martes, 6 de enero de 2015

Año nuevo, problemas viejos Por Jorge Muracciole

El 2015 no avizora cambios en la vida cotidiana de los habitantes del maltratado planeta a pesar del estado de situación al que llevó el modelo civilizatorio imperante en el mundo globalizado.

ás allá de los componentes simbólicos, y de los deseos genuinos de la grandes mayorías del planeta, que el nuevo año traiga en sus alforjas soluciones o por lo menos morigere sus carencias. El 2015 a escala planetaria no avizora cambios trascendentes en la vida cotidiana de los habitantes del maltratado planeta Tierra. Si intentamos abordar los problemás esenciales pendientes de resolución y sus perspectivas para el nuevo año, nos permitirá concebir en su real magnitud el estado de situación al que nos ha llevado el modelo civilizatorio imperante en el mundo globalizado. Si comenzamos por la dimensión ecológica, el problema irresuelto de la contaminación ambiental y el consecuente cambio climático, no sólo no ha disminuido sino que el efecto invernadero generado por los gases contaminantes producidos por el accionar desaprensivo de un modelo de desarrollo basado en los combustibles fósiles. Han generado como consecuencia el aumento de la temperatura del aire y de los océanos, el derretimiento de hielos y glaciares, y el crecimiento de los niveles del mar a nivel mundial junto a otras diversas señales claras de cambio.

Mientras tanto, en la Conferencia de las Naciones para el Cambio Climático, realizada hace unas semanas en la ciudad de Lima, los representantes de 194 gobiernos, no han cumplido con sus objetivos preparatorios para el encuentro de París, a realizarse en el curso del presente año. Según el informe de los expertos en el tema, la contaminación siguió avanzando desde el lejano e incumplido acuerdo de Kioto, principalmente por EE UU y China. En dicha Conferencia no se ha logrado un acuerdo sostenible entre los intereses de los países más desarrollados y las restricciones que se le intenta imponer a la periferia capitalista, que intenta la vía de un modelo industrializador a imagen y semejanza de la génesis de los países centrales. Según este informe, el estado de situación es que el incremento del dióxido de carbono en el aire no sigue creciendo y esto ha determinado que el aumento de la temperatura global debería limitarse a 2º C para evitar daños irreversibles al planeta.

Si el análisis parte de la dimensión económica, las distintas regiones del planeta culminaron 2014 inmersos en crisis o en serios problemas de estancamiento. El viejo continente desde hace más de un lustro en plena política de austeridad, comandada por la Troika (Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea) no sólo afrontará el nuevo año con incertidumbre sino que la crisis política tanto de Grecia como en España, junto con las medidas de cirugía mayor en Italia y la creciente impopularidad del gobierno galo de Françoise Hollande, y su primer ministro social-liberal Manuel Valls, no logran encauzar la economía y revertir la virtual recesión. Con más de 24 millones de trabajadores sin empleo, la desocupación, más que solucionarse, sólo se intenta combatir con los acuerdos empresariales-gubernamentales que apuestan a la creación de empleo precario, violando normas convencionales, en un horizonte que, según las últimas declaraciones del responsable del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi, las perspectivas de deflación en la zona euro son algo que se avizora en el presente año, con sus efectos nocivos en la tan anhelada recuperación económica pendiente.

Por otra parte, la marcada reducción del crecimiento de la gran potencia emergente China, y su necesaria re-adecuación en materia de efectos contaminantes de su modelo de desarrollo, es otro elemento significativo a tener en cuenta para cualquier proyección económica del año en curso escala planetaria. Sólo los indicadores favorables de la economía en los EE UU son la excepción, eclipsada por el marcado retroceso electoral del partido gobernante, y los obstáculos que tendrá la administración demócrata ante el bloqueo parlamentario de la oposición republicana hasta el fin de su mandato.

En paralelo las guerras inconclusas son hoy en día el común denominador de las intervenciones de los EE UU, como gendarme imperial desde 2001 a nuestros días; la guerra de Afganistán en su batalla contra los Talibán no sólo no ha concluido sino que sus perspectivas de resolución son a 14 años de iniciada más complejas. La evacuación de las tropas americanas en Irak, con el surgimiento del Estado Islámico y su avance sobre Siria e Irak, ha quedado en la historia y la recurrencia intervencionista de los EE UU es uno de los hechos más destacados que nos acompañará en este nuevo año. Las guerras crónicas en África seguramente se incrementarán desde la intervención francesa en Mali contra los Tuareg, que sigue sin resolverse, hasta el surgimiento de distintas ramas de Al Qaeda en Yemen, Somalia, Irak, Siria y Nigeria. Junto con la emergencia de la guerra secesionista en Ucrania que ha puesto en vilo a la Europa Comunitaria, con el interrogante abierto en relación con el suministro de gas y petróleo, que ha agudizado junto con la baja del precio del petróleo y las sanciones económicas, la crisis de la Federación Rusa, son otros focos de conflicto.

Sumado al nuevo fenómeno de integración a las filas del Estado Islámico de jóvenes nacidos en las entrañas de Europa, con y sin ascendencia musulmana según el informe de distintos gobiernos europeos. Se estima que en 2013 había en Siria un total de 90 milicianos daneses, 184 franceses, 240 alemanes, 30 noruegos, entre 100 y 200 belgas, y 75 suecos. Reino Unido ha dicho que unos 400 británicos han entrado y salido del conflicto. Que abren un panorama preocupante para el año en curso, como claro síntoma de las grietas existentes en el modelo de integración europeo con los millones de inmigrantes arribados a sus tierras desde hace varias décadas.

Infonews

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