lunes, 31 de agosto de 2015

ELECCIONES Apostando al Kaos Por Felipe Deslarmes

Las denuncias de fraude presentadas por la oposición luego de las elecciones a gobernador en Tucumán que dieron como ganador al candidato del FpV Juan Manzur, por 54,40% contra el 40,75% de su adversario radical José Cano, que reunía a todo el arco opositor, invitan a revisar los resultados y las estrategias territoriales del oficialismo y de la oposición, pensando en las elecciones de octubre.

No es casualidad que las marchas realizadas fueran fogoneadas particularmente en la capital provincial por los medios hegemónicos que lograron movilizar a un grupo importante de ciudadanos. La capital es el único territorio provincial donde no ganó el FpV y donde la oposición concentró esfuerzos, tal vez ya especulando con armar una revuelta, tal vez no.

Los resultados de las PASO presidenciales realizadas sólo 15 días antes permiten una comprensión más completa del caso de Tucumán. Así, el FpV ganó en Jujuy con el 41,68%; Salta, con el 43,8%; Catamarca, con el 51,59%; Santiago del Estero, con el 66%; Formosa, con el 60,1%; Chaco, con el 54,65%; Misiones, con el 57,4%; Corrientes, con el 50,2%; Entre Ríos, con el 39,4%; Santa Fe, con el 33%; La Rioja, con el 40,5%; San Juan, con el 54,4%; La Pampa, con el 39,8%; Neuquén, con el 35,6%; Río Negro, con el 44,6%; Chubut, con el 47,3%; Santa Cruz con, el 44,3%; Tierra del Fuego, con 47,2%; Buenos Aires, con el 39,5%; y Tucumán, con el 57,1%.

Por otro lado, en Córdoba ganó el oficialismo delasotista encuadrado en UNA, con el 38,7%; en San Luis ganó Compromiso Federal (el partido gobernante) con el 45,1%; en Mendoza ganó Cambiemos (la alianza del Partido radical con el PRO) con un 36,11%, y en CABA ganó Cambiemos con el 41,66%.

Tucumán arde

Merece un apartado revisar el resultado de las PASO nacionales en las mesas tucumanas cuyas urnas fueron quemadas: en el departamento de Lules, donde se quemaron 27 urnas, sólo 15 días antes (en las PASO para Presidente) el FpV sacó el 61,5% de los votos. De 7.643 votos, 4.500 fueron del FpV; Cambiemos lograba 1.258 y UNA, 1.061. En Monteros, en las 2 urnas quemadas, de un total de 525 votos, el FpV obtenía 410, seguido de Cambiemos con 91 y de UNA, con 15. En Cocha, en las 4 mesas cuyas urnas ardieron, de 917 votos, eran para el FpV 685, contra los 104 de Cambiemos y los 69 de UNA. Finalmente, en Cruz Alta, con siete urnas que totalizaban 1963 votos, el FpV se alzó con 1564, Cambiemos con 155 y UNA con 124. Así fue que entonces en las PASO para Presidente, el FpV lograra el 57,14%; la Alianza Cambiemos llegara al 20,13%; UNA conquistara el 16,26%; el FIT tuviera su 2,04%; la Alianza Progresistas llegara al 1,40% y el resto, entre todos, sumaran un 3,03%.

Estos últimos resultados son los que llevan a la oposición a apoyar entre todos al candidato radical José Cano, acompañado de una campaña feroz que incluyó hasta un libro denostando al candidato del FpV, editado y publicado con un tiempo tan calculado que casi no le daba tiempo a reclamar defensa sin descuidar su propia campaña. Siguiendo la ruta del gerente, las pegatinas por su publicidad llegaron hasta el mismo centro de la CABA.

Como sostiene el politólogo Andrés Malamud, “al peronismo no le afecta el escándalo”. Y el FpV colocó a Manzur 15 puntos sobre Cano. Y aunque en San Miguel de Tucumán –allí donde nadie quemó urnas–, el resultado daba al Frente Acuerdo para el Bicentenario 18 puntos por encima de Frente para la Victoria (141.166 votos contra 93.392, respectivamente), la elección no era para intendente sino para gobernador de toda la provincia; y entonces, sí, cuentan los votos del interior. Es ahí donde pesan los 406.778 totales que eligieron a Manzur como gobernador contra los 304.623 que optaron por Cano.

Nada de casualidades

Como si se tratara de un guión, más que de un plan pergeñado, la derecha unida en Tucumán reclamó transparencia y boleta única cuestionando el sistema tradicional de voto. A su vez, denunció irregularidades como la quema de urnas en las que rápidamente se demostró la participación de grupos vinculados al opositor José Cano.

Demostrando que la oposición ha decidido hacer de las elecciones un talk show donde se prioriza el escándalo televisivo para convocar a los ciudadanos a manifestarse indignados, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, reveló que “no ha habido ninguna denuncia sobre un caso específico de un posible fraude” por parte de la oposición en Tucumán, salvo las irregularidades y las 42 urnas quemadas.

En ese sentido, el Director Nacional Electoral, Alejandro Tullio, señaló que pretender “trasladar las críticas sobre la modernidad de un sistema de votación a la veracidad de ese sistema” es de “mala fe”. Y recordando que son 32 los años de utilización del sistema de votación tradicional, puntualizó: “Estamos ante una conducta reiterada de aplicar el mote de fraude ante cualquier situación donde no les satisface el resultado electoral”.

Hipocresía

Más allá de las posibilidades de mejoras de un sistema, resultan sospechosas las críticas a una forma de manifestación de la voluntad popular. En Tucumán, donde hay un sistema tradicional y donde ganó el FpV, el PRO lideró las críticas al sistema eleccionario hablando de “fraude”. En Salta, donde ganó las elecciones a gobernador el FpV y donde el sufragio se desarrolla desde hace años con voto electrónico, el PRO y sus socios del radicalismo denunciaron “fraude”. Otro caso es el de Santa Fe, donde hay boleta única y ganó el Socialismo; allí también el PRO denunció fraude. Incluso en la CABA, cuando el resultado por el candidato del PRO no arrojó los resultados arrolladores que necesitaba su candidato, Macri cuestionó públicamente que “si nuestros fiscales se van a las 18 horas (como quien ficha en un trabajo) nos van a volver a robar la elección”. Allí también se realizó el escrutinio con voto electrónico impuesto por su partido.

En las redes sociales rápidamente salieron a burlarse del candidato del PRO, Mauricio Macri, mostrando situaciones ridículas en la que también se lo ve gritando “fraude”.

Y, sin embargo, un caso bien distinto es el del FpV. Cuando pierde elecciones considera la necesidad de reforzar su trabajo militante. Y así ocurrió en las elecciones de junio en Río Negro, donde el gobernador y ex kirchnerista Alberto Weretilneck (Alianza Juntos Somos Río Negro) logró su reelección imponiéndose con un 52% sobre el kirchnerista Miguel Ángel Pichetto, que alcanzaba un 33% y admitía la derrota apenas conocidos los primeros cómputos. En esa elección, la Alianza Frente Progresista lograba un 10% y el histórico radical Horacio Massaccesi apenas el 3%. Tampoco se habló de fraude cuando perdió Córdoba, San Luis, Mendoza o CABA.

Se “calló” el sistema

En el mundo hay casi 300 países. Sólo 7 utilizan el voto electrónico e incluso cinco prohibieron su implementación, entre ellos, Alemania.

Algo de lo que los medios hegemónicos no hablan, es que para la derecha argentina, no hay sistema ni elección que valga cuando el resultado no es el que pretenden. Sin embargo hay ciertos objetivos que se plantearon y que consiguieron (al precio de desgastar las instituciones y al sistema democrático), como que no fuera la tapa de todos los medios que el kirchnerismo ganara la gobernación de otra provincia. Incluso, la denuncia de fraude y de represión con la que titularon los diarios o las fotos de violencia enviadas desde las redes sociales que en realidad eran de conflictos en otras partes del mundo, sirvieron a sus objetivos.

Pero un caso particular merece ser estudiado con detenimiento: el hecho de que el mismo candidato opositor reconociera en Tucumán que fueron sus “dirigentes” los que quemaron urnas con votos. Sin siquiera cuestionarlo, o criticarlo, que lo hubiera hecho un sujeto aislado, al reconocerlo y al haberse repetido en varias ciudades, podría inferirse un modus operandi. Además, el hecho de que un candidato a gobernador dijera que quienes eligió para conducir sus espacios sea quienes cometen un delito que implica negar el valor del voto popular y en sí mismo al sistema democrático.

Agentes de kaos

Mauricio Macri incitó a la ciudadanía “a que se siga movilizando” porque “lo que sucedió en Tucumán no pude volver a repetirse el 25 de octubre”, mientras que Cano reclamaba que los tucumanos volvieran a votar sólo gobernador y vice (¿hasta que ganen?).

Las próximas elecciones son por gobernador de Chaco, el 23 de septiembre (ver resultado de las PASO) y luego sí, el 25 de octubre las presidenciales.

Para los medios hegemónicos y para cierta construcción de la realidad, parecería que los desmanes –no sólo los de Tucumán– los hacen sólo los peronistas. ¿Será que el desorden que critican referirá a haber logrado que el pueblo coma? ¿Cargará el peronismo con haber arrancado derechos que llevan incluso al voto femenino o a las jornadas de 8 horas y el aguinaldo o el derecho a vacaciones? Como dijo la Presidenta: no vienen por ella, sino por todo el pueblo argentino; por los derechos de los trabajadores; por la dignidad; por el destinatario del excedente. Y es de esperar que continúen embarrando la cancha.

30/08/15 Miradas al Sur 

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