domingo, 19 de abril de 2015

REDOBLADA PRESION PARA UN ACUERDO MACRÌ-MASSA Ma-Ma Mía!

El Frente para la Victoria no espera éxitos en Santa Fe ni en Mendoza, pero los resultados del domingo en Salta alarmaron a la oposición. Se redobló la presión mediática y empresarial para que Macrì y Massa coincidan, como hoy en Mendoza. La clave es Buenos Aires, donde PRO ni tiene personería. El rol de Reutemann y señora. Con Macrì, la fórmula de la alegría. Un veedor para la DAIA y el dictamen del fiscal por la denuncia de Nisman. El éxito y el fracaso en la investigación periodística.

Por Horacio Verbitsky
Imagen: Bernardino Avila.
Las primarias de hoy en Santa Fe y Mendoza (9 y 4 por ciento del padrón nacional), donde los candidatos del Frente para la Victoria no aspiran a nada mejor que la segunda colocación, devolverán algo de color al rostro de los principales candidatos de la oposición, Maurizio Macrì y Sergio Massa, quienes empalidecieron el último domingo. Incluso, los magros resultados obtenidos en Salta por la fórmula apoyada tanto por el PRO como por el Frente Renovador reanimaron las presiones mediáticas y corporativas sobre el porteño Macrì y el bonaerense Massa. El reclamo de mínima: que disputen la candidatura presidencial de un espacio común junto con la UCR, tal como planteó la línea derrotada en la Convención de Gualeguaychú. El de máxima: que Massa se resigne a competir por la gobernación bonaerense. Esta es la combinación ideal para quienes sólo piensan en obturar la posibilidad de un nuevo mandato del Frente para la Victoria, con alta incidencia del kirchnerismo, tanto desde posiciones políticas cuanto institucionales en el próximo Congreso.

La mesa de arena

Pero el atractivo abstracto de este anhelado acuerdo tiene varias dificultades prácticas. En la mesa de arena, Ma-Ma Mía! funciona: el PRO ha hecho base en la Ciudad Autónoma, pero apenas existe en la provincia de Buenos Aires, donde ni siquiera tiene personería electoral, por lo que está en duda que pueda participar en los comicios provinciales. En febrero, la Junta Electoral bonaerense declaró la caducidad de su personería por no haber llegado al 2 por ciento de los votos en las últimas dos elecciones, tal como requiere el artículo 46, inciso C, de la ley electoral vigente. Los apoderados amarillos presentaron un recurso de revocatoria, que quedó a resolución de la Junta Electoral, encabezada por el presidente de la Suprema Corte de Justicia e integrada por los presidentes de las Cámaras Civil, Penal y Electoral. Hasta el viernes, el presidente del Superior Tribunal fue Daniel Soria, quien prefirió dejar el recurso en manos de quien asumirá el cargo mañana, Juan Carlos Hitters. Si la Junta Electoral no se pronuncia antes de las elecciones, PRO entiende que puede participar porque la presentación del recurso suspende la resolución impugnada. Pero esta interpretación será atacada por otras fuerzas políticas, para las cuales la caducidad mantiene pleno efecto si no es revocada.
Con cualquiera de los precandidatos que el próximo domingo dirimirán su Primaria, Gabriela Michetti u Horacio Rodríguez Larreta, PRO rondaría el 50 por ciento de los votos en la primera vuelta por la Intendencia porteña. El panorama para la segunda sería muy distinto si debiera enfrentar al kirchnerista Mariano Recalde, que tiene el techo del 35 por ciento que Cristina obtuvo en las presidenciales de 2011, o al fashionista Martín Lousteau, uno de esos inventos que en forma periódica seducen a los porteños y luego se disipan como espuma sobre la arena: Erman González, Fernando de la Rúa, Elisa Carrió o Fernando Solanas. Contra Recalde podría nuclearse el antikirchnerismo, en torno de Lousteau una transitoria coalición antimacrista. Pero el verdadero problema para los chicos de los globos está del otro lado de la frontera, aun si resolvieran el serio problema de la caducidad de su personería electoral. La insípida Mariú Vidal no es ni siquiera conocida, y sin una fuerte inserción en Buenos Aires no es posible soñar con una victoria nacional. Su designación no fue tan ingenua como los mohínes de la candidata podrían sugerir, sino que respondió a la opción de Macrì por el No Peronismo, según el consejo insistente de su asesor ecuatoriano, El Hombre de la Carmela. En el camino dejó a su primo inteligente, Jorge Macrì, quien desde hace años opina que sin acuerdo con sectores del peronismo el proyecto presidencial de Maurizio no es viable. La cuestión es qué sectores del peronismo estarían dispuestos a dejarse uncir al carro triunfal del hombre de negocios dudosos que propone regresar al más puro liberalismo. Su propuesta de liberar el tipo de cambio, por ejemplo, es algo a lo que el mundo le huye como a la peste desde hace no menos de dos siglos.
Las restricciones son más acuciantes en el Frente Renovador. Aparte de la herida narcisista que implicaría contentarse con lo que hasta ahora ha sido (un exitoso candidato bonaerense de dificultosa proyección nacional), Massa enfrentaría una segura aceleración de la rebeldía que ya comenzó con el reflujo hacia el Frente para la Victoria de intendentes y legisladores que habían surfeado la ola hacia Tigre. El mes pasado, Massa tuvo un anticipo de lo que podría ocurrir si se replegara de la Nación a la Provincia, cuando intimó a tres de los cinco precandidatos a la gobernación a despejar el camino para sus dos preferidos: Darío Giustozzi y Francisco de Narváez. Felipe Solá desmontó con prontitud gauchesca, pero la petrolera Mónica López amenazó con un incendio memorable y Jesús Cariglino con mudarse a otra toldería, como hizo antes que todos Gustavo Posse. De Narváez es el único postulante bonaerense sin ambiciones presidenciales, ya que su nacimiento en Colombia lo descarta para el Poder Ejecutivo. Pero eso mismo lo tornaría intratable si Massa decidiera ocupar su lugar en la Provincia. Hacia dónde saltaría en tal caso el colorado del ideograma en el cuello es difícil de predecir. En cambio Giustozzi ya está averiguando dónde tienen parada los trenes de su amigo Floppy.

No tan cómico

Otra alternativa que contempla Macrì es la integración de la fórmula con Carlos Reutemann como candidato a vicepresidente. Con el anuncio del acercamiento del ex gobernador santafesino, el subibaja elevó a Macrì y fondeó a Massa. Reutemann, cuyo mandato como senador concluye el 9 de diciembre, está dispuesto a volver al recinto, ya sea reelecto en acuerdo con el PRO o a tocar la campanilla como representante de un eventual ejecutivo macrista. Sin embargo, Macrì aún no le hizo el ofrecimiento, para lo cual tiene dos buenas razones: igual que con Massa, el riesgo es desperfilarse como El Opositor No Peronista. Pero además aguarda a esta noche para saber cuántas de las simpatías que Reutemann conserva en su provincia son trasladables a los candidatos del PRO, que en Santa Fe no son aliados de la UCR. Miguel Del Sel, cuyas doctrinas de género son aún más extremas que las del Papa Francisco, creció a expensas del peronismo con la luz verde de Reutemann, pero ese fenómeno parece haber tocado un techo, con la ayuda del propio Del Sel. A los 73 años, todo el entusiasmo que le queda a Reutemann es el que le insufla su joven esposa, ávida de jugar en las grandes ligas. Del Sel tampoco ayuda. Después de sus referencias ofensivas al sexo femenino, Macrì le pidió a Ernesto Sanz el bozal que tenía reservado para Nito Artaza, pero en cuanto le aflojaron la mordaza hizo añorar sus groserías hacia las mujeres:
–¿Qué le parecería la fórmula Macrì-Reutemann?
–Bien. El Lole está acostumbrado a ir segundo.
Y resta aún un tema más: la distancia que puede existir entre la teórica ganancia que implicaría la incorporación de Reutemann y la práctica de una campaña proselitista con estos dos prodigiosos oradores que derraman simpatía a cada sonrisa. La vertiente provincial de la elección de hoy no es para que Massa o Macrì descorchen. El Frente Renovador tendrá una Primaria reducida, en la que Oscar Cachi Martínez enfrenta al ex operador de la Sociedad Rural, Eduardo Buzzi, otro rey de la simpatía, quien hoy verificará la diferencia entre ser conocido y popular. La elección más fuerte es la del Frente Progresista, donde socialistas y radicales integran las dos fórmulas: el ex intendente de Rosario Miguel Lifschitz lleva como vice al ministro radical Carlos Fascendini y como candidato a diputado nacional al gobernador saliente Antonio Bonfatti; ellos confrontarán con el radical Mario Barletta, quien lleva como cabeza de lista a diputados al socialista Rubén Giustiniani. Para llegar a la elección en paz, el gobierno provincial pactó con la banda de Los Monos un juicio abreviado con penas bajas, condición para que no salgan a la luz durante la campaña los vínculos de los narcos con la policía y la coalición gobernante, incluyendo a Bonfatti. La fallida investigación, dirigida por el juez provincial Juan Carlos Vienna, derivó en una acusación por asociación ilícita, por la imposibilidad de probar otro delito que un homicidio. Invicto pese a haber sido filmado durante un match de box en Estados Unidos sentado junto al padre de un narco cuya muerte debía investigar, Vienna sería ascendido ahora a camarista y la causa se cerraría de apuro. El principal crítico fue el titular de la Procuraduría Federal de Narcocriminalidad, Adolfo Villate, para quien el acuerdo privó de conocer lo que pasaba a la sociedad santafesina al impedir que los hechos se ventilaran en un juicio oral y público, con transparencia. Sobre todo, dijo, era necesario que “la sociedad conozca en forma oral y pública cuál es la fuerza o debilidad de las sospechas que recaen sobre los funcionarios públicos en quienes se delegó la seguridad y el gobierno”.
Por su parte, el Frente para la Victoria demoró en integrar su fórmula, porque Eugenia Bielsa recién comunicó su negativa a último momento. Con el gringo de Rafaela Omar Perotti, el oficialismo nacional piensa no quedar muy lejos del cómico del PRO, quien a su vez ha dejado de parecer una amenaza a la hegemonía del Frente gobernante en la provincia. Del Sel y Buzzi amagan convertirse en las mayores decepciones de la jornada.

Al fin un brindis

En Mendoza sí, la UCR espera una victoria nítida con la fórmula impulsada por el ex vicepresidente Julio Cobos: Alfredo Cornejo y Laura Montero, a quienes apoyan tanto Macrì como Massa. Ernesto Sanz ya está preparando los festejos. El Frente para la Victoria exhibe una gran debilidad, debido a la decisión del gobernador Francisco Pérez de alejarse de la presidente CFK y excluir de su lista, que encabeza el senador saliente Rolando Adolfo Bermejo, a cualquier representante de La Cámpora. Esta fue una zancadilla de Juan Carlos Mazzón cuando pensó que Cristina era una sombra del pasado. La presidente despidió a Mazzón e impulsó una fórmula encabezada por Guillermo Carmona, quien no ganará pero cuyo desempeño ratificará que no hay peronista victorioso en contra de Cristina, algo parecido a lo que Perón le hizo a Vandor en la misma provincia hace 50 años: la elección la ganaron los demócratas, pero el candidato de Vandor quedó lejos. La presidente se enterará de las cifras de ambos escrutinios en la madrugada del lunes en Moscú, donde a partir del miércoles firmará acuerdos con su colega Vladimir Putin para la construcción de una represa hidroeléctrica y una nueva planta nuclear. Implicarían inversiones que distintas fuentes cifran entre 10.000 y 25.000 millones de dólares y que ya han provocado el anatema de los ex secretarios de Energía nostálgicos de las relaciones carnales y la desregulación absoluta.

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