Durante la audiencia en la CIDH destaqué el discurso amoroso de respeto de los derechos humanos de Claudio Avruj. “Es un expositor extraordinario en ese sentido. Lo aplaudo, lo envidio, quisiera aprender de él, de lo bien que lo hace. Después, la práctica es otra cosa: palos, gases, Gendarmeria dentro de las empresas, sanciones. Hay un divorcio alarmante entre el discurso y la realidad”. Una prueba más de ello se produjo el jueves 23, en vísperas del Día Nacional de la Memoria, la Verdad y la Justicia, en la propia Secretaría de Avruj. Según los delegados de los trabajadores nucleados en ATE, su colaboradora directa Romina Sarmiento, Directora Nacional de Cultura Cívica y Derechos Humanos, tomó una imagen impresa de Milagro Sala, “presa política del gobierno del que usted forma parte, y la rasgó en claro gesto de desprecio”. Los delegados redactaron una nota de protesta, en la que solicitaron que se le aplicara una sanción, pero la Secretaria de Promoción, Marisa Frescó, se negó a recibirla. Y el viernes 24 fue detenida en Jujuy la dirigente de ATE Anabel Yanciani por gritarle a los funcionarios durante la ceremonia oficial por el Día Nacional de la Memoria que no había democracia ni derechos humanos con presos políticos como Milagro Sala. Yanciani es la esposa de Fernando Acosta, otro de los integrantes de la delegación a Washington. Agustín Perassi, ministro de Gobierno y Justicia (el nombre de esa cartera es en sí un acto fallido), dijo que la detención fue iniciativa de la policía y que él ordenó su libertad esa misma mañana. Todo sin intervención de fiscal o juez alguno. Como dijimos en la audiencia, en Jujuy sólo se puede escuchar la voz del gobernador Morales.