viernes, 11 de julio de 2014



Las naciones que se enfrentaron durante el siglo XX, Rusia y Estados Unidos, vuelven a mostrarse los dientes. En ese marco, siguen vigentes los postulados de una tercera posición que permita sostener nuestra independencia y ofrecer nuevas perspectivas económicas.
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Por Juan Ciucci
“En el orden político, la tercera posición Justicialista implica poner la soberanía de las Naciones al servicio de la Humanidad, en un sistema cooperativo de gobierno mundial, donde nadie es más que nadie, pero tampoco menos que nadie”
Juan Domingo Perón
Mensaje a la IV Conferencia de Países no Alineados (Argelia, 1973)
Cuando Perón pronunciaba estas palabras, el orden mundial se dividía en dos imperialismos con diversidades políticas e ideológicas. En ese contexto, la Tercera Posición que el General había realizado ya en 1945 implicaba la posibilidad de una relación de pares con las potencias internacionales, y una mayor libertad en nuestra América.
Ese enfrentamiento con los imperios posibilitó muchísimas de las medidas más innovadoras del gobierno peronista, a la vez que generó roces e intentos de aislamiento internacional.
El peronismo se permitió en años de plena guerra fría negociar económicamente con la URSS y el bloque soviético (tanto en 1945 como en 1973); y posibilitó la ruptura histórica del criminal bloqueo que sufría (y sufre) Cuba. Esto dio nuevas perspectivas a nuestra economía, a la vez que era una manifestación clara de la soberanía política y económica de nuestro país.
En la actualidad, las viejas naciones que se enfrentaron durante el Siglo XX vuelven a mostrarse los dientes. Aunque esta vez, las diferencias políticas y económicas entre Rusia y EEUU no sean tan tajantes. Sin embargo, es clara la vigencia de los postulados de asumir una tercera posición ante el enfrentamiento de estas naciones-imperio, lo que permitirá no sólo sostener nuestra independencia, sino que también ofrecerá nuevas perspectivas económicas.
En el marco político, las relaciones con Rusia han mostrado grandes avances durante la década kirchnerista, como fue la primera visita de un presidente ruso a nuestro país en 2010. Sin embargo, no lo ha sido tanto en el ámbito económico, especialmente en inversiones y préstamos, algo que la Argentina precisa y mucho en estos años.
El otro actor principal a tener en cuenta es China, quien también estableció una “tercera posición” con las otras superpotencias, lo que le permitió establecer negociaciones de acuerdo a sus propios intereses. En este caso, las relaciones han pasado por diversos momentos, y en la actualidad todo parece indicar que permitirán concretar lazos económicos duraderos.
En esta etapa es fundamental la recuperación de una mirada tercermundista, que permita repensar como bloque desde los intereses comunes, para plantear soluciones comunes a la crisis económica y civilizatoria que atraviesa la humanidad. El G77 más China es un ámbito al que prestar cada día más atención, como un espacio al que llevar las discusiones que tanto en la UNASUR como en la CELAC (e incluso en la ONU) la Argentina ha planteado en todos estos años.
Ante las reapariciones de discursos que abogan por “reinsertarnos en el mundo” siguiendo las directivas de EEUU (como testimonió Sergio Masa en su viaje por Washington) es necesario reafirmar nuestra voluntad y destino Americano y Tercermundista, ante un mundo multipolar que cada día nos ofrece nuevos desafíos y oportunidades.

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