domingo, 21 de diciembre de 2014

El 2015 ya arrancó Por Carlos A. Villalba

El calendario político viene siendo tironeado por los distintos actores partidarios, corporativos o gubernamentales, desde hace algunas semanas. En plena primavera, los grupos opositores intentaron presentar al segundo mandato presidencial de Cristina Kirchner como finalizado con 14 meses de anticipación a los tiempos que fijan la Constitución Nacional y las leyes electorales. 

Para muestra basta recordar que calificaron de extemporánea, poco seria o inapropiada a cualquier ley aprobada por las mayorías o primeras minorías logradas por kirchneristas y aliados en las Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación y redoblaron su apuesta al afirmar que empezarían a derogar normas a partir del 10 de diciembre de 2015, en caso de lograr instalarse en la Casa Rosada, hasta que sus asesores y encuestadores prendieron las luces rojas del bajón de simpatías entre la ciudadanía ante la posible pérdida de derechos ganados en los últimos 11 años. Además, en cuanto el juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, confirmó que abandonaría el principal cuerpo judicial del país al cumplir los 75 años que indica la Constitución de 1994, los mismos grupos opositores descalificaron la facultad del Gobierno de presentar el pliego del sucesor de quién consideró que esa postura constituye una “irresponsabilidad inconstitucional”. 

Los diarios de mayor tirada nacional cubrieron todas esas alternativas con entusiasmo; incluso llegaron a anunciar posibles alianzas o listas electorales jamás confirmados por quienes supuestamente las integrarían.

En busca de programas. El Gobierno, a su turno, a través de su vocera excluyente y del responsable de la economía nacional se adelantó al comienzo del año electoral al expresar la necesidad de que los candidatos presenten sus proyectos y desalentar expectativas de un acuerdo incondicional con los fondos buitre y asegurar que “en enero, pasada la cláusula RUFO, son ellos los que tienen que plantearse de nuevo el escenario”. 

Apenas amainada la lluvia inclemente de la tarde del sábado 13, Cristina Kirchner desafió a contrapuntear el proyecto del Gobierno, en el que incluyó entre otros logros la mejora en la calidad de vida de los trabajadores y del sistema jubilatorio, desendeudamiento, integración regional, la ya vigente Asignación Universal por Hijo, los planes Progresar, Procrear, Conectar Igualdad, el programa ARSAT, los planes de infraestructura, las reformas a los códigos Civil y Procesal Penal y, entre otros puntos, matrimonio igualitario, las leyes de Género y de Servicios de Comunicación Audiovisual, además de la política de Memoria, Verdad y Justicia. “Este es el proyecto” sentenció Cristina desde la Rosada y reclamó que se explique si hay propuestas alternativas, en un giro que parece abarcar a los propios precandidatos del Frente Para la Victoria que se preparan para la primera competencia efectiva en Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de carácter nacional.

Qué será cambiar. Unos y otros, oficialistas y opositores, se estrujan el seso tratando de encontrar el punto de equilibrio entre el “cambio” y “los logros”, mostrando novedades y evitando desbarrancar hacia la negación de las conquistas alcanzadas desde 2003 hasta la fecha. Continuidad con cambio o cambio con continuidad parece ser el “desafío”, al menos a la hora de las presentaciones en sociedad, apretados entre el temor a ser “más de lo mismo” y el miedo a “dejar de ser”. 

La etapa parece mostrar sus fatigas y, en ese caso, “cambiar” no implica darle una simple mano de pintura a la fachada del modelo de crecimiento que permitió el fuerte impulso redistributivo con inclusión social que empujó a millones de argentinas y argentinos hacia el trabajo, la educación, la salud, la jubilación, el consumo.

El hierro quema a las oposiciones que no pueden renegar de esos valores por más que las primeras planas que imponen la agenda informativa del país y avientan las ráfagas de miedo a la “inseguridad” o soplan cálculos inflacionarios desproporcionados machaquen día a día con sus críticas. 

El conteo iniciado por la Presidenta el sábado de la tormenta hasta el momento encuentra a los opositores, partidarios o corporativos, lanzando críticas, discutiendo indicadores o mostrando danzas fotográficas alrededor de posibles alianzas. Ellos opinan como si este diciembre fuese el último mes de 2015, es decir, del mandato presidencial, aunque no plantan en el escenario sus propuestas sobre cada uno de los puntos que recorre el oficialismo ni los mecanismos presupuestarios con los que solventarían las necesidades del país.

El kirchnerismo y sus aliados, sobre todos aquellos que pretendan más que imponerse en las PASO, gobernar para todos los argentinos, en particular, para ese tercio largo que aún tiene trabajos informales, sin plenitud de derechos o, lisa y llanamente, para quienes están desocupados o subocupados, si quieren profundizar lo que revindican, seguramente podrán aplaudir las conquistas pero consignando, punto a punto, qué cosas harán para avanzar en mayores niveles de igualdad social y económica. 

Para eso, estarán sacando punta al lápiz de las propuestas que les permitan discutir políticas por encima de meros puestos de figuración en las listas electorales.

21/12/14 Miradas al Sur

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