domingo, 25 de enero de 2015

Por Jorge Elbaum * España se mira en el espejo

Milios, economista jefe de Syriza (4º), con políticos de la izquierda europea en Barcelona.
Imagen: AFP

Las elecciones en Grecia centran la atención de España, que ve en su país vecino un reflejo y, a la vez, un posible conejillo de Indias del proyecto de renovación democrática e impago de la deuda que, como Syriza, propone Podemos.

Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Este domingo se elige presidente en Grecia pero también, para muchos, se elige el futuro de Europa. Al menos así lo viven desde España, donde son numerosos los puntos en común con el país heleno y con los candidatos que a estos comicios se presentan. Hace semanas que los diarios y las televisoras españolas colocan en portada a Alexis Tsipras, el aspirante a gobierno favorito en las encuestas, sea como mesías, sea como demonio, pero siempre como equivalente griego de Pablo Iglesias, líder de la pujante formación que pretende voltear el tablero político en España.

¿Cuánto hay de real en las semejanzas que entre ambos dirigentes se plantean? ¿Cuál es el vínculo que los une? Después de verlos abrazados en el último mitin que Syriza celebró el pasado jueves en Atenas, no cabe duda del apoyo mutuo que Tsipras e Iglesias se profesan. El joven político español fue el elegido por el griego para que lo acompañara sobre el escenario en el cierre de campaña y su recibimiento fue apoteósico.

Una plaza abarrotada de gente lo aclamó al grito de “Syriza, Podemos, venceremos”, canto al que Iglesias respondió, con la primera frase en griego: “El viento del cambio sopla en Europa, en Grecia se llama Syriza, en España se llama Podemos. Vuelve la esperanza. Hasta la victoria. Syriza, Podemos, ¡venceremos!”.

Ese “viento de cambio” al que hizo referencia Pablo Iglesias es el principal elemento que identifica a ambas agrupaciones. Ante las políticas de austeridad aplicadas en respuesta a la crisis económica, tanto los griegos como los españoles se proponen plantarles cara. “A partir del lunes acabamos con la humillación nacional y con las órdenes del extranjero”, dijo Tsipras en el mitin del jueves y enumeró algunas de las medidas concretas que promete poner en práctica si hoy obtiene la victoria en las urnas. Subir el salario mínimo al monto que existía antes de la crisis y restaurar la reducción de impuestos para las rentas más bajas, fueron algunas de las propuestas destacadas por el líder de Syriza, siempre con el énfasis puesto en la defensa de la dignidad nacional por encima de los intereses de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional –la Troika–, que mantiene al país con la soga al cuello desde que en 2010 le concediera el rescate financiero.

En su discurso, Tsipras resumió el futuro que quiere para Grecia: “Tenemos una visión de un país donde no haya desigualdades, en el que nadie sea desahuciado, en el que todos los niños que lo necesiten tengan guardería, en el que los poderosos paguen impuestos. Y ya no mandarán los memorandos de la Troika, sino que recuperaremos la dignidad y renegociaremos las deudas”.

A su lado, en todo momento, Pablo Iglesias, remarcando también la necesidad de recuperar la soberanía perdida en manos de los mercados. El programa de Podemos plantea, al igual que Syriza, la reestructuración de la deuda y el final de los recortes en servicios públicos como forma de pago pero, si bien ambos partidos caminan en la misma dirección, no lo hacen sobre un mismo terreno. La dura realidad socioeconómica de España dista de ser la de la emergencia humanitaria que sume a Grecia, donde el sistema público de sanidad se encuentra prácticamente devastado y uno de cada cuatro habitantes carece de empleo (el 25,8 por ciento de la población).

Los miembros de otras formaciones políticas españolas que, junto a Podemos, viajaron también esta semana a Grecia tanto para dar soporte a la candidatura de Syriza como para intercambiar experiencias con iniciativas de renovación democrática, vieron de cerca la degradación de la calidad de vida en el país heleno y pudieron cerciorarse de cuánto hay de lejano y de próximo entre ambos países.

Gerardo Pisarello, portavoz de Guanyem, un partido emergente de Barcelona cuya propuesta se sitúa, como él mismo define, “inscripta en esa ola de revolución democrática para todo el sur de Europa”, se trasladó a Grecia para contactar con las iniciativas municipalistas de Syriza que, desde su triunfo en las elecciones locales de hace cuatro meses, están mostrando, según cuenta, “que se puede llegar a las instituciones para transformarlas y ponerlas al servicio de la gente”. Pisarello da el ejemplo de los diputados de Syriza en el Parlamento, quienes destinan un porcentaje de su salario a dar apoyo a las organizaciones sociales que luchan por la vivienda digna o la sanidad gratuita; o de medidas que los nuevos gobiernos regionales están adoptando contra la emergencia humanitaria, como impedir los cortes de electricidad y agua para las familias en situación de vulnerabilidad.

“Es curioso porque el gobierno conservador de Grecia no para de decir que la llegada de Syriza será una catástrofe y estos gobiernos locales están demostrando que la inseguridad con la que tanto amenaza Samaras la sienten sólo algunas grandes empresas que obtienen contratos ilegales, pero no el sector de la población que antes se sentía desprotegido y ahora disfruta de sus derechos”, afirma Pisarello, tras su experiencia en Grecia.

La política del miedo que en sus gobiernos de derecha despertaron las candidaturas rupturistas de partidos como Syriza o Podemos, también refleja lo cerca que Grecia y España se sienten ante las elecciones de este domingo. Mariano Rajoy fue el primer mandatario en viajar para dar apoyo en persona al candidato de Nueva Democracia y actual primer ministro, Antonis Samaras, frente al peligro que para él supone la victoria de Tsipras, y su Ejecutivo advirtió en rueda de prensa en Madrid que “gane quien gane debe cumplir y respetar los pactos y compromisos con Europa”.

Para quienes confían en Syriza y en Podemos como fuerzas capaces de poner freno a la “deudocracia” y recuperar el control público sobre la economía, después de este domingo nada va a ser igual. Ni en Grecia ni en España. “Samaras y Rajoy, como dijo Pablo Iglesias, son cosas del pasado –remarca Pisarello– y a partir de hoy la democracia renacerá en Grecia, que fue su cuna. Eso es lo que esperamos.”

25/01/15 Página|12

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