martes, 28 de octubre de 2014

25 de Octubre de 2014 Política, gestión y poder De barones del conurbano a gobiernos municipales

Tres intendentes de distintas corrientes analizan los cambios políticos y socioculturales que se 
produjeron en la última década. Viejas y nuevas prácticas en el ejercicio del poder y la gestión. Desafíos actuales y futuros para un territorio que junto a la CABA concentra el 52% del PBI nacional.

De barones del conurbano a gobiernos municipales
Nosotros tenemos que pelearle el poder al poder. Sacárselo en la medida en que podamos. Pero no va a ser fácil”, era una de las respuestas que Néstor Kirchner daba a José Pablo Feinmann, según revela en su libro El Flaco. Aquel diálogo revelaba también el eje central de la política que es cómo se construye poder en una situación real, con gente real, con presiones reales, en territorios reales, y con escenarios ya armados. La pregunta que sobrevolará todo el tiempo es ¿hasta dónde debe meterse/embarrarse alguien detrás de un ideal con objetivos superadores? “¿Vos conocés la pobreza? ¿Le viste la cara a la pobreza?”, preguntaba luego Néstor y la conversación seguía así:
–No mucho en los últimos tiempos. Les vi la cara a los obreros cuando tenía una fábrica con mi hermano. Entre 1965 y 1982. Vino Martínez de Hoz, mi hermano se puso un negocio de Puerto Libre, hizo guita a patadas y yo tuve que negociar la quiebra. Me quedé en pelotas.
–La cara de los obreros no es la cara de la pobreza. Los obreros de la época que mencionás tenían laburo, salario, casa, familia, dignidad. La pobreza es indigna. Menem humilló a los obreros. Los transformó en mendigos. Pero, ¿recorriste el conurbano?
–Lo siento, no. Casi no salgo de mi casa. Escribo como un poseído.
–Le ves la cara a la pobreza y no te olvidás más. ¿Vos peleás por los pobres?
–Peleo para que todo sea menos brutal. No creo que pueda cambiar este sistema de mierda. Además, no tengo ninguna receta. No sé por qué lo cambiaría. Aumentaría la participación de los marginados en la renta nacional. Haría un plan de viviendas. Crearía industrias para que tengan trabajo. Pero ya no creo en el socialismo de Marx ni de Lenin. Hay que hacer otra cosa.
–¿Cuál?
–No sé. O sólo algo sé, apenas algo: nada de dictadura del proletariado.
–Insisto: vos peleás por los pobres. ¿Cuando decís que peleás para que todo sea menos brutal pensás en ellos?
–Sí.
–¿Y cómo no les vas a ver la cara?
–Se la veo en Buenos Aires, Néstor. Los veo revolviendo los tachos de basura. Estoy comiendo en “Lalo” y desde la ventana veo a los pibes revolviendo la basura. Después, como con una culpa que me perfora el estómago.
–Es el precio que pagás para tener la conciencia tranquila.
El conurbano es el cordón que rodea la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 
Fue en 1947 cuando la Dirección de Estadísticas incorporó en sus publicaciones el término “Gran Buenos Aires” para referirse a una nueva unidad censal integrada por la Capital Federal y los municipios que la provincia de Buenos Aires que la rodean. 
Términos como Conurbano, Gran Buenos Aires (GBA), cinturón industrial de Buenos Aires, Aglomerado Gran Buenos Aires (AGBA), el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la Zona Metropolitana de Buenos Aires (ZMBA) y la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), responden a formas que se han utilizado para identificar un territorio que a partir de mediados del siglo XX se convirtió en uno de los polos industriales y económicos más dinámicos y competitivos de la Argentina, incluso de Suda­mérica. Y para comprender la importancia que tiene vale señalar que registra casi el 34,3% del PBI nacional (en parte porque mucha de la riqueza que se genera en otras provincias tributa en AGBA). 
Según indica el Ministerio de Infraestructura del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en un Plan estratégico territorial, el RMBA (que incluye a CABA y 40 municipios) se produce el 52% del PBI nacional. 
En términos poblacionales, más del 60% de la población de la provincia de Buenos Aires vive concentrada en el 2% del territorio y, unida a la CABA, es la segunda aglomeración más poblada de Sudamérica, y la tercera de América latina.
Subdividido en 24 municipios, en sus 3.680 km2 contaba en 1991 una población de 7.952.624; en 2001, 8.684.437; y en 2010, 9.916.715, una cuarta parte de la población del país. 
La denominación “cinturón industrial” distingue tres cordones que rodean la CABA, definidos por la cercanía respecto de la ciudad, características, la fecha en que fueron incorporándose como municipios. E integran el primer cordón: Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza (parte este), Morón, Tres de Febrero, San Martín, Vicente López, San Isidro. El segundo: Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, Moreno, Merlo, Hurlingham, Ituzaingó, La Matanza (parte oeste), Tigre, San Fernando, José C. Paz, San Miguel, Malvinas Argentinas. Y el tercer cordón: San Vicente, Presidente Perón, Marcos Paz, Gral. Rodríguez, Escobar y Pilar.
A mediados de los años ’90, en una nota publicada del investigador social y cura jesuita Rodrigo Zarazaga en el diario La Nación, aparece por primera vez el término “Barones del conurbano” para referirse peyorativamente a quienes pretenden la perpetuación en el poder basados en el clientelismo político que otorga favores a punteros y que no tienen pruritos en corromper concejales, gremialistas, dirigentes sociales, jueces y policías. El robo de boletas, la habilitación de negocios para amigos, la persecución a opositores y la participación en negocios non santos son lugares comunes en la crítica. Sin embargo, esta (des)calificación es tendenciosa y apunta a solamente a ciertos espacios a los que generalmente se tilda de “populistas”, excluyendo las prácticas clientelares que también se ejercen en distritos compuesto por sectores medios y altos.
El caudillaje y baronazgo no es exclusividad de ningún partido político y, tal vez, debería comenzar identificarse en la forma de hacer política institucionalizada con el conservadurismo. Algunas prácticas pudieron mejorarse, otras siguen pendientes. Según la mirada de Zarazaga, la pobreza facilita la instalación de estas prácticas. 
El récord individual de permanencia al frente de las intendencias lo sigue ostentando Manuel Quindimil (PJ-Lanús desde 1983 hasta 2007); pero la dupla padre-hijo del clan Posse ya lleva 32 años (UCR y ahora FR). Se encuentran en camino de igualarlo o superar a Quindimil en sus 24 años consecutivos: Raúl Othacehé (FR); Hugo Curto (FpV); Julio Pereyra (FpV). Ya con 20 años, siguen: la dupla padre-hijo Mussi (FpV), Alberto Descalzo (FR), Jesús Cariglino (FR), y Alejandro Granados (FpV, ahora en licencia para ejercer como ministro de seguridad bonaerense). Y los hay con 14 años, como Luis Acuña (FR) y Mario Ishii; con 12 como Humberto Zúccaro (FR) y Mariano West (FR); y menos de 10 años el resto.
En 2014, Gustavo Posse, intendente de San Isidro, propuso trasladar a los pobres a “otros municipios o provincias”, ignorando que el desplazamiento forzado es un atentado a los derechos humanos. El mismo intendente pretendió emplazar un muro dividiendo el municipio argumentando que “el 80% de los delincuentes que actúan en nuestro lugar no son de San Isidro”. 
En marzo de 2013, Hugo Curto, que lleva más de dos décadas como intendente de 3 de Febrero, que es jefe del primer cordón, que fue tesorero de la UOM y que además estuvo imputado por la justicia federal por la cesión irregular de terrenos donde, según el fiscal de la causa, se desviaron cuatro millones del dólares del Estado; jocosamente respondió a un periodista que prefiere que lo llamen “barón” antes que “gay del Conurbano”. Y luego de intentar limpiar sus dichos, se refirió al mote de Barón del conurbano observando: “No sé qué tiene de malo. Es un mote. Siempre fui peronista, pero cuando ganó Menem te decían menemista, con Duhalde, duhaldista, y con Kirchner, kirchnerista. Son apodos que ponen los medios, y yo no fui nada de eso, siempre peronista”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario