ese lado. Ellos la llamaban “literatura fáctica”, que es la literatura del hecho. Ellos decían “para qué hacer una novela sobre una fabrica ideal si podemos ir a una fábrica y hacer esa novela, sobre la base de la realidad”. Esa es para mí la perspectiva, y creo que es la tarea que hay que proponer desde aquí (la universidad), a través de los estudiantes de letras. Ellos tendrían que ser los que promoverán e incentivaran a este tipo de experiencias. AGENCIA PACO URONDO: A partir de la entrevista aquella que le hiciera a Rodolfo Walsh, ¿qué variaciones cree que se fueron dando entre la militancia y la literatura? Walsh en aquel momento decía que no se puede hacer literatura aislado de la política. Él tenía una respuesta, él estaba haciendo en ese momento el periódico de la CGT. Y ahí él publicaba como folletín ¿Quién mató a Rosendo? que era su investigación sobre un delito del ámbito sindical. Él se ocupaba de que estuviera muy bien escrito y la gente que trabajaba con él era muy buena. En ese contexto volvemos a lo que yo decía antes. Quizás hoy hemos pasado esa etapa de reflujo, hemos pasado a una etapa de desarrollo y de auge, y siempre ha sido la etapa de desarrollo y de auge la que ha impulsado a los intelectuales. Cada experiencia que puedan ver, desde Tucumán arde, la experiencia de los plásticos; la película de Solanas, La hora de los hornos; las experiencias de teatro en villas de Briski; han sido posibles porque había un contexto social de movilización que permitía que los artistas se acercaran y establecieran esas conexiones. Es muy difícil que por sí mismo un escritor o un artista puedan intervenir en el campo popular sin la mediación de formas políticas desarrolladas en esos campos. La militancia ayuda porque crea espacios dentro de los cuales es posible realizar trabajos artísticos “de agitación y propaganda” como decían los rusos. El problema después es con qué medios realizarlo, como discutíamos antes, y me parece que es una cuestión que aquí, en la Universidad, deberíamos discutir: con qué técnica se llevaría a la práctica este trabajo artístico.

“La televisión tiene que ser un instrumento de trasformación social”

En diez años de gestión, el kirchnerismo llevó a cabo una fuerte política de democratización cultural que en el lenguaje audiovisual encontró un ámbito privilegiado. Repasamos todo lo que ya se hizo y todo lo que viene con Tristán Bauer, Presidente de Radio y Televisión Argentina. También, conversamos sobre las dos películas de Néstor Kirchner http://tiempo.infonews.com/advf/imagenes/2012/02/4f31fdb453635_538x376.jpg Por Luciana Sousa / Juan Ciucci / Soledad Guarnaccia APU: En el marco de esta Década Ganada, el kirchnerismo apostó fuertemente a la televisión como un medio de comunicación popular. Como Presidente de Radio y Televisión Argentina (RTA), ¿cuáles son sus impresiones al respecto? Tristán Bauer: Cuando uno analiza la historia de estos diez años, y la sumerge en el marco de la historia de la Patria, me parece que ha sido un momento muy positivo. A nosotros, los que hacemos Canal Encuentro, la Televisión Pública, nos gusta sumergirnos en nuestra historia, pero no con la idea de quedarnos con una mirada nostálgica de aquel pasado sino que creemos, como decía el Comandante Chávez, que “el pasado está lleno de futuro”. Cuando vos miras aquel pasado, desde nuestra Revolución de 1810, los distintos momentos vividos, aquella tragedia cercana que me tocó vivir que fue la dictadura cívico-militar, lo que significó el neoliberalismo, la tremenda crisis económica, la desocupación, creo que el significado profundo de aquellos días del 2001 se presenta como final de una etapa y como el nacimiento de algo nuevo. Néstor hablaba de un país que estaba en el infierno. Las imágenes de aquellas palmeras incendiadas en Plaza de Mayo, los caballos castigando a las Madres, los muertos de aquella jornada; transmiten el infierno como metáfora. Lo que significa a partir de ese instante la llegada de Néstor, su asunción el 25 de mayo y el proceso que se inicia con los hitos que todos conocemos pero también con la construcción día a día, no tengo dudas que es una década ganada. Me parece que en este mirar hacia atrás, que muchos no quieren hacer y que nosotros hacemos porque nos gusta construir y mirar para adelante, vemos que los avances son muy importantes en el campo social, económico, cultural, en materia de soberanía, en la hermandad con nuestra América. Para mí, las efemérides son momentos de reflexión, pero en este caso también de alegría por haber vivido esta década con la fuerza de los constructores y verificando que dimos pasos muy importantes. APU: En ese ejercicio de mirar para atrás encontramos que el peronismo también tuvo una relación muy fuerte con la televisión y ahora, de algún modo, se recupera esa relación del Estado con la TV. TB: Sí, claro. Es un hecho fundamental y para los que hacemos televisión es un maravilla tener una referencia tan clara como es saber que la primera imagen de la televisión argentina es nuestra compañera Eva Perón. Cuando vos andas medio perdido, buscando alternativas para ver cómo seguimos, siempre es bueno buscar ese lugar de nacimiento, que es nada más ni nada menos que el discurso en que Eva Perón dice “Aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. Entonces, esa tarea que ella nos deja aquel día, esa tarea que queda plasmada en las cámaras de este Canal; interpretar esa tarea más de 60 años después, tratar de ver qué significa llevar la bandera de la Patria a la victoria, nos marca un camino. Camino que iniciaron muchos compañeros y en lo personal, de alguna manera abandonando el cine, tomé este camino con mucha fuerza cuando fui convocado por Daniel Filmus, por Néstor, para la creación y construcción de Canal Encuentro y Paka Paka y después, cuando me convoca la Presidenta Cristina, hace más de cuatro años, para llevar adelante los medios públicos, la Radio Nacional y el Canal 7. APU: En estos diez años hay un proceso de democratización y reformulación del sistema de medios. Nos interesa saber cuál es tu opinión de los formatos y contenidos que interpelan al campo popular. ¿Qué propuesta ves como un acierto y qué propuestas ensayás? TB: Es una pegunta muy importante, porque cuando uno habla de medios públicos, generalmente tiene una visión, desde lejos, muy vasta. Y está bien, hay que analizar desde ahí. Pero tu pregunta va a lo concreto, va a la producción de discursos, de ideas transformadas en sonidos en el caso de la radio y de imágenes y sonidos en el caso de los canales de televisión. En un punto, la construcción es esa, hay una construcción audiovisual, un relato que es el que nos toca trabajar a nosotros. Yo creo que estos son años de mucho trabajo, de grandes desafíos que han tenido nombres como Canal Encuentro cuando nos propusimos hacer una televisión cultural y educativa de calidad. Cuando nos propusimos dejar atrás aquel concepto de que una televisión para ser educativa tenía que ser aburrida y que no se podía hacer nada bien desde el Estado. Ese desafío tiene otra faceta cuando nos proponemos hacer Paka Paka, en un país que está todavía sumergido lamentablemente en la difusión de la televisión paga y por cable en casi un 80%. Cuando uno analiza la grilla del cable y la programación infantil, advierte que allí se emiten durante las 24 horas siete señales infantiles que son producidas en los EEUU con todo un esquema cultural de transformar a nuestros niños en consumidores. Así surge Paka Paka, como una alternativa a ese modelo que no hace otra cosa que profundizar esa idea del niño consumidor . Así aparece un modelo de televisión para nuestros niños. Y aprovecho la oportunidad para reclamar una vez más que Cablevisión cumpla con la ley y sume a Paka Paka a la grilla de los canales infantiles. Con relación a la radio, en los años de trabajo junto a María Seoane en Radio Nacional aparece otra manera de hacer radio. Primero hubo revertir el abandono, que se expresaba en transmisores destrozados, en un atraso tecnológico que hacía que esas radios prácticamente no se podían escuchar. Avanzamos en el mejoramiento del aire pero también en propuestas que resulten atractivas para todos. Si vos miras la grilla de Radio Nacional advertís que ha habido un cambio muy grande en esa programación: en la primera mañana está Cynthia García, luego viene Galende, Wainfeld, Larrea, y todos los programas que tenemos durante el día más el servicio de noticias. Nosotros apostamos a la audiencia, a la masividad y a hacer una radio de calidad. Otro hito es Canal 7 y el significado de Futbol para Todos. Recuperar para la televisión pública nuestro deporte más popular, que no quede más restringido a aquellos que pueden pagar un súper abono. Porque los que no pagaban un abono veían las tribunas y sólo los que pagaban el súper abono podían ver el partido. Ahora eso se transformó de tal manera que el fútbol es de verdad para todos, su trasmisión es libre y gratuita. Toda la programación, los noticieros, los programas infantiles, de salud, de alimentación, trabajan en un esquema de diversidad, no entendiéndola como parcelación de la programación, ni entendiendo que hay que ser neutrales sino asumiendo una mirada, una postura, que es la que consideramos que tienen que tener los medios públicos de la República Argentina. Del mismo modo lo hicimos cuando nos sumergimos en el Cine, para hacer películas como las de San Martín y Belgrano, y también cuando nos sumergimos en nuestra historia reciente con películas como Infancia Clandestina -ahora lo estamos haciendo con una película infantil-. Es decir, hay una dimensión estructural acerca de cómo comprendemos los medios públicos: medios de calidad que se interesan por la audiencia y por brindar cada vez una mejor programación. Es decir, nuestros medios están insertos en un nuevo mapa mediático que va de la mano de la Ley de Medios y, al mismo tiempo, sostienen una preocupación micro acerca de cómo de generar y hacer los mejores programas. APU: ¿Cómo crees que impacta la Ley de Medios en la federalización de la producción audiovisual y en la producción y circulación de contenidos de medios sin fines de lucro? TB: Recuerdo perfectamente cuando empecé a estudiar a comienzos de los años ´80 y veía compañeros que llegaban de las distintas provincias y acudían a la producción híper concentrada en la Ciudad de Buenos Aires. Para mí es una maravilla advertir cómo de la mano de dos factores fundamentales como son la Ley de Medios y la Televisión Digital, este mapa dela producción argentina ha cambiado absolutamente. Hoy son muchísimas las pequeñas y medianas productoras, organizadas bajo formas de cooperativa, de jóvenes estudiantes de televisión y cine que surgen en todo el país. Era inimaginable hace tan sólo cuatro o cinco años atrás, pergeñar que aparecerían producciones como las que ponemos en pantalla en la Televisión Pública. Por ejemplo, una producción como la del Chacho Peñaloza, realizada por jóvenes de la Provincia de Santa Fe con colaboración del Gobierno de La Rioja. O como lo que programamos en estos días, realizaciones de un grupo de productores audiovisuales que filmaron una serie íntegramente en la Patagonia y realizaron una historia de rescatistas de montaña, con un nivel de producción bárbaro. Estamos muy felices con que esto lo pase la Televisión Pública. Lo mismo sucede con el nacimiento de los canales de los pueblos originarios y toda la producción de cooperativas que está surgiendo. Esto es un nuevo mapa que va de la mano de la ley y la digitalización pero fundamentalmente surge a partir de una idea que ha tenido nuestra Presidenta y de la puesta en práctica de esa idea que tiene que ver con un nuevo modelo cultural, con la diversidad de voces, de ahí que era necesario romper con aquella voz monopólica de Cablevisión, del Grupo Clarín, para poder abrirse a la diversidad. Todo esto comporta una enorme dificultad, pero cuando uno analiza el mapa de hace cinco años y la situación actual se va dando cuenta que esto crece más allá de las cautelares y de todas las medidas que intenta imponer el grupo monopólico para frenar esta trasformación, para quedarse como voceros de su única verdad. APU: Ayer la Televisión Pública pasó la película de Néstor Kirchner de Paula de Luque, se va a pasar también la primera versión de la de Adrían Caetano. Queríamos saber si pudiste verlas y conversar con vos acerca de la importancia de que la TV Pública emita ambas producciones. TB: Sí, en el día de ayer pasamos la película de Paula de Luque; es una mirada intensa, una mirada profunda, de distintas voces. La película de Caetano la vi la mitad en Internet, en una computadora. Soy hombre de cine, me gusta ver las cosas en grandes pantallas, podría pasarme el archivo pero estoy esperando que salga la emisión, que creo será dentro de muy poco. Me parece una mirada profunda sobre Néstor que, hasta donde he visto, está narrada en primera persona, es decir, le dá la narración a él con mucha fuerza. Creo que trabajar todos estos materiales, sumergirse en los archivos, ahondar en la memoria y generar proyectos, es algo muy rico. Estuve viendo también los primeros armados que está haciendo Ricardo Forster sobre los diez años de kirchnerismo. Son todos proyectos muy atractivos para analizarlos, difundirlos y revisar el pasado, no para quedarse fijado en el tiempo sino para seguir avanzando cada vez con más fuerza en esta construcción. Y algo que me parece fundamental es que estamos haciendo todos estos cambios en el marco de un proceso democrático y pacífico, y muy unidos con América Latina. Siempre he creído en la idea que esbozaba Martí, "nuestra América". Y he vivido momentos muy dolorosos de esa construcción. Así que es enorme la importancia que tiene haber encontrado Presidentes como Néstor Kirchner, Hugo Chávez, como lo fue Lula, vivir esa continuidad con Cristina, Correa, Evo, cada uno desde sus distintas miradas, cada uno en su diversidad. En esta nueva construcción américana, me parece que el debate de los medios es fundamental y debemos trabajar con todas nuestras fuerzas para aportar a esta construcción. APU: ¿Cuáles son los desafíos futuros de la Radio y Televisión Argentina? TB: Los futuros desafíos son inmensos. Vieron como es la vida, uno mira todo lo que hicimos hasta este momento y, en simultaneo, mira todo lo que nos falta construir. Nosotros tenemos una responsabilidad de construir medios públicos de calidad, que trabajen el concepto de lo popular y trabajen las ideas de solidaridad, justicia, hermandad, esto es el ideario de construcción de un país mejor y una América más unida. Entonces es muchísimo lo que nos queda por delante. Creo que la creación de Canal Encuentro, Paka Paka, DeporTV, la profundización de la calidad de Canal 7, la Televisión Digital y cómo permite llegar a lugares que antes nunca soñamos. Tenemos instaladas más de 12000 antenas en escuelas rurales, muchos de nuestros niños ven televisión por primera vez. Todo esto tiene que servir para que la televisión sea lo que nosotros creemos que tiene que ser: un instrumento de trasformación social que sirva a este cambio político. Y por supuesto, estar siempre muy cerca de esa constructora extraordinaria que es Cristina, trabajar mucho en cómo hacer para que su mirada, sus decisiones, su claridad para analizar y dar respuestas a la realidad se transformen en imágenes y sonidos, en programas de televisión. Seguir trabajando para que este cambio cultural que estamos haciendo y debemos profundizar se pueda ver y la televisión y la radio argentinas son motores muy importantes de ese cambio. Los desafíos son enormes, pero en un punto siguen siendo los mismos que hace diez años y me atrevo a decir que son los mismos desde el inicio de la Patria. Hay que estar siempre del lado de los que luchan por la libertad, de los que menos tienen. El desafío es implementar esto de la mejor manera, desde el amor, como nos decía siempre Néstor. Esto es hacer los mejores programas de radio y televisión, jugar de la manera más hermosa con el lenguaje audiovisual, experimentando con las nuevas tecnologías. De la mano de los millones de jóvenes que están ahora con una laptop en una escuela. Nunca se olviden que una laptop es una máquina que genera muchas cosas: es una cámara de fotos, una filmadora, tiene un sistema que permite hacer música. Entonces, además de los 16.000 estudiantes de cine que se sumaron en los últimos años, ver ese ejército de jóvenes con 3.000.000 de computadoras que permiten generar imágenes y sonidos, y entrar en una red para generar un nuevo discurso, eso me parece que es una verdadera maravilla. Nosotros tenemos, por manejar estos medios públicos, una responsabilidad muy grande. Es también una responsabilidad de trabajar en red con todas estas nuevas tecnologías y con todos estos nuevos jóvenes que se suman a la construcción de nuevas ideas.