martes, 7 de octubre de 2014

EL GATO DE SCHRÖDINGER‏

Después de tanto tiempo de que la página de La Cámpora estuviera online, por primera vez a un periodista del Grupo Clarín se le ocurrió ingresar a ella para encontrar allí “las ideas y los proyectos de La Cámpora”. Claro que la tarea no resultó nada fácil, pues el renombrado periodista hizo click en uno de los múltiples enlaces de la página del Centro de Estudios Políticos que lo llevó a un enlace roto. Tragedia: la investigación se detuvo allí, ante semejante tabique informativo que no configura sino uno más de los terribles ataques a la libertad de expresión.

El protagonista de la afrenta fue esta vez Alberto Amato, conocedor de los mecanismos de la censura por sus épocas de redacción de la revista Gente y posteriormente Somos, en períodos oscuros donde hacer investigaciones periodísticas traía consecuencias tal vez un poco más graves que un link roto.
Así como en la ciencia una serie de indicadores llevan a un científico a comprobar o rechazar la hipótesis que estaba intentando demostrar, así el periodista de Clarín pudo descubrir, gracias a su intento fallido de ingresar al sitio de documentos, que “es imposible saber cuál es el proyecto de La Cámpora sobre política exterior del país, cuál es su proyecto educativo, qué va a hacer con la seguridad, la justicia, la salud, los pobres, los desocupados”. No hacían falta más evidencias: el enlace roto era suficiente para demostrar semejante verdad empírica.

Alguno podrá decir que en el resto del sitio mencionado se encuentran diversosproyectos y evaluaciones sobre las distintas temáticas sobre las cuales el periodista de Clarín exige definiciones, como la política exterior, la economía o la salud, aunque ocultos bajo el engañoso título de “Documentos”.

El lector avezado encontrará muy paradójico el hecho de que el periodista, luego de establecer a modo de “agravio” que La Cámpora forma parte de este gobierno, se le exija a esa misma organización que clarifique a través de una página web cuáles son sus ideas respecto a las políticas públicas que – insistimos: como integrantes del gobierno – están llevando a cabo. Esa pregunta -¿cuáles son las ideas de políticas públicas de La Cámpora?- se responde a diario en el acompañamiento que hacemos a este gobierno y difícilmente a alguien le quepa alguna duda sobre cuál es nuestro posicionamiento acerca del rumbo de la economía, de la política exterior o de las políticas sociales que se vienen implementando.

Quizás es una cuestión de perspectiva, simplemente, y lo que para algunos es “una lealtad incondicional, un verticalismo ciego y refractario” para otros se trata simplemente de la idea de que los estados funcionan con la coherencia de sus integrantes. Tal vez sería bueno apoyar la primer hipótesis con casos exitosos de democracias que funcionen correctamente con un poder ejecutivo integrado por organizaciones políticas con proyectos distintos que los de su conducción y que, además, los expresen en sus páginas webs.

Tampoco conocemos casos de discursos políticos que sean una enumeración temática de las políticas públicas a implementar, como si un discurso debiera ser la lectura de un boletín oficial o del articulado de una Ley de Presupuesto. Dice por ello que el discurso de Máximo Kirchner en Argentinos “no expresó ninguna idea”, luego de reducirlo al titular de la línea editorial que eligieron para cubrir algo que hubiesen preferido ignorar pero no les quedó otra. La vieja y querida falacia del hombre de paja sirve muy bien para inventarse un argumento contra el cual resultar victorioso de antemano: acaso no mucho más que para eso. Quizás, quién sabe, el periodista haya tenido algún otro problema informático para ingresar a ver el discurso completo y hacer una lectura un poco más compleja que lo que su línea editorial le exige. Las ideas están y nadie les pide que las compartan, ni siquiera que las difundan. Eso sí, que las nieguen ya es bastante más caprichoso.

Claro que la nota tiene una respuesta para todas esas objeciones, y es una respuesta que consiste en un recurso maravilloso: el de otorgarle a La Cámpora la capacidad de ser todo al mismo tiempo. La Cámpora es al mismo tiempo, y citamos textual, una organización que:
  • “está a punto de dar un salto cualitativo hacia los resortes de poder de la Argentina”;
  • “es más poderosa que lo que fue la Juventud Peronista en los años 70”;
  • “está a punto de detentar el mayor poder que haya tenido organización política juvenil alguna en la historia reciente del país”;
  • “llegará a manejar más poder que la Coordinadora que cobijó el y al alfonsinismo”.

Si alguno se preguntaba por qué se le exige a La Cámpora que cumpla con deberes y responsabilidades de quienes están en el poder y quienes no están, de quienes son militantes y quienes no lo son, de quienes son candidatos y no lo son, de quienes hacen políticas públicas y quienes no la hacen, pues ahí tienen una respuesta. Porque La Cámpora, parece, lo es todo al mismo tiempo. Como el gato de Schrödinger, falta que digan que estamos vivos y muertos al mismo tiempo.
PD: agradecemos al señor Alberto Amato por avisarnos que se nos rompió un link en nuestra página y por demostrarnos con un gran ejemplo práctico el despliegue de elevada creatividad e ingenio que se puede alcanzar cuando a uno le encomiendan buscar un pelo al huevo a toda costa.


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