lunes, 21 de abril de 2014

La Victoria Alada

No fue un gorrión que apenas intuye
un suspiro vuela inalcanzable.
Tampoco un cóndor que vigiló
desde sus alturas cruces del Ande.
Ni cintura cósmica del sur,
ni río color de león
ni argento descubierto.

La Victoria Alada la veo
platinada en cienes, cabelleras
de musas, avenida de tilos, esquinas
del suburbio, aún recordando,
militando, generosas las almas
que reencarnaron en nuevas
diapasones.

La Victoria Alada fue un aire de mar,
que duró una rompiente,
que creímos pronta a disfrutar,
ya casi digerida, bebible,
casi un camino recorrido
por padres.

Comunidad de destino, testimonio
subjetivo, cuando todos
hemos volado, Ella volvió
a posar en ese balcón.
GB


No hay comentarios:

Publicar un comentario