miércoles, 16 de abril de 2014

LAS TROPAS DE KIEV USARON HELICOPTEROS DE COMBATE PARA RECUPERAR UN AEROPUERTO Ucrania atacó a los activistas del este

Por Kim Sengupta *
Desde Slovyansk
Una confrontación prolongada y cada vez más violenta en el este de Ucrania se convirtió en un conflicto armado ayer cuando las tropas ucranianas utilizaron helicópteros de combate para apoderarse de nuevo de un aeropuerto que había sido tomado por milicianos prorrusos. El ataque en Kramatorsk se produjo cuando fuerzas de tierra con blindados se reunieron alrededor Slovyansk, que se había convertido en un bastión simbólico para los separatistas bien armados.
En Kramatorsk, dos de los aviones dispararon con ametralladoras antes de que otros dos aterrizaran con tropas. Se cree que cuatro personas han resultado heridas, pero las afirmaciones de que hubo personas muertas, algunas de los cuales eran civiles, no pudieron ser verificadas. Después hubo un enfrentamiento, cuando los manifestantes desplegaron una bandera que decía: “¡Qué vergüenza! Vuelvan a casa” y gritaban mientras los soldados disparaban al aire. A diez kilómetros los residentes de Slovyansk marcharon hacia su propia pequeña pista de aterrizaje. Lo hacían, dijeron, para protegerlo de que “fascistas y nazis” fueran trasladados desde el oeste del país.
El estallido de los combates planteó la profunda inquietud de que Ucrania, que ya perdió Crimea en manos del Kremlin, podría estar entrando en una guerra civil que puede dar lugar a la intervención de Vladimir Putin, quien repetidamente declaró que estaba dispuesto a actuar para proteger a los rusos étnicos cruzando la frontera.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, advirtió que “Ucrania está al borde de la guerra civil”, agregando que esperaba que el gobierno de Kiev tuviera “el cerebro suficiente” para evitar una escalada catastrófica. Culpó al gobierno en Kiev de crear una situación en la que a la gente no le quedaba otra opción que levantarse por sus derechos.
Instalaciones clave en diez ciudades y pueblos se han escapado del control de Kiev y están en poder de los manifestantes que reclaman un referéndum sobre el futuro del país. Repetidos ultimátum para que los hombres armados que se rindieran fueron ignorados, dañando gravemente la credibilidad del gobierno, que había llegado al poder tras el derrocamiento de Viktor Yanukovich.
Al caer la tarde la oficina del presidente interino de Ucrania, Olexander Turchinov, anunció que el aeródromo había sido capturado en una “operación antiterrorista”. También hubo afirmaciones de que un número de edificios públicos de la región se habían retomado; pero no hubo ninguna verificación inmediata en el terreno. La operación en Kramatorsk parecía destinada a proporcionar un lugar de aterrizaje para el posicionamiento de los militares que se acercaran a Slovyansk.
Las fuerzas aerotransportadas, junto con las unidades policiales del Ministerio de Interior, se encontraban en Kamianka, cerca de Izyum, con vehículos blindados, artillería ligera y helicópteros de transporte. Más atrás, un bulldozer blindado para despejar las barricadas había sido estacionado cerca de un hotel. El general Vasili Krutov, comandante del servicio de seguridad de Ucrania, SBU, no tenía dudas acerca de la necesidad de acción o de la identidad del enemigo que tendrá que enfrentar.
“Tenemos que destruir a este invasor extranjero. Tenemos agentes de inteligencia, militares rusos, con una larga experiencia en todo tipo de conflictos. Esto es sobre la independencia de un estado soberano, tenemos una potencia extranjera que está tratando de separar una parte de nuestro país; tenemos un vecino que no quiere que Ucrania sea estable”, dijo.
El general también pidió severas medidas punitivas contra los manifestantes. Preguntado sobre si se les debe dar otro ultimátum para que se desarmen y se vayan, sostuvo que sería “demasiado humanitario”. Y agregó: “Por desgracia nos enfrentamos a una situación difícil, porque aquellos que la planearon se esconden detrás de escudos humanos. Haremos todo lo posible para evitar víctimas civiles, pero por desgracia las bajas suceden en las guerras”.
Preguntado sobre las críticas a la administración de Kiev debido a la lentitud de su respuesta, el general Krutov dijo que “agentes encubiertos de inteligencia de la Federación de Rusia” han estado activos. “Son verdaderos profesionales y esto es lo que lo hace tan difícil.”
El comandante Aleksandr Radievsky, titular de la unidad policial del Ministerio de Interior, esperaba que el derramamiento de sangre se pudiera evitar. “Queremos ver una salida negociada a esto, pero no podemos tolerar a aquellos que llevan a cabo abusos, tenemos que cumplir con nuestro deber.”
Otro alto oficial, quien acababa de regresar de una misión de paz en la República Democrática del Congo, negó con la cabeza: “Vuelvo a esto. Pero uno no debiera sorprenderse, creo que esto fue planeado por algunas personas hace mucho tiempo, tal vez hace quince, veinte años”.
En Slovyansk, un día de sol relativamente tranquilo se convirtió en una jornada de frenéticas preparaciones defensivas con más barricadas de bloques de hormigón, llantas, árboles y hogueras. Llegaron coches con grupos de hombres que portaban fusiles Kalashnikov y cajas de municiones. Leonid dijo mientras se dirigía a una estación de policía ocupada por los manifestantes: “No estamos aquí sólo para luchar por no-sotros, sino por la gente de esta ciudad. Si capturan este lugar, los soldados serán seguidos por el Sector de Derecho (un grupo nacionalista de línea dura) y vamos a ver la venganza que se toman. Estas personas flamean la esvástica, de manera que sólo se pueden temer lo que pueden hacer”.
Aleksandr, un ex soldado que recientemente se unió a las protestas contra Kiev, dijo: “Todo el tiempo estuvimos pidiendo una cosa, un referéndum. La junta militar que se hizo cargo de Kiev respondió enviando helicópteros, vehículos blindados, quieren que comience la violencia. Instamos a los soldados a que no disparen contra sus hermanos y que no cumplan órdenes ilegales”. Mientras hablaba, montones de bombas molotov eran colocadas en las calles. Valentina, una abuela de 63 años, estaba poniendo barras de pan sobre una mesa. “¿Creen que estaría haciendo esto a mi edad, si no creyera que estamos haciendo lo correcto? La gente en Kiev quiere matar a sus propios ciudadanos. Esta vez necesitamos a Rusia para que nos proteja.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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