lunes, 8 de diciembre de 2014

Derechos Por Daniel Cecchini

Le propongo un ejercicio, Cecchini, me dice Argañaraz. Preste atención, insiste y se pone a leer: “Nilda Garré es una persona que sabemos de dónde viene, que, está bien, tiene un fuerte compromiso con los derechos de los delincuentes. Y yo me ocupo de los derechos de la sociedad”.

¡Epa!, le digo, y quién lo dice…

Sergio Berni, me contesta. Y agrega engolando la voz: el viceministro de Seguridad de la Nación.

Hace una pausa y me lo veo venir: el tipo se muere por deconstruir la frase. La verdad es que cuando se pone así, Argañaraz me irrita, pero como estoy en un día conciliador digo las palabras justas para darle el gusto. Hay tela de sobra para cortar, le digo.

Un montón, se entusiasma. Empecemos por el final, me dice.

Dele nomás, lo animo (a Argañaraz siempre lo trato de usted para no confundirme con él).

Fijesé la diferencia que hace en cuanto a derechos, me dice. Berni dice que Garré defiende los de los delincuentes y él los de la sociedad. Ergo, los delincuentes no forman parte de la sociedad.

O no tienen derechos, lo interrumpo.

Es lo mismo, retruca, como no son parte de la sociedad, no tienen derechos, o por lo menos no los mismos derechos que el resto de los ciudadanos. Y me desafía: ¿A qué le hace acordar? Dígame lo primero que le viene a la memoria…

Y…, le contesto, a la doctrina de seguridad nacional.

Exacto, me dice, hay un enemigo ajeno al cuerpo social, que se infiltra malignamente en él y busca destruirlo. 

Tal cual…, empiezo a decirle pero me corta.

Entonces vea cómo se resignifica el comienzo de la frase…

¿A ver?, le pregunto.

Fijesé, me dice. Garré defiende los derechos de los delincuentes porque, Berni dixit, “sabemos de dónde viene”. Garré, en los ’70, militó en Montoneros, es decir, era una “delincuente subversiva”, por eso defiende los derechos de los delincuentes. Y los delincuentes,“subversivos” o de los otros, no tienen derechos. Bueno, ya sabemos lo que hizo el Estado con ellos.

Me parece que está forzando un poco las cosas, Argañaraz, le digo, por ahí fue una chicana política, o un exabrupto del teniente coronel.

Claro, Cecchini, no me joda, ¿por qué no me dice también que fue un “exceso”?

07/12/14 Miradas al Sur

 

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