martes, 18 de noviembre de 2014

JUAN BAUTISTA VAIROLETO - (1894 - 1941)

El apellido también se escribe con be larga, pero documentos judiciales de época dan cuenta de la ve corta. Además, así es como él mismo firmaba.

Juan Bautista Vairoleto forma parte de la historia y mitos polulares.

Nacido en Santa Fe, vivió en La Pampa. Se hizo matrero perseguido por la policía. Se estableció en Alvear, Mendoza. Casado con Telma Cevallos tuvo dos hijas.

El 14 de Septiembre de 1941, rodeado por la policía, luego de nutrido tiroteo y antes de entregarse, se quita la vida para no caer preso.

..."Juan se suicidó. No lo mataron, el se suicidó. Yo me levanté de la cama tras de él, protegiendo a las chicas. Veo que se pega el tiro y empieza a caer para atrás, se apoya en la pared y cae al piso. Luego, entró la policía y le tiraron ya muerto en el piso..." (relato de Telma Ceballos).

Forma parte de la mitologia de los humildes, que lo consideran "protector". 

Biografía breve

Hijo de una pareja de inmigrantes italianos, Juan Bautista Vairoleto fue el segundo de seis hijos. Nació en Santa Fe el 11 de noviembre de 1894. Su familia se radicó en la provincia de La Pampa, en una zona triguera que abarcaba Castex y Monte Nievas.

Cuando era chico, su familia se radicó en Colonia Castex, un pueblo de La Pampa.Parte de su juventud la pasó en los burdeles, donde conoció a los primeros anarquistas. Allí se enamoró de una mujer, que también era pretendida por un gendarme llamado Elías Farache. 

Farache y Vairoletto tuvieron una pelea feroz: Farache terminó con un balazo en el cuello. 

Fue acusado de homicidio y encarcelado hasta 1921. Se movía por ambientes peligrosos como casas de juego y prostíbulos. Fue asaltante de caminos, sosteniendo tiroteos con la policía de Castex y otras localidades de La Pampa y provincias vecinas. Era considerado el vengador de los sufrimientos de sus amigos y su figura de justiciero fuera de la ley hace que se vuelva popular, convirtiéndose en un mito.

La gente lo ayudaba a huir, y cuando se refugiaba en un lugar le hacían llegar mensajes para prevenirlo, le proporcionaban alimentos, abrigo y cuidados. Como corresponde a la leyenda robaba a los ricos y ayudaba a los pobres, repartiendo lo obtenido entre sus amigos, protectores y gente necesitada.

En la década de 1930, se lo hacía responsable de cualquier asalto o muerte ocurrida, pero parecía un fantasma que la policía perseguía sin resultados. A principios de los años cuarenta se organiza una persecución dispuesta a terminar con él. Lo sorprendieron y le dieron muerte en la madrugada del 14 de septiembre de 1941, en General Alvear, Mendoza.

Lo velaron en el Comité Demócrata de dicha localidad. A su funeral asistieron miles de personas llegadas desde La Pampa. Sus restos descansan en el cementerio de la localidad dónde murió, en un pequeño mausoleo levantado con las contribuciones de sus fieles. Concurren hombres y mujeres que ofrendan flores, crucifijos, placas y objetos diversos para pedirle que proteja sus familias, trabajo, salud, amor, etc.

Algunos devotos recorren de rodillas la distancia entre la entrada del cementerio y su tumba. Aún hoy, algunos pampeanos se ufanan de que sus abuelos hubieran "protegido" a Vairoleto y recuerdan anécdotas vinculadas a este gaucho.

Vairoleto fue el último "gaucho alzado" que marca el fin de una época. Muere en los albores de una nueva Argentina con industrias, con sindicatos y vida predominantemente urbana en la que durante largo tiempo no volvió a repetirse el fenómeno.

Los relatos del "Viejo Acosta"
(Recopilados por LC)

“El viejo Acosta” fue un antiguo poblador del oeste pampeano, de “la zona de Acha”.

Paisano pícaro, allá por 1970 contaba cerca de ochenta años. Lo recuerdo como una especie de reencarnación del “Viejo Vizcacha”:

Viejo lleno de camándulas
con un empaque a lo toro,
andaba siempre en moro
metido no sé en que enredos,
con las patas como loro
de estribar entre los dedos.


Por las noches, en el campo, entre mate y mate brotaban de la boca de ese paisano, cuentos y anécdotas de su pasado en los montes, “por la zona de Acha”.

Decía haber sido “amigo” de Vairoleto, quien lo habría visitado en “las casas” en varias oportunidades, y a quien muchas veces habría protegido bajo su techo humilde.

En varias oportunidades, me hizo referencia a varios episodios que forman parte de la historia o la leyenda de Vairoleto. Según Don Acosta, en su vida de gaucho alzado, Vairoleto tenía varios compinches y contaba con varios caballos, entre ellos algunos de su preferencia, acostumbrados a correr boleados, a venir “al silbido” de Vairoleto, y en cuyo recado nunca faltaba un “Wincher”... “por lo que puta pudiera”.

Según me refirió Acosta, en una oportunidad Vairoleto dejó en casa de su madre uno de sus caballos preferidos. Un sargento de la “polecía” que lo perseguía, llegó hasta la casa de la madre de Juan Bautista, a quien quiso “sacarle” el paradero de Vairoleto. Ante la negativa, fue maltratada por el “polecía”, quien además en venganza por la “inquina” que le tenia al gaucho alzado, con un “fierro” caliente le quemó los ojos al pobre animal. No faltó oportunidad para que Vairoleto se tomar la revancha, castigando el salvaje hecho.

Una noche estaba el “sargento de polecía” con varios “ganchos” en un boliche de las afueras de Acha haciendo un alto en la persecución, tomando unas copas y tratando de conseguir información sobre el paradero de Vairoleto, cuando que en la puerta del boliche se presenta “bien montado, el mesmo Vairoleto”, que al ver la “polecía” se retira a “galope tendido”. El sargento manda “a la milicada” en su persecución, quedándose el propio sargento en el boliche, festejando la inminente captura.

Pero Vairoleto no dispara; ata las riendas a las clinas del caballo, “se apea” en el monte, y manda a la partida tras un caballo sin jinete. Al rato nomás, ante la sorpresa del “polecía” que festejaba por anticipado, se le presenta Vairoleto en el boliche...para tomar su revancha.

                            

 

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