domingo, 20 de abril de 2014

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La nueva herramienta comunicacional es una de las favoritas de la presidenta. El dispositivo se puso en marcha el 20 de noviembre, y nació como una bienvenida a Cristina luego de su recuperación. Los militantes ya proponen hasta los temas de la charla.

POLÍTICA • Domingo 20 de Abril de 2014 | 06:55
Por Ana Clara Pérez Cotten

El detrás de escena del diálogo público de CFK con los jóvenes

La nueva herramienta comunicacional es una de las favoritas de la presidenta. El dispositivo se puso en marcha el 20 de noviembre, y nació como una bienvenida a Cristina luego de su recuperación. Los militantes ya proponen hasta los temas de la charla.

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Como una rutina, la escena se repite al finalizar cada acto en la Casa Rosada.En el marco de un diálogo informal, la presidenta Cristina Fernández se asoma por los distintos balcones de la Casa Rosada, los llama "compañeros" o "mis queridos jóvenes" y les dedica un discurso mucho más coloquial que los que suele dar desde el atril. Cuando termina el mensaje –que puede orbitar en torno a su militancia juvenil en los '70, a cuestiones coyunturales como el programa Precios Cuidados o tratar temas de fondo como qué es el kirchnerismo– se despide con un "los quiero mucho" o "los llevo en el corazón". 
 
La nueva herramienta de comunicación del gobierno nació como una bienvenida. El 20 de noviembre, cuando la presidenta volvió a la Casa Rosada después de más de un mes de reposo tras la operación a la que se sometió por el derrame subdural, Unidos y Organizados convocó a los militantes a llenar la Casa Rosada para que el regreso fuera cálido y con impronta política. Esa tarde, les tomó juramento a los nuevos integrantes del Gabinete y se asomó por primera vez a los balcones internos de la Casa Rosada. Fue el comienzo del último tramo de su segundo mandato. 
 
Desde entonces, la mandataria usa el nuevo escenario para dialogar con los militantes y dar mensajes más informales. "A medida que voy hablando me voy acordando de cosas", confesó sobre su técnica ante los jóvenes el 2 de abril, ni bien terminó el acto oficial por el aniversario de la Guerra de Malvinas, en una ratificación de que esos mensajes –que a veces están cargados de definiciones políticas– son, al menos en gran parte, espontáneos.
 
"Creo que la presidenta está intentando salir gradual y relativamente de un estilo caracterizado por discursos más duros y confrontativos hacia otro estilo que implica un cierto giro en torno al tono y probando puestas en escena que caractericen algo de interacción ciudadana, y así desacralizar la imagen rígida que suelen los transmitir los líderes", analiza Mario Riorda, consultor en estrategia y comunicación política de gobiernos y partidos.
 
La repetición del ejercicio de la presidenta hizo que los militantes comprendieran que además de sacarle fotos, podían interpelarla.
Sin embargo, insiste en la necesidad de entender a la comunicación como un sistema y no como una colección de hechos puntuales: "Montar un dispositivo comunicacional implica ordenar muchos otros elementos o acciones y ser convergente. No veo eso en este caso y eso encarna el principal riesgo." También advierte sobre el peligro de abusar de la herramienta sin considerar los tonos del contexto que "en términos de aceptación, no son equiparables a dos años atrás". Según Riorda, la nueva estrategia puede plantear otro problema: que no se vea como espontánea o que se realice por cadena nacional –algo que hasta ahora no ocurrió– sin hechos significativos que lo ameriten.
 
Cuando termina el mensaje oficial desde el Salón de las Mujeres del Bicentenario, la presidenta camina pocos pasos hasta el balcón que da a la Galería de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario o al de las Palmeras, el espacio central de la Casa de Gobierno. La siguen las cámaras y, a escasos metros, los referentes de La Cámpora: Andrés "Cuervo" Larroque, Axel Kicillof, Julián Álvarez, Eduardo "Wado" De Pedro y Juan Cabandié. Mientras escuchan el mensaje acodados en las barandas del balcón, festejan las consignas de los militantes. En las últimas intervenciones, se sumó un nuevo invitado a ese "palco" más militante: el cura Juan Carlos Molina, responsable de la Sedronar y del programa Recuperar Inclusión.
 
La instancia es necesariamente más informal y los ministros del Gabinete, que minutos antes participaron del acto oficial, pasan en ese momento a un segundo plano. Atento a las definiciones políticas de la mandataria, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini, el 2 de abril se refugió junto a un mozo en uno de los balcones laterales y, camuflado por la escena como un militante más, escuchó a el relato íntimo de la jefa de Estado sobre su experiencia en la Plaza de Mayo el primer 17 de octubre sin Perón, en 1974, y su mirada sobre lo que hoy encarna el kirchnerismo: "Esto excede al peronismo, involucra también a otras fuerzas políticas, a otras identidades históricas. Lo definiría como el gran movimiento nacional, popular y democrático."
 
La organización es compartida: La Cámpora y demás organizaciones kirchneristas convocan, aleatoriamente, a los militantes de distintas Unidades Básicas mientras que la Secretaría de Comunicación Pública y el el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli,organizan el dispositivo de pantallas, micrófonos y parlantes que propagan el mensaje en todo el edificio. 
 
"¡Cuiden el Patio de Las Palmeras que lo estamos reconstruyendo!", retó la semana pasada a un grupo que saltaba alborotado alrededor de la fuente central. La imagen de los patios internos repletos de jóvenes con banderas se retroalimenta con la del saludo de la mandataria desde los balcones en una postal que algunos interpretan como una reminiscencia de las escenas históricas del Peronismo. "Creo que tiene componentes de la lógica histórica de la comunicación peronista y otros propios del estilo de la presidenta. Combinados, dan un estilo sui generis", analiza Riorda. 
 
La repetición del ejercicio de la presidenta hizo que los militantes comprendieran que además de sacarle fotos, podían interpelarla. Dejaron de gritarle "te amo" y "fuerza" y comenzaron a enunciar tópicos para que opine: "¡Precios Cuidados!", "¡Hay que aumentar la AUH!". Ella les encomienda tareas. Les pidió que usen los códigos comunes que tienen con los jóvenes adictos para ayudarlos a encarar un tratamiento y, consciente del público que la escuchaba, habló sin rodeos sobre el tema: "Los que tienen plata consumen de la buena." Una semana después, les recomendó estudiar política internacional para entender el nuevo entramado global. En clave política, también los corrige: "Esas consignas que tanto me cantan, con tanto amor y pasión… A liberación le agregaría construcción. Más construcción y organización, chicos."

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