viernes, 10 de abril de 2015

Home Inicio Columna del "Rosarino" Temario. 03. Manuel Ugarte - Un hombre de sueños 02. Ley Saenz Peña - La primera vez 01. A 45 años del derrocamiento de Frondizi LEY SÁENZ PEÑA LA PRIMERA VEZ

El 31 de Marzo de 1912, la Provincia de Santa Fe es el escenario de la aplicación, por primera vez, de la denominada Ley Sáenz Peña de sufragio universal (masculino) secreto y obligatorio (Ley Nacional de Elecciones Nº 8.871).

El sufragio secreto evitaba el tráfico de votos y se aplicaba, asimismo, el sistema de lista incompleta: la mayoría obtenía 2/3 de los cargos y el tercio restante lo ocuparía la primera minoría.

Señala Fernando Sabsay en “Presidencias y Presidentes constitucionales argentinos“ (Colección Fin del Milenio): “Roque Sáenz Peña asumió la primera magistratura el 12 de octubre de 1910, acompañado por Victorino de la Plaza como vicepresidente. El hecho más destacable de su gestión fue la Ley General de Elecciones, a la que aplicó todo su esfuerzo y dedicación: el voto pasaba a ser universal, secreto y obligatorio. El nuevo presidente estaba decidido a cambiar las prácticas políticas que se venían utilizando. La prepotencia política y los matones de comités habían alejado a la ciudadanía de los comicios. La libertad de sufragio llevaría al electorado a las urnas. La ley Sáenz Peña inició ese proceso, esa fue la más importante obra de su gobierno y su aporte imperecedero a la política nacional”.

Roque Sáenz Peña afirmaba: "En este momento decisivo y único vamos jugando el presente y el porvenir de las instituciones. Hemos llegado a una etapa en que el camino se bifurca con rumbos definitivos. O habremos de declararnos incapaces de perfeccionar el régimen democrático que radica todo entero en el sufragio o hacemos otra Argentina, resolviendo el problema de nuestros días, a despecho de intereses transitorios que hoy significarían la arbitrariedad sin término ni futura solución".

Las conversaciones reservadas entre Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen indican que éste último manifestó: "El Partido Radical no busca ministerios, únicamente pide garantías para votar libremente en las urnas". El Caudillo radical diría más adelante: "El gobierno nos da garantías; dejaremos la abstención y concurriremos a las urnas".

Y así, en Santa Fe, intervenida por el conservador Anacleto Gil, tres fórmulas se candidatean: la Coalición Conservadora, con Marcial Candioti y Alberto Paz, la UCR con Manuel Mencheca y Ricardo Caballero, y la Liga del Sur con Lisandro de la Torre y Cornelio Casablanca. El día del comicio la afluencia fue multitudinaria.

Eran necesarios 32 electores para consagrar gobernador, obteniendo la Unión Cívica Radical, 34 (25.000 sufragios); con los que logró la mayoría, y la Liga del Sur la minoría (17.000 votos).

La Unión Cívica Radical condujo la propaganda con habilidad y eficacia levantando la bandera de la pureza del sufragio, la lucha contra el fraude y los privilegios de la vieja oligarquía, para atraer y apoyarse en la gran masa de la clase media, obreros y jornaleros del campo, prestigiando hombres nuevos, reclutados en diferentes actividades y círculos. Su excelente disciplina y el entusiasmo de sus partidarios le permitió alzarse con el triunfo.

Durante el gobierno del Doctor Manuel Menchaca, (médico y farmacéutico), y a pocos meses de haber asumido, estalla el movimiento campesino conocido como el Grito de Alcorta, (25 de junio de 1912). Era esta zona del sur santafesino, maicera por excelencia. Los agricultores comenzaron una huelga que tuvo importantes repercusiones en nuestro país. Fue la primera protesta agraria, que originó las bases de un nuevo derecho rural donde se promovieron formas de economía social en la explotación y comercialización de los productos del campo y se creó la Federación Agraria Argentina.

Al llegar a nuestro país, los inmigrantes tuvieron varias alternativas: convertirse en colonos (que les abriría el paso para llegar a ser propietarios de las tierras) o ubicarse como arrendatarios, sin la posibilidad de transformarse en propietario, llevando circunstancias adversas como los resultados de la cosecha y las obligaciones que les imponían los propietarios: trillar con la máquina que éstos le indicaran, venderle a él la cosecha y adquirir los artículos de primera necesidad en un comercio determinado. El malestar imperante, se agravó con la crisis de 1909 y las malas cosechas de 1910.

Si bien la causa inmediata de la huelga estaba basada en la mala situación económica de los agricultores, el verdadero fundamento fue la ausencia de una legislación agraria que equilibrara las desiguales relaciones jurídicas entre los propietarios que poseían los medios de producción y los colonos, que no contaban más que con su fuerza de trabajo. Los arrendatarios no tenían la menor seguridad en su trabajo, en cualquier momento podían ser desalojados del campo en que trabajaban y despojados de sus máquinas y útiles de labranza. Cualquier mejora que introdujeran en la chacra, quedaba a beneficio del patrón. A tal efecto Juan B. Justo, en una exposición concisa, llegó a la conclusión de que “había que asegurar al agricultor la inembargabilidad de sus elementos de trabajo, indemnizarlo por las mejoras realizadas en el campo, asegurarle la libertad de cosechar con las máquinas que creyera conveniente, abolir los impuestos que gravaban la producción, eximir del pago de la contribución directa a la pequeña propiedad rural y dar alojamiento digno a los obreros del campo”.

Juan B. Justo, defendió a los agricultores en el Parlamento Nacional, y fue suya la primera voz que se hizo oír en la Cámara denunciando a terratenientes e intermediarios subarrendadores como explotadores de los agricultores. Sus interpelaciones a los Ministros de Agricultura Adolfo Mujica en 1912 y a Alfredo Demarchi en 1918, constituyen valiosos documentos históricos que fijan claramente la situación del campo argentino en aquella época. Justo fue el autor del primer proyecto de ley de arrendamientos presentado en nuestro Parlamento Nacional, el 4 de agosto de 1913.

La huelga duró cuatro meses aproximadamente. El movimiento se propagó sobre la base de la unánime solidaridad que se estableció durante el conflicto.

El Diario La Prensa informaba que a pesar de las resistencias patronales y la represión policial de las manifestaciones la huelga se fue extendiendo y, por consecuencia, se comenzó a descalificarla buscándole tintes extremistas.

La intervención del Gobierno Provincial de Santa Fe (Menchaca - Caballero) hace que los terratenientes se avinieron a mejorar las condiciones de contratación con los chacareros arrendatarios.

“El Grito de Alcorta fue mucho más que una huelga justa y el triunfo de una reivindicación del trabajo. Fue el primer paso que se dio en la historia Argentina para corregir las relaciones de propiedad rural imperantes en nuestro país. Fue el origen de organizaciones de economía social y representaciones de intereses gremiales que generaron una racional explotación de la tierra y distribución de su producto y procuró vincular sus intereses de sector con el interés nacional y la defensa de las instituciones democráticas”. Un capítulo especial, merece el referirse al Vicegobernador de ese entonces, Doctor Ricardo Caballero.

Héctor Nicolás Zinni, historiador y librero, que se erigió en una referencia local después de publicar "Rosario de Satanás", profundo y metódico, escribió un libro sobre la vida y obra de Ricardo Caballero, diciendo de él: “"Defendió los intereses del pueblo" y “fue uno de los personajes más emblemáticos de un país yrigoyenista”.

Señala Zinni en un reportaje: “me impresionó su personalidad. Yo lo conocí cuando tenía siete años de edad y él me curo de una afección. Mi padre gozaba de su amistad y gracias al doctor Caballero hubo un pan más en la mesa familiar, cuando hizo entrar al autor de mis días como bibliotecario en la Facultad de Medicina de Rosario. Mi padre era uno de los poetas del Centro de Estudios Argentinistas Juan Manuel de Rosas que había fundado el doctor Caballero y que tenía más de 30 filiales aquí y en el sur de Córdoba. Ahí nomás de haber empezado a conocer los versos criollos de mi viejo, Caballero, gran activista, lo tomó prácticamente bajo su tutela”.

”Mi obra - dice Zinni - refleja la imagen pura, luchadora y rebosante de ideales de quien fuera caudillo argentinista - siempre en defensa del hijo de nuestra tierra, además de eminente, altruista y galardonado profesional médico de vida espartana, quien, además de haber sido miembro fundador de la Facultad de Medicina de Rosario, de la Biblioteca Clásica de dicha Facultad y creador de la cátedra de Historia de la Medicina, ocupó dos veces la banca de Diputado y otros dos períodos la de Senador de la Nación, además de haber sido un muy buen escritor, un excelente narrador y un eminente catedrático; defendió desde su banca en las oportunidades que se le brindaron, los intereses del pueblo que lo había elegido, entre ellos la tan resistida en su momento Ley de Jubilaciones y otras no menos notables iniciativas que lo tuvieron como protagonista”.

El Doctor Ricardo Caballero tomó parte en las revoluciones de 1893, 1903 y 1905, siendo encarcelado por ello. Intimo amigo de Hipólito Irigoyen, fue Jefe Político de Rosario, solucionando numerosos conflictos obreros a favor de los mismos en los tiempos que los sindicatos no existían.

Fue Presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal y contó entre sus numerosas y calificadas relaciones y amistades con la de Homero Manzi, quien lo hizo personificar por el actor Juan Carrara en la película "El último payador".

En estos tiempos difíciles, se hace necesario el rescate de figuras de tamaña talla, para la consolidación de un pensamiento y una acción en salvaguarda de nuestra memoria histórica y de nuestro futuro como Nación.

La Ley Sáenz Peña se volvería a aplicar por segunda vez el 2 de Abril de 1916, en que ganó la presidencia de la Nación el Doctor Hipólito Irigoyen, a la que pudo acceder porque el Doctor Ricardo Caballero - quien ya había fundado la Unión Cívica Radical de Santa Fe - le envió los 19 electores que le faltaban, siendo evidente que si esto no se hubiese dado, en una actitud desinteresa y de gran adhesión a Irigoyen, otra hubiera sido nuestra historia nacional a partir de allí.

Osvaldo Vergara Bertiche 

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