lunes, 29 de junio de 2015

El ajuste exigido implica una pronunciada baja de las pensiones y suba del IVA del 13% actual al 23%, entre otras medidas. Lido Iacomini En un marco internacional signado por el dramatismo provocado por el Ejército Islámico con sus sangrientos actos terroristas en diversos países, que han dejado una cifra aún indeterminada de víctimas, se sigue desarrollando en Europa la confrontación (con visos superficiales de negociación) entre el gobierno de izquierda de Grecia y la denominada Troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Consejo Europeo), que defiende los intereses de los grandes grupos financieros, principalmente alemanes, franceses y estadounidenses. El FMI, comandado por Christine Lagarde –autoproclamada jefa de los "criminales"– es la vocera más dura del grupo que, trascendiendo ya lo estrictamente económico, ha procurado hasta ahora desgastar al gobierno de Syriza que lidera Alexis Tsipras, rechazando una a una las propuestas alternativas que este ha ofrecido –con cierta dosis de dignidad– tanto para refinanciar su deuda como para evitar una salida ruinosa de la Eurozona. Sobre todo porque alejarse de Europa es una opción observada con temor por el pueblo griego. Hasta ahora. Encerrado en un laberinto de paredes móviles, que aprietan y amenazan asfixiarlo, Tsipras acaba de tomar una decisión que abre el escenario a un nuevo actor, en busca de desequilibrar la situación. Ha anunciado la realización de un referéndum en Grecia el domingo 5 de julio, donde por sí o por no, su pueblo deberá adoptar una conducta de aprobación o rechazo al virtual ultimátum que el poder financiero concentrado le ha presentado. El ajuste exigido implica una pronunciada baja de las pensiones y suba del IVA del 13% actual al 23%, entre otras medidas de recorte presupuestario y de cesión de soberanía o virtual salida de la Eurozona. Tsipras declara que la aceptación de esas condiciones "intolerables" constituye una humillación nacional y el Ejecutivo gobernante se compromete a votar por el NO. Y da un paso forzado de la democracia representativa a una participativa convocando a la población a asumir protagónicamente una decisión. En un giro inesperado pero de profundas resonancias en su historia. Ahora la troika deberá resolver, sobre esa base de participación popular en Grecia, qué camino adopta. De las reuniones de los Ministros de Finanzas de la Eurozona dependerá si finalmente Grecia emigra del euro o le dejan un respiro financiero que le permita adoptar un camino de salida de la crisis pero dentro de la Eurozona. Si la situación desemboca en el referéndum se pondrá en claro la posición política, ya no de Tsipras y su gente, sino de Grecia en su conjunto. Blanco sobre negro. El destino aparece incierto, ya que aún no maduran las condiciones para que sus hermanos españoles, portugueses e italianos –también sacudidos por la crisis– acudan en ayuda del pueblo heleno. Mientras tanto Moscú y Pekín aguardan, con los brazos abiertos aunque aún con cierto disimulo, a un socio europeo que, aunque pequeño y con serios problemas, se pueda constituir en un símbolo probable de los nuevos rumbos de la situación europea.

La rentabilidad media de los laboratorios orilla el 900% y los valores al público cada día son más altos. El déficit del sector aumenta año a año. Crece la puja política por un cambio de paradigma.

El negocio de los remedios, en la mira
Los laboratorios obtienen ingresos extraordinarios sin que ello traiga aparejado nuevas inversiones del sector en materia de innovación.
Pese a los esfuerzos que se han hecho en los últimos años por reducir el impacto económico y social de sus costos, los medicamentos no han dejado de ser un lastre para los bolsillo de los ciudadanos y las divisas del país. 
De acuerdo a los últimos da tos oficiales correspondientes al 2014, la balanza local de remedios es deficitaria en U$S 1900 millones. El problema es que mientras en 2013 el rojo orilló los U$S 1700 millones, el año pasado se sumaron otros U$S 200 millones más, lo que evidencia que lejos de resolverse el problema se ha ido agravando.
Otro dato que refleja de forma elocuente el elevado costo de los medicamentos es que el  nivel de inversión en salud del 2013 en su conjunto alcanzó los $ 158 mil millones, de los cuales el 32% corresponde a medicamentos. 
Un porcentaje nada desdeñable si se recuerda que en el resto de los países del mundo el peso del gasto total en el rubro Salud de los medicamentos jamás supera el 17% y en promedio se ubica entre el 10 y el 16 por ciento. 
La cadena de valor de la industria farmacéutica exhibe números llamativos, cimentado en base a la publicidad libre y el acuerdo y cooptación de los médicos que incluye desde viaje hasta dinero en efectivo para que los galenos recomienden un medicamento en lugar de otro genérico y más barato. Por ejemplo, las diez cápsulas de Lotrial, un medicamento de laboratorios Roemmers vital para controlar la presión después de los 40 años de vida, tiene un costo cada diez cápsulas de $ 6 pero en el mercado cuesta entre $ 120 y 140. 
Pero este fenómeno afecta particularmente a aquellos segmentos críticos de la población. 
Este es el caso de aquellos 1500 pacientes a nivel nacional que deben comprar la tobramicina en Aerosol por un precio promedio mensual de $ 30 mil con un costo anual para este colectivo que orilla los $ 540 millones. 
La tobramicina es una antibiótico aminoglucósido de amplio espectro especialmente destinado para bacterias de tipo gran negativas del tracto genital de la mujer (Escherichia coli, Chlamydia trachomatis, Gonococos), que cobra importancia en la recepción neonatal. Sin embargo este remedio también es vital para los pacientes con fibrosis quística y enfermedades pulmonares crónicas con colonización o infección.
Lo cierto es que este medicamento que obliga a los pacientes argentinos a desembolsar $ 540 millones al año podría fabricarse en laboratorios estatales a un costo de $ 40 millones, menos de la décima parte del total por año.
La rentabilidad promedio de los remedios se encuentra en el orden del 900% de media y en muchos casos supera con creces este número.  
Lo llamativo es que pese a la escandalosa rentabilidad del sector empiezan a percibirse algunos datos que muestran las dificultades que aún tiene el Estado argentino para fijar parámetros básicos a este poderoso sector. 
Por ejemplo, explica Jorge Rachid, coordinador de Salud del Ministerio de Defensa, "hay laboratorios que están patentando medicamentos biológicos que no son producto de investigación, sino similares, es decir copiados de innovaciones, cambiando algunas moléculas y conservando las propiedades clínicas del original". En otras palabras, los laboratorios obtienen ingresos extraordinarios sin que ello traiga aparejado nuevas inversiones del sector en materia de innovación en remedios.
La alta rentabilidad que obtienen las grandes firmas farmacéuticas no sólo plantean un dilema para el usuario sino también al sistema de salud de la Argentina. 
En este contexto, empiezan a profundizarse las consecuencias de la importación sin límites de remedios que podrían fabricarse tranquilamente en la Argentina a un precio menor y sin un costo en dólares para el Estado argentino. 
En el medio de estas necesidades, los intentos de romper con esta cadena de la felicidad que favorece a las grandes compañías farmacéuticas locales y multinacionales, la Argentina se tropieza con el enorme poder de lobby de este oligopolio que ha saboteado todas las veces que pudo aquellas iniciativas tendientes a romper con su hegemonía. «

Para la CAME, de Osvaldo Cornide, la rentabilidad de la pequeña y mediana empresa se deterioró en 2015.

Los empresarios analizan incorporar dos ramas más un plus para llegar a un acuerdo en el conflicto de camioneros.

La cadena de valor de la industria farmacéutica exhibe números llamativos de rentabilidad.


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