lunes, 13 de abril de 2015

Opinión Un mundo complejo. El corto plazo no lo es todo

Realizar el seguimiento de la coyuntura económica de los países de América del Sur se ha tornado complicado. El principal motivo de dicha complicación no es un problema desde el análisis económico, sino la dificultad de establecer escenarios de corto plazo a nivel internacional. 
En el mundo están ocurriendo muchas modificaciones en la órbita geopolítica como para que nuestro continente no se vea afectado. Ahora sí, desde una visión economicista, los principales canales de alteración de nuestras economías son los deprimidos precios de los commodities, la reducción de los saldos de comercio exterior, y la reversión de los flujos de capitales. Nuestros países, sin embargo, tienen diferentes formas de enfrentar estos problemas. 
Por ejemplo, nuestro principal socio comercial, Brasil, quien recibe el 27% de todas nuestras exportaciones y el 47% de nuestras exportaciones industriales, ha optado por acompañar su pérdida de flujos financieros (salida de capitales) con shocks devaluatorios principalmente desde Septiembre de 2014. 
Si se evalúa lo ocurrido durante el 2015 y los motivos de la reversión de sus flujos de capitales, entonces algunos podrían argumentar que están ligados a sus problemas de política doméstica y, tal vez, algo de eso esté pasando. Sin embargo, cuando se analizan sus movimientos de capitales de mediano plazo, queda claro que su principal justificación es la atracción de capitales por parte de EE.UU. La apreciación de la moneda norteamericana que fue cerca del 12%, sólo durante 2015, en relación con el euro y otras monedas, tiene una estrecha relación con un escenario de recuperación del crecimiento en EE.UU. (cerca del 2,4% anual) y con los aumentos de la tasa de interés en sus bonos. 
La anterior era la lectura que reinaba a finales del 2014 y a principios de 2015. Sin embargo, aunque los niveles de crecimiento aún no muestran un nivel de deterioro importante, su inflación en enero y febrero de 2015 fue de cero a negativa, lo que no es una buena señal para una economía en recuperación. El cierre de toda especulación se produjo estos últimos días, cuando la Reserva Federal decidió no aumentar la tasa de interés de referencia, en una clara señal de preocupación por su ciclo económico. 
Consecuentemente, Brasil en la última semana apreció su moneda (recuperó valor en relación con el dólar) en cerca del 7,2%. ¿Por qué me detengo en estas cuestiones? Bueno, porque el análisis de coyuntura no sólo es analizar los datos y los últimos índices, si no se analizan las opiniones, recomendaciones y los intentos de formar expectativas por parte de todos los referentes económicos, entonces, no se entiende correctamente el escenario global. Lo anterior me sirve para ejemplificar la consistencia de los pedidos devaluatorios por parte de un sector importante de la oposición. Nuestra relación comercial con Brasil es estratégica y se ve afectada por la competitividad vía precio (la relación bilateral entre sus monedas) pero principalmente se ve afectada por el efecto crecimiento. Es decir, nos afecta más que nuestro socio no crezca que su devaluación. Pero lo más importante es entender que la política de administración cambiaria que lleva adelante el BCRA no puede trasladar al interior de nuestra economía las volatilidades de monedas extranjeras. Si el presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, hubiera seguido la devaluación brasileña en estos últimos meses, nuestra moneda el 19 de marzo debería haber estado a 11 pesos por dólar (una devaluación del 25%) para luego pasar a estar a 10 pesos por dólar en sólo una semana, una apreciación del 10%. Estas recomendaciones de “sacudones devaluatorios” sirven como ejemplo para entender que la utilización del tipo de cambio para solucionar problemas estructurales es sólo un instrumento para transferir los ahorros de las clases medias y de los sectores populares hacia los sectores más concentrados y ricos del país.
Al mismo tiempo, tampoco servirían para corregir el ciclo económico de corto plazo que analizamos a continuación. Si bien en los primeros meses de 2015 el consumo en supermercados y shoppings creció al nivel de la inflación, o por encima de la misma, también se notó una baja en la venta de electrodomésticos. Nuevamente, rápido de reflejos, el Gobierno comienza a implementar el programa de canje de electrodomésticos que, además, permite mejorar la eficiencia energética.
Estamos en una situación económica donde la inflación se ha apaciguado y el mercado cambiario se ha tranquilizado, lo que no implica que las autoridades nacionales deban relajarse. Estamos atravesando meses cruciales para ver cuánto será la liquidación de la cosecha record de la soja que se calcula para la temporada en cerca de 57 millones de toneladas. Justamente, hoy es más importante la especulación sobre su precio internacional, relacionada con la discusión al comienzo de la nota, que sobre la posibilidad de que se provoque una devaluación de nuestra moneda. 
Los indicadores de la construcción, tanto para 2014 como para los primeros meses de 2015, muestran que el costo de los materiales para la construcción está aumentando por encima del costo de la mano de obra (2,9% y 0,2% en lo que va de 2015), relación que hasta 2013 fue inversa. Este dato no es menor para los sectores de la economía popular que están relacionados con las changas de la construcción, aunque puede revertirse luego de la señal de las paritarias de los sectores registrados. Al mismo tiempo, la venta de cemento al mercado doméstico se estancó en los primeros meses de 2015, pero lo hizo en niveles récord de venta.
Por último, existen dos problemas importantes que pueden afectar nuestro crecimiento a lo largo del año. El primero es que la venta automotor de 0km ha caído un 35% si comparamos la suma de los meses de Enero y Febrero para 2015 y 2014. Un poco más tenue fue la caída del 11% para los usados. El segundo elemento a tener en cuenta es que tanto el Indec como las estimaciones privadas comienzan a señalar que la desaceleración del crecimiento se comienza a generalizar a lo largo de los sectores de la economía, algo que en 2014 no había ocurrido.
Ninguno de estos inconvenientes es suficiente como para presagiar un 2015 problemático, es más, la tranquilidad cambiaria e inflacionaria ha generado una situación de estabilidad muy necesaria para poder recuperar la actividad económica. Nuestra mayor atención deberá estar orientada en el corto plazo en la liquidación de la soja y en el mediano plazo en los equilibrios macrofinancieros a nivel internacional.
*Director Ejecutivo del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de Buenos Aires –CISBA–. Docente UBA.

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