sábado, 13 de septiembre de 2014

Antes del Mundial el matutino publicó una nota que generó el repudio de distintos referentes La Nación y el viejo hábito de creer que la prostitución es un trabajo

El diario de los Mitre publicó una nota el domingo, donde enumeraba una serie de motivos por los cuales los hombres pagan por sexo, dando por sentado que la explotación sexual es un trabajo. Por qué ese vínculo no es entre partes iguales. "En un clima de amplitud de derechos con horizonte cada vez más amplio, artículos como este ponen marcha atrás en la marcha de una conquista que avanza".

Por María Florencia Alcaraz

"Por qué los hombres pagan por sexo" fue el título de la nota de la BBC que el diario La Nación reprodujo el domingo pasado. En el artículo se exponían una serie de motivos por los cuales los varones acceden al comercio sexual: falta de oportunidad, matrimonio, timidez, huir del sexo soso. Las voces que se escuchaban en el texto eran todas de varones: un despliegue de argumentos flacos que naturalizaban la explotación sexual. ¿Tiene un precio el cuerpo de las mujeres? ¿Cuál es el valor del placer fraccionado en media hora, una hora, un “pase”? ¿Quién decide sobre los cuerpos posibles de ser comprados, traficados, consumidos? Históricamente existieron disputas simbólicas en torno al comercio sexual. Los cuerpos se entienden como objeto, excepto en la postura abolicionista que repite como un mantra que la prostitución no puede ser un trabajo.

Plantear que la prostitución es una relación contractual entre personas iguales es ponerle una máscara. No hay igualdad en el vínculo entre la mujer explotada y el varón que disfraza de “cliente” su relación prostituyente. Los sujetos de placer son los hombres. Las mujeres, los objetos al servicio del placer masculino. La pregunta es si queremos habitar un mundo donde todo se pague.

Equiparar a la prostitución a un trabajo, aún desde la semántica, es peligroso. La prostitución es sexo pago. En un clima de amplitud de derechos con horizonte cada vez más amplio, artículos como este ponen marcha atrás en el devenir de una conquista que avanza.

No es la primera vez que el diario de los Mitre tiene esta mirada simplista sobre la explotación sexual. En la previa a la Copa del mundo ya habían publicado otra nota en la que titularon “Como las selecciones, las prostitutas de Río ya tienen todo listo para jugar su propio Mundial”. El periodista comparaba a las mujeres con reses de carne e incluía a la prostitución como una de las formas de diversión para los varones durante su estadía en Brasil. En esa oportunidad, el artículo se ganó el repudio de distintos referentes que dan visibilidad a la problemática de la trata de personas. La Fundación María de Los Ángeles, que dirige Susana Trimarco, emitió un comunicado. Esta vez, Cecilia Merchán, titular del Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas, demostró su “repudio e indignación”. “Son relatos misóginos y absolutamente descontextualizados”, dijo.

La nota de La Nación, otra vez, robustece estereotipos y reproduce mitos vacíos de sustento. El viejo argumento “Es el oficio más viejo del mundo” es una cáscara seca. “Lo hacen porque les gusta”, es un planteo discriminatorio. Estas frases hechas quedan rebotando y recrean la atmósfera de la cultura patriarcal.

Hasta hace unos años “crimen pasional” era la entelequia que usaba el periodismo para camuflar al femicidio. Si un redactor escribía femicidio en una nota, el editor lo corregía. ¿Quién iba a entenderlo? La militancia empujó el término. El imaginario de género no se modifica por decreto. En algún momento, las palabras ganarán terreno también en el ámbito de la explotación sexual. Probablemente sean las mujeres quienes estén detrás de eso. Y, ahí se podrá invertir la lógica con otro título: ¿Por qué los varones prostituyen mujeres?

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