domingo, 5 de julio de 2015

De los porotos a los proyectos Por Carlos Villalba

Faltan 5 semanas, 35 días para el primer “gran domingo electoral” de la Argentina del 2015, el de las PASO nacionales del próximo 9 de agosto; el segundo será el 25 de octubre, cuando los argentinos elijan quién se sentará En el sillón ocupado por Néstor y Cristina Kirchner desde el 25 de mayo de 2003.

En esas fechas habrá 3 millones de nuevos electores en relación con los comicios del 2011. De esa cantidad, 1,3 millón tendrán 15 y 17 años, 4,5% del padrón nacional. Aunque el voto joven no es obligatorio, en el debut del 2013 el 80% de los habilitados fue a las urnas.

Hasta ahora, los juegos, recorridos y mensajes de los distintos campamentos partidarios estuvieron dirigidos a consolidar las imágenes de sus candidatos, a diseñar o rechazar alianzas y, en particular, a buscar debilidades en sus rivales para descargar críticas, chicanas y denuncias sobre ellos. La mayoría de los sectores se fueron consumiendo en luchas internas, corridas de figuras, pérdidas de aliados y, como sucedió en esta Capital en veda, a despegarse de situaciones electoralmente incómodas para cualquier aspirante.

Cada resultado impacta con fuerza en las jornadas informativas que lo suceden. Cada comportamiento electoral es mirado con lupa por analistas propios y ajenos, que buscan indicadores de supuestos éxitos y señales de potenciales fracasos. Con poco menos de 8,5% del total del padrón nacional cada una, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires, seguramente constituyen un bocado apetecible para los candidatos nacionales, pero también para los que arman las primeras planas de los diarios de mayor circulación en el país.

Todo suma

Además del seguimiento elección a elección, a medida que se acercan las “nacionales” empiezan a producirse especulaciones más complejas.

El primer paso fue medir los resultados de cada fuerza contra los obtenidos en elecciones anteriores equivalentes. En ese punto, el Frente para la Victoria sorprendió a quienes especulaban con perfomances mucho peores. El empate santafesino que logró Omar Perotti –más allá de la victoria oficialista provincial de Miguel Lifschitz en Santa Fe–, cuando los agoreros lo daban por derrotado por Del Sel y por el propio dirigente socialista, constituyó una confirmación de la tendencia del FpV a nivel nacional, que acompaña todas las mediciones de las simpatías que genera la Presidenta en la sociedad.

Córdoba, en ese sentido, será una nueva medida de la situación. Las lecturas previas, por un lado abren crédito a las posibilidades de un escenario semejante al santafesino, con la fórmula del Frente de la Victoria, integrada por el intendente de Villa María, Eduardo Accastello, y el humorista Cacho Buenaventura, que inició la carrera muy desde atrás y hoy estaría cabeza a cabeza con la dupla que impulsa el acuerdo UCR-PRO e integran Oscar Aguad (UCR) y el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi (PRO). Incluso la diferencia acumulada por quienes picaron en punta, Juan Schiaretti y Martín Llaryora, se acortó en las últimas semanas.

Por otra parte, el delasotismo tiene conciencia de que la provincia puede llegar a las nacionales sin candidato presidencial propio, si Sergio Massa superase en las PASO al propio De la Sota. Esos votos no se desplazarían hacia los otros candidatos presidenciales, difícilmente el hombre de Tigre pueda retenerlos; por otra parte, la mayoría de ellos son refractarios al macrismo, queda un solo surco hacia el cual canalizarse…

Kirchnerismo

El escenario de continuidad gubernamental parece consolidarse semana a semana, más allá del signo de cada oficialismo. Del mismo modo que sucede en la mayoría de los distritos en los que se vota, en el terreno nacional las fichas están acomodadas. El dúo Daniel Scioli-Carlos Zannini siguió con su andar calmo, sin exagerar su exhibición, mezclando instalación de medidas de gestión con algún acto partidario. Es el caso de su traslado hasta la Río Gallegos fundacional del kirchnerismo, a homenajear al mentor del movimiento en el reducto favorito de su “Ateneo”.

Máximo Kirchner, precandidato a diputado nacional y jefe de La Cámpora, puso el sello de compromiso compartido a un aspirante presidencial ya metabolizado por el conjunto del sector.

En las filas de Mauricio Macri, retador principal, una vez más, todo el esfuerzo se invirtió en estas elecciones locales que sus estrategas imaginaron con una victoria al galope y sin necesidad de volver a ensillar para una segunda vuelta. Un resultado de esas características buscaría reflotar la idea propagandística de cumplir con el sueño de desplazar al kirchnerismo. Con el resultado santafesino se cayó una de las vigas maestras del plan.

Las urnas traerán los nuevos datos. Pueden confirmar los análisis que sostienen que Macri “no se prepara para gobernar”, sino para armar un partido político que gobierne la principal ciudad argentina y que, eventualmente, se ubique en gateras para salir disparado hacia la meta ante una situación de crisis como la que los grupos económicos vienen anunciando desde hace meses. O pueden volver a poner en carrera al actual jefe de Gobierno, como lo intentan las encuestas que casi a diario distribuyen sus equipos, con la firma de distintas consultoras, en las que aparece debajo de Scioli, pero con 6 y hasta 7 puntos menos de los que en realidad lo aventaja el gobernador bonaerense.

Equilibrio y tensión

Mientras los indicadores económicos mantienen su línea de flotación, y propios y extraños adelantan, hasta públicamente, que así será hasta las elecciones de octubre, distintos sectores del oficialismo se preguntan sobre las medidas necesarias para consolidar aquellos aspectos del “modelo” que consideran más importantes, alcanzados con una inversión social superior al 7% del PBI anual.

Un entrevistado para este número de Miradas al Sur, Emilio Pérsico, uno de los secretarios de Estado designado por Cristina Kirchner, no incluyó nombres ni cargos en sus declaraciones. Por el contrario, se mostró interesado en que el próximo gobierno siga generando cambios en la dirección de la última década, y apuntó a democratizar y nacionalizar la economía, con reducción del aplastante fenómeno de concentración, y a apuntalar, desarrollar y dignificar la “economía popular”. Fue concreto al plantear con miras al gobierno que venga, la constitución de un Ministerio que se ocupe del tema, la bandera principal que levantó el primer aspirante a diputado del Parlasur, Jorge Taiana, durante su precandidatura presidencial.

Mientras muchos se preparan para intentar mejorar sus resultados electorales, otros ya arman sus propuestas para gobernar. Desde el frío del desierto en invierno, los restantes desafían con algunos papeles y muchas frustraciones.

05/07/15 Miradas al Sur
 

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