domingo, 19 de julio de 2015

El nuevo rol geopolítico de Irán Por Germán Gorraiz López

El libro “El Arte de la Guerra” del general, estratega y filósofo chino Sun Tzu (considerado el mejor libro de estrategia de todos los tiempos y libro de cabecera de estadistas como Maquiavelo, Napoleón o Mao Tse Tung), es un tratado que enseña la estrategia suprema de aplicar con sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de confrontación. La doctrina geopolítica de Obama diseñada por Zbigniew Brzezinski sería en gran parte deudora de dicho manual pues intenta desentrañar las raíces de un conflicto y buscar una solución, aplicando la máxima de Sun Tzu “la mejor victoria es vencer sin combatir y esa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante”, con lo que se adelantaría casi 2.500 años al desenlace del contencioso nuclear iraní.

Así, tras 21 meses de negociaciones, Irán y los países del Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania) han alcanzado un acuerdo sobre el programa nuclear del país asiático, por el que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) e Irán acuerdan un calendario de actividades para poder certificar antes de que termine 2015 «todos los asuntos pasados y presentes pendientes, que todavía no han sido resueltos por el OIEA e Irán». Dicho acuerdo incluiría el beneplácito de Washington para que Teherán enriquezca su uranio y lo transforme en combustible para el reactor iraní, (siempre bajo control de la OIEA), lo que permitiría un mejor control del stock de uranio enriquecido de Irán y fuente de inquietud entre los occidentales e Israel, que temen que Teherán lo pueda emplear para fabricar armas atómicas, (acusaciones que Irán ha desmentido siempre categóricamente) y en el supuesto de restablecerse las relaciones diplomáticas entre ambos países, Rowhani conseguiría su objetivo de que se reconozca el papel de Irán como potencia regional logrando de paso el incremento de cooperación irano-estadounidense y la resolución del avispero sirio e iraquí, (Conferencia de Viena y Plan Biden).

El contencioso nuclear iraní

Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Bush obsesionada con el Eje del Mal ) al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder en la zona y propuso una negociación global con el grupo de contacto para tratar todos los aspectos que le enfrentan a los países occidentales desde hace treinta años, tanto el asfixiante embargo ha azotado a la República Islámica como los activos iraníes bloqueados en Estados Unidos , el papel regional de Irán y la cooperación relativa a la seguridad en Iraq y Afganistán. El presidente Mahmoud Ajmadinejad estiró la cuerda hasta el límite en la seguridad que Estados Unidos no atacaría y limitaría cualquier acción individual de Israel (proyecto descartado de bombardear la central de Natanz con jets comerciales), pues un bloqueo del estrecho de Ormuz por el que pasa un tercio del tráfico energético mundial podría agravar la recesión económica mundial y debilitar profundamente todo el sistema político internacional.

Así, en una entrevista a Brzezinski realizada por Gerald Posner en The Daily Beast (18 de septiembre de 2009) afirmó que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para Estados Unidos y China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico donde atraviesa el transporte de petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Sur-Corea), Europa y Estados Unidos, elevaría el precio del oro negro a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global , pasando a ser la UE totalmente crudodependentiente de Rusia”.

Según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), 13,4 millones de barriles por día (bpd) de crudo pasarían a través del estrecho canal en buques petroleros, (lo que representaría el 30 % del suministro de crudo que se comercializa mundialmente), bloqueo que por mimetismo se extendería al paso del Canal de Suez , considerado como uno de los puntos más importantes para el comercio mundial ya que transporta 2,6 millones de barriles de crudo al día (lo que representa casi 3% de la demanda mundial diaria de petróleo) y asimismo es una ruta relevante para el gas natural licuado (GNL), pues cerca de 13% de la producción mundial de dicho gas transitó por ella en el 2010 y su hipotético cierre provocaría la interrupción del suministro de alrededor de 2,6 millones de barriles diarios y al Golfo de Adén que conecta a través del Canal de Suez el Océano Índico con el Mar Mediterráneo y con un tránsito de más de 18.000 buques según estadísticas oficiales citadas por el diario económico búlgaro, Capital.

Irán poseería según los expertos, las terceras mayores reservas probadas del mundo de petróleo y gas pero carecería de la tecnología suficiente como para extraer el gas en los yacimientos más profundos y necesita una urgente inversión multimillonaria para evitar un deterioro irreversible en sus instalaciones, pues de acuerdo con el quinto plan quinquenal 2010-2015 , el Gobierno iraní estaría obligado a invertir unos 155.000 millones de dólares para el desarrollo de la industria petrolera y gasística , lo que en la práctica se traduce en un enorme pastel para las multinacionales rusas, chinas y occidentales y en un incremento de la oferta de crudo iraní hasta los 1,5 millones de barriles/día en el plazo de un año con el consiguiente desplome de los precios de los crudos de referencia Brent y Texas. Además, la revitalización del acuerdo de cooperación energética del 2010 entre Irak, Irán y Siria para la construcción del gaseoducto de South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el Mar Mediterráneo relativizaría la importancia estratégica del Proyecto del Gasoducto Trans-Adriático (TAP), (sustituto del fallido gasoducto Nabucco proyectado por EEUU para transportar el gas azerbaiyano a Europa a través de Turquía),así como el papel relevante de los Emiratos Árabes como suministradores de crudo a Occidente, lo que explicaría el afán de Qatar, Arabia Saudí y Turquía por torpedear el acuerdo del G5+1-Irán.

¿Nueva Guerra en Oriente PROME?

El inesperado triunfo de Netanyahu en las recientes elecciones ha supuesto la formación de un Gobierno de Guerra totalmente contrario a la existencia de dos Estados independientes (Israel y Palestina) que ha acelerado la construcción de nuevos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este y aumentado la presión a la Administración Obama para abandonar la ronda de conversaciones del G5+1 con Irán. Sin embargo, el mensaje diáfano de la Administración Obama hacia Israel sería que “la paz en Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME) es posible a través del diálogo y que Israel y Estados Unidos tienen que negociar con Irán y con Siria, dos actores cruciales en la política de Oriente Próximo”, postulados que serían un misil en la línea de flotación del Gobierno de Netanyahu y de la Cuarta Rama del Poder de EEUU que aspiran a resucitar el endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), con lo que Obama se convertiría en el último obstáculo para diseñar la arquitectura del Nuevo Gran Oriente.

En consecuencia, tras la aprobación del Congreso y Senado de EEUU de una declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el demócrata Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EEUU estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente” y la firma de un acuerdo definitivo del G 5+1 con Irán sobre el contencioso nuclear iraní que no contaría con el visto bueno de Netanyahu , asistiremos al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC) para proceder a la desestabilización de Siria e Irán por métodos expeditivos, no siendo descartable que Obama, (tras la pérdida del control del Senado en las pasadas e lecciones de medio término y en la recta final de su mandato Presidencial), acepte el pulso del lobby judío y adopte una suicida conducta transgresora que podría reconsiderar el tradicional veto de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU ante propuestas “nocivas para el Estado israelí”.

Así, asistiremos al inicio de una intensa campaña de descalificación personal y política de Obama en los medios de comunicación dominantes o “mainstream media”, (especialmente virulenta en los medios manejados por los “think tank” Heritage Foundation y Cato Institute), preludio de la gestación de una trama endógena que podría terminar por reeditar el Magnicidio de Dallas (Kennedy,1.963) para lograr que EEUU vuelva a la senda de las seudodemocracias tuteladas por el poder en la sombra (Cuarta Rama del Poder). Caso de consumarse el magnicidio de Obama, Joe Biden, el tapado de la AIPAC, se vería obligado a asumir la Presidencia del País aunque su mandato quedará presumiblemente marcado por la Guerra de los 6 años. Dicha guerra será un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia e involucrará a ambas superpotencias teniendo como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Egipto, Arabia Saudí e Irán), abarcando el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Libia, Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia y teniendo a Irak como epicentro (rememorando la Guerra de Vietnam con Lindon B. Johnson (1963-1.969). Así, Siria, Líbano e Irak serían tan sólo el cebo para atraer tanto a Rusia como a China y tras desencadenar una concatenación de conflictos locales (Siria, Irak y Líbano), desembocar en un gran conflicto regional que marcará el devenir de la zona en los próximos años y cuyo desenlace podría tener como efectos colaterales el diseño de una nueva cartografía favorable a los intereses geopolíticos de EEUU, Gran Bretaña e Israel con la implementación del Gran Israel (“Eretz Israel”).

Germán Gorraiz López
Analista internacional 

http://www.alainet.org/es/articulo/171114

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