lunes, 23 de marzo de 2015

Entrevista. Ciro Annicchiarico. Autor de El horror en el banquillo “Era imprescindible saber qué pasó en Campo de Mayo”

Los juicios por delitos de lesa humanidad son parte de una de las políticas de Estado más importantes de este gobierno, pero más allá de las noticias en los medios, es poco lo que se publica. El horror en el banquillo, ¿pretende cubrir ese vacío?
–Exacto, haberlo advertido fue lo que motivó que empezara a pensar y preparar este libro. Fue Eduardo Luis Duhalde quien lo advirtió, a quien dedico el libro. A principios del año 2011 me llamó a su despacho y me dijo “no puede ser que estemos llevando adelante estos juicios históricos, una de las políticas más importante de este gobierno, y esta Secretaría, que está publicando un montón de cosas, no publique nada sobre los juicios”. Entonces me propuso coordinar la salida de una serie de publicaciones, cada una dedicada a uno de los juicios en los que la Secretaría interviene como parte querellante. Cada abogado será el responsable de los contenidos del juicio que atiende. Y me dijo “te gusta escribir, así que vas a coordinar y corregir todo el trabajo, y tenés que escribir vos el libro sobre Campo de Mayo, que es la megacausa que está a tu cargo”. Fue un desafío, así que no le iba a decir que no…

–Y, concretamente, ¿qué es lo que le propuso hacer?
–Que organizara un trabajo con los demás abogados del área Jurídica Nacional, para que preparasen el material de los juicios que cada uno atiende: ESMA, Primer Cuerpo de Ejército, Vesubio, ABO, Circuito Camps, La Perla, Margarita Belén, Mendoza, Corrientes, etc. La idea era que junto con la publicación de los fallos judiciales, fuera saliendo una publicación del caso acompañada de una introducción histórica, descripción de los hechos, víctimas, imputados condenados. Así, cada libro sería de interés no sólo jurídico sino también para el público en general. Duhalde me propuso que coordinara todo el trabajo, inclusive de unificación y corrección de los textos. ¿Por qué? Muy simple: podemos ser buenos abogados y profesionales, pero no todos tenemos buena mano para escribir un relato histórico, más si es pensado como de difusión científica. Incluso pensó que la colección podría ser de interés también de alguna editorial, con mayores recursos. Y así terminó pasando.

–¿Se puede decir que Duhalde quería darle difusión masiva a estos juicios?
–Sin ninguna duda. Todos mis compañeros abogados son capaces de sólidos trabajos y textos jurídicos, pero la idea que me transmitió Duhalde fue esa, hacer algo que pudiera ser masivo. Este momento y estos juicios quedarán en la historia argentina, su difusión tiene que ser más amplia que los libros jurídicos que se venden en las facultades de derecho o en las librerías de Lavalle, alrededor de Tribunales.

–Además, así queda un registro histórico directo, una descripción de los juicios por los mismos protagonistas…
–Tal cual. Estaba en sintonía perfecta con su la lucha por la memoria. Justamente el partido político que fundó se llama Memoria y Movilización Social. Y en sintonía también con los objetivos de memoria, verdad y justicia que son los pilares de la política de derechos humanos que instaló Néstor Kirchner y continúa Cristina.

–Y no sólo en la historia argentina…
–Pero sin dudas, la República Argentina es hoy un ejemplo en esta materia. Es el único país que está llevando adelante una política de investigación y sanción a los responsables nacionales de delitos de lesa humanidad, aplicando no leyes especiales sino su ley común, y no por tribunales especiales sino con intervención de su justicia común. Estamos juzgando a nuestros propios genocidas, cosa que no pasó en ningún otro lado, nunca. Se nota el reconocimiento del que somos objeto, tengo experiencia personal en eso, siempre que se nos nombra en el extranjero, se hace referencia a ese logro y se nos felicita. Es un orgullo para los argentinos, cosa que no todos saben, como consecuencia del ocultamiento de los medios de comunicación dominantes. Por eso es necesario compensarlo con otras vías de difusión que intenten cubrir esa falencia. De lo contrario, la información queda reducida a grupos de juristas, militantes o intelectuales.
–Este libro, entonces, es el primero...
–Sí. Lamentablemente Eduardo falleció al año de convocarme para ese trabajo, el 3 de abril de 2012. Hubo un tiempo, lógico, en que muchas cosas en la Secretaría quedaron en suspenso. Pero todo se reactivó a partir de que asumió el nuevo Secretario de Derechos Humanos. Martín Fresneda continuó sin fisuras las labores del ex Secretario y se mostró muy interesado en todo lo que hace a la difusión de nuestro trabajo. Pero apareció la Editorial Colihue interesada en las publicaciones de los juicios, y la verdad es que la capacidad de difusión sería así mucho más amplia. Me propusieron continuar con el proyecto en Colihue, y empezar la colección con la megacausa Campo de Mayo, dado que era el trabajo que tenía más avanzado. Ya terminado, le ofrecí a Rodolfo Mattarollo prologarlo. Lo aceptó gustoso. Su prólogo tiene un vuelo a la vez contundente, a la vez trágico y a la vez poético, como sólo él podía hacerlo. Lamentablemente no pudo verlo publicado, pero es un verdadero orgullo para mí que al abrir el lector las primeras páginas de mi libro se encuentre con las palabras de Rodolfo, una persona a la que admiro y aprecio profundamente.

–Para este primer libro de la colección se encargó de todo: contenido, corrección…
–No es tan así. Conté con la importante colaboración de Carlos Lafforgue, secretario ejecutivo del Archivo Nacional de la Memoria. Él coordinó la incorporación y sistematización de todo el material anexo, los fallos judiciales propiamente dichos, las normas jurídicas y otros documentos, que forman parte de la publicación y están en el sitio web de la Editorial Colihue. Además el libro tiene un muy interesante aporte del doctor Luis H. Alén, subsecretario de Protección de Derechos Humanos, que ofrece un desarrollo adicional sobre las facultades de la Secretaría para ser querellante.

–¿Cuál es la importancia, a su juicio, de este primer libro?
–Muy resumidamente, es la de iniciar una colección que brinde una información sistematizada de los juicios por delitos de lesa humanidad después del juicio a las juntas y después de anuladas y declaradas inconstitucionales las leyes de punto final y obediencia debida. La importancia de este primero, en particular, aparte de la introducción y breve reseña que incluye sobre el camino en la lucha contra la impunidad en la Argentina, desde 1983 con el gobierno del ex presidente Raúl Alfonsín hasta la fecha, y un capítulo dedicado a explicar cómo convencimos a los jueces para que admitieran a la Secretaría de Derechos Humanos como parte querellante en estos juicios, con el referido aporte especial de Luis Alén, es también explicar qué fue la Zona de Defensa 4, de la que no mucho se ha hablado, qué región geográfica comprendió, quiénes fueron sus víctimas, quiénes compusieron su dirección represiva máxima, integrante del Comando de Institutos Militares que funcionó en la guarnición militar de Campo de Mayo, cuyo jefe supremo fue el hoy cuatro veces condenado a prisión perpetua, ex general de división Santiago Omar Riveros, seguido por otros altos mandos militares y policías bonaerenses, cuyos nombres a los lectores les resultarán muy conocidos: Bignone, Verplaetsen, Tepedino, Patti, entre muchos otros.

22/03/15 Miradas al Sur

2 comentarios:

  1. Excelente libro, un testimonio imprescindible de la lucha por memoria, verdad y justicia en nuestro país, ejemplo para el mundo. Todos deberíamos leerlo y releerlo periódicamente...

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  2. Excelente libro, un testimonio imprescindible de la lucha por memoria, verdad y justicia en nuestro país, ejemplo para el mundo. Todos deberíamos leerlo y releerlo periódicamente...

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