jueves, 9 de julio de 2015

LOS PAISES DEL BRICS FIRMAN ACUERDOS ECONOMICOS Y SE MUESTRAN COMO UN POLO DE PODER ALTERNATIVO Avanza un nuevo Banco de Desarrollo

Por Agustín Fontenla
Desde Moscú
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Desde la remota ciudad de Ufá, capital de la República de Baskorkostán, en la región rusa del Volga, los líderes del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), aúnan esfuerzos para mostrarse como un polo de poder alternativo a Occidente. Durante su cumbre anual, que se prolongará hasta hoy, esperan aprobar una serie de proyectos en el área económica y financiera, que si bien no se presenta explícitamente como tal, busca demostrar que ni el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni la dinámica de préstamos a cambio de la aplicación de políticas impopulares son la única vía posible para tomar deuda en el mundo actual.
Los primeros acuerdos que deja esta apertura de la cita anual del Brics, son la puesta en funcionamiento del Nuevo Banco de Desarrollo y la creación de un Fondo de Reservas para Contingencias. La institución crediticia del bloque tuvo su origen el año pasado en Fortaleza, Brasil, en la cumbre anual previa. En esta oportunidad, los representantes de Economía de los países miembros dejaron sentada la operatoria del organismo, y prometieron que a comienzos del 2016 se otorgarían los primeros créditos. El banco tendrá un capital inicial de 50 mil millones de dólares, ampliable en un plazo no lejano a 100 mil millones, y estará dedicado a la financiación de proyectos de infraestructura y desarrollo.
Respecto del Fondo de Contingencias, se trata de una canasta de divisas, conformada principalmente por aportes de China, que asignará 41 mil millones de dólares, seguido por el resto de los integrantes con 18 mil millones cada uno, a excepción de Sudáfrica, que aportará 5 mil millones.
Nadie lo dirá directamente, pero es manifiesta la oposición de los Brics al orden financiero dominante. Brasil, Rusia y China instaron en reiteradas oportunidades a una revisión de los organismos multilaterales del crédito. Una cruzada de la que Argentina formó parte, puertas adentro y en los foros internacionales en los que participa.
La diplomacia rusa gusta de jugar a la ancestral dinámica del policía bueno y el policía malo, por eso, aunque el asesor de política exterior del presidente Vladimir Putin, Yuri Ushakov, aseguró a los medios locales que el Nuevo Banco del Desarrollo de Brics no competiría con el Fondo Monetario Internacional, al final de la primera jornada de esta cumbre, el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, aseguró que seguirán “insistiendo en una reforma de los organismos multilaterales del crédito”. Más incisivo fue el viceministro de Finanzas ruso, Sergei Storchak, al profundizar el pulso que mantiene el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras con el Eurogrupo, dejando una puerta abierta a que el flamante banco del Brics brinde financiamiento al país heleno. Una declaración para nada antojadiza, justo cuando Atenas y Bruselas están al borde de una ruptura que podría hacer tambalear toda la Zona Euro.
Otro de los aspectos diferenciales de este nuevo banco de desarrollo frente al FMI es respecto del poder de voto de cada integrante. Desde el 2010, el Congreso de Estados Unidos mantiene bloqueado un proyecto para darles mayor voz a los países emergentes en las instituciones financieras internacionales. A pesar de que China es la segunda mayor economía del mundo, su porcentaje de participación y voto en el FMI no supera el 4 por ciento. En el organismo crediticio del Brics, la novedad es que los miembros gozarán del mismo estatus en cuanto a la toma de decisiones.
El director de Investigaciones Económicas del Centro de Estudios Estratégicos de Rusia (RISS), Sergei Karataev, afirma que el Nuevo Banco de Desarrollo “tiene un potencial tan importante para la arquitectura financiera mundial como es el caso del Banco Mundial”. Destaca que es “el primer instituto de desarrollo internacional creado sin presencia alguna de las naciones desarrolladas”.
Sin embargo, Karataev pone el acento en el recientemente creado Fondo de Contingencias, por “sus principios democráticos en la distribución de los recursos”, y señala que en el caso del FMI, para obtener un 70 por ciento de los fondos hay que realizar las reformas exigidas por este organismo; una situación que no se da con el nuevo instrumento del Brics. Karataev precisa que su aparición “demuestra que Brics es capaz de poner en práctica su propia agenda en ausencia de la reforma del FMI”.
La jornada pasada, arribó a la ciudad de Ufá la presidenta Dilma Rousseff. En declaraciones recogidas por la agencia rusa Tass, la mandataria brasileña precisó que los Brics ya están trabajando en más de 30 áreas, desde la agricultura a la salud y la innovación tecnológica, y aseguró que el bloque es “una de las prioridades de la política exterior de Brasil”. El día de hoy, se sumará a las reuniones bilaterales, que ya compartieron ayer el primer ministro del gobierno chino, Xi Jinping, el primer ministro de la India, Narendra Modi, y el presidente ruso Vladimir Putin, y que volverán a mantener con la firma de acuerdos prevista.
Asimismo, el bloque planea realizar pronunciamientos en materia de seguridad, con foco en la lucha contra el terrorismo, el conflicto en Siria y la crisis en Ucrania, entre otros. Sobre este tema, particularmente sensible para Moscú, se espera un anuncio donde se defienda el derecho internacional por sobre la decisión unilateral de los países más poderosos para llevar a cabo intervenciones en terceras naciones. Como un mantra, los miembros del Brics insistirán en la creación de un orden multilateral.
Mientras las economías del Brics buscan trazar un destino común de desarrollo, para nada desdeñable cuando se atiende al hecho de que juntos representan el 42 por ciento de la población y el 26 por ciento del Producto Bruto Interno del mundo, Occidente no deja de mirar con recelo lo que sucede en este punto del planeta.
Seguida a la cumbre del Brics, comenzará en Ufá la de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), integrada además de por Rusia y China, los países de la ex Unión Soviética, Kazajistán, Uzbekistán, Tajikistán y Kirguistán, y a la que podrían sumarse Irán, Afganistán y la India, además de la participación de Bielorrusia y Mongolia, entre otros.
En este evento, Rusia y China buscan reeditar lo que Putin ha calificado como “el mejor momento de las relaciones bilaterales”, un desafío implícito a Estados Unidos y al anhelo de la administración Obama por pisar fuerte en el Pacífico.
Uno de los grandes entendedores de los movimientos políticos en Asia, y tradicional aliado de Washington, el ex primer jefe de gobierno de Singapur, Lee Kuan Yew, fallecido en marzo pasado, aseguró que Estados Unidos seguiría liderando el mundo durante el siglo XXI, solo si dominaba el poder en el Pacífico.

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