domingo, 13 de abril de 2014

La campaña de la derecha no intimida a los venezolanos

La firmeza del presidente Maduro y su disposición para el diálogo dejan sin argumentos a una derecha violenta que busca debilitar y desplazar el gobierno.
En la última década, soplaron vientos de cambio en el continente que permitieron nuevos procesos de integración en la región, con la constitución de la Celac y de Unasur. Hugo Chávez Frías fue uno de los grandes impulsores del entierro del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y artífice de estas iniciativas. Venezuela ha sido clave en el escenario latinoamericano: ha logrado la construcción de espacios soberanos sin ser el patio trasero de Estados Unidos. En este sentido, la ofensiva norteamericana tiene hoy como blanco principal al gobierno de Nicolás Maduro, en la búsqueda de ampliar una política de avance sobre toda América. Allí, la derecha más radical, encarnada por sectores de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), busca generar focos de violencia y desestabilizar el orden democrático. Para ellos se vale de los medios hegemónicos de comunicación y el accionar de grupos fascistas.
El Imperio Contraataca. En noviembre de 2005 y tras años de resistencia popular, los gobiernos de la región echaron por tierra el proyecto norteamericano para América Latina y el Caribe, que buscaba, con el ALCA, ampliar los Tratados de Libre Comercio de Estados Unidos con el resto de los países, profundizando el sistema neoliberal en el continente.
Desde entonces, la creación de la Celac, la Unasur y el ALBA pusieron en primer plano la concepción de país soberano. El rol de Chávez y de Venezuela en general ha sido fundamental y los intentos norteamericanos por recuperar espacio no se hicieron esperar. En 2009, poco después de que el entonces presidente Mel Zelaya ratificara su incorporación al ALBA, se da un golpe de Estado en Honduras, al que le seguirían intentos de desestabilización en Ecuador, Bolivia y el “golpe blando” a Fernando Lugo en 2012 en Paraguay.
La ofensiva norteamericana para la región se acrecentó en el último tiempo. Iniciativas como la Alianza del Pacifico (conformada por Colombia, Perú, México y Chile), los avances por el control de los recursos naturales y energéticos, el control de las informaciones que tomó estado público con las denuncias de espionaje de Assange Snowden, son parte de este nuevo mapa.
La diputada Blanca Ekhout, vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela consideró que la escalada internacional contra su país está vinculada a un intento de debilitar el poder y la autonomía que ha logrado la región. “Están tratando de desbaratar la República, echar por tierra la Constitución y desmoralizar los movimientos populares del mundo. Una avanzada a nuestro país hoy tiene como objetivo la avanzada en toda la región para destruir los avances de soberanía del continente”, afirmó.
Sin Chávez la revolución siguió marchando. La oposición venezolana intentó desestabilizar al gobierno del comandante Chávez durante los últimos 15 años de múltiples maneras, desde el golpe de Estado en 2002, hasta el paro petrolero, pasando por la guerra económica y la feroz campaña mediática en contra del presidente cuando se encontraba realizándose estudios médicos en Cuba. Tras el fallecimiento de Chávez el 5 de marzo de 2013, gran parte de la derecha consideró que tendría posibilidades de mejorar su correlación de fuerzas en el mapa político y hasta hacerse del poder en los comicios.
Sus cálculos no fueron acertados. A pesar del boicot energético, la guerra económica y el acaparamiento de alimentos, el 14 de abril de 2013 se realizaron las elecciones presidenciales y Nicolás Maduro obtuvo la victoria. Ante los resultados, los sectores de derecha llamaron a desencadenar “la arrechera”. En menos de 48 horas se habían quemado locales del Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV), centros médicos y se agredieron espacios de la Misión Venezuela.
Luego, la oposición comenzó a plantear las elecciones regionales de diciembre como un plebiscito de la gestión de gobierno. Volvió a ganar el oficialismo. Venezuela ha pasado por 19 procesos electorales, de los cuales el chavismo ha ganado 18 de ellos. Dos meses después de los comicios, y con la convicción de que por la vía electoral no había manera de derrotar al gobierno, la derecha volvió a desencadenar la agenda de violencia.
El reinicio de la violencia fascista. Con el argumento de la inseguridad en primer término, el 12 de febrero pasado comenzó un nuevo intento de desestabilización política protagonizada por los sectores de la derecha fascista que tienen como eje central las guarimbas, como se denomina a las barricadas y ha tenido una repercusión inédita a partir de la campaña mediática. La derecha radical inició un plan violento que lleva más de 40 días y al menos 39 muertes, según cifras oficiales. El escenario que se abre es considerado por los chavistas como parte de un golpe blando contra el gobierno.
El 12 de febrero se convoca ante la Fiscalía General de la República a una manifestación que culmina con el intento de quemar el edificio, incendio de vehículos y tiroteo que causa dos muertos. Grupos terroristas hacen cortes de calle, destruyen unidades de transporte colectivo, sabotean centrales eléctricas y saquean universidades.
Desde entonces, comienzan a desarrollarse las “guarimbas” y se hacen cortes en las calles, generalmente durante la noche, circunscriptos a los barrios de clase media alta. “El pueblo no está en guarimbas. Lo que se vive es una expresión de lucha, en donde los ricos toman las calles de forma violenta agrediendo las instituciones que están al servicio del pueblo, universidades, centros médicos y el transporte”, afirmó Nelson Guerrero, integrante de la Corriente Bolívar y Zamora.
Desde febrero hasta ahora se han propiciado las barricadas con el objetivo de generar el descontento y la movilización en la población venezolana. Uno de los datos centrales es que, producto del acaparamiento de alimentos hay desabastecimiento de algunos productos y se buscó multiplicar una oleada de saqueos. Al no tener éxito, los ataques violentos se centraron en la quema de camiones y centros de distribución de alimentos.
“El pueblo venezolano está trabajando, yendo a la escuela, a la universidad. Salvo sectores de derecha muy pequeños, que junto al paramilitarismo y la delincuencia perpetran la violencia, el resto de los venezolanos y venezolanas está apostando a la paz”, afirmo la diputada Ekhout.
El nivel de violencia incluso ha incluso generado divisiones dentro de la oposición, ya que algunos sectores cuestionan el nivel de virulencia que han tenido los ataques, mientras que otros no aceptan ningún tipo de diálogo con el gobierno. El sector radical conducido por Leopoldo López y María Corina Machado, integrantes de la MUD –con vínculos estrechos con Estados Unidos–, ha liderado la acción de la violencia fascista. Sin embargo, no ha tenido el acompañamiento de otros dirigentes de la derecha. Henrique Capriles ha intentado jugar otro papel, aún sin condenar lo que sucede.
En la última semana, el canciller Elías Jaua se refirió a la violencia producida en el Estado de Miranda donde gobierna Capriles: “Fue atacado un centro de diagnóstico integral donde están los médicos cubanos, bombardearon la sede de nuestro partido y se quemó el Ministerio de Vivienda. Exigimos que el gobernador se pronuncie. Es hora de que diga si condena o no la violencia”.
Desde distintos sectores se analiza que puede haber una nueva fase de protestas, que busque profundizar los actos terroristas y de violencia selectiva para generar una desestabilización del orden democrático. En tanto, los movimientos populares venezolanos han mantenido una actitud de calma y de acompañamiento al proceso de paz planteado por el gobierno de Nicolás Maduro. A pesar de las acciones terroristas, los asesinatos a referentes populares y las amenazas de magnicidio, las organizaciones chavistas han respondido pacíficamente a las provocaciones.
La comunicación al servicio de la derecha. Decir que el rol de los medios hegemónicos ha sido clave en la manipulación y tergiversación de lo que sucede es poco. La construcción de una Venezuela violenta, al borde una guerra civil, en donde hay jóvenes indefensos que protestan y un gobierno autoritario que responde con el uso desmedido de la fuerza, es una tarea que están llevando adelante de forma articulada los 82 periódicos latinoamericanos que son parte de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Otro ejemplo que da cuenta de la campaña contra Venezuela fue el editorial publicado hace unas semanas por el Grupo de Diarios América (GDA), condenando la decisión de la OEA de impedir la intervención de María Corina Machado, porque “inflige una profunda herida de graves consecuencias al Sistema Interamericano”.
La batalla comunicacional ha demostrado ser central. Basta recordar el rol de los medios hegemónicos en el golpe de Estado de 2002. Pablo Kunich, de la televisora comunitaria ALBA TV, aseguró que uno de los grandes instrumentos para manipular, omitir y mentir han sido los medios: “En esta coyuntura, los grandes conglomerados comerciales juegan un rol decisivo en promover la violencia. Sus editoriales son verdaderas piezas de propaganda, que incitan al derrocamiento de un gobierno democrático”, afirmó.
Mientras los focos de violencia terrorista no aparecen en los grandes medios, hay fotografías sobre represión policial que recorren el mundo, que se afirma fueron tomadas en Venezuela y está probado que son imágenes de otros países, como Brasil, Chile y España.
La diputada Blanca Ekhout consideró evidente el bombardeo mediático contra Venezuela: “Es una campaña diseñada por la media internacional, sobre todo CNN, que se mudó acá y cambió su programación para poner a nuestro país como un estado en violencia absoluta. Eso es lo que pretendían, provocar una confrontación entre venezolanos, pero la confianza en las instituciones y en la democracia impidió que sucediera. La realidad de Venezuela es la que se vive todos los días para construir paz y democracia”, aseguró.
Por su parte, el canciller Elías Jaua consideró necesario medir los efectos de la embestida mediática, ya que hay un acoso cotidiano al gobierno bolivariano. “La campaña está destinada no solo a destruir al gobierno sino la imagen de un país y un pueblo en paz. Afortunadamente, las instituciones multilaterales lo tienen claro, y quedó firme en la ONU, en la OEA, avanzamos con el apoyo de Unasur para un dialogo democrático. El gobierno ha enfrentado un intento de derrocamiento violento y ha tenido que hacer uso legal de las fuerza. Venezuela quiere paz y en eso estamos trabajando todos los venezolanos”, ratificó.
Hacia adelante… Unidad, batalla, lucha y victoria. La aceptación de la oposición venezolana para sentarse a dialogar con el gobierno bolivariano, a través de la mediación de la Unasur, es un dato auspicioso para llevar adelante un proceso que pueda conducirse por los canales democráticos y no por los ataques terroristas.
Sin embargo, hay que alertar que las acciones perpetradas por un grupo minoritario de la derecha puedan continuar y entrar en una fase de violencia más selectiva. Tienen dinero norteamericano para llevar adelante actos terroristas y han manifestado que buscan tumbar el gobierno constitucional.
En términos económicos, la especulación con la divisa del país y el acaparamiento de alimentos han generado un desafío para el ejecutivo que está impulsando y fortaleciendo la red de mercados en todo el territorio. Además, la tarea gubernamental no sólo consiste en desac­tivar la violencia focalizada y mejorar la situación económica, sino también en impulsar las tareas que ha trazado Hugo Chávez Frías para el avance y proyección del gobierno bolivariano, dispuestas en el “Plan de la Patria”.
En este sentido, la diputada Ekhout planteó la importancia de seguir construyendo el Estado comunal. “Hemos avanzado muchísimo pero hay que consolidarlo para transformar un estado que todavía tiene bases del estado burgués. La nuestra es una revolución democrática que se dio a partir de un proceso electoral. Hoy es necesaria la participación de todo el pueblo para esta transformación y la batalla de ideas es una tarea primordial para avanzar con las comunas”.
Solidaridad
Ni con un millón de campañas sucias podrán derrotar la revolución bolivariana
Más de cincuenta delegados y delegadas de veintiún países de América latina y el Caribe se reunieron el lunes pasado con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el canciller Elías Jaua para expresarle la solidaridad de las organizaciones de todo el continente con el pueblo bolivariano y por la paz.
En el Palacio Miraflores, Maduro realizó una cronología de la situación en Venezuela e hizo hincapié en la disputa en los medios de comunicación, principal herramienta de la derecha para tergiversar y mentir sobre lo que realmente ocurre en el país.
“Gracias por la solidaridad que ustedes nos brindan. Solidaridad para llevar la verdad de nuestro país al resto del mundo. Aquí la burguesía ha arremetido para justificar un golpe o una intervención de fuerzas imperialistas en Venezuela. Ninguna de esas cosas se va a dar, pero la campaña es brutal. Aquí nos defendemos nosotros pero en el exterior es más difícil”, afirmó el primer mandatario.
Los delegados de ALBA Movimientos presentaron una agenda de acciones a desarrollar, que incluye encuentros ecuménicos, un concierto por la paz, la articulación de medios comunitarios y populares y una semana de movilizaciones en todo el continente para dar a conocer lo que verdaderamente pasa en el país caribeño.
“El mejor homenaje que le podemos hacer a Chávez es retomar los acuerdos que se han ido construyendo estos años –recordó–. El comandante era un militante de los movimientos populares, no había momento de su vida que no estuviera buscando los movimientos sociales, creando las comunas en Venezuela, creando los movimientos eco socialistas, una gran tarea que tenemos de desarrollar es el eco socialismo como doctrina del socialismo del siglo XXI”, aseveró.
Los delegados también presentaron los debates y acuerdos alcanzados en los cuatro días de reunión de Alba Movimientos en donde definieron la articulación de esfuerzos de comunicación, formación y autogestión, así como una amplia agenda de solidaridad que pone un énfasis especial en el acompañamiento al pueblo y gobierno bolivariano, pero también en el reclamo por la libertad de los cinco presos de Curuguaty, en Paraguay, la finalización de la Minbustah en Haití, el proceso de paz en Colombia y la liberación de los cinco presos cubanos.
Joao Pedro Stedile, miembro del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra y vocero de ALBA Movimientos ratificó la voluntad de las organizaciones de avanzar en un proceso de integración popular que continuara el legado del comandante Chávez y buscara la auténtica emancipación del continente. Por su parte, el presidente Maduro sentenció: “Nuestra tarea es la integración popular, hacia allí tienen que ir nuestros esfuerzos, hacia la conquista del poder popular democratizador y construido en libertad. Sólo el poder popular puede ganarle a la oligarquía”.
La Articulación continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA nace tras la campaña contra el ALCA. En 2008 comenzó un proceso de debate que permitió el lanzamiento de la carta de los Movimientos Sociales de las Américas al año siguiente, en el Foro Social de Belem, en Brasil, en donde se adhiere a los principios centrales de la ALBA, de solidaridad, cooperación y complementariedad y se avanza en una propuesta de integración continental antiimperialista, anticapitalista y anti patriarcal.
En ese proceso, las organizaciones que conforman ALBA Movimientos comenzaron a discutir la necesidad de rearticular fuerzas en pos de un proyecto de integración popular, desde abajo y a la izquierda, que busque la emancipación del continente. Hoy forman parte de ese proceso experiencias de toda América, desde Canadá a Tierra del Fuego.

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