martes, 28 de julio de 2015

Clarín y la inquisición, por Norberto Colominas

Clarín acusa al gobierno de refugiarse en “el relato”, y desde ese lugar ocultar la realidad o mentir respecto de las cifras reales de la economía, por ejemplo. Pero, ¿acaso no hay un relato cotidiano en las páginas de Clarín y La Nación, por no hablar de Radio Mitre, Canal 13 y TN, más los diarios de la cadena, entre otros La Voz del Interior y Los Andes?
cfk_clarín_348Si Clarín y Mauricio Macri representan “el cambio” en la Argentina, será mejor que no cambiemos nada, ya que eso supondría pasar directamente del futuro a la prehistoria, de la defensa de los derechos humanos a la Inquisición.
Clarín insiste y el gobierno también. El que vote al FpV en las próximas elecciones sabrá qué está votando. El que vote por Macri (o por Massa, tato da) estará apostando al Quini-Seis, y ya se sabe que las posibilidades de ganar son más bien escasas.
El principal candidato a presidente del FpV es un hombre bien conocido, como que ocupó varios cargos relevantes desde que ingresó a la política, entre ellas vicepresidente de la Nación y gobernador de la provincia más importante del país en los últimos doce años. Pero, ¿qué gobernó Massa? La intendencia de Tigre. De Macri en la Capital es mejor no hablar. Bicisendas y carriles exclusivos para los ómnibus, muchos impuestos y una deuda pública cinco veces mayor de la que había cuando asumió el gobierno, hace ocho años.
Mentir, lo que se dice mentir, es lo que hace Clarín, cuando “informa” que el hijo de la presidenta y un ex funcionaria del gobierno tienen cuentas secretas en un banco norteamericano. ¿Sí? No, nada, el banco en cuestión desmintió la “información”, pero Clarín inventó la martingala de que esas cuentas podrían estar a nombre de “otras personas”, aunque no da ni un solo nombre…
Con sus más y sus menos el gobierno expresa una coalición de intereses populares que reivindica y practica la inclusión social, que defiende y robustece el mercado interno, que desendeudó considerablemente al país y que –algo muy importante– logró separar al gobierno de las corporaciones. El gobierno es de la gente; las corporaciones son de sus dueños. Por el contrario, Clarín y sus epígonos expresan y defienden precisamente el interés del capital más concentrado, que está en las antípodas.
Ya lo dijo lúcidamente Martínez de Hoz durante la dictadura: “Sin fábricas no hay obreros; sin obreros no hay peronismo”. En los 90 Menem lo tomó al pie de la letra: llevó a la quiebra a 300 mil fábricas y dejó sin empleo a 3,5 millones de personas. Un buen alumno.
Como la revista Veja en Brasil, Clarín expresa a la inquisición. Lo adelantó el presidente de la UIA, un tal Méndez, hace unos días: “En un país normal no habría inflación y tampoco paritarias”. Le faltó decir que en un país normal no habría tampoco una formidable fuga de capitales ni la correlativa evasión fiscal, ni remarcación frenética de precios, ni incapacidad para generar un desarrollo industrial competitivo, entre tantas otras cosas.
Es más: en un país normal habría una burguesía nacional digna de ese nombre y una prensa que no deshonrara el ejercicio del periodismo.

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