viernes, 18 de abril de 2014

Gabo, amigo íntimo de Fidel Castro


Amigo íntimo de Fidel Castro, Gabriel García Márquez era “un hombre con bondad de niño y talento cósmico”, según el líder de la revolución cubana que lo ha evocado como “un hombre de mañana, al que agradecemos haber vivido esa vida para contarla”.

Los dos hombres -el cubano es siete meses mayor- se conocieron en los primeros días de la revolución, en enero de 1959, cuando Gabo llegó a la isla como periodista a cubrir la llegada al poder de los guerrilleros “barbudos” que comandaba Castro.

Siguieron decenios de amistad, con algunos desacuerdos entre dos hombres a quienes les gustaba tacharse mutuamente de “desmesurados” y “exagerados”.

Crítico de las dictaduras y los regímenes autoritarios de derecha de América Latina, García Márquez permaneció siempre fiel a esa amistad con Fidel Castro, incluso a veces a riesgo de ser criticado.

“Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares”, relató Castro en 2008 cuando recibió a Gabo y su esposa Mercedes, dos años después de la crisis de salud que lo llevó a dejar el poder en 2006.

García Márquez, quien fijaría largo tiempo su domicilio en La Habana, participó en 1959 en la formación de la agencia cubana Prensa Latina y en 1986 en la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, 30 kilómetros al suroeste de La Habana, que ha formado a generaciones de cineastas.

Visitas nocturnas

Gabo, quien recibía en su hogar de La Habana frecuentes visitas nocturnas de Fidel, destacaba a su vez “su devoción por las palabras, su poder de seducción”. “Fatigado de conversar, descansa conversando”, escribió sobre el líder cubano.

Una de esas noches, contó el escritor colombiano en 1988, le preguntó qué era lo que más le gustaría hacer en el mundo. “Pararme en una esquina”, le respondió inmediatamente Fidel.

Su historia común pudo haber comenzado en Colombia en abril de 1948: al día siguiente del asesinato del político liberal Jorge Eliécer Gaitán, Fidel Castro y Gabriel García Márquez, ambos de 21 años, participaron en la revuelta que pasó a la historia con el nombre de “El Bogotazo”. “Ninguno tenía noticias del otro. No nos conocía nadie, ni siquiera nosotros mismos”, recordó Castro en un artículo publicado en 2002 con ocasión del lanzamiento del libro Vivir para contarla del Premio Nobel de Literatura.

Siempre fiel defensor de la revolución cubana, García Márquez sirvió de emisario especial del líder ante el presidente estadounidense Bill Clinton.

En 1994 participó en la solución de la crisis que culminó con un acuerdo migratorio entre La Habana y Washington.

En 1997, Gabo llevó a Bill Clinton -quien le había contado que Cien años de soledad era su novela favorita- un mensaje de Fidel Castro en el que proponía a Estados Unidos cooperación en la lucha contra el terrorismo.

La cooperación cubano-estadunidense fue efímera. Washington reaccionó apresando a los luchadores antiterroristas cubanos en septiembre de 1998 que alertaban desde la Florida los planes y atentados criminales que organizaba los extremistas de Miami.

Los amigos de Gabo

García Márquez fue amigo de escritores como Mario Vargas Llosa, Alvaro Mutis, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Pablo Neruda y también del director español Luis Buñuel.

Pero ninguna amistad lo marcó tanto como la que cultivó durante medio siglo con Fidel Castro. Eran tan cercanos que, dicen, García Márquez mandaba los borradores de sus novelas a Fidel para que los leyera antes de publicarlos.

“Soy amigo de Fidel y no soy enemigo de la revolución. Eso es todo”, dijo en una oportunidad García Márquez, según relata el libro Gabo y Fidel.

Su salud empezó a flaquear en 1999, cuando fue tratado de un cáncer linfático. En 2012 sus familiares explicaron que tenía problemas de memoria y había dejado de escribir.

García Márquez fue hospitalizado a fines marzo debido a una infección pulmonar. Y cuando le dieron de alta la semana pasada, los médicos advirtieron que su salud era delicada.

Casado desde hace cinco décadas y media con Mercedes Barcha, García Márquez tuvo dos hijos. El mayor, Rodrigo, dirigió varias películas de Hollywood como Nine Lives y Albert Nobbs.

En los últimos años regresaba de vez en cuando a Colombia, aunque para refugiarse en su residencia en la ciudad colonial de Cartagena de Indias.

Gabo apareció por última vez en público en la puerta de su casa de Ciudad de México el 6 de marzo, el día de su cumpleaños 87. No dijo ni una palabra, apenas regaló una sonrisa cansada a los periodistas que le cantaron las Mañanitas. En la solapa del traje llevaba una rosa amarilla.

La Jornada, México
Foto: Cubadebate, Cuba




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