Por Werner Pertot
Mauricio Macri mantiene la discreción ante las disputas del Frente Amplio Unen. Sus estrategas le recomiendan no inmiscuirse demasiado en una interna que lo puede lastimar, pero el todavía procesado jefe de Gobierno deja cada tanto algunos elogios bien ubicados sobre el sector del FA-Unen que busca acordar con él, de la misma forma en que lo había hecho hace poco Gabriela Michetti. “Si hay algo que hay que reconocerle a Carrió es que siempre actúa según lo que siente, no la he visto haciendo especulaciones”, le regaló Macri a la líder de la Coalición Cívica. Lo cierto es que las cosas vienen ocurriendo tal cual lo venían planeando en el PRO: esperan a que el espacio se rompa para aliarse con una parte.
“FA-Unen no llega entero a fin de año”, pronosticaba a Página/12 uno de los estrategas macristas hace un poco más de un mes. La frase tenía una cuota de pronóstico y otra de deseo, pero que también implicaba que había dirigentes trabajando para lograr un acuerdo con un sector del espacio, aun si es a costa de que implosione el FA-Unen. De allí, las conversaciones de diversos macristas con el titular de la UCR, Ernesto Sanz. Si Elisa Carrió es la más llamativa en términos mediáticos a la hora de plantear la necesidad de un acuerdo con el PRO (“o nos aliamos o gana el PJ”, advirtió, sin muchos miramientos), Sanz es el más dedicado a tejer acuerdos con los macristas en silencio. Sin embargo, la polémica de Carrió lo llevó a sincerar sus intenciones cuando reconoció: “En lo personal, yo no tengo límites” para un acuerdo con Macri.
Como adelantó este diario, tanto Sanz como los negociadores del PRO están trabajando para que el acuerdo se dé primero en los municipios y en las provincias y esto genere una presión “desde abajo” sobre los dirigentes. Por eso, Macri estuvo el viernes en Río Cuarto junto al presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, para cerrar un acuerdo comercial con el intendente Juan Jure. Los acuerdos avanzan, además de en Córdoba, en Mendoza y Entre Ríos, donde Frigerio está en tratativas con 15 intendentes radicales que podría acompañar a Alfredo de Angeli en su candidatura a gobernador. Según dicen, los teléfonos del PRO están sonando cada vez más con llamados de correligionarios. “Hay un 25 por ciento de FA-Unen a nivel nacional que termina con el PRO, haya acuerdo o no. Lo apoyan a Macri por falta de un candidato propio”, indican los negociadores macristas. Otro dirigente del PRO remarcaba que la estrategia es por etapas: “El 2014 es el año de construir nosotros y fortalecernos para negociar. En 2015, discutimos la alianza”.
Pese a ser la más entusiasta en público, Carrió no tuvo nunca una conversación cara a cara con Macri, como se ocupó de recordarlo la semana pasada el líder del PRO. Macri dijo que nunca se tomaron un café. Horas más tarde, Carrió redactó un tuit: “En algún momento tomaremos el café”.
El jefe de Gobierno retribuyó gentilezas, con elogios a la dirigente. “Valoro su vocación de dialogar con nosotros”, destacó Macri, quien incluso se sumó a las denuncias de Carrió sobre el narcotráfico (intentó pegarlo a Sergio Massa, otro adversario del líder del PRO): “Son candidatos del PJ y el PJ tiene que hacerse cargo de gran parte de estos 30 años. El narcotráfico entró en la Argentina en estos diez, quince años como nunca había entrado”.
El consultor político Jaime Durán Barba le aconsejó a Macri que mantuviera su distancia de las peleas entre los dirigentes de FA-Unen y que no se involucrara, como le pasó cuando el espacio se lanzó en el Teatro Broadway. Tal vez por eso, Macri se ocupó de aclarar que es “muy respetuoso de lo que está haciendo Unen, que está construyendo su alternativa como los candidatos del peronismo. Seguimos en la nuestra con el respeto máximo de los demás y no queriendo meternos en el lío de otro lugar”. El plan del PRO es esperar, con mucho respeto (y mucha rosca), que se quiebre el espacio y aliarse con los pedazos que son afines a Macri. Habrá que ver si el plan, finalmente, les funciona.
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