jueves, 17 de abril de 2014

La historia negra de reporteros sin fronteras

Robert Ménard, el fundador de la cuestionada ONG Reporteros sin Fronteras (RSF) se ha quitado la máscara de defensor del periodismo y se ha convertido en alcalde de la ciudad francesa de Béziers con el respaldo absoluto del Frente Nacional (FN), el partido de la extrema derecha gala.

Por Walter Goobar

A pesar de ser utilizada como referencia en muchas partes del mundo para definir qué tan "libre" es el periodismo en cada país, la historia de RSF y el derrotero de su fundador han terminado por liquidar la escasa credibilidad de la que gozaba.

En 1985 Robert Ménard fundó RSF. El objetivo inicial de la organización era promover formas de periodismo alternativo y marcar "los desvíos de la prensa en los países ricos como las dificultades para la libertad de prensa en los demás países", tal como definió Jean-Claude Guillebaud, primer presidente de la asociación.
Guillebaud abandonó rápidamente RSF denunciando el autoritarismo de Ménard y su alejamiento de los objetivos iniciales. En la década de 1990 la organización comenzó a mostrar los verdaderos intereses que representaba. En una entrevista con el colombiano Hernando Calvo Ospina ("El Movimiento Cubano Exilio", publicada por Ocean Press en 2000), Ménard dijo que RSF estuvo apoyando a los disidentes en Cuba desde septiembre de 1995.

En 1998 el propio secretario general de RSF viajó a La Habana a reclutar periodistas que escribieran sobre lo que pasaba en la isla. Tuvo tanta mala suerte que su primer contacto fue Néstor Baguer, uno de los agentes del servicio secreto cubano que durante años estuvo infiltrado en la disidencia de aquel país. Cuando se hizo pública su identidad, Baguer relató que Ménard le ofreció pagarle por artículos publicados contra el gobierno cubano y que durante años le envió dinero y suministros para sus actividades.

Durante el golpe de abril de 2002 en Venezuela, RSF no denunció la violación de la Constitución ni la manipulación informativa de los grandes medios de comunicación. Por el contrario, el 12 de abril (un día después del secuestro del presidente), difundió la versión de los golpistas: "Recluido en el palacio presidencial, Hugo Chávez firmó su renuncia durante la noche bajo la presión del ejército (…) Inmediatamente después, Pedro Carmona, el presidente de Fedecámaras, anunció que dirigiría un nuevo gobierno de transición. Afirmó que su nombre era el objeto de un consenso de la sociedad civil venezolana y de la comandancia de las fuerzas armadas."

RSF es hoy una de las principales referencias que toman los medios de prensa occidentales para definir si en un país existe o no "libertad de expresión" en base a un ránking anual que elabora. Siempre aparecen en los peores puestos las naciones enfrentadas con Estados Unidos en la disputa geopolítica mundial.

Según el periodista Jean-Guy Allard, "aunque RSF es la fachada de la Nacional Endowment for Democracy (NED) norteamericana, de la CIA y de varios gigantes franceses de las comunicaciones, sigue citada como referencia en materia de libertad de expresión por varios órganos de prensa internacionales que se niegan a reconocer la complicidad criminal de RSF con Washington en sus operaciones de desinformación."

Los vínculos de Ménard con órganos de Inteligencia estadounidenses alcanzaron niveles sorprendentes. Mientras desencadenaba campañas de prensa contra Cuba, se permitía viajar a Miami a celebrar ruidosamente sus ataques a la isla con los elementos de la mafia cubanoamericana más identificados con la CIA. "Las campañas de información que realizamos para los turistas que van a Cuba son concebidas por nuestra agencia, Saatchi & Saatchi", se jactaba Ménard sin precisar que esa firma es subsidiaria de Publicis, la primera agencia publicitaria de Francia, la tercera en el mundo, que realiza millonarias campañas para la US Army, Bacardí y hasta el Mossad israelí.

El sitio web estadounidenses Counterpunch publicó en agosto de 2007 un artículo de los investigadores Diana Barahona y Jeb Sprague, donde se mostraba la alianza entre RSF y el Departamento de Estado a través de contratos con la NED y el Internacional Republican Institute (IRI), dos de los intermediarios usados desde la administración de Ronald Reagan para desviar fondos públicos hacia organizaciones extranjeras.

Durante 23 años, Ménard asoció a RSF a esa gran mafia de los jerarcas de la prensa continental llamada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), una vieja criatura de la CIA cuya sede en Miami lleva el nombre de su "refundador" el agente Jules Dubois, miembro ilustre de la Inteligencia estadounidense.

En las horas del fracasado golpe contra Chávez, la representante de RSF, María José Pérez Schael, hizo la apología de los golpistas en la prensa local y en el 2004, RSF hizo campaña contra la "Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión de la República Bolivariana de Venezuela", en clara defensa de los intereses de los grandes medios comerciales, en particular los del magnate Gustavo Cisneros.

En 2003, cuando se produjo el asesinato de los periodistas Tars Protsyuk de Reuters y José Couso de la televisión española, Ménard llegó a afirmar que fue por casualidad que un tanque estadounidense abrió fuego contra el hotel de Bagdad donde se encontraban. Durante la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información realizada en 2003 bajo la guía de Naciones Unidas, la organización de Ménard fue declarada no grata al considerar que la estructura no defendía los principios de la Carta Constitucional de la ONU.

En los años siguientes la organización reconoció recibir fondos de la NED, organismo creado por el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989) con el fin de promover la agenda de la Casa Blanca en el mundo. Para el año 2006 el presupuesto de la RSF era de más de tres millones de euros, tenía corresponsales en unos 100 países y la complicidad de la gran prensa para un combate que coincide con el de Estados Unidos, aunque olvida interesarse por algunos asesinatos de periodistas.

A finales de 2007 el escritor y periodista francés Maxime Vivas publicó un libro revelador sobre la cara oscura de RSF en el que denuncia los tratos dudosos, los financiamientos vergonzosos, las hosquedades selectivas (...), las mentiras reiteradas, todo al servicio de una causa sin vínculo alguno con los objetivos que proclama. Ese libro expone de manera rigurosa el doble juego de Menard y revela el auténtico rostro de la organización parisina al servicio de los poderosos del mundo..

En un artículo firmado en 2009 por el profesor, escritor y periodista francés Salim Lamrani, el académico afirma que RSF recibe grandes sumas de dinero del sector más recalcitrante de la mafia cubanoamericana asentada en La Florida. Las campañas de RSF contra Cuba son financiadas por la organización de extrema derecha Center for a Free Cuba, cuyo director Frank Calzón es el antiguo dirigente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), responsable de numerosos atentados contra Cuba.

En 2008, el padre de la criatura se alejó. En marzo de ese año la UNESCO le retiró a RSF el coauspicio del Día por la Libertad de Internet "por descalificar a un número determinado de países" y el Consejo Ejecutivo del organismo internacional validó que se le retire el estatuto de organización asociada. En el curso de los debates de la UNESCO, varios países denunciaron los controvertidos métodos de trabajo empleados por la ONG "que no son compatibles con los valores de la UNESCO en el campo del periodismo" por lo que decidió excluirla de la categoría de asociación. Unos meses después Ménard dejó su cargo para aceptar un contrato millonario del Emirato de Qatar (país dirigido por una monarquía petrolera) donde supuestamente establecería un organismo a favor de los derechos de la prensa.

Fracasado ese proyecto, Ménard regresó a su país. En 2013 anunció su candidatura para alcalde de Béziers por el partido de derecha, De pie la república, e inmediatamente sumó el apoyo del FN, organización de ultra derecha creada por Jean Marie Le Pen.

El que predicaba el odio a Cuba y Venezuela con subsidios del Departamento de Estado, reapareció en París en junio de 2009, reencarnado en defensor de los derechos de la extrema derecha. En abril de 2011 publicó "Viva Le Pen", un alegato a favor del ultraderechista, caracterizado por su discurso antiinmigrante y sus salidas antisemitas y padre de la actual jefa del partido, Marine Le Pen.

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