miércoles, 9 de abril de 2014

el mal

Qué dios ciego, aburrido y apesadumbrado,
sentado en su desierto lo soñó.
Qué emperador descargó sobre sus súbditos y no
sus iras de napalm.

Marinos sobre un océano mudo, de alquitrán,
con espuma roja, pusieron proa hacia
nuestro mundo feliz y lo trajeron.
Uniformados de almidón, zombis, con
sus apellidos vacunos, trigos dorados
en sus sienes, jinetes sin cabezas,
atropellaron nuestra juventud.
Y lo trajeron.

Iinquisidores de las lágrimas de la virgen
en botellitas de plástico.
De los trocitos del madero que
parieron a Jesús, de la tierrita de Jerusalén
en cajitas, de las estampitas de los
mil santos de nylon y botox.
Lo traen.

Es como tener al diablo
jugando a las escondidas en
el cumpleaños de tu hijo.

GB


No hay comentarios:

Publicar un comentario