martes, 8 de julio de 2014

AQUELLA JUGADA DECISIVA DE LA FINAL DEL MUNDIAL 1978 La pelota que pega en el palo

Por Pablo Vignone
Si la Argentina rompió en Brasilia una maldición de 24 años sin poder acceder a las semifinales de una Copa del Mundo, Holanda lucha contra su propio karma desde hace 40 años: no logra ser campeón del mundo. En el medio se interpuso un palo...
Ocurrió en la final del Mundial 1978. Argentina se había puesto en ventaja con un gol de Mario Kempes a los 37 minutos, pero Holanda empató faltando 9m para el final. No estaban previstos alargue ni penales: habría un de-sempate el martes 27 de junio. Pero si aquella pelota de Rensenbrink no da en el palo... ¿O era que no podía ir a parar a otro lado?
Arie Haan cobró una falta en su propio campo con un pelotazo largo para Robert Rensenbrink, el goleador de Holanda en esa Copa del Mundo. Jorge Olguín, su marcador, se confió, la dejó picar y el holandés le apareció por atrás para rematar al arco. El reloj marca 45m14s. El achique de Fillol no alcanza, la pelota lo supera mientras él choca con el delantero. Se registra otro choque, más trascendente: la pelota da en el palo, Américo Gallego la rechaza en el área chica. Según el responsable, ése era un gol casi imposible de marcar.
“No fue una chance de gol. Apenas si pude estrellarla en el palo. La pelota estaba casi en la línea de gol, no tenía espacio para nada. No tenía oportunidad de controlar la pelota y maniobrar, había un defensor delante de mí, yo tenía que patear de primera. El arquero dejó un hueco muy pequeño. A veces pienso que habría sido mejor para mí que la pelota hubiera salido directamente. Entonces la gente no me preguntaría por la jugada. Si hubiera sido una gran chance, todavía estaría sufriendo por eso, pero realmente era imposible anotar...”. Así explicó Rensenbrink la jugada a pedido del británico David Winner, autor del libro Naranja brillante. “Si hubiera entrado, habríamos sido campeones del mundo, en la Argentina. Pero habría sido difícil volver al hotel, un poquito peligroso. Aun después de perder, había miles de personas cantándonos afuera de nuestro hotel.”
Rensenbrink no tenía ángulo. En caso de haber convertido, se habría erigido en el goleador del Mundial, con seis tantos, uno más que Kempes, que no habría podido marcar el 2-1, quedándose sólo con cinco goles. la Copa habría viajado a Holanda. Pero Rensenbrink no tenía ángulo...
Según el capitán de aquel equipo holandés, Ruud Krol, “si Robbie se hubiera tomado un tiempo más, podría haber convertido, porque como (Marco) Van Basten después o George Best, era una persona que podía marcar goles increíbles desde ángulos técnicamente imposibles. No volví a ver la jugada muchas veces, pero si se hubiera acomodado más hacia adentro... Tuvimos mala suerte: ¡dos finales consecutivas contra los dueños de casa! No pasó nunca, ni antes ni después”.
Sin conocerla, Mario Kempes corroboró la opinión de Rensenbrink: “Sólo con un efecto impresionante esa pelota hubiera podido entrar, porque el Pato salió rápido a taparle el ángulo del remate”. Gallego confesó más tarde estar “muy desesperado, la quise despejar con tanta fuerza que le terminé pegando con la canilla y la mandé a la tribuna. Enseguida terminó el partido”.
Fillol, en cambio, sí se enteró de esa admisión de Rensenbrink cuando lo entrevistamos para el libro Así jugamos, los 25 partidos más trascendentes de la Selección Argentina en los Mundiales. “Está bueno que lo diga un holandés, que admita que no podía ser gol. Ahí hubo un error, porque Olguín venía cubriendo a Rensenbrink y yo pensaba que me la iba a pasar, en ese momento el reglamento no impedía el pase al arquero y Jorge, cuidando a Rensenbrink, dudó, ahí salgo yo y él mete la punta de su botín. Lo tapo bien, le tapo todo el arco... Pero si perdíamos, no teníamos nada para reprocharnos, absolutamente nada, porque la entrega fue total.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario