lunes, 17 de agosto de 2015

CONTRATAPA › ARTE DE ULTIMAR El General no tuvo quién

Por Juan Sasturain
Se asomó, apoyado en el codo,
a la cansada luz de un cielo ajeno
tan distante al del Sur, y ya sereno,
cerró los ojos, se olvidó de todo.
Y soñó que moría de otro modo:
el tajo de un alfanje sarraceno
en combate; el fuego y el trueno
de la metralla caliente del godo.
Después, los viles tenderos del Puerto
que nunca perdonaron lo del sable,
lo hicieron Padre cuando estaba muerto
lo hicieron Santo para que no hable.
El viejo general sigue despierto
en sus cenizas, materia deleznable.


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