jueves, 11 de septiembre de 2014

10 de Septiembre de 2014 Retorno al glamour farandulero El discurso velado del laberinto opositor

La creciente tinelización y una estética televisiva que devora la ética política, a la que edulcoran como un bálsamo emocional.
No deja de azorar el calibre y la calidad  de las declaraciones  del arco opositor, atizado por una creciente tinelización, triste retorno al glamour farandulero, fagocitando la dilución política y propiciando múltiples laceraciones a la acepción misma de democracia.
La estructura del discurso opositor ha optado por reposar en una estética televisiva que se devora la ética política; así las representaciones políticas se cocinan y maduran en el barro del entretenimiento, la argumentación política cede frente los clichés monosílabos aptos para recordar en la mesa del bar. Este entramado político utiliza instrumentos sofisticados; la plataforma donde se presentan las posiciones determina su existencia misma, permitiendo desconectar los dichos y las expresiones de la dinámica de la realidad; la desconexión no permite la re pregunta social, no admite el cuestionamiento, es decir funciona en un solo sentido comunicacional.  
Si bien la forma hace al discurso, su contenido es más preocupante. Las declaraciones de Rosendo Fraga, economista estrella del radicalismo, en las cuales insinuó un escenario de adelantamiento de las elecciones por las presiones vinculadas a las divisas y a la negociación con los fondos Buitre; la vuelta a escena de la mano invisible del mercado por parte del extraviado Hermes Binner; el insólito paso en falso del senador Gerardo Morales, al expresar su alternativa para la cuestión de la deuda, por una pequeña repregunta de un periodista opositor; la usina productora de productos políticos nacidos de encuestas con tono visiblemente de derecha por parte de Sergio Massa y Mauricio Macri, ponen de relieve la falta de sentido común, el alto grado de improvisación y un descomunal desconocimiento  de las figuras mediáticas de la oposición.
Otro elemento de la estructura del discurso opositor está depositada en la búsqueda de traducir una realidad política y económica muy compleja a un discurso digerido y monosilábico.  Opera oponiéndose a la densidad de la realidad,  a las acciones, iniciativas y prácticas políticas que buscan socializar en términos comunicionales el verdadero entramado del poder en Argentina; esto configura una simplificación inverosímil que le ahorra  a mucha gente el ejercicio interpretativo y valorativo. Este discursillo opositor que se propone interactuar con la angustia de sectores sociales acomodados, edulcorando como un bálsamo emocional la política, pertenece a la categoría del  realismo mágico, y  el hecho conciente de incentivar esas prácticas por parte de la oposición puede ser adjetivado como una estafa política.
Indudablemente existe un proceso de desmantelamiento de la social democracia que reniega de sus raíces, y que ha optado por ceder su historia intermitente de nacionalismo  popular. Este hecho implica la desatención de la exigencia genuina de parte de la población por encontrar ese nicho de representación. Pero también implica una traducción política práctica, cuya arista más perniciosa,  esta dada por lo velado, por lo que no dicen.
Rehusa la diáspora opositora expresar claramente sus posiciones respecto de una agenda  macro económico, estratégica e histórica, que involucra la  matriz productiva del país, el re direccionamiento de las divisas, el monopolio del sector agro industrial para generar divisas, la incapacidad del empresariado industrial para sostener su actividad y expansión, los parasitarios criterios empresarios, sin innovación tecnológica, producto de la fuga sistemática de ganancias, el mero usufructo de las condiciones generadas por los proyectos populares neo industriales, el volumen de actividad esperable, el posicionamiento sobre a que parte de la cadena de valor internacional se abocaran.
Evitan estas figuras manifestar algún repudio respecto al criterio de carácter rentístico, muy extendido al interior del empresariado industrial argentino, que se aleja cada vez más de criterios productivistas. Pero están prestos a deslegitimar la intervención reguladora en algunos aspectos del mercado por parte del Estado, quien busca re orientar conductas corrosivas que atentan contra la estabilidad económica y social.
El proceso político argentino esta discutiendo la razonabilidad de la tasa de ganancia empresarial, la pone en tensión, puesto que un modelo redistributivo que no basa su crecimiento en el endeudamiento interno, necesariamente requiere criterios razonables. Sin embargo, Macri, Massa, Scioli, Binner jamás hablan de estos temas,  porque definir sus posiciones irremediablemente conduce a dejar en evidencia que un proceso de desarrollo económico y productivo que genere las condiciones para contener a toda la sociedad no es su proyecto.
Estas son "las cuestiones", y el encausamiento de estos poderes reales de Argentina, que se han dado siempre a través de titánicas batallas políticas, eso que ellos denominan violencia social. -<dl
* Secretario de organización
de la Asociación Judicial Bonaerense.

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