domingo, 6 de julio de 2014

El “verso” de los buitres y caranchos Por Eric Calcagno* y Alfredo Eric Calcagno** argentina@miradasalsur.com

Opinión

En el lenguaje argentino común, “decir el verso” o “versear” significa presentar una situación de modo elogioso y florido, sobre la base de hechos falsos y razonamientos equivocados. Veamos cuál es el “verso” de los buitres y caranchos sobre los reclamos de los fondos buitre.

El verso dice: “Debe pagarse a los fondos buitre la totalidad de los bonos, a valor nominal, sin ninguna quita y de inmediato. Si no, caeremos en un default que arruinará al país”. ¿En qué consiste este verso?

El anverso: la definición. Los fondos buitre son asociaciones de especuladores apañados por jueces, que extorsionan a los países para obtener ganancias más que usurarias. Compran, por monedas, bonos de países quebrados, para después reclamar el 100% de su valor nominal. Hasta ahora han tenido éxito, porque los sistemas financiero y judicial se lo permiten.

La Argentina en 2005 y 2010 llegó a un acuerdo con el 92,4% de los bonistas y está pagando su deuda con una quita del 66% y a plazos de hasta 30 años; desde entonces cumple puntualmente con todos los vencimientos. Como los acreedores recibieron además un cupón cuyo rendimiento depende del crecimiento del país, en la práctica tuvieron ingresos extras, beneficiándose de la rápida mejoría de la economía argentina. Con respecto a quienes se negaron a ingresar en la reestructuración, el Gobierno expresó su voluntad de pago de modo justo, equitativo y legal.

Pues bien: los fondos buitre (el 1% de los bonistas) obtuvieron una sentencia firme de la Justicia de Estados Unidos por la cual el gobierno argentino debería pagarles el valor nominal de los bonos (que ellos compraron a precio vil), sin ninguna quita y de inmediato.

Pero el tema es más complejo. En el actual conflicto, es necesario diferenciar entre el juicio que tramita Griesa con respecto al 1% de los bonistas, y las obligaciones que surgen del acuerdo suscripto con el 92,4% de los bonistas. Se trata de bonos diferentes y el 92,4% no ha planteado ningún pleito judicial. Sin embargo, el juez Griesa prohibió que Argentina pagara al 92,4% de los bonistas si no les pagaba antes a los fondos buitre. No obstante, el gobierno argentino pagó al banco que organiza la operación la cuota que vencía el 26 de junio y el juez Griesa prohibió que los bonistas comunes cobraran. El gobierno argentino sostuvo que el juez Griesa “incurrió en abuso de su autoridad y se excedió en su jurisdicción, porque los bonos de la reestructuración no son el objeto del litigio, sino los del megacanje que cayeron en default en 2001” (comunicado del Ministerio de Economía, 27/06/2014). Por lo demás, es absurdo que un juez de distrito de Nueva York dé orden de no cobrar el dinero que les pertenece, a bonistas que no están sujetos al juicio de que se trata, ni a la jurisdicción de ese juez.

El verso. El verso sostiene la imperiosa necesidad de pagar a los fondos buitre lo que ellos quieran; si no, “la venganza será terrible” y la Argentina quedará sepultada bajo los horrores del default.

El reverso: quiénes están detrás del verso. Atrás de este verso están “los desconocidos de siempre”. En particular, actúan los buitres y los caranchos, que son los socios locales menores de los buitres. La primera pregunta a responder es ¿quiénes se benefician con este ataque a la Argentina?

En primer lugar los buitres, que ganarían el 1.600% si obtienen lo que quieren. 
Después los bancos e intermediarios financieros, que cobrarían suculentas comisiones por las reestructuraciones de deuda (como lo hicieron con el megacanje). 

Por último, los caranchos de la oposición local, que creen que todo lo que dañe al Gobierno es bueno.

¿Y quiénes pierden? En primer lugar, la Argentina, porque se interferiría en la política financiera internacional del Gobierno, basada en el desendeudamiento y en la terminación de los litigios o controversias existentes; y se pondría en riesgo toda la reestructuración de la deuda.

En segundo término, el sistema financiero internacional, porque se hace mucho más difícil toda futura reestructuración de la deuda soberana de los países. Este obstáculo es grave, sobre todo en épocas de crisis económica mundial. De allí que el FMI, la Unctad, la OEA, los 133 países del Grupo de los 77 más China, Francia, etc., se hayan solidarizado con la posición argentina.

También pierden los Estados Unidos, porque se derrumba la credibilidad de su sistema financiero como lugar para emitir bonos soberanos y se pone en seria duda a su sistema judicial. Por supuesto, las plazas financieras de Londres y Tokio están complacidas, porque ningún futuro emisor de deuda quiere quedar a tiro de piedra de algún juez norteamericano irresponsable y de un sistema judicial que lo apañe.

El perverso: algunas consecuencias nocivas del verso. Se pretende dinamitar las reestructuraciones de la deuda argentina de 2005 y 2010, mediante el fallo del juez Griesa, cuyas exigencias son de cumplimiento imposible, como lo prueban las siguientes cifras: el pago reclamado por los buitres consiste en el desembolso inmediato de 1.500 millones de dólares; pero actúa una cláusula del contrato con los bonistas, por el cual la Argentina se obliga a dar a todos los bonistas cualquier mejora que otorgara a alguno de ellos. Esa retribución a los fondos buitre desencadenaría el pago a los holdouts que no entraron en las reestructuraciones, con lo cual se agregarían 15.000 millones de dólares. Y cuando los demás bonistas (el 92,4% del total), reclamen con derecho que a ellos se les pague igual, el costo sería de 120.000 millones de dólares. Es decir, estamos frente a obligaciones encadenadas entre ellas, que son de cumplimiento imposible.

El diverso: una posición alternativa. El eje de una posición alternativa consiste en traer la solución del problema al plano político. No se resuelve por un razonamiento económico o jurídico, sino por la relación de fuerzas existente; por eso es necesario fortalecer la posición política argentina, tanto en el plano interno como en el internacional.

En el plano interno debe controlarse a los caranchos, que pertenecen a una estirpe que adulaba a Beresford y Whitelocke durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807; se oponía a la Revolución de Mayo; se embarcó con la flota anglofrancesa en la vuelta de Obligado. Más reciente es su protagonismo en los golpes de Estado y de mercado, la fuga de capitales, la enajenación del patrimonio nacional, el engrosamiento de la deuda externa y su sumisión a embajadas extranjeras (véanse los ArgenLeaks de Santiago O’Donnell). Ahora, su odio al gobierno los pone del lado de los fondos buitre, cuyos argumentos repiten.

Debe recordarse que en los procesos de dominación ocurridos durante la historia, tanto o más importante que la violencia de los dominadores, ha sido el consentimiento de los dominados. De allí la necesidad de fortalecer la unidad nacional y desbandar a los caranchos.

*Diputado Nacional FpV-P.J.
**Doctor en Ciencias Políticas

06/07/14 Miradas al Sur

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