lunes, 30 de septiembre de 2013

INDEC: "No hay una crisis de credibilidad, es un mito"

Ana María Edwin y Norberto Itzcovich son las máximas autoridades del INDEC. Entrevistados en exclusiva por Agencia Paco Urondo, respondieron a todo: inflación, las propuestas del massismo y los indicadores privados y provinciales. Agencia Paco Urondo: El candidato Sergio Massa pidió que exista un Índice de Precios al Consumidor (IPC) nacional ¿Por qué no hay un IPC nacional? Ana María Edwin: Es altamente llamativo que Massa desconozca que el INDEC está trabajando en el IPC nacional. Un candidato que se postula tiene el deber de prepararse. Hace más de un año que el INDEC está trabajando en un IPC nacional. Durante un año hemos llevado adelante -en todo el país- una encuesta de gastos e ingresos de hogares, tuvimos encuentros con más de 20 universidades nacionales, acuerdos de cooperación con la República Popular China, reuniones con universidades italianas y todas estas actividades han sido públicas. APU: El diario La Nación publicó que el nuevo índice del INDEC responde a presiones del FMI. AME: No, el nuevo índice nacional tiene que ver con un viejo anhelo de esta institución preexistente a nosotros. Hace varios años se pretendió llevar adelante un IPC similar y fue un desaguisado metodológico. Es una necesidad de la Nación porque, piense usted, que el IPC actual representa al aglomerado Gran Buenos Aires, o sea; la Capital Federal y los veinticuatro partidos del GBA. La mayoría de los países llevan adelante índices nacionales. No es una necesidad del FMI sino de los argentinos. APU: ¿Qué balance hace de la credibilidad alrededor del INDEC? AME: La supuesta falta de credibilidad del INDEC ha sido, desde 2007, una construcción de los medios de oposición. No hay una crisis de credibilidad, es un mito. Fíjese, cuando las noticias son buenas para los grandes multimedios, es decir desfavorables para la Nación, el INDEC no es cuestionado: si baja la construcción o el comercio exterior no es positivo, el INDEC es creíble. Pero claro, cuando el INDEC indica algo contrario a sus intereses, entonces el INDEC distorsiona. ¿En qué afirman que el INDEC no es creíble? Respecto del IPC del aglomerado GBA. ¿Y por qué? Por los intereses detrás del índice, el cual indexa a través del coeficiente de estabilización de referencia (CER) los bonos de la deuda soberana de la República. El IPC nunca tuvo demasiada importancia, ahora se convierte en un elemento estratégico al indexar la deuda argentina. Los multimedios y los consultores, que son simplemente empleados del capital financiero, necesitan garantizar negocios. Buscan confundir el IPC con la inflación porque si en Argentina hay una inflación altísima, lo que se está pidiendo es que haya una devaluación concomitante. Una devaluación implica volver al modelo del pasado, una Nación para pocos, para el capital financiero internacional y nacional y para empresas concentradas que tienen una posición muy importante en bonos de la deuda. Sin ir más lejos, el diario Clarín tenía inversiones muy fuertes en bonos y estaba asociado un 10% con Goldman Sachs. Esto se vincula también con los intereses de los fondos buitre. APU: Otro de los cuestionamientos es que algunas provincias dan un índice distinto al que propone el INDEC. Norberto Itzcovich: Les da un índice distinto porque miden cosas distintas, con metodologías distintas. La gran mayoría de las provincias miden lo que se llama técnicamente un “índice autoponderado”. Son índices muy viejos, de los ’80. Se tomaba una canasta de cien productos, cada uno pesaba un 1%. Así, algunas provincias -con las cuales comparan al INDEC- miden productos como kerosene, alcohol de quemar, leña, carbón, nafta común, una serie totalmente desactualizada. Por supuesto que da distinto porque la metodología es obsoleta. En otros casos, como ha salido publicado varias veces en Clarín, en San Luis el índice daba el doble que el del GBA (que releva el INDEC) y en la misma nota uno leía que había aumentado el transporte en la ciudad de San Luis, y eso explicaba casi todo el aumento de precios del índice puntano. ¡Por supuesto que va a dar distinto del GBA porque acá no medimos el transporte en San Luis! APU: ¿Y en el caso de las consultoras? NI: Las consultoras directamente miden muy mal. Tuvieron que contestar por escrito sus metodologías ante un requerimiento de la Secretaría de Comercio. Comercio pidió la opinión del INDEC como organismo competente para evaluar las respuestas y por escrito contestaron, por ejemplo, que miden en esparcimiento el alquiler de videos en Blockbuster cuando esa empresa había cerrado hace dos años; o miden como combustible la nafta común, que no se consigue más en CABA. La mayoría mide muy pocos productos en muy pocos lugares y solamente en CABA. ¿Qué metodología usan, según sus propios informes? Se sienta un empleado de la consultora, entra a dos o tres supermercados por internet a ver algunos productos y dicen que éso no sólo es un índice de precios al consumidor, sino que ésa es la inflación de la Argentina. Alguna contestó que no miden precios, que hacen evaluaciones de la inflación a través de variables macroeconómicas como la evolución del gasto público, el tipo de cambio, la tasa de interés. Todas esas cuestiones inconsistentes las toma la diputada Patricia Bullrich y afirma “éste es el IPC Congreso”. APU: ¿Esta construcción comunicacional sobre el INDEC alienta las expectativas inflacionarias? NI: Esa es la idea de la oposición. Las mentiras de los medios concentrados tienen mucha repercusión, pero a veces se les escapan cosas. Por ejemplo, hasta hace dos semanas Clarín medía todos los viernes un changuito de supermercado, iba siguiendo la evolución de precios y si vemos desde febrero -mes en el cual empezó el acuerdo de precios del Gobierno con los supermercados- hasta mayo, la medición da cero. Claro que en otros artículos se decía que el acuerdo no se cumple, que hay desabastecimiento, que igual aumentan los precios y otras mentiras. Entonces, al darles cero, cambiaron el chango. No hay un interés real en las metodologías. AME: Efectivamente, el objetivo es generar expectativas inflacionarias. Piense qué aconteció durante períodos hiperinflacionarios, el comportamiento que tienen, por ejemplo, los comerciantes: tratan de cubrirse para reponer la mercadería; por las dudas remarcan 20, 40, u 80%. Pero hay otra cuestión, independientemente de las exigencias de una devaluación, que tiene que ver con las tasas de interés. ¿Qué hace el sistema bancario? Incrementa las tasas de interés activas, incrementa el precio de un préstamo, pero no la tasa de los depósitos, de tu dinero. Incrementan el spread bancario, o sea la rentabilidad del sector financiero. Las consultoras lo dicen, los bancos la aplican. Este es otro de los beneficios subsidiarios de la supuesta inflación. APU: ¿Se está discutiendo el modelo al discutir inflación e INDEC? NI: Un tema que se viene es la competitividad y la productividad. Esto tiene que ver con los costos de las empresas, los cuales son determinados básicamente por dos vectores: energía y salarios. Con el tema de la energía, el gobierno nacionalizó YPF para que las empresas se provean de energía barata. Para tener mejores posibilidades de competir en el mundo. El otro modelo, en cambio, se basa en tener salarios baratos. Cuando se habla de devaluación también hay que ver cómo evolucionarán los salarios en cada uno de los modelos. Nuestro modelo busca que los trabajadores se lleven una porción cada vez más grande y mejore la distribución del ingreso, lo cual además realimenta el consumo y hace al círculo virtuoso de la economía. El otro modelo quiere justamente que los salarios no mejoren y que en, el mejor de los casos, acompañen al resto de los precios.

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