viernes, 23 de enero de 2015

Entrevista. Félix Crous. Fiscal “Estamos ante una crisis del modelo hegemónico judicial”

“Estamos ante una crisis del modelo hegemónico judicial”
¿Cómo identifica el contexto en el que se da esta disputa por la designación de los fiscales y los ataques a la Procuradora Alejandra Gils Garbó?
–Hubo una avanzada creciente por parte del Poder Judicial central, básicamente de la Capital Federal, que desde 2012 confronta directamente con el Gobierno a través de ciertos objetivos que ya tienen identificados y que producirían el debilitamiento del Gobierno. Cada vez más y con un claro guiño de la Corte que le ofrece su portal de difusión, que además le ofrece fallos que van en ese sentido, sumado a actitudes y discursos del presidente de la Corte, el Poder Judicial ha decidido respetar sólo las leyes que le gustan y autogobernarse, no sólo financieramente. No le alcanza con sólo ser autárquico y autónomo sino además se sustrae del acatamiento de aquellas leyes que simplemente no le gusten. Se comporta monárquicamente. Como si todos los súbditos debiéramos estar sometidos a la ley menos el monarca. En ese sentido, el Poder Judicial se ha engolosinado con la capacidad que tiene de poder de veto de hecho y han optado por medidas cautelares que son medidas provisorias. Y basados en un derecho apenas insinuado, ahora saca precautelares donde mediante distintos mecanismos, automáticamente dar la razón al peticionante; en la medida en que peticionen contra algún interés del Gobierno. Así pretenden ir transformándose en el poder gobernante, neutralizando al Poder Legislativo como organismo que sanciona las leyes, impidiéndole al Poder Ejecutivo contar con estas herramientas legales, abusando de la potestad de bolilla negra que tiene; usándolo de un modo irracional, desmesurado, inconstitucional. 
–¿Cómo analiza en este contexto al Poder Judicial?
–El Poder Judicial actual ofrece un panorama ambiguo: por un lado, aparecen los sectores más recalcitrantes, más conservadores, que están constituidos por vestigios de la vieja aristocracia, por la justicia menemista y los nuevos incorporados de la línea burocrática, inclusive algunos incorporados durante el kirchnerismo que han asimilado rápidamente la cultura judicial. Ese sector está muy ensoberbecido con la posibilidad de contribuir a debilitar al Gobierno nacional; con esa doble intención de unir lo útil con lo agradable. Tienen hoy como primera finalidad tratar de mejorar sus posiciones respecto al próximo Gobierno. Pareciera que están haciendo los deberes para asegurarse de morder algo en el próximo. Pero además, demuestran una profunda antipatía frente a la línea política populista-progresista-peronista del Poder Judicial. En este sentido, el Poder Judicial está, de un modo desembozado, mostrando su naturaleza. Sin embargo, esta conducta desbocada generó una reacción interesante en vastos sectores del Poder Judicial que, reafirmando nuestra mirada diferente, no autorreferente, no nihilista de lo que debe ser este Poder, no sólo nos organizamos para mostrar a la sociedad que somos distintos sino que además, en nuestro esquema asociativo permitimos a la sociedad asociarse a nuestro movimiento, en igualdad de condiciones que nosotros como magistrados. Es que nosotros no concebimos un Poder Judicial si no es para y con el pueblo.
–Recientemente, usted dijo que “éste era un momento de transición entre un modelo agotadísimo y un modelo democrático” ¿Existe todavía uno de disputa o considera que es un transito hacia un cambio inevitable?
–La historia nos ha mostrado que se puede volver mil veces al mismo infierno. No cabe ninguna duda de que la linealidad y el determinismo histórico han sido desmentidos. Pero sí está claro que estamos ante una crisis muy importante del modelo hegemónico judicial. Efectivamente, este modelo está agotado y solamente podrá reafirmarse en sus columnas a partir de un accionar así de bárbaro. No tiene otra. Ya se ha visto obligado a dejar de disimular y a perder la elegancia. Hoy, hay un modelo bien diferente que se ofrece a la sociedad pero también a los magistrados y a los trabajadores judiciales: un modelo de transparencia, de cara a la sociedad, democrático, horizontalista, un modelo donde no hay linajes de familia para pertenecer al Poder Judicial, donde los trabajadores judiciales ingresen por concurso, donde los procedimientos sean transparentes, donde los jueces no sólo hablen de independencia respecto de los otros departamentos del Estado, sino que también pongan en su discurso la independencia de los poderes fácticos. No pueden decir ser independientes del Poder Ejecutivo con orgullo y después se vayan de viaje financiados por una gran corporación que está liquidando a los tribunales.
–¿En qué radican los privilegios del Poder Judicial?
–El Poder Judicial se ha transformado como toda organización que fue hacinando y perfeccionando su funcionamiento autorreferencial, sus mecanismos de autosatisfacción, de autocomplacencia, a lo largo de la historia. Tenemos una organización que funciona sólo en beneficio propio y cuando se analiza el producto de la vida judicial, cuando se ve cómo viven y cómo son remunerados los magistrados, uno entiende la opción precio-calidad que brinda el Poder Judicial. El trabajador más calificado de todo el Hospital Garrahan no debe ganar lo que gana un fiscal, el magistrado de menor instancia. Y entendiendo lo que produce un fiscal, en términos del servicio, no puede ni aproximarse al servicio que da un jerarca de la salud. Esto prueba claramente que el Poder Judicial está absolutamente adaptado, acomodado, y que ha naturalizado esos sistemas de privilegios. 
–¿Qué puede hacer la población para ayudar a la democratización del Poder Judicial?
–Debe hacer un esfuerzo por informarse. Hay ahí una gran responsabilidad de nuestra parte que debemos difundirlo. Debe asumirse que la Justicia es del pueblo, que la Justicia no sólo los tiene como destinatarios, sino como hacedores y productores. El pueblo no sólo debe controlar, debe hacer, debe exigir que se creen los jurados, debe sentirse agraviado cuando le niegan poder elegir a los electores de los jueces. En el sistema representativo lo más natural es que el pueblo elija. Allí, elegir es el derecho fundante. Cuando un ciudadano no puede elegir, se le está pegando un tiro en la rodilla al sistema representativo. Pero además, debe organizarse, porque el Poder Judicial, como cualquier poderoso, va a resistir cualquier exigencias. La acción política es central para forzar que se abran las ventanas.

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