miércoles, 8 de octubre de 2014

En la reunión celebrada con la CGT en el Teatro Colón. 7 de marzo de 1947.


Nuestra historia nacional.

    “Hace pocos días hemos declarado solemnemente, desde este mismo lugar, los derechos del trabajador. En este escaso tiempo ellos han dado ya la vuelta al mundo y todo él sabe a qué nos atenemos en este país con referencia a las garantías de los que se sacrifican y trabajan por construir la grandeza económica de la Nación. En este sentido, los derechos del trabajador deben estar sustentados por la realidad, y ésta es una realidad económica. Sería una declaración más o menos platónica, de hermandad argentina, el declarar tales derechos y sería pueril de nuestra parte aceptar que hemos hecho todo con la declaración.

    Por eso, nuestro Gobierno, sin enunciarlos, viene cumpliéndolos a lo largo de la evolución que el país ha sufrido en estos últimos años y está firmemente decidido a llevarlos total­mente a la práctica, mediante una construcción y nueva estructuración económica que les dé posibilidades de realización. Sería ingenuo de nues­tra parte creer que tales principios pueden conseguirse por el solo hecho de enunciarlos. Ésa era la antigua costumbre de nuestros demagogos. Ellos los hubieran enunciado un año antes de las elecciones; nosotros los enunciamos un año después. Porque ellos los enunciaban para que los vo­tasen, y nosotros los enunciamos para cumplirlos. Ésa es la diferencia.

     Sin embargo, no hay que hacerse la ilusión de que podamos cumplirlos sin estar persuadidos de su necesidad y sin crear las posibilidades de ha­cerla. Nada nos da la Providencia si nosotros no la ayudamos, porque la Providencia quiere que los hombres sean honrados, trabajen honradamente y, de acuerdo a la sentencia bíblica, sepan ganarse el sustento con el sudor de su frente.

    Si echamos una mirada a la historia y vemos la forma en que nues­tros próceres conquistaron la independencia política, advertiremos un sis­tema que nosotros ahora hemos copiado. Ellos produjeron primero la Re­volución de Mayo, dieron el grito de libertad y después se pusieron firme­mente a trabajar para obtener y consolidar esa libertad. Así lucharon seis años, desde 1810 hasta 1816, en que recién declararon la Independencia.

    ¿Qué hicieron durante esos seis años? No se sentaron a esperar que todo lo hiciera la Providencia, sino que se pusieron a trabajar para ayudarla. Organizaron primero expediciones hacia la periferia del país para llevar la Revolución al Paraguay y al Alto Perú; pero tenían como nosotros sabo­teadores internos. Fue por eso que mandaron la primera expedición hacia el interior, hacia Córdoba.

    Durante esos seis años, pero incesante e incansablemente hasta que, en 1816, barrido el enemigo del territorio y bloqueado sobre nuestras fronteras, el Gran San Martín organizó en Mendoza el Ejército del Liber­tador. Desde allí hizo que el Congreso decretara y proclamara la Inde­pendencia argentina y después se puso en marcha. Habían afirmado los principios, habían declarado el derecho a ser libres y se lanzaban a luchar para afirmar esos derechos. San Martín marcha a Chile, liberta a Chile; marcha al Perú, liberta al Perú, y desde 1816 hasta 1828 guerrea incesan­temente para hacer valer en los hechos esa independencia declarada por el Congreso de Tucumán en 1816.


    Nosotros luchamos por otros medios, pero nuestra empresa es tam­bién ardua. Comenzamos por librar a nuestro pueblo del yugo económico a que estaba sojuzgado, Seguimos liberando a 

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