domingo, 30 de junio de 2013

La política del diván Por Hernán Dearriba

El cierre de listas que el fin de semana pasado marcó el inicio del proceso electoral disparó la que podría ser una de las campañas más extrañas desde el regreso de la democracia. La conformación de las boletas de las distintas fuerzas amenaza con provocar un aluvión de consultas psiquiátricas de los electores, que tendrán serios problemas a la hora de encontrar un piso mínimo de coherencia entre los aspirantes de la oposición. Por donde se mire en las listas opositoras hay una seria carencia de identidad. Es por eso que los candidatos acuñaron por estas horas la frase sobre la diversidad y el diálogo, como argumento para explicar saltos mortales de una fuerza a otra, verónicas inexplicables desde la derecha al progresismo y volteretas esquizofrénicas de la izquierda al liberalismo. El intendente de Tigre, Sergio Massa, viró de buenas a primeras en la estrella de la elección para muchos sectores que no encontraban un candidato presentable desde la centroderecha. Mauricio Macri, que hasta hace pocas semanas era la esperanza blanca de la derecha, volvió a mostrar su perfil adolescente en la construcción de un espacio político, decidió no presentar listas en la provincia de Buenos Aires y confirmó así el carácter vecinalista del PRO. No tendría que sorprender esa decisión del alcalde viajero que ya bajó en 2011 su candidatura presidencial luego de enterarse que la distancia que lo separaba en intención de voto de Cristina Fernández se medía en leguas. La confirmación de ese fracaso le dio un efímero aire a José Manuel de la Sota, en su enésimo intento por nacionalizar su imagen que no hace pie más allá de los límites territoriales cordobeses. Por eso, luego de la ratificación de que el gobernador Daniel Scioli se mantendría dentro del espacio oficialista, todas las miradas se posaron en el Frente Renovador. El más afectado, al menos a juzgar por la virulencia de las críticas, fue Francisco de Narváez que teme perder a manos del alcalde tigrense, una parte sustantiva de sus votantes. Pero Massa enfrenta un problema fundacional: unificar el discurso político de una lista de candidatos que tiene la heterogeneidad de la legión extranjera. Bajo el mismo techo conviven la periodista Mirta Tundis, que esta semana dio a conocer su pertenencia socialista, pero celebró la incorporación del PRO al Frente Renovador; y el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, que justificó su presencia en la fuerza de Massa argumentando que era el único espacio que le había ofrecido la oportunidad de llegar al Congreso con un mensaje industrial. También aparece el actor Fabián Gianola que enfrentó serias dificultades a la hora de conjugar un discurso político; y las candidaturas testimoniales de un puñado de intendentes de la provincia. Hay en esa nómina un tinte noventista, que puede encontrarse también en el frustrado armado del PRO con Miguel del Sel en Santa Fe o la aventura de Alfredo de Angeli en Entre Ríos. Massa arranca desde un piso de consideración alto, y los primeros sondeos lo dan liderando la intención de voto en el distrito. Pero habrá de recorrer un largo trecho. El intendente de Tigre se propone como una alternativa crítica al kirchnerismo, pero lejos de la oposición cerrada del resto de las fuerzas políticas y por eso esquiva las definiciones sobre los temas centrales, lo que profundiza la crisis de identidad de Frente Renovador. ¿Es una lista del oficialismo, de la oposición? El segundo en la nómina de candidatos, Darío Giustozzi, se había inscripto apenas unas horas antes del cierre de las listas para competir dentro del Frente para la Victoria. Con el plazo vencido mostró sus críticas al gobierno. La lista de Massa no es la única desconcertante. Elisa Carrió disputará las internas en la Ciudad de Buenos Aires dentro de UNEN, la agrupación que reúne a la UCR, la Coalición Cívica, Proyecto Sur y el GEN. Lilita fue uno de los referentes de la oposición en aquellas jornadas de máxima tensión política por la Resolución 125 en 2009. Ahora enfrentará en las primarias dentro de la misma fuerza política a Martín Lousteau, el ex ministro de Economía que diseñó el programa de las retenciones móviles. La campaña de las PASO tal vez sirva como terreno fértil para debatir aquellas viejas diferencias. El líder de Camioneros, Hugo Moyano, se transformó el domingo pasado en candidato testimonial a diputado por la lista de Francisco de Narváez. El "Colorado" pronosticó en varias oportunidades que Moyano terminaría tras las rejas, mientras que el camionero no ahorraba críticas a la figura del diputado. El mismo esquema se replica en la lista que comparten Victoria Donda y Alfonso Prat-Gay. Y para qué reparar en la sucesión ininterrumpida de loops que practica en cada elección Patricia Bullrich, que ahora integrará la boleta del PRO en la Ciudad. Toca a la ciencia definir si hay allí un caso de trastorno de personalidades múltiples. En el fondo, esas mutaciones de los políticos profesionales –que cada vez más se parecen a jugadores de fútbol que cambian de equipo a la búsqueda del mejor contrato– marcan la profunda destrucción del sistema de partidos políticos que dejó la crisis de 2001. Las listas se construyen a partir de una acumulación de figuras, la mayoría de ellas que busca renovar sus bancas, sin sustento de militancia en el territorio y presentadas en los estudios de televisión. El proyecto coincidente pasa por evitar una reforma de la Constitución que podría abrir la puerta a un tercer mandato de Cristina Fernández. No deja de sorprender que la presidenta afirme en público, y en cada oportunidad que tiene, que no pretende modificar el texto constitucional para conseguir cuatro años más en la Rosada, mientras la oposición construya su plataforma electoral sobre la base del rechazo a ese proyecto. La contracara a ese panorama se ve en las listas del Frente para la Victoria. La presidenta diseñó las nóminas de postulantes sobre la base del respaldo irrestricto a su proyecto político y también la coherencia ideológica. Hubo espacio para los intendentes y no se cumplieron los vaticinios que anticipaban listas plagadas de jóvenes camporistas desplazando a los referentes del peronismo. Ayer, la presidenta fue clara en su mensaje en La Paternal cuando afirmó que los integrantes del Frente para la Victoria nunca tuvieron que disfrazarse de nada para ganar una elección. El mensaje también puede interpretarse como una comparación entre las volteretas de los candidatos actuales con aquella promesa del salariazo y la revolución productiva que depositó a Carlos Menem en la Rosada. Varios años después el riojano reconoció entre risas que si daba a conocer sus intenciones en la campaña jamás ganaría la elección. El mismo gesto de coherencia debe ponderarse en la figura del gobernador Daniel Scioli que decidió no sacar los pies del plato. Para algunos, el mandatario bonaerense tomó la decisión desde el convencimiento de que romper con el oficialismo hoy no le deparaba ningún rédito político con dos años y medio de gestión en el desierto por delante, pero otros argumentan que nunca estuvo en sus planes saltar el cerco, por lo que lo único novedoso en su decisión es que no hubo ninguna novedad. Después de aquel paso, Scioli volvió ayer a recibir señales de respaldo de parte de Cristina en el microestario de Argentinos Juniors. El acto fue compacto, mostró un amplio respaldo de los gobernadores y sectores sindicales a los candidatos de la presidenta y fue además la confirmación de que Cristina Fernández será la cara del oficialismo en la campaña para conseguir el objetivo político de prolongar por otros diez años ese modelo político. La presidenta ratificó el rumbo de su gobierno para los dos años de mandato que le quedan y señaló que la fuerza que conduce estará siempre del lado de los trabajadores. Podrá ganar o perder pero el mensaje es bastante claro. Para ver qué pasa en la oposición hará falta un viajecito al diván. 30/06/13 Tiempo Argentino

Las PASO del peronismo Por Hernan Brienza

La respuesta del peronismo ante la jugada del intendente de Tigre. La apuesta de Ricardo Lorenzetti. El armado de lista de las PASO ha dejado un tendal de análisis en casi todas las publicaciones de corte político. Y casi todas coincidieron en algo: los próximos años serán definidos en el vientre del peronismo. O en eso que se conoce abiertamente como peronismo, aun cuando por ser tan veleidoso, incomprensible, contradictorio, sea difícil de aprehender. Porque como escribió alguna vez Martín Caparrós "si todo es peronismo, el peronismo no es nada". Es decir si cualquiera puede autoreivindicarse "peronista" es que se trata de un significante vacío que cualquiera puede llenar como más le plazca y sin ruborizarse. En las últimas décadas ese movimiento se ha ido transformando, en diálogo permanente con la modernidad, en un pragmatismo que le permite mantenerse vivo y protagonista de los deseos –equivocados o no– de las mayorías. Nacido como un movimiento policlasista, industrialista, de corte nacional y popular, mantuvo cierta coherencia –más allá de los imaginarios de la juventud de los años setenta– hasta la muerte de su líder. En los '90, el menemismo lo transformó en una maquinaria política neoliberal que mantenía el policlasismo pero que había abandonado las demás variables constitutivas. El kirchnerismo recuperó algunas de los elementos tradicionales del peronismo original, pero los matizó con una concepción "progresista" que lo acercó a algunas posiciones de centroizquierda. Es decir, a lo largo de los años el peronismo tuvo la capacidad de armar, desarmar y rearmar –muy matizado– el Estado de Bienestar; nacionalizar, privatizar y renacionalizar las principales empresas del servicio; industrializar, desindustrializar y reindustrializar la economía; y distribuir, concentrar, y redistribuir la riqueza en la Argentina. Lo que nunca se había dado desde los años setenta hasta ahora es que los modelos, en pugna a lo largo de una línea de tiempo, pudieran competir de forma tan marcada en un corte transversal. Hoy, disputan al interior del mismo movimiento las distintas líneas de acción. Al kirchnerismo se le opone una visión lavada del noventismo. Hoy "peronista" puede significar ser una cosa y la otra al mismo tiempo y sin el menor riesgo de contradicción. O como me dijo un puntero político del Conurbano bonaerense que ya se alista con las pretensiones del intendente de Tigre Sergio Massa: "Yo apoyo el modelo y a Cristina la re banco, pero voy a votar en contra, porque mi intendente cerró con Massita." Esquizofrenias aparte, lo que demuestran ciertas jugadas en el territorio bonaerense es que la maquinaria político electoral del peronismo cruje nuevamente ante la posibilidad de que se produzca una modificación en la conducción del movimiento. Y se sospecha. Conduce el que gana. Y como no sea cosa que uno u otra pueda ganar se ponen los huevos en distintas canastas. Sin importar demasiado –dice el prejuicio– si se es de Intransigencia y Movilización, de la UPAU, de Montoneros, del Comando de Organización, del PRO o de La Cámpora. Mientras gane y asegure la continuidad y un buen reparto de incentivos, alcanza. Después de todo es la lógica del poder y de la política. En el Gran Buenos Aires y en Alemania. Pero habría que matizar un poco eso del "aparato bonaerense". ¿Qué significa? ¿Hay uno o pequeños aparatitos distritales? ¿Es lo mismo Martín Insaurralde que Massa? ¿o Hugo Curto y Jorge Ferraresi? No sea cosa que el tan mentado "aparato bonaerense" resulte ser más un rompecabezas que un "Gurbo" invencible. El problema para los jugadores especulativos es que no está del todo claro el panorama dentro del peronismo. ¿Por qué? Porque a pesar de ciertas dificultades que pueda atravesar el kirchnerismo, después de la experiencia de las elecciones de 2009, nadie –excepto los editorialistas voluntaristas de los medios hegemónicos– se anima a firmar el acta de nacimiento del "post kirchnerismo". ¿Y si el Kirchnerismo gana las elecciones de octubre como indican todas las encuestas qué ocurre con los porotos anotados en el Frente Renovador? Lo cierto es que hoy por hoy algunos actores políticos están con la maquinita de la permanente esperando para hacerle los rulos al intendente de Tigre para el 2015. Pero la cosa no está fácil para Massa. Dos años es muy poco tiempo para instalarse como candidato presidenciable. Ni con Clarín y La Nación detrás es posible lograrlo –con Mauricio Macri no pudieron hacerlo en un lustro– sin un armado político real detrás que lo sostenga. Y nada indica que el "aparato justicialista nacional" esté dispuesto a ponerse a los pies del "intendente de Disneylandia" –en referencia a Massa– como ya ironizan algunos de los gobernadores que también están en los boxes. Algo de razón tienen los titulares de los ejecutivos provinciales. ¿Por qué hombres como Sergio Urribarri, Juan Manuel Urutbey, Jorge Capitanich o el mismo Daniel Scioli, por ejemplo, que tienen experiencia de años sorteando los problemas reales de extensos territorios con déficits económicos e índices sociales difíciles, van a ponerse bajo la égida de un "pibe" cuya única experiencia es haber gestionado un municipio rico? En política, también, hay que pagar derecho de piso. Y tampoco nada es demasiado ineluctable. Seguramente, Massa lo sabe. Y posiblemente, sólo se haya presentado como quien quiere hacer sapito en el lago. Es decir, ni siquiera él se hace los rulos y pretende pasar de la intendencia de Tigre a ser candidato expectante para cerrar, finalmente en el 2015, una indiscutible pole-position para la gobernación de Buenos Aires. Y después dejar que los círculos concéntricos vayan marcando el camino. Después de todo, si de las elecciones de octubre se trata, los más perjudicados son Francisco de Narváez, Hugo Moyano y Mauricio Macri. El primero, porque deberá repartir su clientela con un Massa que le es más cómodo al pejotismo bonaerense; el segundo, porque terminó acorralado en una alianza insostenible en términos discursivos e ideológico; y el tercero, porque sepultó sus pretensiones presidenciales al demostrar que puede armar un espacio político más allá de la General Paz. Por último, un párrafo aparte merece un jugador extrapolítico que pareciera estar haciéndose los rulos para un futuro cercano. No proviene de los partidos políticos sino de la corporación judicial. Es un secreto a voces que el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, está construyendo su figura política, poniendo en riesgo el normal desempeño de las instituciones. Incluso algunos sostienen que estaría a punto de emitir un fallo contrario a la ley democrática de Medios Audiovisuales sólo con la intención de construir su propia imagen en vistas a intereses puramente personalistas. ¿Tiene derecho un ministro del "independiente" Poder Judicial a hacerse los rulos en materia política y fallar sólo en beneficio propio? Es de esperar, por el bien de la democracia, que esto no ocurra. 30/06/13 Tiempo Argentino

FERNANDO ARALDI OESTERHELD HABLA DE LA EXPERIENCIA DE RECUPERAR LOS RESTOS DE SU PADRE DESAPARECIDO

El reencuentro El cuerpo de Raúl Araldi fue hallado por el EAAF en Tucumán. “Estuve en shock hasta que me pude formar en la cabeza que esa persona que era mi familia, mi papá, dejó de ser un relato para volverse carne”, explica Fernando. Por Irina Hauser Imagen: Bernardino Avila Durante casi 38 años para Fernando la vida estuvo compuesta de relatos escuetos, algunas fotos y deducciones sobre quiénes fueron sus padres, Raúl Araldi y Diana Oesterheld, sus tres tías, y su abuelo, el escritor e historietista Héctor Oesterheld. De chico, pasó por la etapa de creerlos muertos en un accidente. Cerca de los nueve años empezó a entender que habían sido militantes políticos, que entre otros miles terminaron desaparecidos. Llegó a tener la certeza, tiempo después, de que a su papá lo habían asesinado. Saberlo era un paradójico alivio que resume en esta frase: “por suerte lo mataron”. Tal como estaba dada la historia, nunca imaginó que existiría alguna vez la posibilidad de pensar a su familia de otra forma que no fuera “desaparecida”. Pero un día, no hace mucho, todo cambió, y se transformaron su vida y su lugar en el mundo. Fue el reencuentro con el cuerpo de su papá, eso fue. Hallado casi íntegro en un cementerio municipal de Tucumán. Primero se sintió “en shock”, después le pareció que por fin conocía a su viejo, se contactó con los amigos de su infancia y juventud, hasta que se decidió a enterrarlo rodeado de todos ellos en el cementerio de la Chacarita, un acontecimiento que vivió –paradójicamente– como si fuera una fiesta. Fernando Araldi Oesterheld es flaquito y enérgico. Escribe poesía y es fotógrafo. Como vivió muchos años con sus abuelos paternos dice que estuvo “en una nebulosa de sentirme siempre nieto, en esa condición, y de repente, cuando aparecieron los restos de mi papá, me sentí hijo, mucho más hijo que nunca. Ojalá encontraran también a mi vieja, y al resto de mi familia. Siempre mi vida fue así: tengo tías pero no las tengo, tengo abuelo pero no lo tengo, soy hijo pero no soy, tengo un hermano pero tampoco lo conozco. Todo medio en el aire, y de repente esto me puso en mi lugar”. Hacer desaparecer los cuerpos fue la estrategia macabra del terrorismo de Estado para borrar las huellas del exterminio masivo que ejecutaba. La posibilidad de que los desaparecidos dejen de serlo es fruto de la búsqueda de los familiares y organismos de derechos humanos, y pudo empezar a hacerse realidad con el trabajo y las investigaciones del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), integrado por profesionales de múltiples disciplinas que van desde antropólogos e historiadores hasta forenses y abogados. En cada hallazgo de todo o parte de un cuerpo hay un trabajo milimétrico, que incluye la reconstrucción de la vida de esa persona, todos los rasgos, su personalidad y sus costumbres, además de los estudios genéticos y científicos. Esta circunstancia tiene un gran impacto en la vida de los familiares. Detrás de las 700 identificaciones que logró el EAAF desde la época del Juicio a las Juntas, a mediados de los ochenta, hubo también cientos de vidas conmocionadas. Al compartir la intimidad de esa situación, Fernando explica: “Cuando los padres y otros integrantes de la familia están desaparecidos, uno los tiene presentes toda la vida pero no imagina esa posibilidad de que puedan aparecer los restos. De repente eso sucede y se te viene todo encima. Al principio yo estuve en shock, hasta que me pude formar en la cabeza que esa persona que era mi familia, mi papá, dejó de ser un relato para volverse carne”, explicó. “También sé que así como es probable que para los que somos hijos es un hecho positivo que aparezcan los restos de nuestros padres y poder enterrar sus cuerpos, seguramente para mis abuelos, que fallecieron hace unos años, hubiera sido distinto. Ellos siempre guardaban la esperanza de que mis viejos aparecieran con vida. Encontrar los restos hubiera sido para ellos la confirmación de la muerte; para mí fue un motivo de festejo”, agrega. “De acá vengo yo” El 26 de julio de 1976 Fernando estaba con su mamá en la casa de unos amigos en Tucumán cuando irrumpió una patota policial, que mató a dos de los que estaban allí. El tenía un año y los policías se lo llevaron a la Casa Cuna. Diana, con sus 23 años, estaba embarazada de seis meses. Escapó, pero la secuestraron a los pocos días y estuvo en cautiverio. Sus abuelos paternos fueron a buscarlo y un tiempo después lo llevaron a vivir a Buenos Aires. A su papá, que le decían Capitán Pocho, lo mataron en agosto de 1977, a los 30 años, en una cita cantada en un bar al norte de San Miguel de Tucumán. Diana y Raúl militaban en Montoneros. También están desaparecidas sus tías, hermanas de su mamá, Estela, Beatriz y Marina, y el papá de todas ellas, Héctor Oesterheld. “Hasta que tuve ocho o nueve años no supe la verdadera historia”, cuenta Fernando. “Para que creciera mentalmente sano no me decían la verdad, sino que mis papás habían fallecido en un accidente. Pero siempre supe, desde chiquito, que mis abuelos eran mis abuelos, y que mis padres estaban ausentes. Después ya pude ir armando la historia”, cuenta. Por muchos años se aferró a lo que le contaban sus abuelos. Cuando comenzaron los juicios por los crímenes de la última dictadura en Tucumán, empezó a tener más detalles. Ahí supo, por ejemplo, que su mamá había estado detenida en el centro clandestino que funcionaba en la Jefatura de Policía, aunque no está claro cuánto tiempo, ni cuándo ni dónde dio a luz a su bebé. Un testigo que estuvo secuestrado y que luego trabajó para la policía entregó en 2010 dos biblioratos con una lista con 293 de las personas privadas ilegalmente de su libertad allí. Al lado de 195 de esos nombres figuraba la sigla “DF”, que significaba “disposición final”, es decir, que los habían asesinado. Uno de esos nombres era el de Diana, su mamá. Fernando busca a su hermano, por eso dejó hace tiempo una muestra de sangre en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Después supo que podía hacer lo mismo en el EAAF, que rastrea los cuerpos de víctimas de la maquinaria represiva de la última dictadura. En un comienzo, lo hizo en cementerios. Con el tiempo, a medida que se complejizó el trabajo y se perfeccionaron las técnicas, el equipo llevó su búsqueda a batallones y destacamentos militares. Hubo hallazgos en Campo San Pedro, en Santa Fe, en el Arsenal Miguel de Azcuénaga y en el Pozo de Arana. Al papá de Fernando lo encontraron en uno de los cementerios municipales de Tucumán. Cuando el EAAF lo llamó para darle la noticia, pidió verlo y quedó perplejo. Pudo imaginarlo casi perfectamente, con ropa de invierno, jeans y una campera azul inflada, como los investigadores le dijeron que estaba el día que lo mataron, y con su estatura de 1,72 metros. Mentalmente vio ese momento como una película. A partir de entonces fue varias veces al EAAF. No se cansaba de hacer preguntas. “También empecé a conocer a los amigos de mi viejo del secundario y de la universidad. Había estudiado química y le faltaba una sola materia para recibirse. Me contaron que en la secundaria era un tipo jodón, recién en la facultad se metió en política”, detalla. “Esto me permitió acercar aquello que estaba en relatos y ver a mis viejos como seres humanos, empecé a conocer cosas del día a día, y tuve la sensación de que, bueno, ‘de acá vengo yo’, ya no está todo en el aire. Ahora me gustaría tener algo que me atraviese como a ellos los atravesó la política”, reflexiona. “Yo recuperé mi historia”, enfatiza en el programa de Radio Nacional Gente de a pie y propone que quienes aún no se animaron a dar muestras de sangre al EAAF o no sabían que podían, que lo hagan. Más aún teniendo en cuenta que hay 500 cuerpos hallados todavía sin identificar. Recuperar y celebrar Además de recuperar los restos de su papá, en medio de los juicios de lesa humanidad en Tucumán, Fernando pudo recuperar también la casa donde había vivido allí durante su primer año de vida. “Había sido usurpada por María Elena Guerra, que era policía en la dictadura, y aparentemente era la amante de Roberto Albornoz, que era el jefe de la Policía. Ella vivió años en esa casa y decía que era suya porque pagaba los impuestos”, relata. Hace poco, en un juicio, recuperó la vivienda, que donó. Albornoz fue condenado por la desaparición de sus padres, entre otros 16 casos. De su mamá, a Fernando le contaron que tenía “una personalidad avasallante a nivel de su compromiso político”, “siempre dispuesta al trabajo social”, que además era lo que estudiaba. Su departamento actual, en Palermo, está rodeado de libros de su abuelo Héctor. “Su obra me sirvió mucho para conocerlo. Trato, además, de separar a mi abuelo en su parte política de su parte artística. A través de sus cuentos de ciencia ficción, por ejemplo, lo puedo conocer, admirar y cuestionar.” No todo, aclara, es El Eternauta, su obra más importante. En abril pasado Fernando vivió momentos verdaderamente extraños, dice. Fue cuando se puso a planificar la ceremonia para despedir los restos de su papá en el cementerio de Chacarita. Para él era una celebración, pese a que los entierros suelen ser motivo de tristeza. Además, advirtió que podía sepultarlo junto con sus propios padres, Juan Araldi y Soledad, que fallecieron en 2007 y 2010. “Los junté a los tres, fue una satisfacción total”, cuenta. Estaba contento. “Nunca imaginé que vendría tanta gente. Fue tan lindo, ¡hasta di un discurso!, y habló la esposa de un hermano de mi papá”, se emociona. Desde ese día, todo el tiempo le resuena una frase de uno de los amigos del secundario de su papá: “Por fin –le dijo– tu viejo está donde tenía que estar, acá entre nosotros”. 30/06/13 Página|12

Hacerse amigo del juez Por Ricardo Forster

Hacerse amigo del juez Por Ricardo Forster Hace casi tres años, en septiembre del 2010, escribí, bajo este mismo título, un artículo en el que destacaba las aceitadas relaciones que, desde el fondo de nuestra historia, vinculaban a los intereses de los grupos de poder económico con una parte fundamental de la corporación judicial; y lo hacía señalando las trabas y complicidades evidentes de ese poder con la corporación mediática, su afinidad absoluta para trabar la plena aplicación de una ley votada con amplísimo consenso en el Congreso de la Nación y que reafirmaba la necesidad de derogar una legislación que provenía de los años de la dictadura y que suponía, bajo su “mejoramiento” neoliberal y menemista, la ampliación discrecional del proceso de monopolización en el espacio comunicacional avanzando hacia una efectiva restricción del derecho a la igualdad por parte de quienes se ufanan de ser los adalides de las libertades públicas y, fundamentalmente, de las de expresión y prensa. Lejos de modificarse esa lógica de la complicidad entre estructuras corporativas, lo que se ha profundizado en la actualidad es precisamente el reforzamiento de esas tramas de intereses y esa vocación por exigir democracia e igualdad para todo aquello que no involucra los propios espacios autorregulados y que no dan cuenta ante nadie de sus eternizaciones. El último fallo de la Corte Suprema de Justicia decretando la inconstitucionalidad de la ley de reforma del Consejo de la Magistratura va, sin dudas, en esa misma línea de cinismo corporativo que impide la ampliación del derecho al ejercicio de la soberanía popular en la elección de los miembros de un órgano político como lo es el Consejo. Es un problema no menor cuando el único poder de la República que no se somete a la soberanía popular se convierte en el instrumento del poder corporativo para frenar los procesos de cambio que apuntan a ampliar derechos y, sobre todo, a generar las condiciones para la construcción de una sociedad más democrática e igualitaria. Es siguiendo estas reflexiones que recupero, ahora, lo que escribí, hace casi tres años. La libertad de prensa y la libertad de expresión son dos pilares insustituibles del Estado de derecho; no es posible imaginar una democracia que ponga entre paréntesis cualquiera de estas dos formas indispensables del ejercicio de la libertad. De la misma manera deberíamos decir algo equivalente de la igualdad en el acceso a la comunicación, de la existencia de mecanismos y de leyes que protejan el derecho igualitario a distribuir palabras e imágenes. Para algunos privilegiados ni siquiera es aceptable una democracia formal, para ellos cualquier legislación que busque ponerles límites a sus ambiciones desmedidas constituye una invasión inadmisible en los derechos inalienables del ciudadano y un atentado contra la propiedad privada. Vociferan contra los “tiranos que restringen las libertades” mientras utilizan con absoluta impunidad leyes y decisiones arbitrarias impuestas por la dictadura y que cercenan el acceso libre e igualitario a la expresión escrita y audiovisual. Sin inconvenientes separan libertad e igualdad; la primera les sirve para desplegar sin ninguna limitación sus ideas y sus intereses, la segunda la restringen a una pura forma vacía que, cuando intenta en manos de los incontables de la historia afirmar su contenido ausentado de la realidad, se convierte, por arte de la ideología de las derechas, en “populismo”. Antes, cuando otros miedos y otros adversarios les quitaban el sueño, preferían hablar de “comunismo” y desatar sobre sus opositores políticos y sociales a sus cancerberos, a los “perros de la noche”. Hoy, cuando otros vientos soplan por el país y por gran parte de Sudamérica, cuando la matriz neoliberal es duramente cuestionada y se busca avanzar en proyectos de raigambre democrática y popular que hacen eje en una más justa distribución de la riqueza, utilizan todos los recursos que les otorga su inmenso poder económico y simbólico para impedir que en la esfera decisiva de la comunicación se avance en un sentido efectivamente igualitario. Ese sigue siendo el litigio central de nuestras sociedades, el que mayores resistencias provoca en los viejos poderes hegemónicos que estaban convencidos de que la historia estaba clausurada y de que la inexorabilidad de su modelo de acumulación especulativo-financiera había logrado eternizarse entre nosotros. Mientras que nadie parece discutir las dos formas de la libertad mencionadas más arriba, algunos, los privilegiados y los que suelen acumular gran parte del poder económico y mediático, han impedido y lo siguen haciendo que la igualdad, aquello que los griegos de la antigüedad llamaban isegoría (es decir el derecho de todos, pobres y ricos, buenos retóricos y tartamudos, peones y albañiles, marineros y comerciantes, a tomar la palabra y expresar en igualdad de condiciones sus ideas) no sea una mera declamación, una vieja y ajada aspiración democrática que nunca se cumple, sino un derecho efectivo y protegido por las leyes del Estado. A los poderosos siempre les interesó la “comunicación”, los modos de su circulación y de su control, porque saben, siempre lo han sabido, que ella garantiza sus intereses y la proliferación de su ideología. Para la corporación mediática cualquier legislación que busque ponerle freno a su poder monopólico constituye un “atentado a la libertad de expresión”, una “herida de muerte infligida a la democracia por el totalitarismo de turno”, “una prohibición a pensar distinto y un silenciamiento de los opositores”. Algunas de estas frases han proliferado en los últimos años y se han intensificado allí donde una parte significativa de la sociedad acompañó la decisión del gobierno nacional de llevar adelante un proyecto de ley de servicios audiovisuales que, finalmente, fue aprobado por amplia mayoría en el Parlamento. Lo que estuvo silenciado durante gran parte de estos tiempos abiertos con la recuperación democrática del ’83 salió a la luz del día, encarnó en diversos actores de la sociedad, se desplegó en el espacio público y llegó al Congreso de la Nación gracias a la decidida intervención de Cristina Fernández que tuvo la vocación política de la que carecieron los anteriores gobiernos democráticos. Gritos, descalificaciones, insultos, acusaciones de autoritarismo quedaron vaciados de contenido una vez que los debates públicos lograron horadar el grueso muro de la discrecionalidad y la impunidad que durante décadas protegió los intereses de los grupos monopólicos. Argumentos de diversas índoles fueron arrinconando la chatura expresiva y conceptual de una derecha que no pudo decir otra cosa que aquello de la chavización, creyendo que el espectro del venezolano, su imagen de comeniños desplegada por casi toda la prensa “seria” del mundo occidental, alcanzaba para desdibujar e impugnar el esfuerzo cultural y militante por derogar una ley que venía de los años dictatoriales. Derrotados en el plano de las ideas y en el de la democracia legislativa, buscaron refugio en el Poder Judicial, sabiendo que allí encontrarían jueces “a la carta” siempre disponibles para defender sus intereses, del mismo modo que una parte notable del aparato judicial siempre ha sido cómplice de lo peor en el país (¿puede funcionar acaso una dictadura sin la venia de los jueces?, ¿cuál es la “neutralidad” de jueces que ideológicamente actúan y piensan como los grupos concentrados? Una de las ficciones del liberalismo ha sido permanentemente desmentida en la Argentina, la ficción de una Justicia objetiva que trata por igual a ricos y pobres, poderosos y débiles. Habiendo lúcidas y significativas excepciones, la trama mayoritaria de la Justicia argentina ha girado, desde tiempos inmemoriales, hacia la derecha más rancia, esa misma que hoy suele manifestarse desde las páginas de La Nación y de su aliado monopólico). Es indiscutible que la democracia necesita de la división de poderes, pero también necesita de la independencia de los jueces y de los legisladores respecto de los poderes económicos. La historia argentina está atravesada por el desequilibrio entre aquellos que siempre han tenido “un juez amigo”, “un comisario cómplice” y un “militar en el directorio”. Ahora encontramos esos jueces entre aquellos que están disponibles para proteger a capa y espada los intereses de los grupos mediáticos concentrados porque al defenderlos en realidad defienden sus propios intereses y sus convicciones político-ideológicas. Es tarea de todos aquellos que reivindican una democracia participativa, que no conciben la igualdad como una mera declamación ni como un mero dispositivo formal, seguir insistiendo para que la isegoría se instale como un valor perdurable de la vida social, cultural, política y económica. Mientras eso no ocurra seguiremos siendo sujetados por los poderosos de siempre, por aquellos que desde el fondo de nuestra historia han buscado impedir que los incontables sean, también, portadores de palabra y de derechos. Esto escribía a finales del 2010. Sería muy poco lo que habría para agregar salvo que las cosas se han definido de una manera más conservadora y reaccionaria si es que tomamos la última decisión de la Corte. La inquietud, como no puede ser de otro modo, gira, ahora, en relación al demoradísimo fallo sobre la constitucionalidad completa de la ley de medios. Los antecedentes inmediatos no son alentadores aunque, por qué no, habría que rescatar los mejores momentos y fallos de una Corte que se relegitimó gracias a la decisión histórica de Néstor Kirchner de sacarla de su profundo envilecimiento cuando no era otra cosa que una Corte servil e impresentable. Algunos de los jueces que llegaron de la mano de esa decisión deberían recordar qué Argentina se agazapa detrás de los cantos de sirena que hoy se multiplican desde los medios concentrados de comunicación y en muchos de los voceros opositores. Lo cierto es que lo que no podrán impedir es que se multiplique el debate que hoy ya está atravesando a muchos miembros del aparato judicial y que se irradiará indefectiblemente al espacio público. Los tiempos del secreto y el encriptamiento de la “familia judicial” están cerca de terminar. Una lógica de la impunidad y de la trama corporativa que contradice la vida democrática y los ideales republicanos que muchos dicen defender cuando hacen todo lo contrario, está saliendo a luz. Contra esa democratización, de los medios de comunicación y de la Justicia, es que se asocian los poderes de siempre. Es una lástima que algunos miembros de la Corte (insisto, aquellos que llegaron gracias al profundo espíritu renovador de Kirchner que no eligió conformar una Corte adicta) privilegien los intereses corporativos y la visión liberal-conservadora a los profundos vientos de cambio que atraviesan desde hace una década la vida argentina y una parte significativa de Sudamérica. 30/06/13 Tiempo Argentino

Equidistancia Por Edgardo Mocca

La conformación de las listas para las primarias abiertas ha puesto a la luz pública lo que la elección presidencial de 2011 ya había dejado claramente planteado: el territorio central de la lucha por el rumbo político del país será el peronismo. Solamente con mirar los números de aquella votación alcanzaba para medir las posibilidades de aquellas fuerzas que se presentaban como portadoras de una alternativa bajo la forma del “todo o nada”, es decir con la pretensión de borrar de un plumazo la densa experiencia política de la última década, reducirla a un malentendido histórico, explicarla como una inescrupulosa aventura autoritaria. En aquella ocasión, quienes esgrimieron esa propuesta envueltos en la reivindicación de un “peronismo verdadero”, que retornaba para derrotar a quienes habían usurpado sus credenciales, fueron ignorados casi por completo por los supuestos destinatarios de esa prédica; entre los dos candidatos –Duhalde y Rodríguez Sáa– obtuvieron poco más del trece por ciento de los votos. Quienes hoy se obstinan, desde diferentes lugares, en conformar una alternativa de la derecha clásica con el peronismo como soporte territorial y en abierta oposición al kirchnerismo son claramente los principales derrotados de este capítulo preelectoral. El modelo 2009 –no hace tanto tiempo como parece– fue el punto más alto alcanzado por esa empresa; De Narváez y Solá más la presencia virtual de Macri derrotaron electoralmente nada menos que a Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Fue la primera oleada de la doctrina del “fin de ciclo” y del “poskirchnerismo”, rápidamente adoptados como santo y seña por las corporaciones mediáticas y sus adyacencias intelectuales. Hay que decir que esa estrategia era y es la línea política principal del bloque principal que articulan los oligopolios comunicativos, preocupados no solamente por derrotar al actual gobierno sino por asegurar que esa derrota funcione hacia el futuro como un factor de redisciplinamiento político, en el sentido del carácter necesario del fracaso de cualquier experiencia transformadora en la Argentina. La propuesta política de un final catastrófico del ciclo parecía crecer cuando en la Cámara de Diputados se concretaba el llamado Grupo A, que tuvo su momento más glorioso en la repartija sin antecedentes de direcciones y mayorías en las comisiones parlamentarias contra la primera minoría electoral. Después, nada o casi nada; apenas el logro de obligar a la Presidenta al veto de una ley que otorgaba el 82 por ciento a los jubilados, sin ningún fundamento sobre las fuentes a las que recurriría el Estado para garantizarlo; es decir, una ley hecha para el veto. Entre 2009 y 2011 naufraga la línea del “poskirchnerismo” entendida como negación de todo valor de la experiencia de estos años y como derrumbe liso y llano del gobierno. La última elección parecía haber sido el golpe de gracia para esa estrategia, pero la incompartida centralidad ideológica de los grandes medios en la conformación de la agenda y el discurso opositor la sostiene en el centro de la escena. Las marchas de las cacerolas la mantienen viva en el corazón de un sector de las clases medias, que construye el mapa cognitivo de la realidad argentina con las tapas de los principales diarios y su rebote incesante a lo largo de las cadenas mediáticas dominantes en el mercado. Elisa Carrió es la mejor intérprete política de esta escena y Lanata ha devenido su principal comunicador. Pues bien, ésta es la propuesta política que ha quedado casi totalmente desarticulada con el armado de las listas; no hay unidad electoral de la oposición y más bien parece haberse acrecentado la dispersión precedente. El acercamiento entre el radicalismo y el FAP es el máximo logro en este sentido, alcanzado sobre la base de un debilitamiento del perfil del centroizquierda y algunas deserciones en su interior. El “macriperonismo” no acabó de nacer y para nada desmiente esta afirmación el acceso de algunos macristas a lugares secundarios de la lista de Massa, con muy poco celo por su identidad PRO a la hora de negociarlas. Habrá que ver qué suman electoralmente las figuras famosas en algunos distritos, pero puede adelantarse que la pretensión presidencial de Macri ha quedado en las vecindades del fracaso. La candidatura de Massa significa una pelea por cambiar el eje de la disputa política argentina. Un poco vulgarizado, el nuevo eje podría formularse así: no se trata de derrotar al kirchnerismo sino de superarlo y eso debe hacerse desde su propia experiencia de gobierno. Se logra demostrando que se puede gestionar bien sin necesidad de confrontación permanente. Y se puede conservar las conquistas de esta década modificando el clima político en la dirección del diálogo y la convivencia política. Hasta aquí sería la superación del “precaprilismo” de la oposición argentina, del que se ha hablado alguna vez en esta columna. Pero el parecido con el líder opositor venezolano termina ahí: en la Argentina kirchnerista los partidos y las tradiciones políticas no implosionaron con la crisis; el peronismo sigue siendo la gran mediación política de los liderazgos populares, cualquiera sea su repertorio ideológico. Y el fracaso de la última oleada de “ciclo cumplido” y poskirchnerismo dejó muy claro que la erradicación de la experiencia de este período histórico de la memoria peronista es una tarea imposible. Ni siquiera la garantizaría una ruptura por la vía de la desestabilización: el kirchnerismo ya no es hoy un conjunto de dirigentes que actúan en común, sino el nombre de una época política signada simultáneamente por la expansión de los derechos y la acentuación del conflicto con los sectores del poder tradicional de la Argentina. De manera que Massa no es el Capriles argentino, sino el intento de enlazar simbólicamente la experiencia del kirchnerismo con una memoria peronista que lo incluye, pero que a la vez lo supera. Ya no se trataría de trabajar para el derrumbe político sino de crear las condiciones para una transición gradual, un “poskirchnerismo” pacífico y contenedor. El problema de este esquema es que en la Argentina de esta década no hay simplemente una competencia por los cargos decisivos, sino que hay una lucha por el poder. El kirchnerismo ha activado algunas de las más profundas querellas históricas argentinas, no ha dejado a ningún símbolo del poder real a salvo de la necesidad de legitimar esa posición, y de hacerlo no en una escena “normal” sino envuelto en duras confrontaciones. La política argentina no es hoy confrontativa y binaria por una ocurrencia unilateral de quienes están en el Gobierno; lo es porque la decisión política se ejerce hoy en nombre del pueblo tal como éste se expresa electoralmente y no respeta atributos tradicionales incapaces de sostenerse en la ley y en la constitución. La decisión puede hoy ser acertada o equivocada, pero no está subordinada a las “consultas” con los poderes fácticos, consultas que con frecuencia eran el nombre eufemístico de la extorsión. El desfiladero de Massa es extraordinariamente angosto. Y no se hará más sencillo después de un eventual éxito electoral. El bloque mediático lo ha consagrado ya como la gran esperanza blanca: las principales columnas de opinión de Clarín y La Nación del día siguiente al cierre de listas lo hicieron explícito en términos que parecieran haber salido de la misma pluma. Pero los grandes medios ya han insinuado que su apoyo está condicionado a la agenda del candidato, a sus definiciones. Y a la hora de las definiciones no parece haber mucho término medio en la escena política argentina. En el plano retórico puede construirse un muro entre las conquistas y los conflictos. Puede decirse que no hace falta “crispación” para mantener y aumentar la Asignación Universal por Hijo, para aumentar salarios y jubilaciones, para extender derechos sociales e individuales. El problema aparece cuando se trata de explicar por qué “la caja” –ese diabólico símbolo de abuso estatal y atropello de derechos personales– pudo en estos años sostener las políticas redistributivas, actuar para mantener el nivel de empleo y mejorar sistemáticamente los ingresos. La fortaleza de la caja estatal se sostuvo sobre la disposición a avanzar con medidas de alta conflictividad política: vaya como ejemplo significativo la decisión de recuperar los aportes jubilatorios, antes en manos de grupos financieros, tomada a pesar del irónico escepticismo del entonces jefe de Gabinete Sergio Massa. La “caja” es una expresión concentrada de la decisión de ejercer el poder; por eso se ha convertido en un demonio para quienes manejan otras cajas. La importancia de la próxima elección está inevitablemente vinculada con las presidenciales de 2015. Es decir, el trecho que tiene que recorrer la nueva versión del poskirchnerismo encarnada por el intendente de Tigre es largo y escarpado. No hay un día de tregua en la disputa política central planteada a lo largo de esta década. Difícilmente pueda mantener por mucho tiempo una imagen de equidistancia con la que no han de colaborar ninguna de las fuerzas que vienen pugnando todos estos años por el poder. 30/06/13 Página|12

UNA DE SUPERAGENTES Europa pide explicaciones por el espionaje de EE.UU.

"Excede a todo lo imaginable que nuestros amigos de Estados Unidos miren a los europeos como enemigos", se quejó la ministra alemana de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger. Ayer el excolaborador de los servicios secretos estadounidenses Edward Snowden reveló que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) espió a la Unión Europea y a la ONU. El escándalo desatado por la revelación de masivos programas de espionaje estadounidenses volvió a poner en jaque la política exterior de la Casa Blanca al teñir de sospecha su estrecha alianza con la Unión Europea (UE). La revelación de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos no sólo espió a estadounidenses y chinos, sino que almacenó mensualmente unas 500 millones de comunicaciones telefónicas o vía internet en Alemania y que instaló micrófonos y se infiltró en las redes informáticas de las delegaciones diplomáticas de la Unión Europea desató la indignación en Europa. "Excede a todo lo imaginable que nuestros amigos de Estados Unidos miren a los europeos como enemigos", se quejó hoy la ministra alemana de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger. Según documentos secretos a los que tuvo acceso el semanario alemán Der Spiegel, Alemania es considerado por Washington como un socio "de tercera clase", lo que significa que el énfasis en la vigilancia no sólo es superior al de cualquier otro país de la UE, sino equiparable a China, Irak y Arabia Saudita. "Si los informes de la prensa son ciertos, entonces esto me recuerda a los métodos que usaban los enemigos durante la Guerra Fría", sentenció la ministra alemana. "Podemos atacar las señales de la mayoría de socios extranjeros de tercera clase, y es lo que estamos haciendo", indica el documento de la NSA publicado hoy por el semanario alemán, el cual aclaró que el ente de inteligencia estadounidense sólo almacenó los datos de las comunicaciones, no el contenido. En un día normal, la NSA interceptaba hasta 20 millones de conexiones telefónicas y 10 millones de paquetes de datos electrónicos. En los días que merecían una atención especial según el criterio del gobierno estadounidense, la cifra de conexiones telefónicas interceptadas podía ascender a los 60 millones. El seminario alemán Der Spiegel también citó un documento de la NSA de 2010 que apunta a las sedes diplomáticas de la UE y que fue filtrado por el extécnico de inteligencia Edward Snowden, el mismo "topo" que reveló los programas de espionaje en Estados Unidos y China, y que hoy se esconde en el aeropuerto de Moscú para evitar a la Justicia estadounidense. Según la revista, las agencias de espionaje de Estados Unidos espiaron despachos y sedes diplomáticas de la UE y hackearon sus sistemas informáticos, accediendo a documentos secretos y correos electrónicos confidenciales. "Estos actos, si se comprueban, son inaceptables", condenó el canciller francés Laurent Fabius, según informó el diario británico The Guardian. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, también se mostró molesto y dijo estar "profundamente preocupado y consternado por las denuncias sobre un presunto espionaje estadounidense a las oficinas de la UE". Agregó que "si esto resulta ser cierto, sería un asunto extremadamente serio que podría tener un impacto severo en las relaciones entre Estados Unidos y la UE".

Unasur desarrolla un mega-anillo de fibra óptica que pondrá fin a la dependencia Internet con EEUU

La Unasur aprobó un importante proyecto estratégico que comienza a desatar los lazos de dependencia con Estados Unidos: la creación de un mega-anillo de fibra óptica que hará que las comunicaciones internas de la región no pasen más por suelo estadunidense. La decisión de la primera reunión de los 12 ministros de Comunicaciones y Tecnologías de la Información reunidos en Brasilia el martes 29 es más importante aún, desde el punto de vista geopolítico, que los proyectos de infraestructura aprobados por el Cosiplan (Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento) al día siguiente en la misma ciudad. Hasta ahora, las comunicaciones de Internet en la región sufren una dependencia casi increíble. Un mail enviado entre dos ciudades limítrofes de Brasil y Perú, por ejemplo entre Rio Branco, capital de Acre, y Puerto Maldonado, va hasta Brasilia, sale por Fortaleza en cable submarino, ingresa a Estados Unidos por Miami, llega a California para descender por el Pacífico hasta Lima y seguir viaje hasta Puerto Maldonado, a escasos 300 kilómetros de donde partió. Sobre esta base es imposible hablar de soberanía y de integración. El anillo de fibra óptica tendrá una extensión de 10 mil kilómetros y será gestionado por las empresas estatales de cada país para que las comunicaciones sean más seguras y baratas. Para el Ministerio de Comunicaciones de Brasil, que gestó el proyecto, el anillo disminuye la vulnerabilidad que tenemos en caso de atentados, así como en cuanto al secreto de los datos oficiales y militares. Hasta hoy, 80 por ciento del tráfico internacional de datos de América Latina pasa por Estados Unidos, el doble que Asia y cuatro veces el porcentaje de Europa (Valor,28 de noviembre). El ministro brasileño Paulo Bernardo dijo que el anillo estará concluido en dos años y que los costos actuales de Internet en América del Sur son tres veces mayores que los que se pagan en Estados Unidos. Para que los 12 países tengan un acceso igualitario a los flujos que se incrementarán por la conexión de nuevos cables submarinos, Bernardo adelantó la creación de puntos de intercambio de tráfico en las fronteras, de los que podrán colgarse las empresas. Para Brasil, el costo total del proyecto es de apenas 100 millones de dólares Además de las decisiones de ambas reuniones de Unasur, Brasil decidió llevar a Naciones Unidas su negociación para la democratización de Internet, que está en manos de empresas estadunidenses. El embajador Tovar da Silva Nunes dijo el martes pasado que la gestión de los flujos de información no es inclusiva, no es segura, no es justa ni deseable. El Cosiplan decidió impulsar 31 proyectos de infraestructura para 2012-2022, con un costo de 14 mil millones de dólares. Los cuatro más importantes son: corredor ferroviario entre los puertos de Paranagua (Brasil) y Antofagasta (Chile), con un costo de 3 mil 700 millones de dólares; carretera Caracas-Bogotá-Buenaventura-Quito, o sea, con salida al Pacífico, con un costo de 3 mil 350 millones de dólares; ferrocarril bioceánico Santos-Arica, trecho boliviano, que costará 3 mil 100 millones, y la carretera Callao-La Oroya-Pucallpa, que costará 2 mil 500 millones de dólares. En su mayor parte serán financiados por el BNDES de Brasil, pero podrán participar el Bandes de Venezuela, el Banco de Inversión y Comercio Exterior de Argentina y el regional Banco del Sur. Todas estas obras forman parte del proyecto IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), y están siendo contestadas por los pueblos, como sucedió en Bolivia con la carretera del TIPNIS y en Perú con las hidroeléctricas. La conversión de la región en potencia global, de la mano de Brasil, se procesará con un aumento de la explotación de los recursos naturales y de las personas. Es el mismo camino que antes recorrieron los países del norte y luego los emergentes. Hay muchas más novedades en esta región. La reunión del Consejo de Defensa de la Unasur, realizada en Lima el 11 de noviembre, acordó 26 acciones en el contexto del plan de acción 2012 para la integración en materia de defensa y la creación de una agencia espacial regional. Argentina quedó encargada de poner en marcha la fabricación de un avión de entrenamiento para la formación de pilotos, en cuyo proceso participarán Ecuador, Venezuela, Perú y Brasil. Cada país fabricará partes que luego serán ensambladas en un lugar a determinar. Brasil, por su parte, quedó al frente del proyecto de avión no tripulado para la vigilancia de fronteras. La región sigue así los pasos del acuerdo estratégico de defensa suscrito el 5 de septiembre entre Argentina y Brasil, que se plasma por ahora en la fabricación del carguero militar KC-390, diseñado por la empresa aeronáutica Embraer, en Brasil, que contará con piezas fabricadas en Córdoba, Argentina, con una inversión conjunta de mil millones de dólares, en la fabricación conjunta de vehículos de transporte y blindados, y la cooperación de las industrias navales y aeroespacial, y en el área de la ciberdefensa. Es la primera vez que se toman este tipo de decisiones en el ex patio trasero de Washington. Además, y este dato no es menor, el proyecto del anillo de fibra óptica fue pergeñado en Bogotá por el ministro brasileño Bernardo; María Emma Mejía, la persona designada por Juan Manuel Santos para presidir la Unasur, y el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, amigo personal del banquero Luis Carlos Sarmiento, el hombre más rico de Colombia, partidario de firmar un TLC con Brasil y de asociar las bolsas de valores de ambos países. Eso puede explicar las intempestivas declaraciones de Álvaro Uribe contra las buenas relaciones colombo-venezolanas y el artículo de Roger Noriega en InterAmerican Security Watch, quien llamó a su país a preparase para una intervención militar en Venezuela, donde Estados Unidos compra 10 por ciento de su petróleo (9 de noviembre). Es evidente que el imperio en decadencia no va a contemplar pasivamente cómo pierde el control de la región sudamericana. Unasur aprobó un importante proyecto estratégico que comienza a desatar los lazos de dependencia con Estados Unidos: la creación de un mega-anillo de fibra óptica La Jornada, 22 de mayo de 2013 – Raúl Zibechi

Un espejo cruel Por Eric Nepomuceno Desde Río de Janeiro

No por inesperado ha sido menos impactante para Dilma Rousseff y su gobierno: en la noche de ayer se conoció el resultado del primer sondeo realizado luego de la ola de manifestaciones que vienen sacudiendo al país en las últimas semanas. La aprobación del gobierno se derrumbó nada menos que 27 puntos. Si cuando las movilizaciones empezaban a alzar vuelo, Dilma todavía contaba con 57 por ciento de aprobación popular, ahora cuenta con 30 por ciento. Eso significa, entre muchas otras cosas, que si las elecciones de octubre del año que viene fueran hoy, habría seguramente una segunda vuelta. Hasta ahora, Dilma ganaba en la primera, y con cierta tranquilidad. Cuando la pregunta a los entrevistados se limita al voto en 2014, hasta la primera semana de junio Dilma obtenía 54 por ciento de votos seguros. Ahora, logra 30 por ciento. La difusa Marina Silva, que ni siquiera tiene partido, creció de 16 a 21 por ciento. El candidato del principal partido de oposición, Aécio Neves, del PSDB, fue de 14 a 17 por ciento. Y el gobernador de Pernambuco, el socialista Eduardo Campos, ha sido el único que no logró salir del lugar en que se encontraba: tenía 6 por ciento, ahora tiene 7 por ciento. Más que el crecimiento de Marina Silva, una mezcla rara de ambientalista radical que militó por décadas en el PT hasta sumar a su raíz original la de militante activa de sectas evangélicas, y más aún que el tímido crecimiento de Aécio Neves, impacta el desplome de Dilma Rousseff. Ella sigue siendo favorita, pero ya no como antes. Los analistas dicen que es natural que haya ocurrido ese desplome, y que todavía hay mucho espacio para que Dilma recupere el terreno perdido, inclusive logrando reelegirse en la primera vuelta. Pero el escenario, para la presidenta, cambió de manera radical. La rara mezcolanza de partidos que integran la base aliada del gobierno reaccionó con estupor. Todos se dicen sorprendidos, como si no fuese evidente que la imagen del gobierno como un todo, y de la presidenta en particular, serían duramente afectados. Asesores de Dilma dicen que no hay que sorprenderse, sino esperar que las cosas decanten, pasada la tensa emoción del momento, y el panorama vuelva a aclararse. El mismo sondeo que indica la fuerte caída de la presidenta y de su gobierno indica que un 58 por ciento de la población aprueba la respuesta de esa misma presidenta y de ese mismo gobierno a los reclamos de las calles. El resultado del sondeo, realizado por la Datafolha, vinculada con el diario Folha de S. Paulo, ocurre en el momento en que el país realiza una especie de catarsis. Las manifestaciones callejeras pusieron en evidencia una insatisfacción colectiva que se encontraba represada y era ignorada por todos, gobierno y oposición, y, en buena medida, por la misma población. Ha sido necesario que las multitudes saliesen a las calles para que los quejosos se sintieran identificados, conociesen a sus pares. Es, vale reiterar, un movimiento difuso, sin organicidad, sin organización, sin líderes visibles, lo que significa también sin interlocutores representativos junto a los canales institucionales, o sea, las autoridades. ¿Con quién conversar? ¿A quién, de esa masa multiforme y sin forma, invitar al debate, a la negociación? Brasil vive un momento curioso, delicado, único y, quizá por eso, estimulante. Y peligroso, muy peligroso. Hay energía en las calles, nadie lo puede negar. Hay un impulso renovador, que, bien aprovechado, puede ayudar a mejorar al país, a sus instituciones, a la misma democracia recuperada. Además, lo que ocurre pone en evidencia una serie de desviaciones que resultaron en que nadie se sienta representado por los pilares básicos de la democracia, o sea, los canales institucionales. Nadie siente que los partidos políticos los represente. Se impone la impresión de que los partidos tienen pautas electorales, pero no proyectos para el país. Queda evidente que el Poder Legislativo, cuya misión sería fiscalizar al Poder Ejecutivo, promover el debate de los grandes temas nacionales y, finalmente, legislar, no hace nada de eso. En lugar del debate democrático, lo que existe es la negociación. Y esa negociación no siempre busca una solución que lleve al bienestar común: busca solamente satisfacer a intereses menores y, en la mayoría de los casos, indignos. El Poder Judicial igualmente está acosado. ¿Cómo seguir justificando que se pague a los jueces un “auxilio alimentación” retroactivo a diez años? ¿Qué otra clase de trabajador brasileño tiene ese derecho? Y más: ¿cómo seguir justificando vacaciones de 90 días a los señores magistrados? ¿Y ajustes salariales decididos por ellos mismos, al margen de cualquier negociación con los demás poderes? ¿Cómo justificar las prebendas y ventajas de un sistema cerrado? En Brasil, cuando un integrante del Poder Judicial es flagrado en delito, su única condena es jubilarse y seguir cobrando su sueldo integral. El Poder Judicial, que pretende juzgar la corrupción, se asegura una impunidad inadmisible. ¿Con qué derecho semejante poder puede juzgar a alguien? En los últimos días, y a razón de la presión de las calles, se votaron proyectos a todo vapor en el Congreso. Por ejemplo: hace catorce años –catorce– duermen en algún rincón del Poder Legislativo una enmienda constitucional que decidía la apropiación, por parte del Estado nacional, de tierras donde se comprobase la práctica de trabajo esclavo. La esclavitud fue abolida por ley en Brasil en 1888. Pero sigue existiendo. Bueno: catorce años después, esa mudanza legislativa fue aprobada en un par de horas. ¿Por qué tardó tanto? Sin el clamor de las calles, ¿pasaría algo? Todo eso puede sonar bien a oídos entusiasmados o ingenuos. Pero hay que ver que, al mismo tiempo, el Congreso brasileño, integrado en buena parte por diputados y senadores de los cuales se puede decir cualquier cosa, menos que sean íntegros y dedicados al interés nacional, aprueba proyectos inviables, absurdos, con tal de satisfacer a la opinión pública. Asumen compromisos que nadie podrá cumplir, en nombre de atender las voces de la calle. Ese es el laberinto en el cual vaga, solitaria y buscando un norte, la presidenta Dilma Rousseff. Enfrenta adversarios y enemigos, y también deslealtades y traiciones entre aliados y en el mismo PT. Lo que el país vive muestra que lo que está en jaque no es un gobierno, ni un partido, y menos una presidenta. Es el mismo sistema político, la estructura de las instituciones, el funcionamiento de los partidos, las muchas farsas creadas en nombre de la gobernabilidad. Brasil es, hoy, un país que se enfrenta a un espejo que le devuelve una imagen que el sistema prefería seguir desconociendo. 30/06/13 Página|12

Entre la feria y las urnas Por Mario Wainfeld

A fines del año pasado, la Corte Suprema le ofrendó a Clarín un regalo navideño: una nueva dilación del juicio por inconstitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA). El semestre termina, el multimedios ganó tiempo. Pero los plazos se van agotando. En la semana que hoy termina, la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) presentó un “último” escrito, fundando un recurso por arbitrariedad. El expediente, ahora, está en condiciones de correrle vista inmediata a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, para que emita su dictamen no vinculante. Todo indica que ese trámite será veloz y que la Corte quedaría en condiciones de dictar sentencia definitiva antes de la feria de invierno, que comienza el 15 de julio e insume dos semanas. El calendario y las circunstancias previas colocan a los supremos en un brete. Les exigieron al juez de primera instancia y a la Cámara que le metieran pata con sus respectivos fallos. El máximo tribunal no tiene plazos fijados por ley pero sería chocante que fuera incongruente con sus gestos previos. La impresión que prevalece en el cuarto piso del “Palacio” de Tribunales es que los magistrados se ausentarán en la feria, que será cubierta por Eugenio Raúl Zaffaroni, como es usual. “No estaremos propiamente de vacaciones –explica uno de ellos–, tendremos que ir estudiando.” Seguramente, más informa que profetiza, cada juez diseñará su propio voto y luego llegará el momento de intercambiar y compatibilizarlo. A la conspicua tensión política, explica el confidente, se agregan complejidades técnicas. La decisión de Cámara distingue entre lo regulado para canales de aire y de cable, reconoce la constitucionalidad parcial de la LdSCA respecto de Clarín (claro que en cuestiones inocuas, agrega este cronista), las adecuaciones de los demás grupos mediáticos a la cláusula antimonopólica están avanzando... Esa maraña, pobremente explicada, debe ser reformulada por la Corte. Traducida al castellano, para empezar, diría este escriba sin ser demasiado sarcástico. El calendario judicial se cruza con el político. La feria linda con los principios de agosto, el 11 son las primarias. En octubre llegarán las elecciones nacionales. Imposible desacoplar ambos escenarios: cualquier resultado impactaría en el imaginario ciudadano y despertaría suspicacias, cuanto menos desde el bando de los perdedores. Así y todo, en la Corte se susurra que la sentencia llegará en agosto porque sería chocante dilatarlo más. Entre bambalinas, algunas ONG edificantes podrían interferir pidiendo ser admitidas como amicus curiae. Esa intromisión puede favorecer, de nuevo, los planes dilatorios de Clarín y darle un pretexto a la Corte para diferir su pronunciamiento, aunque sin evitar el papelón. - - - El voltaje es elevado pero en las oficinas de la Corte se reconoce (bueno, fuera) que hubo tiempo de meditar sobre el caso, contra lo que pasó en el pedido de inconstitucionalidad de las reformas al Consejo de la Magistratura (CM, en adelante). El presidente Ricardo Lorenzetti explicó ante oídos atentos, que incluyen a funcionarios nacionales de primer nivel, que el Gobierno hizo “todo mal” en ese terreno. “No nos consultó antes, apuró todo, nos forzó a fallar en pocos días... el proyecto es malo.” Los errores, según Lorenzetti, se proyectan también al plano procesal. El Estado elevó a la Corte sólo los pleitos que tramitaron ante la Justicia electoral, que imponen un trámite híper acelerado. Ni siquiera interpuso per saltum simultáneo para las medidas cautelares decretadas contra la vigencia de la ley. Sin decirlo en voz alta, Lorenzetti concuerda con un enunciado del voto de Zaffaroni: si la sentencia de la Corte admitía la constitucionalidad de la ley, hubiera sido imposible el llamado a elecciones, trabado por las cautelares. O sea, la decisión habría resultado virtual. Un escándalo jurídico que comprueba que el sistema de control promiscuo de la constitucionalidad hace agua. Menudo detalle omitido por las vestales de la Carta Magna, que la elogian sin ambages ni apego a la realidad. La mayoría fue contundente, autoelógianse en la Corte. Lorenzetti se franqueó ante pocas personas: su voto se orientó a acompañar una mayoría amplia. La explicación asombra porque, de ser así, hubiera hecho prevalecer el espíritu de cuerpo (o “la gobernabilidad interna”, en sus palabras) sobre su propia lectura sobre la constitucionalidad. El presidente distingue entre el CM y la LdSCA: uno sería un capricho del oficialismo, la otra una “política de Estado”. - - - Lorenzetti es un protagonista de trato cortés, hasta afable por momentos. En estas semanas furibundas, luce más emocional y enojado a veces. “Se calentó –admiten en su torno– con lo de la AFIP.” Según el cortesano, la AFIP lo asedia, investigando a él y a parte de su familia. La denuncia no peca de inverosímil pero (algo inadmisible en un magistrado) sí de poco fundada. No hubo actos públicos, inspecciones, intimaciones, llamadas... Lorenzetti explicó a sus colegas que conoce que lo investigan, “porque esas cosas se saben”. El mismo, o sus voceros, difundieron la nueva a los medios dominantes. Por segunda vez en pocos días, el presidente de la Corte se ganó la tapa de los diarios: el antecedente fue una histórica de La Nación, con su foto a media página. Fue la repercusión de la sentencia sobre el Consejo de la Magistratura, el modo en que la platea de doctrina gritó un gol. La relación entre el oficialismo y la Corte, vaya un eufemismo en un marco caldeado, no atraviesa su mejor momento. Cunden la verborragia y las operaciones, aun así convendría no exagerar. El supuesto fin de la República se zanjó con una sentencia de la Corte. A varios, incluido este cronista, les pareció mala, pero eso no altera lo sustancial. El Ejecutivo acatará, no recurrirá a tribunales internacionales, tratará de avanzar con la “democratización de la Justicia” con otras normas. Nada hay de fatal en ello, el conflicto se dirime por los cauces institucionales. Claro que la verba enardece, las suspicacias azuzan reacciones en espejo. Con una sentencia histórica por delante, lo deseable es que cada cual cumpla su rol, privilegiando sus deberes. Habrá que ver y esperar, habrá que ver si mucho o poco. 30/06/13 Página|12

Tácticas y contexto del TEG Por Mario Wainfeld

Tácticas y contexto del TEG Massa, una pretendida mezcla de Reutemann y De Narváez. Los apoyos y las presiones. El camino elegido, novedoso y difícil. La táctica del kirchnerismo, variaciones. El territorio y La Cámpora, sus roles. Lo que fue de 2009 a 2011: la economía y el clima político. Y otras variantes del juego. Por Mario Wainfeld Si el quid era instalarse, Sergio Massa lo hizo. Los medios dominantes, tras empujarlo, lo celebraron en triunfo. Era esperable la apoteosis para el intendente de Tigre, la nueva esperanza blanca. Lo que llamó la atención, en particular por el despliegue que se le dio, fue la defenestración feroz del gobernador Daniel Scioli. Muchos editoriales parecieron considerarlo el “otro” centro del cierre de listas, para desdicha del zen bonaerense. Lo maltrataron despiadadamente, con inusuales desbordes de lenguaje, incluso para esta etapa flamígera de la prensa escrita. Lo trataron de cobarde, servil y sumiso, apenas para empezar. No le perdonaron haber mantenido tratativas con Massa para luego volver a su inacción que es su cordura, como la del inmortal Rabí de Praga de un poema de Borges. El furor periodístico derrapó al uso de expresiones filo injuriosas, colocadas en boca de Massa primero y de un supuesto allegado después. Massa, según el gran diario argentino, dictaminó que “se cagó todo”. El allegado pasó del estar al ser: habría dicho “es un cagón”. Too much, habrá pensado el tigrense: debió imaginar que esos dicterios le hubieran caído a él si se retraía en el tramo final y “no jugaba”. Nobleza obliga: el gobernador recibió un trato, digamos, transversal: en Olivos y la Casa Rosada tampoco le perdonan los vaivenes en la previa. Tal vez sellaron la decisión del kirchnerismo, diseñada en buena parte de antemano, de dejar a la tropa sciolista fuera del reparto de candidaturas. - - - Animémonos y andá: Jamás podrá determinarse cuánto incidió la presión exterior. Fue tremenda, permanente... fue fructífera. Massa “juega”, entonces. Elige un discurso moderado, que aspira a distinguirse del fragor verbal del kirchnerismo y de la oposición que replica en espejo. Es opositor por cojones, porque está en la pista para ganarle al Frente para la Victoria (FpV) o para debilitarlo. Pero va tratando de distinguirse del resto de la “opo”. La ambición de Massa, hoy día, trasciende La Plata y se proyecta a la escena nacional. El establishment (en particular el mediático) lo sueña como una mezcla de lo que fueron en 2009 Francisco de Narváez y Carlos Reutemann. El “tapado” que le ganó a Néstor Kirchner y el presidenciable de confianza: un duhaldista aggiornado, sensible al influjo de los poderes fácticos y presentable para la clase media. El Colorado no trascendió su batacazo y Lole se extravió en la madeja de su psiquis. Massita, todo lo indica, es más locuaz, más ambicioso, menos proclive a encerrarse. Hay un second best para el establishment en el que el candidato no debe (en cierto sentido, no puede) pensar: es ser útil para restarle al kirchnerismo, sin llegar a batirlo en “la provincia”. En tal caso, habrá tiempo para imaginar otro Henrique Capriles o sostenerlo. En ese porvenir hipotético no le sería simple a Massa retener al bloque que armaría, nada desdeñable desde el vamos. Con una cosecha semejante a la de De Narváez 2009 podría tener una bancada con más integrantes que la del PRO de Mauricio Macri, que ahora suma 11 diputados y arriesga 8. Claro que lealtades como las del empresario José Ignacio de Mendiguren, el intendente Darío Giustozzi, el diputado Felipe Solá y otros compañeros peronistas tienen plazo y condición de vencimiento: están supeditadas al éxito. Mendiguren se encargó de avisar eso a por lo menos dos ministros, Julio De Vido y Carlos Tomada. Con palabras más sistémicas, claro: tender puentes, “ayudar desde otro lugar” y metáforas de ese jaez. El veredicto popular incidirá en el uso del puente: si será un medio de contacto o un rebusque para retornar a la otra orilla. - - - Visibilidad y ayudas: La campaña se dividirá en dos tramos, separados por las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Ambas escalas serán, relativamente, cortas. La primera no llega a dos meses. La “instalación” contribuye a la visibilidad del candidato. Es predecible que las encuestas que se irán conociendo en los próximos días sean un segundo aventón para el challenger. Un pretendiente vistoso, lanzado con fuegos artificiales, “tiene” que medir bien. A su frente, es factible que el intendente Martín Insaurralde pague el costo del escaso conocimiento público. Esa primera espuma decantará, vaya a saberse la magnitud. Dependerá de numerosos factores, el más descollante será cuánto lo “levanta” el acompañamiento de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que debe hacerlo visible y asociarlo a su figura y futuro. Hay marcadas simetrías entre el perfil de Martín Insaurralde y el de Massa. Ambos son intendentes, jóvenes, revalidados en las urnas. Los emparienta un look de clase media urbana, fácilmente diferenciable del prototipo del alcalde conurbano, como Hugo Curto o Mario Ishii. El intendente de Lomas de Zamora añade una circunstancia vital que tiene parangón con la de Scioli: atravesó un trance tremendo (en su caso, un cáncer) superado con entereza, que humaniza su perfil y nunca falta en su discurso de presentación. - - - El territorio también existe: Insaurralde es cabeza de la lista de diputados bonaerenses, la concejal de La Matanza Verónica Magario está tercera. Son posiciones envidiables, que no reflejan el tono medio de la boleta, que premia con la reelección a los diputados “del palo” que atravesaron cuatro años divididos en dos tramos diferentes. Recién llegados, a principios de 2008, padecieron el vendaval producido por el conflicto “del campo”. Presenciaron deserciones hasta 2009, año de la derrota electoral. Desde ahí hasta fines de 2011 se colgaron del travesaño bajo la conducción de Agustín Rossi, resistiendo la ofensiva desordenada del Grupo A. Agrandados tras las presidenciales, garantizaron disciplina y quórum estricto. Se les retribuye fidelidad y pertenencia, ideas fuerza que orientaron el casting de los legisladores nacionales en todos los distritos. Precaver los devaneos de compañeros dispuestos a cambiar de camiseta según cómo pinte el partido, es una consigna esencial. El diseño fue consensuado con la dirigencia propia territorial, en las provincias que gobierna el FpV, con una sola y resonante excepción: Buenos Aires. Scioli no pudo participar proponiendo compañeros confiables para él y para Cristina. Sí pudieron sus colegas: el entrerriano Sergio Urribarri, el mendocino Francisco Pérez y el salteño Juan Manuel Urtubey, entre tantos. El secretario legal y técnico Carlos Zannini y los diputados Andrés Larroque y Eduardo de Pedro tenían la palabra final, por delegación de la Presidenta. El Cuervo y Wado accedieron a un espacio decisorio notable, que ejercieron atendiendo los mandatos de Cristina: La Cámpora ascendió en ese terreno y concedió más en el reparto, donde (sin dejar de conseguir algunos puestos resonantes) sumó menos candidaturas expectables que dos años atrás. Había que “garpar”, contener, garantizar que (en el peliagudo margen de lo posible) intendentes bonaerenses y gobernadores de otras provincias tuvieran motivos propios para poner el mayor empeño en agosto y octubre. - - - Mucho tampoco alcanza. En “la” provincia los intendentes “mojaron” poco en la lista nacional pero compensaron en las distritales. Buenos Aires tiene una legislación electoral similar a la Nación. Así que debían presentarse para las primarias precandidatos para 23 bancas de senadores, 46 de diputados, concejales para 135 distritos y consejeros electorales. Una tarea ciclópea para “armadores” y punteros, un festival para quienes siguen esos vaivenes de la política. Es iluso imaginar que todos los compañeros dirigentes terminen saciados en el cierre de un partido de gobierno, al que llegaron cebados por la cosecha record de dos años atrás. Un par de intendentes, acaso uno solo, habrán sentido que les correspondía el sitial de Insaurralde. Y en la marea de apellidos, las agrupaciones habrán encontrado alegrías y sinsabores. Todas las demandas son de máxima, los regateos forman parte del protocolo, también mostrar disconformidad un poco mayor que la real con los resultados. El Movimiento Evita, vaya un ejemplo entre tantos, aspiraba a que el diputado Fernando Navarro fuera primero en su sección: terminó tercero. Un par de días después, haciendo balance interno, primaba la conformidad. La bronca quedó para otras provincias y para la Ciudad Autónoma en la que el ex canciller Jorge Taiana se sintió desairado por el ofrecimiento del cuarto lugar en diputados, con escasa virtualidad para entrar al Congreso. Su trayectoria, concuerda este cronista, validaba un reconocimiento mejor. Un balance de todo el mapa nacional es peliagudo, pero las miradas de muchos dirigentes provinciales y del gobierno nacional coinciden en los grandes trazos: se “garpó” mejor al territorio, si se compara el reparto con el de dos años atrás. En 2011 la imbatible candidatura de Cristina Kirchner traccionaba para arriba a todos: ella diseñó las listas, con pocas concesiones. Ahora será otra vez protagonista pero traccionando desde afuera. No es lo mismo, más vale, máxime en una elección que incentiva el voto expresivo. Los ciudadanos bonaerenses, por primera vez desde 2003, no verán el apellido Kirchner en ninguna boleta. Insaurralde es, repetimos, un candidato con escaso conocimiento público. Le falta, pues, un recurso que no es suficiente para garantizar apoyos pero que es funcional en toda campaña. La imagen de la Presidenta a su lado será un tópico de los próximos meses, tal como hizo antaño el ex presidente brasileño Lula da Silva con su sucesora, Dilma Rousseff. Con una diferencia destacable: la escena deberá repetirse en variadas comarcas, cada una con diferentes compañer@s. - - - Tácticas y contexto: En octubre de 2001, la Alianza fue vapuleada en las urnas. El entonces presidente Fernando de la Rúa dictaminó que el veredicto no le concernía, porque él no había sido candidato. Se colocaba como si estuviera en una burbuja, lo que era cierto pero en otro sentido. Las jornadas de diciembre comprobaron que el oficialismo había sido repudiado, incluyéndolo. En tendencia, siempre es así. Cristina Kirchner obra (rá) de otro modo: se pondrá al frente de la campaña. El acto de ayer en el miniestadio de Argentinos Juniors fungió de comienzo. Un discurso militante, no de los mejores, no especialmente belicoso (para el baremo presidencial), pero sí firme en el tono identitario. La presencia de Scioli en el palco y en los nunca inocentes paneos de la tele es una referencia interesante, para analizar un enigma. Desalojado de las listas, mayormente destratado en estos meses, Scioli sigue “jugando” en el equipo del FpV. Su imagen pública sigue siendo alta, algo tan inexplicable para el cronista cuan constante. Tal vez la campaña sea un trance de relativo acercamiento, regido por la realpolitik. Scioli puede “acompañar” a los candidatos oficialistas y bajar un poco el tono de su relación con la Casa Rosada. Al FpV puede venirle bien, el pragmatismo puede ser mejor pegamento que una yunta de bueyes. Ya que de pragmatismo hablamos: al cronista le parece que el discurso y el carril elegidos por Massa son astutos. Lo diferencian del oficialismo y de la oposición. Desde luego, eso no equivale a augurarle éxitos: la competencia es muy dura, más parecida a un TEG que a un partido de fútbol o de ajedrez (hay varios jugadores, que se pelean “cruzado”). Pero es posible que haya un tramo de la ciudadanía que prefiera apartarse (así fuera por un ratito) del esquema de polarización imperante. Una duda crucial es si Massa puede sostenerse en el equilibrio que propone. Tensión relativa, convengamos, porque el hombre es el ariete opositor aunque De Narváez lo acuse de ser el caballo de Troya. Hoy y aquí, nadie discute que Massa transita entre el segundo y el primer puesto en “la provincia”. No es poco, para empezar. El acto de ayer corroboró que el kirchnerismo, con alguna excepción (la candidatura del santafesino Jorge Obeid es la más notoria), privilegió a los compañeros muy del palo. Pocas figuras que expresen apertura, guiños a sectores no abroquelados. Prima, da la impresión, el afán de conservar bancadas “de fierro” sobre el de congregar nuevas adhesiones. Para cualquier gobierno, el contexto es esencial. La floja performance de 2009 sucedió en años de pleamar económica y turbulencias políticas. La aplanadora de 2011 fue ulterior a dos años de crecimiento intenso. La Presidenta reconoció ayer que el 2012 fue un año difícil y se esperanzó con una mejora de las variables económicas desde hace un par de meses, que se proyectaría hacia adelante. Dos años ha, el kirchnerismo también capitalizó (y en cierta proporción generó) un clima cultural renovado, connotado por los festejos del Bicentenario, la irrupción de Tecnópolis y la asombrosa convocatoria cívica que fue la despedida al presidente Néstor Kirchner. Más allá de discursos o relatos, hay un espacio público que no es (o no es solo) el del antagonismo político: el de la convivencia, el uso pacífico y distendido, el disfrute, hasta la fiesta popular. El acto del pasado 25 de mayo fue espejo de esas convocatorias de antaño, que no siempre conjugan con la retórica del kirchnerismo, aunque expresan la sociedad recreada desde 2003. A la hora de la hora será el pueblo soberano quien defina. Las campañas conjugan táctica, liderazgos, hallazgos de publicistas u oradores. Pero se asientan en un suelo firme, que es la valoración ciudadana acerca de cómo se vive y su intuición acerca de cómo será el futuro próximo. El juego comienza, una peculiar contienda nacional que se practica en 24 distritos, ninguno igual a otro. mwainfeld@pagina12.com.ar

"Espiar a aliados de la OTAN es un golpe a la imagen democrática de EE.UU." Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/98837-eeuu-otan-ue-espiar-democracia-ejemplar

Las recientes revelaciones sobre el espionaje de Washington a los diplomáticos europeos en el territorio estadounidense dañan la imagen de EE.UU. como un país democrático, considera el diputado ruso Alexéi Pushkov. "Nuevo escándalo: EE.UU. espía a sus aliados de la OTAN. La información parece ser creíble. Nuevo golpe para la imagen democrática de EE.UU.", escribió en su cuenta de Twitter el jefe del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento ruso. El pasado 29 de junio el periódico alemán 'Der Spiegel' citó un documento secreto que demuestra que Washington no solo instaló micrófonos ocultos en la sede de la Unión Europea, sino que también 'hackeó' su red interna. Ha sido una de las recientes filtraciones del excolaborador de la CIA Edward Snowden, quien ahora se encuentra en una complicada situación legal. EE.UU. exige su extradición y canceló el pasaporte, lo que impide ahora que viaje a Ecuador, país donde solicitó asilo político. Desde el pasado 23 de junio, el filtrador se encuentra en la zona de tránsito de un aeropuerto de Moscú, donde sólo tenía previsto hacer una breve escala en su camino de Hong Kong a América Latina. La expulsión de una persona que busca refugio político "no es permisible moralmente", tuiteó Alexéi Pushkov sobre el caso Snowden. Lo comparó también con el fundador del portal de filtraciones WikiLeaks, Julian Assange, y el soldado Bradley Manning, uno de sus informadores. "No eran espías y revelaron información secreta por sus convicciones, no por dinero. Son nuevos disidentes, luchadores contra el sistema", escribió el diputado. El miedo a persecución por EE.UU. obligó a Assange a refugiarse en la embajada de Ecuador en Londres. Manning ya está siendo juzgado por delitos de traición. El destino de Snowden aún es una incógnita. Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/98837-eeuu-otan-ue-espiar-democracia-ejemplar

Aquella tapa precisa Por Miradas al Sur contacto@miradasalsur.com

Aquella tapa precisa Por Miradas al Sur contacto@miradasalsur.com Aquella tapa ante la muerte de Perón, hace 39 años, demostró que, sin ganas, los recursos del oficio no sirven ni para decorar. Además, que el periodismo, además de un oficio, era (y no deja de serlo) una eufórica militancia, la extensión de la estética por otros medios. Por eso, nadie mejor que Gabriela Esquivada, la autora del brillante Noticias de los Montoneros, para contar esa muerte, esa tapa, esa forma de entender –ayer, hoy, siempre– el periodismo. El 1º de julio, bajo las habitaciones de Perón en la residencia de Olivos, Isabelita encabezaba una reunión de gabinete cuando a las 10.25 se oyeron ruidos y corridas. “Desde el primer piso, la enfermera gritó: ‘Doctor Taiana, suba por favor. El General...’ Subí la escalera –recordó el médico y entonces ministro– y encontré al General semiincorporado en la cama, cianótico, disneico. Con voz ronca, susurrante, me dijo: ‘Me voy de esta vida... esto se acaba... mi pueblo...’, y luego se desplomó en los brazos de quienes lo sosteníamos”. Fue el primer paro cardíaco. López Rega lo interpretó de otra manera: se adueñó de los miembros inferiores del General y, tomados por los tobillos, empezó a zamarrearlos mientras pronunciaba frases incoherentes: ‘Quiero retener al General en esta tierra’; ‘Faraón, siempre le di mis energías’. Aunque el corazón respondió a las maniobras de resucitación del equipo médico, a las 12.15 le sobrevino otro paro. Taiana supo que no había nada más que hacer: “A las 12.30, mientras los enfermeros continuaban con vanos intentos de reanimación, Pedro Cossio y yo nos retiramos a una habitación contigua y comenzamos a redactar el comunicado póstumo: ‘El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizados con el tratamiento médico. En los siguientes días sufrió la agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito los medios de reanimación. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15”. La CGT dispuso un paro general en adhesión al duelo nacional, pero aseguró que funcionarían algunos servicios públicos: el transporte, la salud y la prensa oral, escrita y televisada. Así fueron posibles los siguientes titulares del martes 2 de julio de 1974: Crónica: “MURIÓ”. La Opinión: “La muerte del presidente de la república afecta a todos los sectores de la actividad nacional”. La Razón: “LUTO NACIONAL”. Clarín: “Inmenso dolor popular por la muerte de Perón”. La Nación: “Juan D. Perón dejó de existir ayer; asumió la vicepresidenta”. Mayoría: “El pueblo vela a su conductor”. Y el célebre del Nº 214 de Noticias: “DOLOR”. Debajo, la breve y no menos famosa bajada que escribió Rodolfo Walsh: “El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos 30 años, murió ayer a las 13.15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un Líder excepcional”. En esas pocas líneas, Noticias dijo mucho más que Clarín en el recuadro principal de su edición, que informa casi sin contexto: “El teniente general Perón falleció ayer a las 13.15 como consecuencia de un paro cardíaco. Formuló el anuncio del deceso la vicepresidenta, señora María Estela Martínez de Perón, quien declaró que asumía –de acuerdo con la Constitución– la primera magistratura del país. Pidió asimismo a todos los habitantes de la Nación ‘la entereza necesaria dentro del lógico dolor patrio, para que me ayuden a conducir el destino del país hacia la meta feliz que Perón soñó para todos los argentinos’”. Los números de esos días quedaron a cargo de Bonasso por recomendación de Walsh, quien creía que lo mejor sería una edición populista, según evocó el director: “Walsh me llamaba Populevich. Cuando fue la muerte de Perón, dijo: ‘Estos días el diario lo tiene que manejar Populevich, él lo va a hacer mejor que nadie’. Y fue Dolor. La gente lo mostraba en las colas: levantaban el diario como emblema”. Toda la edición se ocupó de la muerte de Perón; fue un número de emergencia, de 16 páginas, que compensó su extensión con un suplemento especial de 8 páginas, “30 años de liderazgo”, con el logo calado en blanco sobre el fondo negro de un plano americano de Perón con la banda presidencial y el traje de gala. Todas las herramientas de edición estuvieron al servicio de la línea política, puntuadas por explícitas opiniones y una retórica emotiva: los juegos de títulos y bajadas, la fotografía, los epígrafes. El suplemento especial exaltó la vida y la obra de Perón. Quizá se haya tratado de un cese simbólico en la confrontación con quien ya no se podía defender: el único y llamativo cambio que se produjo en la contratapa del suplemento cuando se lo volvió a imprimir, debido a su éxito, dos días más tarde, fue en la última página. El día 2 mostraba una toma de Plaza de Mayo en una movilización muy nutrida, con una bandera de Montoneros que recorría de punta a punta las seis columnas y llevaba calada en negro la frase “Mi único heredero es el pueblo”, con la firma de Perón. El 4, la frase se caló más cerca de la cabeza de la página, la firma de Perón estuvo más grande y, sobre todo, la toma de la Plaza de Mayo fue otra: con la misma multitud pero sin la bandera de Montoneros. Como este suplemento, las tapas de los números siguientes de Noticias tuvieron fondo negro con logo y títulos calados en blanco. Parecían ofrecer escenas de ficción, como el velorio en la Villa Insuperable con que cierra La novela de Perón, de Tomás Eloy Martínez: “Armaron un altar con cajones de frutas. Les quedó una pirámide. La cubrieron con una colcha de cretona y en la cima instalaron el televisor. La imagen estaba fija en la capilla ardiente. A intervalos, las cámaras mostraban la cara yerta del General, entre las placentas de su mortaja (...) Encendieron dos grandes velas a cada lado del televisor y colgaron del techo un crucifijo armado con tablas de andamio”. La tapa del miércoles 3 de julio, muestra precisamente un altar improvisado en una mesa con un mantel en una casilla; tres velas y flores acompañan la foto de Perón, sobre la cual hay una de Eva Duarte, arreglo que se completa con un conjunto de flores y banderas justicialistas ubicado en el piso; dos mujeres y una adolescente, acongojadas, velan la historia. El título: “Perón vive en el corazón de su pueblo”. Dijo Julio Godio que se realizaron por lo menos tres sepelios: en primer lugar, el que calificó “del bloque dominante”, y despreció como “la ceremonia hipócrita de la Sociedad Rural, la Bolsa de Comercio, la embajada yanqui”, consistente en solicitadas en los diarios; en segundo lugar, el que llamó “la ceremonia de la burguesía nacional”, representada por las expresiones democráticas de los dos partidos principales, el peronista y el radical, en el Congreso Nacional, lugar del velatorio. Por último, Godio habló de “la ceremonia más auténtica”, y Noticias supo dar cuenta de ella. a Prensa continuaba su histórica pelea con Perón, en una necrología que a pesar de su extensión logró incluir sólo siete veces el nombre del ex presidente: “Su historia y la del país, en las tres décadas mencionadas, es también la historia de una alternancia entre la autocracia y la demagogia y asimismo la de un desencuentro entre el ideal de libertad y la práctica de los principios destinados a ampararla”. Clarín mencionaba en un recuadro del 3 de julio la curiosidad de los “Altares populares”, como titula el breve texto: “‘Sólo los humildes salvarán a los humildes’. Esta frase de Perón campeaba en los altares populares levantados por sencilla gente del interior del país, en cualquier parte, en una esquina, en algún modesto rancho de campaña. Bastaron para erigir ese homenaje a la memoria de Perón, un retrato suyo, un par de velas encendidas y acaso una bandera. Ante ello las oraciones, el fervor cristiano de muchos corazones y el silencio respetuoso por la muerte de su líder”. Noticias, en cambio, hizo de esa tercera ceremonia, “la que encabezó el pueblo peronista”, su tema central de cobertura. 30/06/13 Miradas al Sur

Elecciones: ¿los "trece ranchos" o el puerto y el interés foráneo? Por Federico Bernal

Entre el discurso del 25 de mayo en Buenos Aires y los últimos en Córdoba, Rosario y Paraná, la presidenta de la Nación planteó con osadía revolucionaria el eje de la irresuelta cuestión nacional en la Argentina. En la capital de Entre Ríos –antigua sede de la Confederación Argentina durante la década del '50 del siglo XIX, en franco enfrentamiento al poder de los monopolistas bonaerenses del comercio, las finanzas y la Aduana (a su vez negada a todos los argentinos)– Cristina realizó una encendida defensa de Artigas y enfatizó la importancia de no dejar de analizar nuestra historia a la hora de explicar este presente. Tomando sus palabras así como el espíritu de su mensaje en esas cuatro emblemáticas alocuciones, a analizar y desempolvar nuestro pasado nacional y popular, vital como nunca al triunfo definitivo del pueblo argentino. MITRISMO AYER Y HOY. Cuenta Jorge Abelardo Ramos en su monumental Revolución y Contrarrevolución en la Argentina, que después de Pavón (septiembre de 1861), Mitre propició la destrucción de los archivos de la Confederación Argentina al llevarlos a Buenos Aires cual botín de guerra, dejándolos al abandono del agua y la humedad en la vieja Aduana porteña. ¡Qué paradoja! En la Aduana finalmente moría todo: desde una nación soberana y autosuficiente hasta una cultura nacional. ¿Acaso Mitre se propuso lo mismo que los censores del Plan de Operaciones de Moreno y Belgrano? La historia real sería reemplazada por una artificial, creada a imagen y semejanza de intereses foráneos y locales elitistas. Resultado: uno de los períodos más cruciales de nuestra historia y fundamental como pocos a los tiempos que corren, el que va desde la batalla de Caseros (1852) a la presidencia de Mitre (1862-8), devino en uno de los menos conocidos y esclarecidos. ¿Por qué recordarlo ahora? La victoria de Urquiza sobre Rosas permitiría el ascenso arrollador de la oligarquía bonaerense (hegemonía porteño-británica) personificada en la figura Mitre, ascenso que habría de definir la ulterior historia nacional y sudamericana hasta nuestros días. El mitrismo insertó a la Argentina en el mercado mundial como semicolonia del ascendente imperialismo británico. Y es justamente el mitrismo la base constitucional de la ideología y el accionar antinacionales también de nuestra época. Durante su gobierno se fundó la Sociedad Rural Argentina; defendió una "democracia" formal (oligocracia) excluyente de las grandes mayorías; aniquiló a la "barbarie criolla" (incluyendo el Paraguay de Solano López) y priorizó los intereses localistas de Buenos Aires y el Litoral; defendió el librecambio, el inmovilismo agrario y vacuno (antiindustrialista), un comercio y una economía semicolonial (probritánica), con un Poder Judicial cuyo bautismo de fuego sería, una vez tomada la Sala de Representantes de Buenos Aires por el fraude a fines de 1852, descargar toda la furia con Juan Manuel de Rosas y sus posesiones (por ejemplo, el actual predio de la Sociedad Rural en Palermo). Mitre fue antipopular, golpista y amante de una cultura foránea, como Sarmiento, Valentín Alsina y Vélez Sarsfield, estos dos discípulos de Rivadavia. MITRE (Y LONDRES) PRESIDENTE. La Constituyente de la década del '50 y su máxima creación, la Constitución de 1853, fue reformada a gusto y antojo de Buenos Aires y el interés comercial británico. Ya en los prolegómenos de aquella olvidada pero estratégica década del cincuenta del siglo XIX, Bartolomé Mitre se encontraba al frente de Buenos Aires. Con la traición de Urquiza en Pavón, el gobernador porteño dio el golpe de Estado a Derqui en Paraná –sede de la Confederación Argentina, donde residía el histórico proyecto nacional y popular–, disolvió el Congreso Federal y convocó a elecciones en mayo de 1862. "Mitre quería revivir las nociones constitucionales de Rivadavia, en relación al lugar [la función] que debía ocupar Buenos Aires en la República. [...] Propuso que la provincia mantenga su carácter separatista, una idea altamente aceptable a los intereses rurales provinciales. [...] Cuando Mitre asumió como presidente constitucional... uno de los objetivos de la política británica se había alcanzado" (Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX. H. Ferns. Págs. 321 y 322). Con Mitre terminó de consolidarse la semicolonia nacida de la derrota del Plan de Operaciones, semicolonia que imponía, a sangre y fuego, el proyecto político del granero del mundo, militarmente imbatible gracias al financiamiento británico. Su primera gran medida como presidente de la República fue anular los gobiernos provinciales, en manos de caudillos que defendían con sus lanzas no sólo el despotismo porteño sino el librecomercio impuesto desde Buenos Aires y Londres. La "unidad a palos" era la condición exigida por Gran Bretaña para abrir el mercado de la Cuenca del Plata a su producción (el FMI y Washington nos condicionarían futuros empréstitos a medidas de genocidio social, austeridad, recortes, despidos, es decir, "unidad a palos"). En fin, con Mitre no se iniciaba una etapa decisiva en la construcción de la Nación Argentina, tal como se enseña en escuelas, universidades y liceos militares, sino una etapa decisiva en la destrucción de una Nación socialmente justa y económicamente moderna y soberana. Con Mitre renacieron y se consolidaron las aspiraciones de los contrarrevolucionarios de Mayo aliados del capitalismo foráneo. ELECCIONES: ¿PUERTO, INTERÉS EXTRANJERO O LOS "TRECE RANCHOS"? Luego del genocidio social mitrista sobre el país profundo (recordar que su ministro de Guerra fue Sarmiento), la oligarquía bonaerense traería los ferrocarriles británicos cuyo trazado habría de despoblar y desmantelar pueblos y rutas comerciales internas e intersuramericanas (provincias mediterráneas y del norte entre 1853 y 1863 mantenían un fructífero comercio con muchas ciudades chilenas y bolivianas). Los capitales británicos vendrían con nuevos empréstitos, interrumpidos durante el régimen de Rosas, y con entrega de centenares de miles de hectáreas a firmas y caballeros ingleses, agravando así con su extranjerización la concentración de tierras heredada de la Enfiteusis. ¿Qué hizo la justicia de entonces al respecto del brutal genocidio social y económico (como el de 1976, y el acontecido entre 1983 y mayo de 2003)? Sólo José Hernández se atreverá a denunciar el crimen del gauchaje desde un diario de Paraná, último resabio de la Confederación y a donde había tenido que emigrar por la persecución porteña. Aquí la "paz" del progresismo neoliberal; aquí la paz y la "justicia" defendidas por el diario de la oligarquía argentina. Como gobernador de Buenos Aires, en 1861, Mitre afirmaba al inaugurar las obras del Ferrocarril Sud: "Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de esos progresos y veamos cuál es la fuerza inicial que lo pone en movimiento. ¿Cuál es la fuerza que impulsa ese progreso? Señores: es el capital inglés". El autodenominado Estado Buenos Aires tenía su metrobus (también su ejército, aduana, banca y propia Constitución), Gran Bretaña su granero, la civilizada Europa su semicolonia y el pueblo su genocidio. En estas elecciones, y como nunca desde 1852/62, los 40 millones se juegan la supremacía del puerto y el interés foráneo sobre los "trece ranchos". Nos jugamos la consolidación de la nacionalidad. "Estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana", señaló la presidenta en su alocución con motivo de la celebración de los 400 años de la Universidad Nacional de Córdoba. Nada más cierto. 30/06/13 Tiempo Argentino

SEGUNDA PARTE MASSA Y LA EMBAJADA

Pero el libro de O’Donnell dice mucho más: "Cuatro meses después de renunciar, Massa cenó con la embajadora Vilma Socorro Martínez en la casa de O’Reilly. Fue allí que el intendente de Tigre descargó todo su rencor hacia la pareja presidencial. 'Massa dijo que los Kirchner no tenían probabilidades de capturar las presidencias de 2011.' Cuando se le pidió que estimara las chances, Massa contestó 'cero', arrancó el intendente (…). Massa fue despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Néstor se habían agarrado a las trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de período, en junio de 2009, llamó a Néstor 'psicópata' y 'cobarde', y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto por estos comentarios desinhibidos que él le pidió a ella que 'dejara de ponerle caras'). Massa cuestionó el argumento de que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe tan convencido de su propia brillantez que seguramente seguiría cometiendo errores… Dijo que Néstor no se podía relacionar con otros fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: 'Kirchner no es un genio perverso', concluyó Massa. 'Sólo es un perverso'." Massa no pudo siquiera oler el 54% de los votos del kirchnerismo en 2011, como ahora tampoco pudo advertir que su figura no convocaba al oficialismo crítico, que existe, pero no fue a engrosar sus listas como él suponía. Del mismo modo, nunca pudo imaginar que el "perverso" de Néstor Kirchner entraría en la historia como el líder que sacó a la Argentina del pozo. ¿No son muchos errores para alguien con tantas ambiciones? Otro libro revela facetas desconocidas de Massa. La de su risa nerviosa, por ejemplo. Es el de Sandra Russo, La Presidenta. Historia de una vida. Allí, la que habla es Cristina Kirchner: "Otra medida definitoria fue recuperar los recursos de los trabajadores. Eso parecía imposible, y creo que si lo hicimos fue por el envión del 2008, cuando el mundo se vino abajo. Por eso yo lo valoro tanto a Amado Boudou. Porque fue él el que vino a traerme esa idea. Era un feriado. Me llama Massa, que era el jefe de Gabinete. Massa tiene una cosa... Cuando algo lo supera, cuando se pone nervioso, se ríe sin parar, pero casi histéricamente, pobre, no puede parar de reírse. Ese día me llamó muerto de risa, me decía que estaba con Amado, que Amado se había vuelto loco y que querían comentarme una idea. Bueno, le dije, vengan. Fuimos a la Jefatura de Gabinete. Sí, era feriado. Porque llegaron de sport. Llegan los dos. Amado me dice, mientras Massa se sigue riendo: 'Presidenta, el mundo no va a volver a ser lo que fue. Tenemos que ir por las AFJP'. Le pregunte cómo sería. Y empezó a desplegar hojas y hojas, a explicarme. Massa, muerto de risa. Le dije a Amado: 'Me gusta, pero llamemos a Kirchner a ver qué opina'. Y ahí mismo lo llamamos y le pedimos que fuera a la Jefatura, Estábamos sentados en mi escritorio. Néstor vino y se paró detrás, en el medio, y Amado volvió a desplegar las hojas y a explicar el proyecto. En ese momento el Estado estaba pagando el 60% para que las AFJP cumplieran con el pago de las jubilaciones mínimas. Nunca me voy a olvidar ese momento. Néstor escuchó todo en silencio, y cuando Amado terminó de hablar, no dijo nada. Primero le extendió la mano, y mientras se la estregaba le dijo: 'Estoy totalmente de acuerdo.' Para nosotros fue una noche muy importante." Y Massa no paraba de reírse. Un año después, lo despidieron del gobierno. Es verdad que durante todo ese tiempo, nunca escatimó críticas a Néstor y Cristina. Lo confirma Wikileaks. Pero hay al menos ocho fuentes, asistentes de una reunión en un hotel, que fueron testigos de sus críticas a la Ley de Medios de la democracia, que impulsó el kirchnerismo: "No hacía falta hacer una ley para combatir a Magnetto. Si querían hacerle algún daño, bastaba coordinar con los municipios para obligarlo a soterrar los cables aéreos de Cablevisión. Con eso, lo hacías quebrar, le hacías inviable el negocio y lo tenías a tus pies. Pero se metieron con la ley, que no sirve para nada." ¿Y el derecho a la comunicación? ¿Y la democratización de la palabra? Nada de nada. ¿Cuál sería el lugar ideológico que ocupa Massa? Otro libro, Sergio Massa, ¿cómo comenzó su carrera política y cómo llegó a Tigre, de Santiago Campos (que aclara en su dedicatoria: "esta investigación fue emprendida con el visto bueno del biografiado" y es muy completa), lo describe así, en página 71: "Con respecto a su ideología, la centroderecha parece ser el lugar del espectro en el que más cómodo se encuentra. Así parecieran testimoniarlo sus antecedentes: UCD, menemismo y ruptura con los Kirchner. Así también parece indicarlo su predilección por el tema de la seguridad y el control. Esquivar las definiciones ideológicas escudándose en que son secundarias para las preocupaciones de 'la gente' no hace más que reforzar su pertenencia." Quedan pocas semanas para las PASO. Por ahora, Massa admite que tiene un tercer puesto asegurado y que sería feliz con ganarle a De Narváez. En el fondo, sabe que no tiene más que el apoyo de la corporación mediática opositora y de algunos intendentes de laxas lealtades para pelearle en agosto a la lista del FPV, que encabeza Martín Insaurralde, aunque tendrá en la figura de Cristina Kirchner a la verdadera jefa de campaña. Su intención es instalarse. Hacer algún ruido. Las señales al establishment están lanzadas. En su lista Clarín está presente, también Techint y lo mismo el PRO. Con una ayudita de la Embajada, quién le dice, tal vez le alcance para triunfar sobre De Narváez. « La Corte, la AFIP y el papelón Que un titular de la Corte llame a los periodistas amigos, les pida que publiquen algo sin citarlo como fuente, consiga dos tapas que lo instalen como un perseguido del gobierno –que estaría apretándolo o extorsionándolo con la AFIP– no es de lo mejor, no es lo que podría esperarse del hombre que encabeza uno de los tres poderes del Estado, pero no deja de ser una picardía bastante frecuente entre la gente que sabe que tiene algún poder y lo ejerce para estas menudencias que, sin embargo, suponen muy trascendentes. Lo realmente grave de esta historia es que 24 horas después, sus pares (o una parte de ellos) saquen un comunicado elevando el rango de esa picardía a controversia institucional. El texto firmado por todos los integrantes de la Corte, salvo Carlos Fayt y Raúl Zaffaroni, pidiéndole explicaciones a la AFIP por la supuesta investigación tributaria contra Ricardo Lorenzetti va a pasar a los anales del papelón. Si faltaba algo para que los supremos confirmaran su corporativismo era esto: hacer público que los fastidia estar a mano de la AFIP como cualquier hijo de vecino. Ver pedir "la coronita" a los que deben velar por la igualdad ante la ley es demasiado. ¿Por qué no le pidieron a Echegaray que hiciera públicas las declaraciones juradas de todos sus integrantes y listo? No: hicieron un ofendido colectivo, tensaron más la cuerda con el Ejecutivo, pusieron nuevamente a la sociedad ante el abismo institucional de un conflicto de poderes, por la única razón de dos tapas, las de Clarín y La Nación, que decían algo inverosímil, soplado al oído de los editores por el propio involucrado. Sobre todo, cuando la primera empresa tiene un litigio a resolver en el máximo tribunal por la Ley de Medios y la segunda goza de una cautelar eterna para, precisamente, no pagar 280 millones de pesos que le adeuda a la AFIP. Nadie les pide que acierten, con no equivocarse tanto sobra. La vez pasada, cuando se amotinaron los jueces y camaristas de la aún más corporativa Asociación de Magistrados en defensa de "la caja", al menos Lorenzetti fue hasta la Casa Rosada y disimuló una amenaza de paro con argumentos sobre el dolor de cabeza que causaría que los fondos pasaran de la Corte al Consejo de la Magistratura para su administración, como reza el artículo 114 de la Constitución Nacional. No fue un apriete esa vez. Cristina Kirchner no toleraría eso. Fue, se supone, una manera elegante de pedir que la custodia del dinero judicial que recauda, precisamente, la AFIP, dependiente del Ejecutivo, quedara bajo la órbita del máximo tribunal como sucede hasta ahora, para no perjudicar el funcionamiento de todo el sistema judicial con un traspaso a las apuradas. Habrá sonado convincente Lorenzetti, porque esa ley que reglamentaba la exigencia del texto constitucional no formó parte del paquete de leyes enviadas al Congreso para democratizar la justicia. Después se comprobó que no sólo querían seguir con el manejo de la caja. Tampoco toleraban que la composición del Consejo de la Magistratura, un órgano político y no judicial, tuviese influencias derivadas del sufragio popular: jueces y abogados corporativos impidieron vía cautelares que se integraran otros profesionales. La misma Corte que lleva casi cuatro años sin analizar la Ley de Medios, demoró sólo dos días para decretar la inconstitucionalidad de una ley que les recortaba el privilegio absoluto de elegir a sus controladores dentro, y sólo dentro, de la familia judicial, sin injerencia de terceros extraños introducidos por mandato popular. Estuvo brillante Zaffaroni con su voto en contra: "Que no guste, no quiere decir que sea inconstitucional." Volviendo al tema de la caja, por suerte, Carlos Kunkel, diputado por el FPV, volvió las cosas a su lugar. Insistió con el proyecto original para que el dinero sea administrado por el Consejo y no por la Corte. La Nación tituló: "Más presión sobre la Corte: quieren sacarle el manejo de los fondos". Y en la bajada: "Kunkel presentó un proyecto para transferir esas facultades al Consejo de la Magistratura". Clarín tituló: "El oficialismo quiere sacarle a la Justicia el manejo de los fondos". Y en el copete: "Presentó un proyecto de ley que le quita a la Corte sus facultades presupuestarias". Ninguno de los dos diarios, en sus títulos y copetes, dijo que así lo exige la Carta Magna sancionada en 1994. Su artículo 114, en el inciso 3, dice: "Serán atribuciones del Consejo de la Magistratura: administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia." Es curioso: se informa como un ataque, una presión o un recorte el cumplimiento de la letra fiel de la Constitución Nacional, que hoy la propia Corte viola basada en la "agilidad y celeridad" que le proporciona tener el manejo de la caja a su arbitrio. ¿Qué hará la Corte si el proyecto se vota y se convierte en ley? ¿Declarará inconstitucional la Constitución? Ya lo hizo una vez, cuando resolvió que Carlos Fayt podía seguir siendo miembro pese a haber pasado con holgura el límite de edad establecido por los constituyentes. Podrían hacerlo de nuevo, claro. Tal vez nunca pase. Lo cierto es que el kirchnerismo logró algo impensado. Poner nerviosa a gente inteligente. Los supremos lo son. Pero quedaron atrapados en sus propias contradicciones e intereses corporativos, bajo un inmenso reflector que los ilumina mientras la sociedad los observa, tal y como se dejan ver. Bajaron del pedestal a una pelea terrenal que antes daban por fallos inextricables que pocos conocían. En breve, esta misma Corte se estará expidiendo por la constitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios. Debe resolver sobre el fallo de la Sala 1 de la Cámara en lo Civil y Comercial que le dio la razón a Clarín, contra la sentencia de un fiscal y un juez de primera instancia, un fiscal de segunda instancia y la procuradora general, y las intervenciones de la propia Corte que dijeron que no había un problema de libertad de expresión sino un pleito de carácter patrimonial. Hay un margen escaso, muy escaso para que el máximo tribunal, por enojado que esté con el gobierno, diga que la ley es inconstitucional en parte y mucho más exiguo, casi inimaginable, para decir que lo es en general. Si así lo hiciera, si la Corte dijera que la ley más democrática de los últimos 30 años de democracia, debatida en cientos de foros, en aplicación casi total, en cumplimiento de los pactos internacionales de Derechos Humanos, no es constitucional para el Grupo Clarín SA, la esperanza de una justicia independiente habrá sido sacrificada en el altar de los poderes fácticos. Si las leyes votadas en el Parlamento no pueden aplicarse porque la Corte lo impide, ¿lo que no está funcionando es el máximo tribunal? ¿O directamente es la Constitución? Qué pregunta. 30/06/13 Tiempo Argentino