domingo, 23 de junio de 2019

CASH 23 de junio de 2019 Guerra comercial Estados Unidos versus China “El multilateralismo está en crisis”

La crisis global desatada a partir del estallido financiero de 2008 no ha podido superarse. La dinámica del crecimiento de la economía mundial se desplaza hacia Oriente. China empieza a darle mayor importancia a la innovación tecnológica, lo cual preocupa a Estados Unidos.
“Se implementan cada vez más medidas proteccionistas”, afirma el economista Claudio Lara.
“Se implementan cada vez más medidas proteccionistas”, afirma el economista Claudio Lara. 
Imagen: Sandra Cartasso
Mientras continúe, el impacto de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China sobre la economía mundial irá en aumento.El economista chileno Claudio Lara sostiene que la reacción de la administración Donald Trump pone en evidencia que las capas tectónicas se han desplazado hacia Oriente, no solo en materia de crecimiento sino en la capacidad de impulsar acuerdos internacionales. En su visita en Buenos Aires, invitado por el IADE y Clacso, Lara dialogó con Cash sobre la crisis “terminal” del multilateralismo y los efectos que tendrá esta puja entre gigantes sobre la región latinoamericana.
–¿Por qué el multilateralismo está en crisis? ¿Cómo influye la política comercial de Estados Unidos? 
–Creo que el multilateralismo está en una crisis profunda, incluso terminal, en la medida en que ya no existe aquel multilateralismo que se había propuesto con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Un elemento central es que esos acuerdos debían lograrse por consenso de todos los países participantes. Mientras avanzaba, la discusión entre los países fue encontrando obstáculos. En un determinado momento, la Ronda de Doha ya no pudo seguir operando y surgió la idea de avanzar en acuerdos plurilaterales, con lo que se abandonó la Ronda de Doha y, por ende, los propósitos iniciales de la OMC. Lo que existe hoy son esfuerzos para salvar esa crisis mediante acuerdos plurilaterales que también son difíciles de implementar.
–¿Por qué?
–En primer lugar, por el momento económico que estamos viviendo a nivel mundial. La crisis global desatada a partir del estallido financiero de 2008 no ha podido superarse. Desde aquel 2008 asistimos a un período de estancamiento de largo alcance, un estancamiento secular sin perspectivas de que pueda superarse. Los pronósticos del Fondo Monetario Internacional indican que el mundo va a seguir con un crecimiento y un intercambio comercial bajos. El comercio mundial crece a razón de 1/3 de lo que venía creciendo antes del 2008. En este contexto, asistimos a una agudización del proteccionismo mundial. El Trade Alert advierte que, aun cuando se avance en negociaciones y acuerdos, en la práctica se implementan cada vez más medidas proteccionistas.
–Usted alude a la crisis de 2008 como causante de una transformación en el mapa económico y geopolítico. ¿Dónde visualiza esa transformación?
–En que los países en desarrollo comienzan a tener una mayor importancia en la economía y en el comercio mundial, y van ganando posiciones lentamente. Estos países continuaron creciendo incluso considerando las dificultades que empiezan a aparecer en 2013. El crecimiento de China y de los países asiáticos se reduce, aunque el crecimiento del 6,0 o 6,5 por ciento no es nada despreciable si lo comparamos con el de los países desarrollados. Esto implica que las placas tectónicas se desplazaron hacia Oriente.
–¿Cuál ha sido la respuesta de China al proteccionismo de los países centrales? 
–Lo primero que hizo China fue implementar un plan de intervención desde el Gobierno que redundó en inversiones por 650 mil millones de dólares. Eso le permitió mantener su crecimiento, aunque en un rango menor. Y en el año 2011, China decidió cambiar su modelo económico porque percibió que la situación internacional había empeorado sustancialmente a partir de la crisis y, por ende, requería implementar un cambio de modelo para acentuar el mercado interno antes que seguir apostando a su inserción en los mercados internacionales vía exportaciones. Eso se tradujo en un aumento de los salarios de los trabajadores, en una reorientación de la producción interna y en dar mayor importancia a la innovación tecnológica. Lo cual comienza a preocupar a los países occidentales, sobre todo a Estados Unidos.
–¿Cómo se combina ese cambio de modelo económico con su inserción política internacional y, más concretamente, con los acuerdos que impulsa en este escenario? 
–China siempre entendió que debía ir tomando posición sobre el multilateralismo. Y gradualmente fue construyendo esa inserción. Empezó con alianzas políticas con los países vecinos en el área asiática y hacia 2014 se expandió con alianzas más allá de Asia, a través de la ruta de la seda. China proponía un mundo más tranquilo y equilibrado, en el que no hubiera disputas de poder sino solo ganadores. El discurso chino ha tenido un relativo éxito, por lo que ha ido ganando adhesiones no solo económicas sino políticas.

La ruta de la seda

–¿Cuál es la propuesta de China y, en especial, con la ruta de la seda? 
–China cambia el sentido de los acuerdos comerciales. Mientras que los acuerdos habitualmente transitan sobre negociaciones muy complejas que demoran mucho, China da vuelta la orientación al comenzar con una propuesta bien concreta, como la ruta de la seda y una serie de proyectos de infraestructura. Además, introducen el elemento financiero, de manera que los países que participan de esos acuerdos tengan acceso a financiamiento y así posibilitar la concreción del acuerdo. El financiero es un aspecto que había estado ausente en otros acuerdos de libre comercio. En definitiva, no son acuerdos que se queden en lo discursivo y las buenas intenciones, sino que incluyen cuestiones que lo vuelven práctico y factible en el corto plazo. Pero al tratarse de una construcción hecha con la lógica de Oriente, la incorporación de países de América latina es más difícil y lenta.
–La entrada de este tipo de acuerdos podía hacerse vía Brasil a través de los Brics. 
–Otros países también, como Uruguay, han respondido positivamente. Pero sigue siendo complejo porque la forma de inserción de los países latinoamericanos es a través del comercio de materias primas. En ese plano, la discusión se ha centrado en la idea de que China desplaza a los países avanzados que eran los demandantes de materias primas y ahora China estaría jugando ese rol. Es como si América latina hubiera cambiado el eje de su dependencia. Yo creo que China estaría dispuesto a incorporar otro tipo de producciones, por eso digo que es responsabilidad de los gobiernos latinoamericanos el haber optado por un modelo de primarización y no atreverse a un tipo de producción más diversificada.
–¿Qué puede pasar en el mediano plazo atendiendo al giro a la derecha de los gobiernos de la región y, en particular, con el escenario político actual de Brasil?  
–En términos económicos, poco o nada pueden ofrecer los gobiernos de derecha. Además, lo que ocurre en la región está totalmente desfasado de lo que está ocurriendo en el mundo a nivel político. En el fondo, los países que mayores vínculos mantienen con China son Chile y Brasil, cuyos gobiernos de derecha proponen discursivamente un acercamiento a los Estados Unidos. Ese discurso es incoherente con su dinámica económica que, a esta altura, es imposible de romper, porque no tienen una propuesta alternativa que reemplace la exportación de materias primas a China. Las exportaciones de Chile a China han aumento y ahora se ubican casi en el 37 por ciento de las exportaciones totales. De manera que cualquier vínculo con Estados Unidos sería disfuncional.
–¿Qué porcentaje de las exportaciones chilenas va a Estados Unidos?
–Entre 13 y 14 por ciento. El caso de Brasil es similar. A Estados Unidos le preocupa el gran ascenso que ha tenido China, sobre todo en materia de desarrollo tecnológico, no solo el que está teniendo actualmente sino el que podría tener con el proyecto “Made in China 2025”. Entonces, ¿por qué rebota en América Latina? Fundamentalmente por Venezuela, donde China tiene influencia desde hace un tiempo. Y hoy vemos que Estados Unidos ejerce un grado de intervención en Venezuela, a través de la llamada “ayuda humanitaria”, como nunca se había visto en la región. Cuando uno se pregunta “¿a qué responde la obsesión de Estados Unidos con Venezuela?”, se da cuenta de que allí hay una preocupación más amplia: la confrontación con China.
–¿Qué actitud observa en los países de la región frente a esta intervención? 
–Pienso que ciertos gobiernos latinoamericanos solo pueden apoyar directa o indirectamente esa estrategia norteamericana, pero a cambio de nada. En el caso particular de Brasil, se pone en cuestión el bloque Brics debido a razones geopolíticas en lo que atañe a su vínculo con Estados Unidos. En paralelo, vemos un intento de otros gobiernos latinoamericanos de romper con el eje Brasil-Argentina. La creación del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur 0b) va en línea con el intento de los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Chile, Sebastián Piñera, de colocarse a la cabeza política de América latina y declarar la muerte de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Es una situación compleja dado que los países están más preocupados por resolver los problemas internos por sí solos que por buscar nuevamente acuerdos regionales

ECONOMÍA 23 de junio de 2019 Ajuste neoliberal, populismo “bueno” e inauguración de obras públicas realizadas por empresas de amigos y familiares Macri hace lo mismo en años de elecciones

Repetida estrategia económica electoral del macrismo. Cuando se acercan las elecciones, afloja un poco con el ajuste para crear una mejora económica ficticia. Pasado el turno de las urnas, el engaño queda al descubierto y continúa con la redistribución regresiva del ingreso.
Inaugurar obras públicas de visibilidad masiva, mejorar un poco el poder adquisitivo del salario luego de haberlo depreciado fuerte, planes de créditos subsidiados, frenar medidas que afectan el presupuesto de las familias y prometer un futuro mejor. Esta fue la repetida estrategia electoral del macrismo administrando la Ciudad de Buenos Aires en los años impares, luego de uno anterior de ajuste y endeudamiento. El mismo plan fue trasladado a la gestión del gobierno nacional. Como en la administración central existen otras variables que influyen en el clima social en años de elecciones, la alianza Cambiemos sumó la estabilidad cambiaria a toda costa y la interrupción temporaria de los aumentos de tarifas. Es lo que hizo en 2017 y ahora reitera en 2019 en los tres principales distritos que gobierna. Teniendo en cuenta el recorrido de los casi doce años del macrismo en la CABA y los casi cuatro en Provincia de Buenos Aires y en el gobierno nacional, en caso de ganar la elección presidencial, no hay que esperar otra cosa de Macri en el 2020 que otra vuelta de ajuste y profundización de la distribución regresiva del ingreso.  
El diseño de la estrategia electoral del macrismo es básico, financiado con un endeudamiento extraordinario. Lo hizo durante una docena de años en CABA y en estos casi cuatro años en el gobierno nacional. Mientras aprieta y afloja en la lógica del ajuste va entregando negocios (inmobiliarios, energéticos, de medios de comunicación, de obras públicas y financieros) a amigos, allegados, socios y familiares. 
Un pilar fundamental de la gestión macrista es montar un aceitado dispositivo de la mentira planificada, diseñado y puesto en práctica desde la Jefatura de Gabinete. Este se despliega sin grandes cuestionamientos en la inmensa red de propaganda pública y privada oficialita. No recibe observaciones críticas por licitaciones adjudicadas a amigos del poder, por los sobreprecios en la obra pública o por los groseros conflictos entre el interés público y los negocios de la familia presidencial. Tampoco es señalada la utilización abusiva de recursos públicos para la campaña electoral y las desvergonzadas publinotas del jefe de Gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta. Además dejó de ser un tema que inquiete a ciertos medios y periodistas los desproporcionados presupuestos de publicidad, la obscena protección mediática de la gobernadora María Eugenia Vidal, la concentración de esa pauta en la prensa oficialista y el abuso del color amarillo (CABA), verde (PBA) y celeste (Nación) en el paisaje urbano. Tampoco generan reacciones de cólera spots de campaña del gobierno nacional difundidos en el entretiempo de partidos de fútbol, tanto en los de la Superliga como en los de la triste Selección Nacional.

Obras públicas

El macrismo combina neoliberalismo económico clásico con el ejercicio político del conservadurismo popular de comienzos del siglo pasado. La apertura comercial y financiera y el ajuste en el gasto público conviven con el mantenimiento de estructuras de asistencia estatal a sectores vulnerados, vía la Asignación Universal por Hijos y los planes a organizaciones sociales. De ese modo ha construido un proyecto político que tiene como resultado una distribución regresiva del ingreso, pero que ha logrado convalidarse, hasta ahora, en las urnas. 
La obra pública es el otro vértice del triángulo político del macrismo. La de mayor envergadura, como la del soterramiento del Sarmiento o el último y más oneroso tramo del Paseo del Bajo, es entregada a constructoras estrechamente vinculadas al presidente Macri. Las otras están destinadas al marketing urbano-electoral: veredas, metrobus, asfalto, alumbrado. 
Los datos duros desmienten la publicidad engañosa del Gobierno de que hace obras que nunca antes se hicieron o de que hace más que en décadas pasadas. El caso de las de cloacas es uno de los más contundentes para dejar al descubierto la estrategia oficial de la mentira planificada. Funcionarios y voceros publicitan la “revolución de las cloacas”, cuando no existe como tal ni ha habido obras excepcionales de ese tipo. La refutación a la propaganda del macrismo proviene de un reciente informe del Indec sobre Condiciones de Vida de los Hogares, correspondiente al segundo semestre de 2018. 
El reporte oficial indica que la cantidad de personas que no acceden a cloacas ascendió al 34,5 por ciento del total, 0,2 punto porcentual más que en el mismo período del año anterior. O sea, las obras de extensión no fueron suficientes para acompañar el crecimiento vegetativo de la población. En un año había 143 mil personas más sin acceso al servicio de cloacas. Los datos del Indec revelan que a fines del año pasado había 9,6 millones de personas que vivían en hogares sin cloacas.
“La revolución de las cloacas” del macrismo no mejoró nada y mantuvo estancado el indicador de “convivir en la mierda”, según la definición académica del Presidente Macri.

“La plata de los jubilados”

En la campaña 2017, el programa de créditos Anses diseñado para los meses previos a las elecciones, de abril a junio, había otorgado casi 600 mil a jubilados y pensionados en la modalidad 60x60 (préstamos de 60 mil pesos en hasta 60 cuotas). El monto involucrado sumó 20.486 millones de pesos. Junto a la tarjeta Argenta, la Anses entregó casi 2 millones de créditos en todos el país.
Este plan de fomento del consumo popular, expansivo de la demanda, formó parte del populismo “bueno” de la alianza Cambiemos en 2017. En general, las fuerzas políticas tienen un libreto propio y, si les dio buenos resultados, lo repiten, aunque se sabe que las circunstancias se modifican y las estrategias se desgastan.
En la campaña 2019, la Anses volvió a dar impulso a los préstamos con “la plata de los jubilados” (esta era la definición que hasta el 2015 analistas conservadores y los entonces opositores y hoy oficialistas tenían para la intervención en la economía de la Anses). En pocos meses, la Anses ya otorgó otros 2 millones de créditos y cuenta con un presupuesto para ese fin de 124.000 millones de pesos.
Son créditos para  jubilados, pensionados, titulares de pensiones no contributivas por vejez, AUH, becas Progresar, pensión universal para el adulto mayor y prestación por desempleo. La tasa de interés se ubica entre 40 y 50 por ciento anual, cuando en el sistema financiero está por encima del 100 por ciento anual. Gran parte de los créditos que se estuvieron suscribiendo fueron para pagar deudas.  
También se lanzó Beneficios Anses desde el 17 de abril pasado, una red de descuentos de hasta el 25 por ciento en las compras con tarjeta de débito de la cuenta bancaria donde el beneficiario cobra sus haberes. Existen más de 1800 comercios adheridos en la provincia de Buenos Aires, siendo la mayoría supermercados.

Populismo “bueno”

Estos créditos subsidiados y descuentos de la Anses se suman a la postergación de aumentos de tarifas y el impulso de acuerdos paritarios en los meses previos a las elecciones. También se integra a ese plan los descuentos del 50 por ciento un día en la semana en supermercados con la tarjeta Banco Provincia. Todo esto tiene el objetivo de frenar la caída del consumo popular. El subsidio para la compra de autos 0km forma parte del programa oficial de generar la “ilusión de consumo” antes de las elecciones. Pero después, viene el ajuste.
La primera iniciativa en este año electoral fue anunciada en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, cuando el presidente Macri informó que la AUH aumentará un 46 por ciento, en anticipo de las futuras su­bas de este año. Hasta el FMI participa en forma activa en la campaña electoral de Macri, no sólo por haber otorgado un auxilio financiero extraordinario para evitar el default, sino al definir la cláusula de “emergencia social” en el stand by. Estableció en el acuerdo original del año pasado que, si era necesario, se podían ampliar los “gastos sociales” en 0,2 por ciento del PIB, unos 40 mil millones de pesos, monto que este año lo elevó a 60 mil millones de pesos (0,3%del PIB). 
Economistas del establishment y la prensa oficialista combaten con pasión el populismo “malo” y toleran el “bueno” con una militancia conmovedora, porque el deseo de que la alianza Cambiemos gane las elecciones es más fuerte que sus convicciones ideológicas.
En los años pares, cuando no hubo elecciones, el Gobierno publicitó que el consumo durante el ciclo kirchnerista fue un “engaño”, cuando en realidad era una variable clave para alimentar la demanda agregada como motor del crecimiento económico y, de ese modo, fomentar el círculo virtuoso de expansión e inclusión social. El actual presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, ha sido el abanderado de criticar el fomento del consumo por parte del populismo “malo”. Dijo que durante el kirchnerismo “le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”. Ahora no emite opinión acerca de las medidas de impulso al consumo efímero de su propio gobierno.
El consumo temporario, que pretende ilusionar a electores, es el de la economía macrista. Pasado el turno de las urnas, el populismo “bueno” revelará su verdadero rostro, que no es otro que el del ajuste regresivo sobre el ingreso de la mayoría de la población.

Ajuste

A diferencia de la campaña 2015, Macri no oculta que lo primero que realizará si logra la reelección será profundizar el sendero del ajuste. “Vamos a hacer lo mismo, más rápido”, dijo en la cena de la ultraortodoxa Fundación Libertad, ante una pregunta del Premio Nobel Mario Vargas Llosa. Macri también le habría prometido al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que si gana avanzará en las reformas pendientes: previsional, laboral y tributaria.
En un eventual segundo mandato, la economía ingresaría así en la tercera etapa del ajuste. Después de culminar con tres de los cuatro años con caída del Producto Interno Bruto, el macrismo promete más de lo mismo. 
El relato M denomina “gradualismo” al período inicial que consistió en una deliberada redistribución regresiva del ingreso. Primera etapa del ajuste que fue implementada con una megadevaluación, tarifazos, eliminación de retenciones, apertura comercial y financiera, y límites a los aumentos de salarios. En un reciente informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina-CTA acerca de la evolución de los salarios de los trabajadores del Conicet y de la Administración Pública Nacional durante la gestión Cambiemos, Mariano A. Barrera precisa que el presupuesto público también fue clave en esa redistribución regresiva, al indicar que “hubo un notable incremento del pago de servicios de deuda pública, que en el primer año se duplicó en términos constantes”. Señala que, luego de la primera mitad del mandato, el modelo de valorización financiera que reinstaló el macrismo mostró sus límites, lo que derivó en otra megadevaluación que aceleró notablemente la tasa de inflación.
Barrera apunta que se habilitó entonces la segunda etapa del ajuste económico y, en este caso, concentrado en una fuerte reducción del gasto público. El marco para implementarlo fue la interrupción del flujo de dólares vía endeudamiento externo y la creciente fuga de capitales. El saldo fue el abrazo desesperado al Fondo Monetario Internacional. Detalla que, de acuerdo con el gasto presupuestado, el gobierno de Macri finalizaría con un descenso del gasto público del 17,7 por ciento. “En esta línea, los gastos en remuneraciones del personal, que durante los primeros años habían descendido 5 por ciento, terminarían el período con una contracción del 24,8 por ciento”, indica Barrera.

Elecciones

La estrategia electoral del macrismo no es secreto. El menú es conocido: populismo “bueno”, conservadurismo popular con más planes sociales, mentiras planificadas y ajuste neoliberal. Después de haberla reiterado en más de una ocasión es difícil manifestar sorpresa. Pero esa repetición se va desgastando, y prueba de ello es que el macrismo corrió a abrazarse en forma desesperada a un operador peronista sin votos, con sólo promesas de conseguirlos, para evitar el regreso del peronismo a la Casa Rosada. 

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En esta imagen del 1 de junio de 2019, el centro de detención de migrantes Siglo XXI en Tapachula, en el estado de Chiapas, México. A finales de abril había más de 2.000 migrantes en el recinto, según la comisión más del doble de su capacidad de 960 personas. (AP Foto/Pedro Giron)

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sábado, 22 de junio de 2019

SOCIEDAD 21 de junio de 2019 · Actualizado hace 10 hs Una ceremonia diversa y plural

Tres escuelas sumaron la bandera mapuche al acto de promesa
El acto de promesa a la bandera donde también se rindió homenaje a la "wenufoye".
El acto de promesa a la bandera donde también se rindió homenaje a la "wenufoye". 
Imagen: Confederación Mapuche de Neuquén
En un acto de interculturalidad, los estudiantes de tres escuelas públicas de Neuquén y Río Negro realizaron el tradicional acto de promesa de la bandera pero con una particularidad: sumaron a la ceremonia la “wenufoye”, como se le dice a la bandera mapuche, para que los chicos de esa comunidad pudieran también rendirle homenaje.
“Nuevamente nos encontramos acompañando a nuestros Pichikeche (niñas y niños) en este particular y reconfortante proceso de revalorización de la cultura mapuche dentro de la educación primaria”, informaron desde Pu Pichike Choike, una organización mapuche que busca revitalizar la cultura ancestral. El acto se realizó en la escuela Nº 266 de Neuquén y en las primarias 329 de Pilar II y la 154 de El Frutillar, en Bariloche, Río Negro.
Desde la organización compartieron la ceremonia como un ejemplo de “respeto y afecto” hacia los niños mapuches que circulan en ámbitos educativos estatales, donde muchas veces “operan las lógicas y normativas del Estado-Nación, el cual aún tiene sus resistencias a la hora de reconocer la diversidad”.
El hecho que los niños chicos de la comunidad indígena pudieran jurar lealtad a la bandera argentina y también a la de su propia comunidad genera, opinaron desde la organización, “nuevas instancias de reivindicación” contra las concepciones hegemónicas sobre identidad, territorio y nacionalismo.
“Son ellos, acompañados por sus familias y sus Lof (comunidades mapuche), los protagonistas fundamentales en esta búsqueda de espacios de diálogo y encuentro entre pueblos para ampliar la participación de su cultura y pertenencia”, remarcaron en un comunicado.
Las imágenes de los niños vestidos con atuendos tradicionales escoltando la bandera celeste, verde, roja y negra de su pueblo -que circularon rápidamente por los medios y redes sociales- recibieron halagos y críticas. Quienes repudiaron el acto, lo hicieron en nombre de un supuesto “nacionalismo” por el cual todos los ciudadanos deberían jurar lealtad únicamente a los símbolos patrios.
Sin embargo, desde la organización mapuche recordaron que la propia Carta Orgánica Municipal de Bariloche reconoce la preexistencia de los pueblos originarios y busca garantizar el respeto a la identidad promoviendo el derecho a una educación bilingüe e intercultural. Lo mismo ocurre con la Ley Orgánica de Educación que llama a “fortalecer la identidad nacional como construcción colectiva e intercultural”.
“Es desde este marco legislativo que se realizan estos actos políticos en las instituciones públicas y formadoras de ciudadanía, como lo son las escuelas primarias”, remarcaron.