domingo, 27 de octubre de 2013

Treinta y cinco líderes vigilados Por Roberto Montoya. Desde Madrid mundo@miradasalsur.com Merkel y otros 34 líderes mundiales fueron espiados por Estados Unidos

Angela Merkel está triste, ¿qué le pasa a la canciller alemana? Se siente decepcionada con Obama. “Espiar a los amigos es totalmente inaceptable”, dijo compungida. La nueva Dama de Hierro quedó sin habla cuando leyó en el último número del semanario Der Spiegel, un documentado informe en el que se revela que todas las llamadas y mensajes de texto realizados desde el sofisticado modelo de celular Nokia que utilizó durante años, eran controlados por los espías de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) de Estados Unidos y el resto de los Socios de los Cinco Ojos. Ése es el nombre con el que se autodenominan entre casa los países que componen Ukusa (Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda), y que destinan buena parte de los esfuerzos y millonarios recursos de sus respectivos servicios de Inteligencia a espiar y grabar a diario y procesar aleatoriamente las comunicaciones de millones de personas de todo el mundo. “Estados Unidos y Alemania hemos enterrado juntos a nuestros soldados muertos en Afganistán. No puede ser que nos tengamos que preocupar de que nuestros aliados nos espíen”, dijo ofendida la canciller. Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, aseguró que “Estados Unidos no espía ni espiará a la canciller Angela Merkel”, pero todos los medios europeos resaltaron que en su escueto mensaje habló del presente y el futuro, pero no desmintió sin embargo que la hubieran espiado en el pasado. En junio de este año, medios de comunicación de los cinco continentes se hicieron eco de alarmantes documentos probatorios del espionaje masivo del que son objeto millones de personas por parte de Ukusa, con la complicidad de servidores tan populares como Google, Skype, YouTube, AOL, Facebook y otros. Los periódicos The Washington Post, The Guardian y el semanario Der Spiegel comenzaron a publicar en aquel momento cientos de documentos aportados por un espía arrepentido, el estadounidense Edward Snowden. Según Gleen Greenwald, el periodista –también estadounidense– que ayudó a Snowden a divulgar esos valiosos informes, son cerca de 20.000 los documentos que le entregó el ex espía, por lo que el goteo de revelaciones puede arrojar todavía muchas sorpresas y durante mucho tiempo. ¿Qué es lo tan novedoso entonces en los documentos dados a conocer estos días para que el tema del espionaje masivo realizado con el programa Prism volviera a las primeras planas y terminara eclipsando la cumbre del jueves y viernes pasados entre los 28 mandatarios de la Unión Europa, convocada inicialmente para otros temas? Pues, que The Guardian y Der Spiegel revelaron nuevos documentos secretos en los que se prueba que el espionaje realizado a millones de personas incluyó los correos electrónicos personales y comunicaciones telefónicas no sólo de Angela Merkel, sino de al menos otros 34 mandatarios de todo el mundo. Ese es el gran cambio. A pesar de que en junio y julio pasados varios dirigentes de la Unión Europea alzaron su voz indignada por el espionaje, no adoptaron ninguna sanción ni medida especial frente a Estados Unidos y los otros miembros de los Cinco Ojos. Pero ahora todos están inquietos, inseguros. Son muchos los jefes de Estado que quieren saber si están entre esos 34 espiados y recapacitan preocupados sobre lo que pudieron decir desde sus celulares o escribir desde sus casillas personales de correo que les pudieran ser perjudiciales personalmente o para sus países. Se sabe que fueron cerca de 200 los pinchazos realizados de forma regular y durante años a distintos gobiernos, y seguramente el detalle se irá conociendo en las futuras entregas de Snowden y Greenwald. A pesar del hostigamiento lanzado por Washington contra el ex espía y su amigo periodista para acallar sus revelaciones –como ha hecho contra Julian Assange para frenar las filtraciones de WikiLeaks– parece imposible impedir la divulgación de esos documentos por parte de medios tan prestigiosos como el periódico británico The Guardian o el semanario alemán Der Spiegel. David Cameron, el conservador primer ministro británico, el único líder europeo que públicamente defiende la actuación de los Cinco Ojos –su país forma parte de esa comunidad–, ha acusado a los medios que están publicando los documentos de “ayudar al enemigo”. Y es que tanto Estados Unidos como Reino Unido siguen reivindicando su derecho a espiar como parte fundamental de la “guerra contra el terrorismo” y de su propia seguridad nacional. Para calmar a sus aliados europeos –varios gobiernos han convocado a los embajadores de Estados Unidos para pedir “explicaciones”–, el Departamento de Estado les ha prometido que “sólo se espiará lo necesario, no todo lo posible”. ¿Y quién decide qué es lo necesario? Pues, Estados Unidos, claro. A pesar de la gravedad del caso, de la cumbre de la UE no salió más que una tibia declaración de protesta ante Estados Unidos Tal como era de prever, se descartó de plano la propuesta del Parlamento Europeo para que se castigue a Estados Unidos congelando el acuerdo Swift de intercambio de datos sobre transferencias bancarias. Washington justificó que era fundamental para controlar la financiación del terrorismo internacional, pero hay pruebas de que la NSA y sus socios han utilizado esta vía también para fines comerciales y políticos. Estados Unidos saca buen partido también del acuerdo Safe Harbour (puerto seguro) que permite a cerca de 3.000 empresas estadounidenses tener valiosos datos de sus homólogas europeas y muchos tiemblan ahora de cómo afectará el espionaje masivo en las negociaciones iniciadas entre Europa y Estados Unidos para alcanzar un tratado de libre comercio trasatlántico. Europa, una vez más, agacha la cabeza ante el Imperio. 27/10/13 Miradas al Sur

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