domingo, 3 de agosto de 2014

El Mercosur oscila entre la integración y el libre comercio


La 46ª Reunión Cumbre de los países del Mercosur que sesionó en Caracas el pasado martes 29 se caracterizó a la vez por una fuerte demostración de unidad política y por no haber adoptado casi ningún acuerdo económico relevante. Las diferencias estructurales y coyunturales en el interior del bloque requieren una fuerte autoridad política, hoy ausente, que las compense y armonice. Encarar esta tarea es la responsabilidad que Argentina tiene en su presidencia pro témpore que dura hasta diciembre próximo.
Los miembros del Mercado Común dieron en una declaración un firme respaldo a Argentina en su pugna con los fondos especuladores en la primera cumbre de este bloque que contó con los presidentes de los cinco socios. Tras un año de presidencia venezolana –el doble de lo previsto por los problemas de agenda para celebrar hace seis meses la reunión–, los presidentes de Paraguay, Horacio Cartes, y Venezuela, Nicolás Maduro, coincidieron por primera vez en una cumbre del bloque.
Argentina obtuvo el enérgico respaldo de sus pares en la batalla contra los fondos buitre, mientras la presidenta Cristina Fernández insistía en su oferta “a ese 7,6% que no ingresó al canje”, para que acepte la propuesta argentina de tener “una tasa de retorno de casi el 300% en dólares”. “No estamos pidiéndole ni negándole que nadie nos regale nada –señaló–, simplemente queremos definitivamente terminar con esto, que no fue culpa nuestra que no ingresaran al canje, porque hubo rondas y negociaciones en el año 2002, 2003 en adelante prácticamente por todo el mundo”, dijo.
Por su parte, la mandataria brasileña Dilma Rousseff se mostró taxativa al cargar contra los especuladores y defender a Argentina frente a un problema que, dijo, afecta a todo el sistema económico. “No podemos aceptar que la acción de algunos especuladores pongan en riesgo la estabilidad y el bienestar de países enteros”, indicó.
También el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, rechazó la presión de los fondos buitre que, según afirmó, generan un “daño a todos los países del sur”.
La Cumbre del Mercosur contó con la presencia de los mandatarios Nicolás Maduro, de Venezuela; Cristina Fernández, de Argentina; Horacio Cartes, de Paraguay; José Mujica, de Uruguay; Evo Morales, de Bolivia, y Dilma Rousseff, de Brasil, a quienes se plegaron el de Nicaragua, Daniel Ortega; el de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; el canciller chileno y representantes de varias naciones del Caribe. Los fallecidos presidentes Hugo Chávez y Néstor Kirchner, de Venezuela y Argentina, respectivamente, fueron declarados “ciudadanos ilustres” del Mercosur.
La situación de Palestina también concertó el consenso sobre la necesidad de un alto el fuego, que Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela elevaron a condena “enérgica” por el “uso desproporcionado de la fuerza por parte del Ejército israelí en la Franja de Gaza”. También condenaron “cualquier tipo de acciones violentas contra poblaciones civiles en Israel”.
Al hacer balance de la marcha de Mercosur y empleando su habitual locuacidad, el presidente uruguayo José PepeMujica llamó a poner más voluntad política para avanzar en la integración y aprovechar las oportunidades que pueden brindar países como China. “Pero a su vez sabemos que en este mundo los peces chicos se tienen que cuidar de los peces grandes, por eso tenemos que estar juntos”, advirtió.
Dilma también hizo alusión a la marcha del proceso de integración destacando los avances que ha habido y la necesidad de profundizar los procesos internos. Afirmó que el bloque regional “no es un espacio económico limitado”. De acuerdo con la presidenta, Brasil “no puede desatender la inserción de las economías del bloque en el mundo global”. Sin embargo, en la única referencia de algún mandatario a las negociaciones con la Unión Europea para la firma de un Tratado de Libre Comercio que ya se prolonga por quince años (v. recuadro), la presidenta brasileña dijo que “la pelota ahora está en el campo de ellos”, aludiendo a que el Mercosur ya hizo todas las propuestas que debía y se espera la respuesta europea.
En cambio festejó la ampliación del bloque con el próximo ingreso de Bolivia, el proyectado establecimiento de acuerdos de libre comercio con países de América del Sur y del Caribe que no son integrantes del grupo y las negociaciones con la Unión Europea. En este sentido la Cumbre (en su Decisión 18) acordó iniciar el diálogo para establecer una zona de libre comercio con los países del ALBA, de Caricom y de Petrocaribe. Para ello instruyó a la nueva presidenta temporaria (Argentina), para que en el plazo de 60 días establezca mecanismos de diálogo con ese grupo de países.
Esta resolución fue evaluada como un gran triunfo de Maduro, principal interesado en abrir el Mercosur en esa dirección. Al celebrar la decisión, el venezolano llamó a “repotenciar” el papel de Mercosur. “Es la hora de América del Sur, es la hora de que nuestra región piense en grande, actúe en grande, busque lo grande, nos compactemos”, dijo Maduro.
Ninguna mención pública se hizo por otra parte de la propuesta brasileña de establecer acuerdos de libre comercio con los miembros de la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, México y Perú) . Pocos días antes de la Cumbre, Dilma había recogido la propuesta en este sentido de su colega chilena Michelle Bachelet, pero los demás miembros del Mercosur hicieron oídos sordos a la sugerencia, temiendo probablemente que detrás de los miembros del otro bloque latinoamericano de integración entraran los productos norteamericanos al calor de los tratados de libre comercio que todos ellos mantienen con Estados Unidos.
Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, agradeció la voluntad de los miembros del Mercosur de que su país complete el proceso de integración pleno al organismo, abogando también por la necesidad de aunar fuerzas ante los desafíos que tienen por delante. “Todos buscamos una integración económica, territorial con vías de integración, una integración de liberación, (...) que pasa por terminar con la injusticia social, para acabar con esa desigualdad”, indicó.
En la Declaración Final (punto 15) también se informa que se aprobó la decisión que crea la “Reunión de Autoridades sobre Privacidad y Seguridad de la Información e Infraestructura Tecnológica del Mercosur” con la misión de armonizar criterios de seguridad informática y protección de la privacidad en las redes.
En la 46ª Cumbre se aprobó asimismo un comunicado para acelerar la activación del Banco del Sur. “Estamos aprobando en los documentos desde nuestra Suramérica acelerar los pasos para la activación del Banco del Sur”, dijo Maduro tras sostener una reunión en privado con los Jefes y Jefas de Estado asistente a la cumbre. En su declaración apuntó que hace pocos días se reunió el Consejo de Ministros de la mencionada entidad financiera suramericana. “Ya varios países hemos aprobado el aporte del capital y se está aprobando un comunicado oficial en esta cumbre del Mercosur, llamando a que aceleremos los pasos para que el Banco del Sur ya en el segundo semestre del año 2014 entre en funciones”, enfatizó Maduro, quien el pasado 23 de julio anunció el aporte de Venezuela: 80 millones de dólares.
Antes de la Cumbre de los presidentes se reunieron los movimientos sociales, el Foro Empresarial y los ministros de Relaciones Exteriores. En la 16ª Cumbre Social del Mercosur, que se reunió la semana anterior, se exigió la suspensión del Tratado de Libre Comercio que el bloque mantiene con Israel desde 2010.
Durante la reunión de cancilleres del pasado lunes, el jefe de la diplomacia venezolana, Elías Jaua, presentó su informe de gestión. Jaua destacó que durante el último año se celebraron más de 220 encuentros para abordar el área sociopolítica, institucional y comercial, y se aprobó un conjunto importante de normas: creación del Mercosur Indígena, del Mercosur Afrodescendiente y del Mercosur Obrero. Además resaltó que en esta Presidencia destacaron reuniones como las ministeriales en desarrollo social, medio ambiente, educación, salud, mujer y deportes. También mencionó la realización del primer encuentro de expertos en seguridad informática en el que se reafirmó el rechazo al espionaje por parte del gobierno norteamericano a los países de la región y se acordó la instauración de una asamblea sobre gobernanza, privacidad y seguridad de la información de Mercosur. Asimismo se acordó la unificación de criterios en la agenda del Foro Especializado Migratorio, como también el intercambio de información sobre las condiciones legales para el viaje de menores de edad y de listas de pasajeros que viajen por los distintos medios de transporte por las naciones integrantes de Mercosur.
Balance y perspectivas. En su discurso en la cumbre, Pepe Mujica dijo que se deben realizar “reuniones fructíferas y cuando no podemos sacar frutos, no juntarnos”. Mujica planteó como alternativa “hablar por teléfono” para tratar con los presidentes de los países del bloque los temas comunes, ya que en caso contrario se puede “frustrar” un “intento maravilloso”.
El presidente uruguayo no escatimó ni calificativos ni conceptos para señalar cuán improductivos son, a su juicio, este tipo de encuentros. Entonces, dijo que, cuando llega a Uruguay, la población pregunta: “¿Qué decidieron ustedes. Yo que sé que decidieron… Sacamos una declaración…”, dijo en tono irónico. Pero Mujica no se quedó en eso y amplió sus argumentos. “Hay que cuidar la confianza popular”, arguyó, en tanto insistió en que es momento de “trabajar” y que debe existir “responsabilidad en las cabezas” de los gobiernos.
Entre tanto, en Brasil los resultados de la Cumbre fueron recibidos con escepticismo. Al comparecer ante la Confederación Brasileña de la Industria (CBI), el principal candidato opositor, Aecio Neves, declaró que “el Mercosur debe ser reconsiderado” y sugirió que se acerque más a la Unión Europea. “Por el Mercosur Brasil está perdiendo oportunidades para avanzar en sus acuerdos con la Unión Europea”, insistió.
En la derecha radical, el columnista de O Estado de São Paulo Celso Ming arremetió frontalmente el miércoles contra la política integracionista de Dilma: “En la cumbre del Mercosur el gobierno brasileño se quejó del estancamiento del bloque, pero fue él quien más trabajó para incorporar a Argentina (!) y Venezuela, dos economías prácticamente quebradas. Además, Argentina es el principal obstáculo para encarar nuevos acuerdos comerciales que aumentarían los pedidos externos a la industria brasileña”.
Argentina salió de la Cumbre con la declaración de solidaridad contra los fondos buitre en la cartera de la presidenta y la responsabilidad de reanimar al enfermo durante los próximos seis meses. Venezuela fue anfitriona de la Cumbre sin que Paraguay la objetara y Cartes salió en la foto junto al denostado chavista, con quien se reunió bilateralmente, sin que nadie le recordara su complicidad con el golpe de estado de 2012. Bolivia, en tanto, se llevó a casa la promesa de que más parlamentos ratificarán próximamente su ingreso al bloque. Los invitados mandatarios caribeños recibieron promesas de cooperación más estrecha, lo mismo que los centroamericanos. Uruguay recibió el respaldo del bloque en su lucha desigual contra las tabacaleras que objetan su legislación sanitaria.
¿Y Brasil? Dilma viajó a la Cumbre con el firme propósito de acelerar las negociaciones con la Unión Europea para firmar un Tratado de Libre Comercio sobre el que se negocia hace quince años y de apresurar la liberalización del comercio con la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, México y Perú) y sólo le regalaron vagas promesas. El Mercosur sufre de “paulitis”: en la metrópolis brasileña se concentran empresas extranjeras y nacionales en condiciones de competir en los mercados de todo el mundo y con espaldas financieras suficientes, como para no temer bloqueos ni ataques sorpresivos de bancos y fondos de inversión. Estas empresas necesitan que los mercados latinoamericanos se abran, para aumentar la dimensión de sus operaciones. Por ello anhelan el libre comercio con Europa y con la Cuenca del Pacífico. Son los mismos que financian a todos los contrincantes de la presidenta que busca su reelección en octubre. Dilma necesitaba un gesto, una señal de sus aliados para callar a la oposición y no lo obtuvo. Por cierto, en un contexto precario ni Argentina ni Venezuela podían desproteger sus fronteras comerciales, pero así como la integración sudamericana es imposible como instrumento de la hegemonía brasileña, no puede desconocer las necesidades del gigante.
En la década pasada, Lula da Silva, Néstor Kirchner y Hugo Chávez empujaron la integración mediante su amistad política. Desaparecidos dos de ellos la amistad debe ser remplazada por una organización política de la integración que marque el rumbo, medie y arbitre entre los intereses encontrados. Demasiado cortos son seis meses para esta tarea, pero suficientes para empezar a caminar.

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