viernes, 12 de septiembre de 2014

SOCIEDAD › QUEMARON LA CAMIONETA DEL PERIODISTA GUSTAVO SYLVESTRE Un robo con muchas dudas

 Por Raúl Kollmann
El periodista Gustavo Sylvestre vivió ayer un extraño episodio en el que un individuo robó el equipo de sonido de su camioneta, luego destruyó casi todo el panel ubicado detrás del volante y una hora más tarde volvió para incendiar el vehículo. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner sugirió anoche que hubo intencionalidad en crear impacto político en el hecho sufrido por el periodista: “No se limitaron a robar. Quisieron destruir. Y no se lo hicieron a cualquiera, sino a un periodista conocido. Me solidarizo con él y su familia”, dijo la mandataria. “Estoy en shock”, había confesado el periodista al mediodía.
Sylvestre no condujo ayer su programa en Radio Del Plata, que ocupa el horario de seis a nueve de la mañana, justamente por el inexplicable episodio que padeció. El periodista, que vive en el barrio de Saavedra, deja su camioneta estacionada en la puerta, en la calle, frente al domicilio. En su vivienda cuenta con cámaras que grabaron la asombrosa acción perpetrada por un solo individuo.
El sujeto apareció en las imágenes por primera vez a las 3.15 de la mañana. Tardó una hora en ver cómo podía entrar al vehículo e incluso se tiró debajo de la camioneta, iluminándose con una linterna. Al final, aunque no queda claro por las imágenes, logró ingresar al vehículo. El individuo robó el equipo de sonido pero, además, provocó grandes destrozos en todo el panel de comando de la camioneta, algo que no tiene demasiada explicación. No se pudo percibir cómo el sujeto se llevó lo robado: en las imágenes se ve que siempre se movió a pie, no se percibe ningún vehículo de apoyo, pero tampoco hay evidencia de que haya cargado lo robado en un bolso. Lo cierto es que el desconocido se bajó del vehículo y se alejó.
Pocos minutos después, Sylvestre salió de su vivienda para hacer el camino a Radio Del Plata. Al ver los destrozos, resolvió con su esposa utilizar el auto de ella para ir hasta la emisora. Sin embargo, a las diez cuadras, siendo las 5.40, la esposa lo llamó desesperada para advertirle que la camioneta se estaba incendiando. El vehículo quedó prácticamente destruido.
Sylvestre hizo la denuncia que ahora investiga la fiscalía descentralizada de Saavedra. Temprano llegaron a su domicilio tanto el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, como el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, para interiorizarse de la situación. Una posterior revisión de las imágenes mostró que el mismo sujeto vestido de negro, calvo, ligeramente gordo volvió a las 5.15, es decir dos horas después de su primera aparición. Se lo percibe ingresando otra vez a la camioneta, se ilumina con el celular, hay un fogonazo, luego se baja y –según los testigos– se escucharon dos o tres pequeñas explosiones. Enseguida el incendio.
“No, no tengo hipótesis –le dijo Sylvestre a Página/12–. Lo único que está claro es que fue intencional.” Relativamente cerca, en Villa Urquiza, hubo episodios de los llamados quemacoches, pero las características fueron distintas: no hubo robo ni ingresaron a los vehículos. En el caso de Sylvestre llama la atención que el sujeto se hubiera tomado dos horas para toda la operación, volviendo después del robo. Y, por otro lado, es extraño que hubiera actuado un solo sujeto y a pie, lo que no habla de una organización o grupo.
La investigación quedó a cargo de la Metropolitana, pero anoche nadie tenía un diagnóstico de lo ocurrido. En su discurso desde la Casa Rosada, la Presidenta le dio una interpretación a lo ocurrido: “Hay quienes piensan en desórdenes como los ocurridos en diciembre del año pasado. Salí de una operación en el hospital y vi que había policías en rebeldía en varias provincias. Ahora he visto a algunos dirigentes gremiales que otra vez preanuncian hechos de este tipo en diciembre y se ve que algunos sueñan con aperitivos para ahora. En el caso de Sylvestre tengo la sensación de que hubo un intento de producir un impacto político”.
raulkollmann@hotmail.com

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