lunes, 7 de julio de 2014

Cuando Julio Cobos le abrió a los ingleses los negocios en Malvinas Por Federico Bernal

Una afrenta al pueblo argentino que no puede ni debe quedar impune. "Será siempre recordado como el primer miembro de uno de los tres poderes del Estado en convalidar, post 1982, el reclamo ilegal e ilegítimo del colonialismo británico".

Consecuencia de la desmalvinización y de la historia de la Guerra de Malvinas escrita por los vencedores de 1982, que se desconozca el hecho disparador de la provocación británica (y su escalada bélica) que culminaron en el desembarco del 2 de abril. Ese hecho disparador no fue otro que el denominado Incidente Davidoff. En efecto, el 19 de marzo de aquel mismo año, un grupo de marinos mercantes de la empresa chatarrera del argentino Constantino Davidoff, desembarcó en las Islas Georgias. El hecho, rutinario y coordinado previamente entre el empresario y la embajada británica en Buenos Aires, fue utilizado por un grupo de presión inglés (kelpers, legisladores y la Royal Navy) para convertir una visita comercial en una agresión militar argentina. El eje de la cuestión, como del ataque británico, se fundamentó en la expulsión arbitraria de los obreros argentinos por fuerzas militares de no sellar sus pasaportes. Pero el contrato comercial entre Davidoff y la gobernación isleña, reconocido y legalizado por las autoridades británicas, no exigía semejante accionar, accionar que significaba fundamentalmente reconocer la soberanía británica en las islas. Y esto fue, estimado lector, lo que el señor Julio Cleto Cobos hizo el pasado 28 de junio.


EL INCIDENTE DAVIDOFF POR DAVIDOFF. Vale la pena recordar la entrevista que le formulamos –junto al periodista especializado en Malvinas, Juan Natalizio– al máximo protagonista del "incidente", entrevista publicada por Tiempo Argentino en el Suplemento "Tiempo de Descolonización. Memoria, Verdad y Soberanía", al cumplirse 30 años de la guerra. Nos cuenta el mismísimo Davidoff: "El Informe Franks (suerte de Informe Rattenbach británico, pedido por Thatcher y que exculpó de toda responsabilidad en la guerra) es la biblia de toda esta cuestión. Acá hay tres artículos que son muy importantes: el 167, 98 y 230. El 167, antes de mi partida con el ARA Bahía Buen Suceso, dice que yo llamé a la Embajada de Gran Bretaña y estaba ansioso por no crear problemas y pregunté qué otro tipo de elementos debería yo completar para viajar y salir tranquilo. Como yo andaba en la parte naviera, sé que son muy costosos los viajes que se hacen con barco y si usted falla con un papelito puede resultarle una pérdida de 200 mil dólares venir nuevamente a puerto. El embajador Williams, ante ese llamado, se comunicó por teléfono con Rex Hunt (Gobernador de las Islas Malvinas) quien nunca le contestó. Este detalle es muy importante porque la guerra se desató por un ultimátum del día 26 de marzo." ¿En qué consistía el ultimátum?, le preguntamos. "De visado de pasaporte o desalojo armado. Si me hubiera llamado la embajada –recuerden que yo los había llamado por teléfono antes– advirtiéndome que el Gobernador Rex Hunt pedía visado de pasaporte, yo directamente no hubiera salido. ¿Por qué no puedo llevar pasaporte? La Argentina estaba bajo el tratado firmado entre ambos países en 1971, que entre otras cosas decía que no se viajaba bajo pasaporte ni cédula, sino bajo el Certificado Blanco, que fue con el que viajó mi gente. Pero el Gobernador Hunt a partir de ese momento ya estaba tejiendo la guerra."

LA ESCALADA BRITÁNICA. Nos recordaba Davidoff las conclusiones del Informe Franks sobre el incidente antedicho: "El artículo 228 dice bien claro que la Argentina no produjo el incidente; el 230 dice bien clarito que el desembarco no autorizado en las Georgias no estaba planificado por la Junta, ni que Davidoff estaba en los planes de la Armada. Sin embargo, una vez sucedido trataron de sacarle el provecho necesario. Entonces, si la Argentina no produjo el incidente y el desembarco no autorizado no estaba planificado, ¿de qué estamos hablando? Además, el 19 de marzo desembarca mi gente y el 20 el British Antartic Survey (Servicio Antártico Británico) comunica a Malvinas que había habido un desembarco de civiles y militares. Esto es transmitido directamente a Londres y ahí es donde la prensa londinense le comunica a todo el pueblo británico que los argentinos habían desembarcado y no decía Georgias del Sur, decía en el titular la palabra 'Falklands'...". Las perspectivas de una solución pacífica del incidente bien pronto quedaron superadas. El Foreign Office dio a publicidad el 22 al mediodía el comunicado aludido. Su encabezado decía así: "Falkland Islands. Desembarco ilegal argentino en las Georgias del Sur." Por la tarde, el diario The Standard anunciaba en sus titulares: "Invasores desembarcan en las Malvinas". Era la consecuencia inmediata y necesaria de los términos en que estaba redactado el comunicado británico. El fósforo que habría de encender el reguero de pólvora había sido prendido. El 23 de marzo los británicos le dijeron al canciller Nicanor Costa Méndez que iban a hacer uso legal y legítimo de sus Fuerzas Armadas. Ahí es donde parte una fragata británica que estaba en Chile y el día 24 parte otra de Montevideo. El párrafo 198 del Informe Franks relata que el día 25, Costa Méndez le pregunta al embajador Williams qué otro tipo de trámite debería realizar la gente de Davidoff para que continúe trabajando, y le responden que el visado de pasaporte o el desalojo armado. Ese fue el ultimátum que dio origen a la guerra. Detrás de esta opereta estaba el inefable Gobernador Hunt (isleño), por supuesto respaldado por el gobierno de Thatcher y la Casa de los Comunes. A propósito, Gamba y Freedman en Señales de Guerra (Pág.87) señalan que "El gobernador arguyó que, como el acuerdo de las Tarjetas Blancas se aplicaba únicamente a las Falklands y no a las Dependencias, la autorización debía basarse en el sellado de los pasaportes de los argentinos. El gobierno británico aceptó esta crucial interpretación de Hunt". Semejante imposición resultaba inaceptable para la Argentina. Haberla aceptado hubiera significado borrar de un plumazo casi dos décadas de triunfos diplomáticos antes las Naciones Unidas así como debilitado al máximo los reclamos de soberanía. 

COBOS: "TRAIDOR A LA PATRIA". Más que por la afrenta anticonstitucional, antidemocrática y antipopular de su accionar vicepresidencial, el señor Julio Cleto Cobos será recordado como el primer miembro de uno de los tres poderes del Estado en convalidar, post 1982, el reclamo ilegal e ilegítimo del colonialismo británico. En efecto, Cobos viajó a Malvinas el sábado 28 para inaugurar allí su campaña de precandidatura. Por supuesto que para poder ingresar debió sellar su pasaporte. Y una cosa es que lo haga un ciudadano común y otra muy distinta un legislador nacional, ex gobernador y ex vicepresidente, además de precandidato a presidente para 2015. Tal y como expresa un reciente comunicado de la Comisión de Familiares de Caídos y Veterano de Guerra, con esta actitud, Cleto Cobos "reconoce explícitamente la jurisdicción británica en las Islas Malvinas, ingresando a las mismas bajo la imposición arbitrariamente dispuesta por la potencia usurpadora, esto es, dejándose sellar el pasaporte por las apócrifas autoridades migratorias británicas". Continúa el comunicado de la Comisión señalando que "el diputado nacional Julio César Cleto Cobos ha incurrido, de esta manera, en acto de Traición a la Patria". Cabe señalar que Cobos eligió ingresar al Departamento Islas del Atlántico Sur (Malvinas) el mismo día en que Alejandro Betts recibía en la ONU su documento y pasaporte de argentino con domicilio real en Puerto Argentino. ¿Casualidad o provocación premeditada? ¿Hará algo al respecto la Suprema Corte de Justicia de la Nación? Nuestros legisladores, los del pueblo argentino, saben con qué justicia contamos. No se necesita de una reforma del Código Penal para declarar a semejante persona "Traidor a la Patria", castigándolo como los intereses de la Nación, su independencia, integridad territorial y pueblo demandan.

Infonews
 

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