viernes, 11 de abril de 2014

¿Sumar tecnología al fútbol?

La gran polémica de la fecha 12 del Torneo Inicial, el segundo gol de Belgrano a River, fue mucho más que eso. No sólo generó broncas. No sólo han decidido parar al árbitro. También lanzó un debate acerca de la necesidad o no de incluir la tecnología en el fútbol. Una cuestión que tiene detractores y defensores que opinan con igual fiereza.
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Por Matías Fabrizio
El sentido de este artículo no es puntualizar en el error de Fernando Echenique, sino sumar al debate de si es útil o no la aplicación de la tecnología. Dicho esto, hay que agregar algo: no puede darse sólo la discusión de "voto a favor" o "voto en contra". Hay que discutir el cómo y el cuándo. Parece estar públicamente aceptado que, en caso de llevarse adelante, sería exclusivamente en casos de "gol fantasma", es decir, para definir si la pelota entró o no. Así que nos queda el "cómo".
La mayoría de los deportes (básquet, rugby, tenis, hockey, etc) han modificado a lo largo de la historia su reglamento en varias cuestiones, y no sólo en el uso de una ayuda virtual. El fútbol, en cambio, parece reticente a cambiar, ya que habría que hacer memoria, y yo aún así no lo logro, para recordar la última modificación reglamentaria, exceptuando la imposibilidad de los arqueros de tomar el balón con la mano tras un pase con el pie de un compañero.
En la NBA los árbitros tienen la posibilidad de ver una serie de repeticiones en unas cámaras ubicadas en la mesa de control cuando tienen una duda. Puede ser para resolver qué jugador tocó último una pelota que salió de la cancha, para ver si un jugador lanzó antes o después de la chicharra o para ver si un tiro vale dos puntos o tres, según dónde haya estado pisando el tirador al momento de saltar, por nombrar las tres situaciones más comunes.
En el tenis está, desde el 2010, el famoso Ojo de Halcón. Sirve para determinar si una pelota picó adentro o afuera, simple. Con la particularidad de que cada jugador tiene una determinada cantidad de "desafíos" (o sea, de pedir Ojo de Halcón) por set.
El caso quizás más emblemático, o más utilizado para comparar, es el del TMO (sigla en inglés de Oficial de Televisión, o similar) en el rugby. Una suerte de 4to árbitro, encerrado en una cabina de transmisión con una tele. Cuando el referí principal tiene una duda que no puede solucionar con los jueces de línea (o "de touch", para decirlo elegantemente), recurre al TMO con la consulta del caso: "¿hay alguna razón por la cual no pueda convalidar el try?", pregunta. Ahí el 4to árbitro mira las repeticiones que considera necesario para ver si al jugador se le cayó la pelota antes de apoyar, si hubo un pase ilegal, o algo. "¿Hubo golpe del nro 4 de los rojos al 7 de los verdes al costado de la jugada?", pregunta si no lo vio con claridad. El TMO le dice que sí o que no, y si es sí, incluso, el referí pide recomendación sobre si debe cobrar penal y sacarle tarjeta roja o amarilla al infractor.
Todos los ejemplos son válidos para tratar el tema del fútbol, pero tienen una cuestión que el fútbol no. En todos, el reglamento explica cómo seguir. Si Ginóbili metió un triple pisando la línea del semicírculo, entonces en realidad fue un doble. Si Del Potro tiene dudas sobre un tiro que picó al filo del fondo de la cancha, y las imágenes virtuales muestran que tocó la línea, cuenta como válida y el punto es para su rival. Si Contepomi se tira a apoyar un try y, repetición mediante, el TMO informa que la pelota se le cayó al momento de la zambullida, el referí cobrará scrum para el rival. Si en el fútbol un juez para el partido para ver una repe, y la decisión es que no fue gol, ¿cómo se procede? ¿con un pique? ¿en dónde? ¿en la línea del arco?
Por eso, hay que desechar el detalle de los ejemplos, y solamente quedarse con que la aplicación de la tecnología resulta positiva en varios casos. Pero todavía faltar charlar el "cómo", entonces. Para este Mundial se usará el Goal Control. Ya se quiso usar en el Mundial de Clubes 2012 y la Copa Confederaciones 2013, pero no fue necesario. Para la FIFA fue un detonante el gol que no le cobraron a Inglaterra en octavos de Sudáfrica 2010, en el partido que luego perdió contra Alemania.  Este sistema consta de 14 cámaras de alta velocidad (a razón de siete por portería) capacitadas para tomar imágenes 3D. A partir de ellas, los árbitros reciben una señal en su reloj que informa si el balón traspasó o no la línea de meta. Esto es distinto, es inmediato; el colegiado, como dicen en España, chequea su reloj mientras el juego sigue un segundo, y enseguida sanciona el gol o bien mete el gesto clásico de "siga, siga".
Los detractores de la cuestión se amparan generalmente en una cuestión de folklore, del cual el error humano, el del 9, del DT, del árbitro, es parte. Seguro que lo es, pero como la FIFA recomienda "no cobrar lo que no se ve" (por más que suene a obvio, se refiere a no sancionar un offside si hay dudas, por ejemplo), entonces cada vez que un árbitro no pueda ver con certeza si la pelota entró o no, no deberá cobrarlo. Ya no es "error humano", es la imposibilidad de verlo, por estar tapado, simplemente.
Ahora, ¿qué pasa si el 2 se tira a despejar la pelota sobre la línea y el 6, vivo, atento, bilardista, se tira al lado para tapar la jugada y, por consiguiente, evitar la sanción del gol? ¿Difícil que suceda? Seguramente, pero ¿si pasa? El reglamento debe ser concreto y dar respuestas exactas a todo tipo de situaciones, lo único librado a la interpretación es la decisión del árbitro para elegir qué regla debe aplicar, pero no la regla en sí. Un liviano “está tapado” no puede ser suficiente para invalidar un gol, que es el alma de este juego.
Las injusticias que el folklore futbolero avala son las que se dan cuando gana el equipo más amarrete, cuando no sale campeón el que mejor jugó. Ahora, si la pelota entró, y el árbitro no pudo verlo porque se le interpuso una paloma, es una situación que no merece ser parte de este rubro de "injusticias justas".

APU

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