domingo, 19 de julio de 2015

LA DAIA Y NISMAN EN LA CAMPAÑA POR LAS ELECCIONES PORTEÑAS Cascotazos

Cascotazos

Los escombros del demolido edificio de la DAIA fueron arrojados contra el gobierno nacional el último día de proselitismo autorizado para las elecciones porteñas de hoy. El acto formó parte de un intento por reinstalar la muerte de Nisman como eje de la campaña, junto con la situación de la Justicia y con el enésimo intento de desestabilización económica e imposible corrida contra la moneda nacional.

Por Horacio Verbitsky

Al conmemorar el atentado, la DAIA volvió a castigar al gobierno nacional por la muerte dudosa del ex fiscal general Natalio Alberto Nisman. Esta vez no participó su vicepresidente, Waldo Wolff, quien renunció para ser candidato a diputado nacional por la Propuesta Republicana de Maurizio Macri. Wolff siguió los pasos de Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos de Macri, y de Sergio Bergman, diputado nacional de PRO. La diputada policromática Patricia Bullrich abrió otra avenida de penetración del PRO en la colectividad judía: su pareja, Guillermo Yanco, es vicepresidente del Museo del Holocausto y junto con Avruj copropietario de la agencia Vis a Vis, contratada por la DAIA y que se presenta como “Cadena judía de información”.

Las víctimas aparte

Las víctimas del atentado no aceptan la representación institucional de los propietarios del edificio. Apemia, que dirige Laura Ginsberg, pidió la creación de una comisión investigadora independiente y la apertura de todos los archivos secretos. Esto ya ha ocurrido, y una comisión de fiscales coordinados por Juan Patricio Murray están trabajando contra reloj en el estudio de esa enorme cantidad de documentos, entregados por la ex Secretaría de Inteligencia. Dentro de tres semanas comenzará ante un tribunal oral el juicio por encubrimiento del atentado, contra el ex presidente Carlos Menem y varios de sus ministros y funcionarios de seguridad e Inteligencia, entre ellos el ex jefe de la Policía Metropolitana, comisario Fino Palacios, un antiguo protegido de la DAIA. Memoria Activa, que apoyó el Memorándum de Entendimiento con Irán cuando lo trató el Congreso, hizo su acto el mismo viernes, frente al edificio de los Tribunales. Su dirigente Diana Malamud dijo que el juicio podría ser histórico si condenara a los poderosos que crearon una mentira oficial para negar la verdad y la justicia. También recordó los diez años de públicas y reiteradas denuncias presentadas contra Nisman por su falta de investigación y dijo que su muerte dejó en evidencia “la relación delictiva entre el Poder Judicial y los servicios de Inteligencia”. Entre el público estaba el subsecretario de la nueva Agencia Federal de Inteligencia, Juan Martín Mena. Diana Malamud también denunció a la dirigencia comunitaria por complicidad con el encubrimiento y abandono a las victimas y sus familiares. “El papel de querellantes se les desdibuja en su intento de salvar a los acusados” y convertir en víctima al ex juez Juan José Galeano, con ayuda de la misma agencia de prensa utilizada por Nisman y por el ex presidente de la DAIA Rubén Beraja, también procesado. El director ejecutivo del CELS, Gastón Chillier, agregó que los intereses políticos y económicos y la desidia de las instituciones estatales tuvieron la impunidad como trágica consecuencia. “En la causa del encubrimiento, hubo fiscales que ni siquiera asistían a las audiencias, algunos de ellos hoy se llenan la boca con la independencia del Poder Judicial”, dijo. La presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, dijo que “la democracia seguirá herida hasta que no se juzgue a los responsables”. En la Plaza de Mayo se congregó la Asociación 18J, el tercer nucleamiento de Sobrevivientes, Familiares y Amigos de las Víctimas, que valoró “el camino iniciado por Néstor Kirchner y Cristina”.

Público y privado

En el acto de la DAIA no habló ningún directivo de la entidad que se reivindica como conducción política de la colectividad judía, aserción discutida por miles de argentinos judíos autoconvocados por entender que aquel liderazgo no los representa. Esa conducción se decide en elecciones en las que sólo votan 150 personas. Tampoco tomó la palabra el presidente de la AMIA, la mutual que compartía el edificio demolido por el atentado del 19 de julio de 1994. La representó su tesorero, Ariel Cohen Sabban, quien volvió a cuestionar al gobierno nacional por haber firmado el Memorando de Entendimiento con Irán y le pidió que volviera “a la postura valiente que sostuvo durante muchos años”, como si ello hubiera cambiado a partir de aquel documento que, de haberse cumplido, habría permitido que el juez Rodolfo Canicoba Corral indagara a los ex funcionarios iraníes imputados por el crimen. Hay allí una clave explicativa: la DAIA y la AMIA nunca quisieron que eso ocurriera. Quien lo explicó a los alaridos en la Cancillería, durante una reunión con Héctor Timerman y el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri, fue el secretario general de la DAIA, Jorge Knoblovits. “Si Canicoba viaja, tal vez tenga que declarar la falta de mérito de los acusados y eso es inaceptable”, gritó. Nadie ha sido más explícito que el propio magistrado sobre la fragilidad de las pruebas aportadas por Nisman, que no pasan de informes incomprobables de servicios extranjeros de informaciones. Cohen Sabban, quien el 18 de febrero participó en la marcha opositora de los paraguas en la que se acusó a la presidente CFK por la muerte de Nisman, dijo el viernes que se buscó presentar al ex fiscal “con los códigos propios de la farándula”, como si ése no hubiera sido el ámbito que él eligió para su vida, sobre todo a partir de su separación de la sufrida jueza Sandra Arroyo Salgado. “Se hurgó de manera vergonzosa en la vida privada para encontrar todas aquellas excusas que permitieran desviar la atención de lo verdaderamente importante: ¿qué pasó y cómo murió el fiscal que investigaba el atentado?”, agregó Cohen Sabban, ninguneando los avances de la fiscal Viviana Fein. Se leyó luego un pedido de la primogénita adolescente del ex fiscal: que no ensucien a su padre para desvalorizar su trabajo. ¿Cómo evitarlo, si no es posible discernir con precisión qué parte de sus actos correspondían a la intimidad y cuál a su desempeño como investigador del atentado? Por ejemplo, los depósitos inexplicados de centenares de miles de dólares en las cuentas de Nisman, por parte de personajes vinculados con el submundo de las finanzas, la Inteligencia y el lavado de dinero, y no sólo Claudio Picón; sus viajes con jóvenes escorts a playas del Caribe, pagados con los generosos fondos públicos que recibía; las cajas de seguridad que compartía con su madre, vaciadas de urgencia luego de su muerte. Mario Averbuch, padre de una de las víctimas, apoyó la incomprobada hipótesis de que Nisman fue asesinado y que la responsabilidad es de Cristina.

Una vez retirado Wolff, el vocero más agresivo es Knoblovits, quien destacó en su Facebook la reaparición pública en la embajada de Holanda del ex secretario de Agricultura del dictador Jorge Videla, suegro del rey Guillermo. Cuando CFK mencionó en un tweet la columna “Buitres, Nisman, DAIA: la ruta del dinero”, publicada aquí el 18 de abril por el ex director de la DAIA, el sociólogo Jorge Elbaum, Knoblovits sostuvo que sentía miedo porque esa mención generaría antisemitismo. La columna reproducida por la presidente informaba con datos precisos del Center for Responsive Politics, que monitorea las donaciones políticas dentro de Estados Unidos, que el buitre Paul Singer financió a dos senadores de la ultraderecha que acusaron al gobierno argentino de “apoyar el programa ilícito de armas nucleares iraní” y reclamaron a su gobierno que estuviera atento a los vínculos de CFK con “el principal auspiciante mundial del terrorismo”. Al mismo tiempo, Nisman acordó con los dirigentes de la DAIA y de la AMIA cómo impedir la aplicación del memorándum. El testimonio de Elbaum reproducido por Cristina decía que en un bar de la calle Juana Manso 1601 de Puerto Madero Nisman dijo que estaba dispuesto a aportar “sus propios recursos” para colaborar con la DAIA a destrozar el memorándum. “Si es necesario, Paul Singer nos va a ayudar.” Según Elbaum, “la oferta de Nisman quedó flotando como un secreto a voces en el edificio de Pasteur al tiempo que generó un debate entre los más pragmáticos –que estaban dispuestos a aceptar dichos potenciales aportes para enfrentar al memorándum– y quienes se negaban a recibir ‘ayuda’ de un fondo especulativo, cuyas prácticas violaban varios de los preceptos judíos acerca de la prohibición de imponer intereses usurarios”. Agregaba que al mismo tiempo, Nisman contrató a la consultora Verbo Comunicación, cuya titular, Mariela Ivanier, “trabajaba desde hace un lustro como lobbista de Papel Prensa y los diarios La Nación y Clarín”. Ivanier es una de las estrellas invitadas en el Facebook de Knoblovits, quien en febrero de este año acusó a Cristina en una sinagoga de Miami de haber motivado el “asesinato de Nisman”. Por entonces y casi hasta el cierre de las listas, negoció con Sergio Massa su inclusión en la del Frente Renovador, alternativa frustrada por la ubicación insatisfactoria que le ofrecieron y el rápido desinfle del FR.

El entendimiento nuclear entre Irán y Estados Unidos y la operación a la que fue sometido el canciller Timerman fueron pretexto para nuevos ataques de la DAIA al Gobierno. La presidente señaló que “hasta modificaron el lenguaje. Ya no es más ‘República Islámica’, ahora es simplemente ‘Irán’. Y no hablan de pactos sino de acuerdos. Qué cosa no? The @nytimes califica el “acuerdo” de “histórico” y cita a Obama diciendo que vetará cualquier intento de impedir su implementación”. También se preguntó con ironía si alguna institución comunitaria pedirá en Estados Unidos la declaración de inconstitucionalidad, como hizo aquí la DAIA, y le atribuirá el propósito oculto de favorecer a Irán para que construya una bomba atómica. Agregó que Timerman “sufrió mucho por como fue tratado por cierta dirigencia comunitaria que lo llegó a agraviar calificándolo de traidor. ¿Alguien le pedirá perdón?”. También dijo que Timerman era judío y ella católica, pero que ambos eran ante todo argentinos. Knoblovits replicó que ése era un discurso fascista y Patricia Bullrich acusó a la presidente de usar un argumento nazi que colocó encomillado como si lo hubiera escrito Cristina: “Ellos, los judíos, son los perversos, y tienen la culpa de lo que ocurre”. Knoblovits negó que algún dirigente comunitario haya acusado a Timerman de traidor a la Patria. (Lo hicieron el rabino Sergio Bergman en La Once Diez/Radio de la Ciudad y el ideólogo de la DAIA Marcos Aguinis en la radio del Grupo Clarín. Además, Bergman pidió la expulsión de Timerman de la comunidad y Aguinis explicó que las palabras “traidor o irresponsable” son “honoríficas” para describir “una conducta de esta bajeza”). Al negar responsabilidad por esos cargos, Knoblovits dijo que no hay “cierta dirigencia” como dice la mandataria: “Hay una sola”. Curioso monolitismo de quien dispara con tanta facilidad la gravísima acusación de fascismo, a sabiendas de su repercusión en Estados Unidos, donde tiene familia.

De ayer a hoy

Una de las líneas centrales de la oposición mediática y política ha sido la canonización de quienes siguen una agenda fijada por ese mismo sedicente republicanismo. Lo intentaron con Nisman, con el supremo decrépito Carlos Fayt, con el subrogante permanente de la Cámara de Casación Luis Cabral e incluso con el juez pistolero Claudio Bonadío. Cada vez tienen menor eco, por falta de materia prima apta para semejante transubstanciación y por desinterés social en el insincero clamor de quienes pretenden entronizarlos en el altar de la República. Cada caso tiene su propia lógica, las razones del gobierno son más consistentes en algunos que en otros, a veces le asiste la razón en términos teóricos pero su realización práctica es demasiado chapucera aún para el gusto menos exigente. Pero es imposible sostener con fundamento que estén en riesgo las instituciones. Incluso la súbita veneración de la DAIA por Nisman omite una larga historia de conflictos y desencuentros. Vale la pena recordar que antes de que se creara la Unidad Fiscal especial, Nisman integró un equipo con los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y el juez Juan José Galeano, hoy procesados por el encubrimiento. A partir de 2004, mientras la DAIA sostenía a su ex presidente Rubén Beraja y a Galeano, Nisman siguió la línea fijada por el Capospione Antonio Horacio Stiuso, quien le garantizó que contaría con recursos ilimitados, el ascenso de su esposa de defensora oficial a jueza, vinculaciones nacionales e internacionales y protección política (Nisman temía las consecuencias de su actuación como secretario en el expediente por el ataque del grupo MTP al cuartel de La Tablada, en el que apoyó la versión militar de muertes en combate, en un par de casos de secuestro, torturas y ejecución clandestina). Nisman siguió a Stiuso en su confrontación con el comisario de confianza de la DAIA, Fino Palacios, amigo de la abogada Marta Nercellas, de vidriosa intervención en la causa, quien es socia del ex presidente de la DAIA y abogado de Fernando de la Rúa, Jorge Kirszenbaum, y del actual abogado de la AMIA, Miguel Bronfman. El tribunal oral que absolvió a todos los acusados y ordenó investigar el encubrimiento le dio la razón a Stiuso. La muerte de Kirchner en 2010 y el empeño de Cristina y Timerman por llegar a la verdad de los hechos aunque no fuera políticamente conveniente trastrocaron ese cuadro. La firma del Memorándum de Entendimiento con Irán, reactivó la deteriorada relación de Nisman con la dirigencia de la DAIA, por un motivo poderoso: todos sabían que la investigación no podría sostenerse si sus pruebas fueran confrontadas en un proceso judicial.


Pasado y presente

Por Horacio Verbitsky

La militancia de dirigentes de la DAIA o la AMIA en la Propuesta Republicana de Maurizio Macrì irrita a los argentinos judíos que no se sienten representados por esas instituciones ni ese partido político. Pero vista en perspectiva histórica debería celebrarse esta salida del closet como un avance hacia formas democráticas de representación de las posiciones de derecha, superador de la abierta complicidad con la dictadura militar y la represión clandestina en que incurrió la generación anterior de líderes de la DAIA. Lo que no es admisible es que descalifiquen a sus críticos como antisemitas o, si son judíos, los desestimen con rudimentario psicologismo: se odian a sí mismos (sic). En junio de 1976, cuando un hijo del Comandante del Cuerpo III de Ejército de Córdoba murió en un accidente, la DAIA le envió un telegrama de pésame firmado por su presidente y su secretario de entonces Nehemias Resnizky y Ricardo Gordon. Le comunicaron a Luciano Benjamín Menéndez “sus más sentidas condolencias en tan dolorosas circunstancias”. En junio de 1979, Resnizky y el secretario de la DAIA, Daniel Levy, se reunieron con el ex ministro estadounidense de relaciones exteriores Henry Kissinger. La información de la DAIA publicada por Clarín sostiene que le informaron que la colectividad judía “desarrolla con entera libertad sus actividades” y que en el país sólo existen “minúsculos grupos antisemitas”. También se manifestaron preocupados “ante versiones distorsionadas o falsas que sobre la real situación de la comunidad judía vierten grupos ajenos a ella o que responden a intereses ajenos a la judeidad”. Es decir, quienes denunciaban la escalada antisemita que condujo al secuestro por el Ejército de Jacobo Timerman y la familia Graiver y al especial ensañamiento con los judíos en los campos clandestinos de concentración. En un documento interno de la DAIA se desarrolla con mayor precisión este razonamiento: hubo grupos antisemitas que intentaron aprovechar el Caso Graiver, del que no responsabiliza al gobierno militar, y “derivar hacia los judíos la responsabilidad por los problemas del país”. Pero la DAIA los denunció y “los órganos periodísticos tradicionales tomaron conciencia” y publicaron “edificantes comentarios editoriales contra quienes estaban cabalgando para enturbiar el proceso, socavar los cimientos de la unidad nacional”. Sobre todo, destaca que “el presidente de la República manifestó claramente que no se puede imputar a una clase, raza o religión la responsabilidad de los procesos que vivía el país”. También encomió al dictador Jorge Videla por haber dicho en Estados Unidos que “el pueblo argentino no tiene vocación por el nazismo. Nacimos libres y luchamos por la libertad”. Para la DAIA no había que sobredimensionaar o distorsionar ese antisemitismo de pequeños grupos para que no “nos confunda en la evaluación y nos haga errar en la búsqueda de una terapia adecuada”. Esa terapia es “prudencia, equilibrio y sentido crítico, cautela y meditación”, dado lo complejo de la situación argentina “que fue azotada no hace mucho por el caos, la subversión y la hiperinflación”. En 1977, la DAIA entregó a la Armada cinco mil ejemplares de una biografía elemental del almirante Guillermo Brown, redactada por Marcos Aguinis, quien participó en la ceremonia junto al almirante Armando Lambruschini. Cuando esto se hizo público, en 2009, Aguinis dijo que lo hizo para “gestionar el paradero y la libertad de gente desaparecida”. Su propósito era que la obra llegase “a todos los mandos y, fundamentalmente, a los sitios de detención”. La idea implícita es que si los jefes de la ESMA recibían su hagiografía escolar de Brown se apiadarían de sus prisioneros judíos. Aguinis toma su fantasía por realidad y se alegra de haber contribuido desde su supuesta “trinchera de escritor a salvar varias vidas”, afirmación de la que no brinda detalles que permitan verificarlo. Todo esto explica muchas posiciones recientes. Aguinis, que creía posible la lectura de su libro en la ESMA, comparó al actual gobierno con el nazismo. El secretario general de la DAIA durante la presidencia de Aldo Donzis, Fabián Galante, propuso una declaración de repudio como son habituales en este tipo de casos, pero la Comisión Directiva lo desautorizó. Su situación se tornó insostenible cuando preguntó por qué la DAIA debería seguir siempre la línea política del gobierno de Israel. Galante dejó de asistir a sus reuniones. Durante la gestión de Elbaum como director ejecutivo, la DAIA le encomendó que se reuniera con los familiares de detenidos-desaparecidos judíos y elaborara con ellos un documento en el que se les pidiera perdón. Un primer borrador se redactó con participación de Vera Jarach, Marcos Weinstein y Daniel Tarnopolsky. Una vez concluido, Donzis desistió de firmarlo. Su mandato terminó mal, cuando una sobrina lo denunció por abuso sexual a sus 18 años. Durante la campaña electoral de 2013, el actual presidente Julio Schlosser y sus laderos Wolff y Knoblovits se comprometieron a pedir perdón a los familiares de las víctimas. El documento decía que así como lo había hecho el Estado argentino, también la DAIA pediría perdón a las víctimas de la represión “por lo que no supo, no quiso o no pudo hacer. Nunca es tarde para que una institución pueda revisar su pasado y para asumir errores. La dignidad humana merece la valentía de reconocer la verdad”. Schlosser dijo que no lo firmaría para no ofender a los dirigentes de entonces; Wolff y Knoblovits que no pedirían perdón por algo que ellos no habían hecho.


La confesión
Con “La Era Magnetto”, el periodista, sociólogo e historiador Martín Sivak completa su descomunal investigación sobre el Grupo Clarín, que comenzó hace dos años con el tomo El gran diario argentino. El libro fue lanzado al mismo tiempo que Clarín consumaba por mano judicial una ostentosa venganza contra Víctor Hugo Morales. Sivak advierte que a diferencia del tomo anterior, donde tuvo acceso a asombrosas fuentes primarias como el archivo inédito y personal del fundador, Roberto Noble, en éste debió basarse en abundantes entrevistas orales. Entre ellas dos muy extensas con el propio CEO, Héctor Horacio Magnetto. Su rigor y seriedad superan con notoria holgura los estándares locales, como que es la reescritura de su tesis de doctorado en historia para la Universidad de Nueva York. En su punto culminante cuenta cómo Isidoro Graiver desacreditó el testimonio de su ex cuñada, Lidia Papaleo, columna vertebral de la denuncia del gobierno nacional por la forzada venta de Papel Prensa. “Eso lo salvó de la cárcel, pensó Magnetto:

–Sin ese testimonio yo terminaba preso”.

El autor es un estilista exquisito, pero dejó que Magnetto saliera de las cuerdas sin descargar las repreguntas del knock-out: ¿por qué se retractó el hermano de David Graiver, a cambio de qué, cuál es su veracidad? Reprochárselo a Sivak sería tan necio como echarle en cara a Locche no haber sido Monzón.

19/07/15 Página|12


No hay comentarios:

Publicar un comentario